“Los partidos políticos siguen estando bajo la poronga”

La poeta Marina Mariasch, parte del Colectivo Ni una Menos, dice que por ahora no están dispuestas a someterse a ciertas reglas orgánicas, pero aclara: 'Nosotras nos definimos dentro del feminismo popular'.

Marina me citó en La Orquídea, el emblemático bar de la calle Corrientes, en pleno barrio porteño de Almagro. Entro y la encuentro ya sentada en una mesa diminuta, sumergida entre papeles que trajo para mí, documentos del Colectivo Ni Una Menos, genealogías de su conformación, reseñas de asambleas, borradores. Afuera llueve torrencialmente, pero la humedad y el calor no dan tregua. Antes de empezar, me pone en alerta y me explica que su hija menor está en ese mismo momento rindiendo Geografía en Marzo, que quiere dejar el celular prendido para recibir novedades de ella. A cada ratito el “cling” del WhatsApp la distrae unos segundos de la entrevista, se ríe con cierta vergüenza y me pide disculpas por no lograr “soltar” su rol de madre. Más adelante, con el grabador ya apagado, hablaremos precisamente sobre la difícil tarea de conciliar la vida laboral y la militancia, con la maternidad.


Arrancamos.


K: ¿Cómo se gestó el Paro Internacional de Mujeres?


M.M: Nosotras venimos haciendo estas manifestaciones masivas, que son las de Ni Una Menos, que tuvieron lugar en Junio del 2015 y 2016. Pero creo que el paro que hicimos en octubre pasado tuvo mucha relevancia. Esta fue una manifestación que un poco se articula con las demandas que vinculadas a la precarización de las mujeres en ámbitos que no solamente abarcan la violencia machista en lo sexual y en los femicidios, sino que se relacionan también con los ámbitos laborales, económicos, sociales y culturales. Esto es algo que venimos viendo desde que asume este gobierno neoliberal y que nos preocupa mucho: los despidos, la baja de los salarios, el proyecto de subir la edad jubilatoria, el nuevo decreto de política migratoria. Son muchas las medidas que afectan no solamente a las mujeres, pero sí es necesario decir que las mujeres estamos de por si en una situación de mayor vulnerabilidad y esto hace que muchas veces nos afecte más todavía.


A raíz de ese paro que le hicimos las mujeres a Macri con el apoyo de las centrales obreras, se empezó a gestar la idea de ir a un paro mundial el 8 de marzo, que se articuló con otras situaciones en el mundo, por ejemplo con las demandas de las hermanas latinoamericanas, o la movilización que hicieron las polacas a partir de que se quisieron endurecer las políticas de aborto en el país, y luego, en enero pasado, con la Women´s march en Estados Unidos frente a las políticas xenófobas y racistas de Trump.


Venimos trabajando en articulación, en principio con movimientos de países de la región, ya que muchas de las demandas son compartidas, también con otros países, sobre todo a través de las redes sociales que posibilitan la conexión global, además de encuentros que nos damos cuando podemos. Pero esto hay que decirlo: las marchas no se convocan en redes sociales. No son espontáneas, atrás de eso hay asambleas, reuniones.



K: ¿Por qué va a temblar la tierra el 8 de marzo?


M.M.: La tierra va a temblar porque las mujeres somos las que temblamos cuando vemos el sufrimiento de otras mujeres. Ese 8 de marzo las mujeres vamos a temblar llevando nuestra furia a las calles, convirtiendo esa furia en lucha. Somos muchas y estamos organizadas. Las calles del mundo van a ser tomadas por mujeres que van a hacer que la tierra se mueva.


K: ¿Cuáles son las principales reivindicaciones para el día del paro?


M.M.: Por un lado nosotras hicimos un llamamiento en enero en el que explicamos por qué vamos a parar. Tratamos de ser muy abarcativas, porque no llamamos a parar solamente por los femicidios, que son la forma más extrema de la violencia machista, sino también por las cuestiones que engloba esa violencia machista, que tienen que ver con las violencias laborales, el no reconocimiento de las tareas domésticas, entre otras cosas. Nos queremos libres y vivas, nos mueve el deseo. Queremos tener una vida buena, agradable, no se trata solo de estar reivindicando la posibilidad de no estar muertas, o de estar vivas sobreviviendo.


K: ¿Cómo está conformado hoy el Colectivo Ni una Menos y cómo es su mecanismo de toma de decisiones?


M.M.: Ni una Menos es una consigna que nos excede, que va mucho más allá de las que estamos organizadas dentro de este Colectivo, que somos un grupo de periodistas, intelectuales, escritoras, y militantes que nos juntamos como mínimo una vez por semana a organizarnos y a planificar las acciones, que además estamos en diálogo permanente, no en sentido figurado, sino literal, a un nivel a veces agotador. Nos dormimos discutiendo y nos despertamos discutiendo. Es una consigna que ha interpelado a muchos sectores de mujeres. Por otro lado, está el tema de cómo llegamos a las movilizaciones y a las asambleas. Antes de la última marcha, el 3 de junio, comenzamos a hacer asambleas abiertas, convocando a todas las organizaciones de mujeres, y también a mujeres independientes, sueltas, que se quieren acercar, para votar todas las decisiones, desde la logística de la marcha, la principal demanda que va a encabezar la marcha en la bandera de arrastre, quién la va a llevar, o el orden de las organizaciones (que es sorteado). En la comisión de Comunicaciones se definió cómo se iba a coordinar la comunicación, en la de Documento se confeccionó punto por punto el documento final que se leerá arriba del escenario. Todo eso fue consensuado con todas las organizaciones en asamblea. El de mujeres es un movimiento heterogéneo y tiene esa característica. Nosotras reconocemos el movimiento de mujeres no a partir de nuestra aparición en el mundo, sino desde una lucha que viene hace muchísimo tiempo con mujeres que nos preceden, que están en la campaña por el aborto libre seguro y gratuito, y muchísimas mujeres que hicieron esto posible. En estas heterogeneidades a veces es difícil generar consensos, pero después de mucha discusión los generamos porque son muchos los puntos de coincidencia también.


Si bien la marcha del 8 se viene haciendo históricamente, este paro va a tener una contundencia que tiene que ver un poco con el aumento espeluznante de los femicidios, que pasó de ser uno cada treinta horas a uno cada dieciocho. Esto es solo lo que sabemos, porque por supuesto después están todos los que no son denunciados o los que no llegan a los medios, y también con lo que hablábamos antes sobre cómo se precarizó la situación de las mujeres en este último periodo.

K: Ahí se presenta también la discusión de si el aumento está referido a la creciente visibilización de la problemática o si efectivamente se están cometiendo más femicidios.

M.M.: Sí, esa discusión está. Muchas personas están pensando en este asunto, y nosotras creemos en este punto que son un poco las dos cosas. También vimos, y creo que es temprano para realizar un diagnóstico, lo hemos hablado con Rita Segato que es una experta en esto, hay un recrudecimiento de la violencia, lo que ella llama la “pedaogía de la crueldad”. Hubo un aumento muy fuerte de la crueldad con este método de empalamiento que tiene como un tinte colonial, un método que se usaba en la época de la conquista. Últimamente lo vemos más asociado a este mecanismo de no atacar solamente a la mujer, sino también a sus familiares, el crimen vinculado. Un recrudecimiento que tiene que ver con la reacción de marcar territorio ante el avance del sujeto femenino o feminista.

K: En el documento del llamamiento al paro internacional de mujeres no se incorporó el reclamo por la libertad de Milagro Sala. ¿Por qué? ¿Hubo una discusión al respecto?

M.M.: Intentamos que el llamamiento fuera lo más abierto posible. Nosotras estamos abiertamente declaradas a favor de la liberación inmediata de Milagro Sala. Fuimos a visitarla a la cárcel, le hicimos una entrevista que salió en el diario Página/12. La idea fue no dar nombres propios, nos pronunciamos por las presas políticas en general. Desde ya que el apoyo a la liberación de Milagro es absoluto. Por otra parte, nosotras hicimos al comienzo algunas referencias a la Argentina, pero al ser un paro internacional, recibimos algunas críticas diciendo que el documento era muy localista. Hacer hincapié en una presa política argentina quitaba esa dimensión, por eso apelamos a las presas políticas en general, que hace alusión a otras mujeres que pueden estar en igual situación en otros lugares del mundo.

La conferencia de prensa del colectivo Ni una Menos se realizó el 3 de marzo en el Hotel Bauen.

K: ¿Cómo pensar un movimiento de liberación y ampliación de derechos sin anclarse o adherirse contundentemente a un proyecto político popular? Ni una Menos hoy no tiene un posicionamiento partidario, ¿eso es intencional en tanto estrategia? En esta línea, ¿cómo analizan ustedes una de las herramientas claves del feminismo, que es la interseccionalidad? En este caso, entre género y clase. Por otra parte, en el último paro de octubre Tinelli salió al aire, con todo lo que él representa, levantando el cartel de Ni una Menos, confluyendo en un mismo reclamo con voces como las de Myriam Bregman o Mayra Mendoza. ¿Cómo darle contenido político e ideológico a una consigna tan amplia que interpela a sectores masivos de nuestra sociedad? Especialmente teniendo en cuenta que el sentido común, hegemonizado por la derecha, tiende a recaer en demandas punitivistas. ¿Cómo resuelven la contención de esa masividad?

M.M.: Nosotras nos definimos, esto sin dudas y con claridad, dentro del feminismo popular. Probablemente por eso hubo una escisión, una diferencia con el grupo original de Ni una Menos, donde había otras personas que directamente decantaron y ya no forman parte del Colectivo. Respecto de la alianza partidista, o acercarnos a un partido, también lo pensamos y algunas afinidades están muy marcadas y eso no lo disimulamos. Es cierto que nosotras como Colectivo, si bien es un grupo muy chiquito, que seremos diez, no estamos todas en la misma línea, hay algunas más anarcas por ejemplo, pero sí desde ya nos identificamos todas dentro del campo popular. Cada una tiene sus militancias paralelas, pero no inscribimos el movimiento dentro de una corriente específica porque hay pequeñas diferencias entre nosotras que no terminamos de saldar, y que también hacen que sea más rico y más amplio. Por otro lado es cierto que los partidos políticos hoy siguen estando bajo la poronga. Entonces también inscribirnos en un partido es someternos a ciertas reglas orgánicas y nosotras por ahora creemos en el “sin marido, ni patrón”, ni jefe político ni nada por el estilo. Nuestra estructura es completamente horizontal.

Respecto de la amplitud de la consigna, es un tema es algo que puede tener su doble filo. Hay un peligro en la masividad y la confluencia de distintos sectores, que aparte confunden el tema de la violencia machista con la inseguridad o el encarcelamiento. Estamos haciendo un trabajo muy fino de aclarar permanentemente que nuestro fin no es punitivista. Por eso también estamos muy comprometidas e involucradas en el Frente por la Educación Sexual Integral (FESI), porque creemos firmemente que el cambio es cultural y desde la educación, no el encarcelamiento y cortarle la pinga a los machos.

K: Ahí volvemos al inicio de esta segunda parte de la entrevista. De la misma forma en que no podés pensar un proyecto popular que no levante las banderas del feminismo, ¿cómo pensar al feminismo dentro de un proyecto de exclusión?

M.M.: No puede haber compatibilidad. Es esto que vos me decías sobre la interseccionalidad entre el género y la clase, que es algo que está muy trabajado en nuestros escritos y en lo que nosotras pensamos. Si vos te planteás defender el proyecto feminista poniéndote la camiseta del macrismo, es una vergüenza.

author: Celeste Abrevaya

Celeste Abrevaya

Licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires, especialista en Políticas del Cuidado con perspectiva de género por CLACSO y Diplomada en Género y Movimientos feministas (FFyL).

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