Entrevistas Derechos Humanos Militancia

"Somos un pueblo mucho más feliz"

Carlos Pisoni ocupó el cargo de Subsecretario de Promoción de Derechos Humanos de la Nación. Lo entrevistamos en el último tramo de la gestión kirchnerista. Hijo de militantes populares desaparecidos, miembro histórico de Hijos, peronista y kirchnerista, repasamos con él algunas de las transformaciones que vivimos a lo largo de aquellos años en el campo de los derechos humanos.

6 de Septiembre de 2015

Por Giselle Tepper. Fotos: Celeste Abrevaya.

El balcón del genocida Videla quedaba a seis pisos de distancia del asfalto de la Av. Cabildo al 600. Desde una grúa, Carlos Pisoni, como militante de H.I.J.O.S., le gritó frente al balcón al verdugo que tenía el beneficio de la prisión domiciliaria por la causa del plan sistemático de robo de bebés: “¡A vos, rata inmunda, te vinimos a escrachar!”. Faltaban pocos días para que se cumplieran los 30 años de aquel 24 de marzo de 1976. Ese escrache desde la grúa, seguramente, será uno de los recuerdos de su vida. Era el 18 de marzo del 2006 y el escrache seguía persiguiendo a los verdugos, esos que cuando Carlos tenía 37 días de edad, secuestraron y desaparecieron delante de él a su mamá Irene Bellocchio y su papá Rolando Pisoni, militantes de Montoneros, el 5 de agosto de 1977. Una vecina que eligió la solidaridad hizo que Carlos llegara a los brazos de su abuela Aurora Zucco de Bellocchio, luego integrante para siempre de Madres de Plaza de Mayo.

"Volvería a subir a esa grúa todas las veces que fuera necesario", dice Carlos, Carlitos para Aurora, Charly para sus compañeros y compañeras de militancia. Ese día fue uno de los escraches más numerosos en la convocatoria, organizado por la agrupación H.I.J.O.S. Ese grito no quedó aislado: la condena social fue acompañada por las políticas de Memoria, Verdad y Justicia de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner y el 22 de diciembre del 2010 Videla fue condenado a perpetua en cárcel común. Y así murió: condenado y preso. Como diría Rodolfo Walsh, "en el tacho de basura de la historia".

Con un pie en la grúa y con otro en su oficina, Carlos Pisoni es Subsecretario de Promoción de Derechos Humanos de la Nación. ¿Qué pasó entre ese Estado de impunidad ante el que se conformó H.I.J.O.S. en 1995 y él empezó a militar y el Estado de los últimos 12 años? No cambió él: cambió el Estado.



"Estamos viviendo el tiempo de los imposibles en nuestra región. A mí el Estado me despareció a mis viejos, me hizo exiliarme en España en los ochentas. Después, cuando terminé la secundaria, me encontré con que no había oportunidades para los jóvenes. Empecé a militar con ese Estado, que no daba respuestas políticas y llevaba a casi la mitad de la población por debajo de los índices de la pobreza. Veía cómo el Estado reprimía a compañeros de militancia. Eso es lo que nos tocó en el Estado conducido por distintos gobiernos. Pero después del 2003, cuando Néstor da ese discurso el 25 de mayo en la Cámara de Diputados, cuando nos convoca, nos propone un sueño y volver a tener esperanzas, era difícil empezar a confiar, porque veníamos de esa historia. Pero empezar a ver que las cosas que decía se hacían, nos devolvió la confianza. La historia empieza a cambiar, y a muchos de nosotros nos toca trabajar en el Estado y hacernos cargo", sostiene en su oficina, ubicada en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA).

El día en el que asumió su cargo en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en el 2013, el salón estuvo lleno de compañeros y compañeras: de Abuelas, Madres Y Padres de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, H.I.J.O.S., La Cámpora, y de otros tantos espacios de lucha en los que participó o con los que se vinculó. Todos fueron invitados, porque consideró que estaba asumiendo un cargo colectivo:

"Es un logro de los organismos de derechos humanos que seamos parte del Estado. De alguna manera, el kirchnerismo ha sabido darles lugar a los militantes que ahora son funcionarios y militantes. En lo que me toca a mí, por ejemplo, yo conozco lo que sufre un familiar de una víctima y sé cuáles son las políticas de derechos humanos que se reclaman desde distintos colectivos. Que hoy nosotros estemos ocupando lugares en el Estado, le da otro mirada", sostiene desde su escritorio, con una foto de Néstor a la izquierda, y en algún momento de la conversación dice que "el 25 de mayo del 2003 me hice kirchnerista".



Peronista orgulloso, kirchnerista convencido, defiende lo que piensa con lo que hace. Por eso, a quienes opinan que los militantes de La Cámpora que trabajan en el Estado nacional "son todos ñoquis", les responde con la crítica aguda de la mejor escuela de Cristina Fernández de Kirchner: ver en los intereses económicos los objetivos políticos. "Hay un sector de la sociedad que estigmatiza a los jóvenes. Es un sector mayoritariamente perteneciente a los grupos que siempre ostentaron el poder en la Argentina, un sector que a partir del 25 de mayo del 2003 comenzó a sentir que se le terminaba la impunidad. Se sentía impune para contratar a alguien y tenerlo en negro, o para explotar sexualmente a otra persona, o para negociar millones de pesos desde un grupo mediático, o para despedir a todos los trabajadores que quiera sin tener un costo político. Por eso, ese sector no está a favor de este momento histórico y la mejor forma de denostarlo es demonizando al proyecto, o ensuciando o manchando la investidura de los funcionarios. Lo vemos todos los días con tapas, semáforos rojos, entre otras cosas, que después es difícil de desarmar como operación política, porque las grandes corporaciones siguen teniendo poder en la Argentina. Conducir un gobierno no significa tener el poder. Nosotros estamos convencidos de que éste es el camino correcto: no nos importan las tapas de Clarín".

La ansiedad le mueve la pierna casi todo el tiempo, pero también lo mueven la militancia territorial y el fútbol bajo los colores de River y Argentina. Conoció el pañuelo blanco de las Madres en la misma casa en la que se crió con su abuela y empezó a marchar con su ella quizás antes de sentirse un militante. Al tiempo de los escraches a los genocidas le llegó el del Juicio y Castigo por la decisión histórica de un Presidente de la Nación de hacer de los reclamos populares políticas de Estado para terminar con la impunidad para los asesinos del pueblo. Esa misma Casa Rosada que lo había visto llegar a la Plaza de Mayo tantas veces a protestar con sus compañeros de H.I.J.O.S., una vez, la primera, le abrió a Charly sus puertas para lo que fue un abrazo:

"Después de la Marcha de la Resistencia del 8 de diciembre del 2003, los organismos le pedimos una reunión a Néstor. Esa fue la primera vez que entré a la Casa Rosada. Ese día Néstor nos recibió a todos, éramos como treinta. Después de la reunión vino Cristina y nos quedamos hablando con ella. Le pregunté sobre su hijo y si quería militar en H.I.J.O.S. Estuvimos hablando de eso y el encuentro se plasmó en esa foto (señala). Estábamos contentos, porque nunca habíamos entrado a la Casa Rosada". La foto fue una de las más históricas y felices: con Néstor, Cristina, compañeros de H.I.J.O.S., de Familiares y sobrevivientes. "Nunca habíamos imaginado estar ahí, en el corazón del poder político del país, cantando, saltando, con nuestros hijos, nuestras abuelas. Es una de las imágenes de lo que sucede hoy: la Casa Rosada no es de un grupito, sino del pueblo argentino".

Hubo otro hecho que seguramente entre en una línea de tiempo de su vida, además del escrache en grúa a Videla. Fue el escrache sorpresa al genocida de la ESMA Alfredo Astiz, quien en el año 2000 concurrió a Tribunales por un juicio civil por las declaraciones que le había hecho a una periodista. Ahí, con varios compañeros y compañeras de H.I.J.O.S., entre ellos el actual Secretario General de la Presidencia de la Nación, Eduardo Wado De Pedro, simulando ser estudiantes de Derecho, sorpresivamente se sacaron las camisas y mostraron las camisetas: "Cárcel al torturador". La remera de Charly hoy es parte de la vitrina de recuerdos de la casa de Familiares.

Una de las iniciativas de la gestión fue la conformación de una red sindical.

Los más de 12 años de kirchnerismo se plasman en las acciones de la Subsecretaría que dirige. En materia de derechos humanos, los avances más notorios los destaca en que "la temática sobre la que más se ha avanzado es la de Memoria, Verdad y Justicia, con la condena a los genocidas, la recuperación de la identidad de los nietos y nietas de las Abuelas de Plaza de Mayo, la recuperación de los sitios de memoria. También es una realidad que este gobierno se empezó a hacer cargo de un montón de políticas vinculadas a la violación de los derechos humanos en la actualidad, como el colectivo por la diversidad sexual, con leyes de vanguardia, como la de matrimonio igualitario, identidad de género y las familias diversas. Las deudas pendientes tienen que ver con la violencia institucional, porque todavía falta mucho, y con la trata de personas y la violencia de género".

Entre las iniciativas de la Subsecretaría, se destacan la Red Sindical de Derechos Humanos; el Programa Tenemos Memoria; el Programa de Promotores Territoriales de Derechos Humanos; la Red de Municipios comprometidos por tus derechos; la Escuela de derechos humanos, con sus cursos virtuales, talleres presenciales, posgrados y maestrías; el festival internacional de cine LGTBIQ "Asterisco", que ya tuvo dos ediciones; la promoción de los derechos vinculados a las personas afrodescendientes y las migrantes; la prevención del delito de la trata de personas y la violencia de género; y la difusión de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia.

Quienes gobiernan contra las mayorías se oponen que haya pueblos felices. Por eso, porque hechos históricos como los festejos del Bicentenario o iniciativas como la de Tecnópolis hacen que la cultura pueda ser motivo de alegría, también habla de eso:

"Fue mejorando la calidad de vida de los argentinos y argentinas: miles de personas salieron de la pobreza y otras tantas están resguardadas a través de planes sociales, que previenen la mortalidad infantil o la deserción escolar. Sin duda, todo eso, hace que un pueblo sea más feliz. La educación, el trabajo, el respeto por los derechos humanos. A mí me genera felicidad entrar a una carnicería y que estén los sectores más populares comprando carne, porque si esos compañeros y compañeras pueden hacerse un asado, es porque están viviendo un momento distinto. Hoy pueden comprar un pedazo de carne, cuando antes no podían comprar ni un paquete de arroz y tenían que ir a un comedor. Los que militamos es para que el pueblo sea feliz, yo creo que hoy somos un pueblo mucho más feliz que años atrás".

Promotores Territoriales de Derechos Humanos
El programa es una iniciativa de la Secretaría de Derechos Humanos y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, creada para promover la formación e inserción laboral de jóvenes de entre 18 y 24 años de distintas localidades del país. Reciben cuatro meses de formación sobre políticas de Memoria, Verdad y Justicia; violencia institucional; personas migrantes; género; diversidad sexual y lucha contra la trata de personas. Luego realizan una práctica laboral rentada en instituciones de promoción y defensa de los derechos humanos. El programa cuenta con más de 1000 jóvenes inscriptos, en 33 sedes que funcionan en 7 provincias y la Ciudad de Buenos Aires.

Promotores de derechos humanos esparcidos en los barrios populares.

Red Sindical de Derechos Humanos
Fue lanzada en el 15 de agosto de 2013 en la ciudad de Buenos Aires para promover una cultura de derechos humanos en el ámbito laboral y sindical, y una la valoración de la memoria histórica entendida como base para las transformaciones sociales y la formación de los trabajadores. Es fruto de un convenio entre la Secretaría de Derechos Humanos, la CGT y la CTA. Funciona en la Ciudad y Provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Chaco, Tucumán, Río Negro y Mendoza.

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