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Ganar la calle

Los últimos acontecimientos judiciales y políticos, más una conflictividad gremial y social creciente, en conjunto con la movilización popular que hoy se realizará en el centro porteño, hacen pensar un nuevo momento visagra de la historia nacional.

7 de Diciembre de 2017

Por Kranear

Nos levantamos con la noticia de que el brazo judicial del régimen de Cambiemos había dado un nuevo zarpazo. El más duro hasta ahora. Cristina procesada con prisión preventiva. Luis D'Elia y Carlos Zannini, detenidos en las sombras de las tres de la mañana. Oscar Parilli y el "Cuervo" Larroque, procesados e imposibilitados para salir del país. El motivo formal: la firma del Memorándum con Irán. Las razones reales: la persecución del kirchnerismo hasta doblegarlo, por odio y revancha, pero también para sacarse encima cualquier estorbo que les impida implementar el plan de negocios de Cambiemos.

Fue una mañana angustiante y alborotada. Todo el mundo buscando información y definiciones. En algún lugar había que poner tanta impotencia. Qué se hace, cómo se reacciona. No valen los argumentos lógicos ni los razonamientos. No corren. La causa que investiga Bonadío es un mamarracho jurídico. Ni un estudiante de primer año de derecho la defendería. Pero no importa. El hombre avanza, ordena detenciones de ex funcionarios, dirigentes políticos y sociales. Están presos sin juicio ni condena, como Julio De Vido, Amado Boudou. Es persecución pura. Ideológica. Con el aval de la prensa oficial.

Pero entonces apareció la senadora Cristina Fernández de Kirchner, para anunciar que a las 16.30 ofrecerá una conferencia de prensa. Un alivio ante tanto desconcierto. Lo hará como referente central de la fuerza política opositora al gobierno. De ese modo, el campo nacional y popular tendrá una brújula para las próximas horas. Mientras tanto, crece con la furia de un rio de lava, la convocatoria a la nueva edición de la Marcha de la Resistencia, que hasta ayer a la noche, tenía señales de acompañamiento pero poco entusiasmo.

La convocatoria de Hebe, y la Asociación Madres de Plaza de Mayo, vuelve a ser acertada. A caer en el momento indicado. Cuando está en juego todo.

Más despidos en la Administración Pública Nacional.

Aparte, arde la zona de la legislatura porteña. Y no por el calor que hoy azota el centro de la Ciudad, sino por el conflicto social y gremial, que está al rojo vivo. La seccional capital de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) tiene tomado el edificio del Ente Nacional de Comunicaciones, frente al palacio legislativo, ya que sus funcionarios anunciaron el despido de más de cien trabajadores. Entonces el sindicato copó la planta baja con militancia, bombos, trompetas, tablones con alimentos y bebidas, cartelería y banderas. Los funcionarios, por la noche, les habían pedido que levanten la toma para abrir una mesa de negociación. Ellos dijeron: no levantamos hasta que nos llamen a negociar. La reunión está anunciada para la tarde de hoy jueves.

Enfrente, en la puerta de la legislatura, los trabajadores de la Educación nucleados en UTE (Unión de los Trabajadores de la Educación), se manifiesta de modo masivo en contra de la intención inconsulta de Horacio Rodríguez Larreta de cerrar más de veinticinco institutos superiores de formación docente, para abrir una universidad que nadie pidió. Los acompañan dos docenas de centros de estudiantes.

La seccional Capital de ATE lucha en muchos frentes a la vez.

La última sesión ordinaria de la legislatura, en la que se tratará ese y otros tantos temas en los que se afectan derechos adquiridos (el cierre de la cooperativa del ex hospital israelita, por ejemplo), está atrasada. El bloque del FpV y otras fuerzas políticas de la oposición evaluaban no bajar al recinto dada la gravedad del escenario institucional nacional. Afuera del edificio suenan los bombos, los petardos y las voces roncas de los dirigentes que hablan en la radio abierta.

Los trabajadores de la Educación también dan pelea.

En un rato decenas de columnas comenzarán a enfilar hacia la Plaza de Mayo. Se esperan miles y miles de ciudadanos sueltos que no saben qué hacer con su indignación y que quieren vivir bajo un régimen democrático con el cumplimiento pleno de las garantías constitucionales, y no una pseudo dictadura en el que todos los días perdemos un derecho y se persigue y criminaliza a los que luchan en defensa de sus derechos.

No los consultan, denuncian.

Ganar la calle, como dicen las Madres, es quizá la mejor manera de dar pelea ante una avanzada neoliberal inédita, tanto por su ilegalidad, por su insaciable cuota de odio y revancha.

 

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