Cultura Peronismo

Acerca de la gestión de Manguel en la Biblioteca Nacional

El autor de la nota era uno de los integrantes más destacados del Centro de Investigadores de la Biblioteca Nacional, por su vasto trabajo en relación al peronismo. Junto a otros cientos de trabajadores/as, hoy forma parte de la nómina de despedidos de la gestión de Cambiemos. En este artículo, ofrece datos y fundamentos sobre el accionar del ex director del organismo público y funcionario de Macri: Alberto Manguel.

7 de Agosto de 2018

Por Roberto Baschetti (Historiador, sociólogo e investigador)

En agosto de 2015 el Ministére de l’Éducation Nationale de L’Enseignement Supérieur et de la Recherche de la República Francesa mantuvo un entrevista con las autoridades de la Biblioteca Nacional de la República Argentina y la interesó para que enviara un representante calificado a exponer en el Concours externe de l’agregation du seconddegré-Sectionlanguesvivantesétrangeres: espagnol, a realizarse en enero de 2016.

Al figurar mi nombre en las obras recomendadas de lectura para dicho evento en el rubro Cono Sur y Argentina, el Dr. Horacio González (Argentina) y Madame Michéle Guillemont (Francia), estuvieron de acuerdo en que yo fuese la persona indicada. La temática a exponer giraba sobre la experiencia peronista en el gobierno (1946-1955) y en la oposición (décadas del ’60 y ’70).

De tal modo la Biblioteca Nacional se hacía cargo del pasaje de ida y vuelta en avión y los organizadores del coloquio tomaban a su cargo mi estadía en el país anfitrión (alojamiento, comida y transporte).

El cronograma de actividades que debía cumplir quedó fijado del siguiente modo:
1. Salida de Buenos Aires el domingo 17 de enero 2016 llegando al aeropuerto Roissy Charles de Gaulle al día siguiente.
2. Visita y conferencia en la Université de Lille del 18 al 19 de enero.
3. Conferencia en la Université de Rennes II el 20 de enero.
4. Conferencia en la Université de París IV-Sorbonne el 21 de enero.
5. Conferencia en la Ecole Normale Supérieure de París el 22 de enero.
6. Conferencia en la Université París Ouest-Nanterre el 23 de enero.
7. Partida de París el 23 de enero por la noche para llegar a Buenos Aires el 24 de enero.

Actividades tan continuas y apretadas en calendario como las presentes eliminan cualquier posibilidad de pensar en un viaje de placer y turismo. Iba en función oficial a desempeñar una tarea encomendada. La Biblioteca Nacional cumplió con la burocracia estatal de rigor, abriendo un expediente interno, designándome por escrito y elevando dicha designación a nuestro Ministerio de Cultura de Educación, en la persona de una amable asesora (Lucía Gutiérrez) de Jefatura de Gabinete, que recibió toda la documentación pertinente.

La llegada al Gobierno nacional de una alianza de tres partidos bajo el nombre de “Cambiemos”, a partir del 15 de diciembre de 2015, dio marcha atrás con todo lo acordado. Las nuevas autoridades de Cultura dejaron que el acuerdo se cayera de forma intencional.

Primero dijeron que todos los pasajes de avión acordados en la gestión anterior debían revisarse. Luego que el cambio de autoridades presentaba demoras que no permitían esa revisación y por último que la persona designada a tales efectos no tenía aún la firma registrada. Conclusión: la confirmación de mi partida, quedó enredada en una maraña burocrática (adrede) que terminó en una negación tácita e implícitaa poder viajar en los hechos.

Esto generó problemas, rispideces y asombro entre los franceses.

Al respecto, transcribo una esquela que Madame Guillemont –que habla perfectamente el español- poco después, en abril de 2016, envió en respuesta a una invitación para estar presente en un coloquio, que había recibido por parte del director del “Museo Casa de Ricardo Rojas”:

“Querido Mario Goloboff. Te agradezco sinceramente el ofrecimiento para el encuentro sobre Mateo Alemán previsto en los primeros días de septiembre (de 2016) en Buenos Aires. Por coherencia no lo acepto. En efecto, en diciembre del año pasado las nuevas autoridades del gobierno nacional y el Ministerio de Cultura pusieron fin –sin anunciarlo, sin dignarse a dar la menor explicación- al proyecto de conferencias de un especializado en archivos del Peronismo de la Biblioteca Nacional en el marco de la ‘question’ y de la ‘agrégation’ externa de español sobre el Cono Sur de los años ’70. Y esto a pesar de lo acordado desde agosto del año pasado entre el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional y las universidades de Lille 3, Sorbonne-París IV, Rennes, Nanterre y el ENS de París. Ocurrió todo esto a pesar de mis numerosos correos desde la institución a la que pertenezco. En la decisión que tomo, considero, evidentemente, los numerosos despidos actuales en la Biblioteca Nacional, llevados de una manera infame y el desguace de los servicios estatales”. Termina su esquela, con lo que parece un reproche al que la invitó o quizás una respuesta a ella misma: “No se puede ser ‘de gauche’ en Francia y acompañar, aunque de manera discreta, la política neoliberal macrista en Argentina. Saludos afectuosos…”. (Archivo de Roberto Baschetti).

Bien. Este fue el primer problema que tuve con la “Gestión Manguel”; la del escritor Alberto Manguel, en la Biblioteca Nacional.

Cambiemos despide trabajadores/as con el apoyo de las fuerzas de seguridad.

 

Despidos
Hay quien puede argumentar que el nuevo director recién se hizo cargo en junio/julio de 2016. Sin embargo hasta que llegó esa fecha, absolutamente todas las semanas y más de una o dos veces durante las mismas, enviaba ordenes por correo electrónico o video-conferencia a quien estaba a cargo del ejecutivo (una directora interina), la bibliotecaria Elsa Barber. Ordenes que ellacumplía, a rajatabla y al pie de la letra, como comentó a viva voz y más de una vez, al círculo de Jefes de Departamento que yo integraba.

Es decir que la responsabilidad de todo lo que sucedía también alcanzaba con creces y en primer lugar al señor Alberto Manguel.

El segundo inconveniente con las nuevas autoridades de la Casa ocurrió con los despidos de personal a los que se hace mención en las líneas transcriptas más arriba.

El 22 de marzo de 2016 echaron a 240 empleados pese a que habían negado esa nefasta posibilidad días antes. Se manejaron con la desprolijidad administrativa y la falta de sensibilidad manifiesta que luego se haría estilo, norma y sello del nuevo gobierno.

“Los rumores de despidos en la Biblioteca Nacional que circularon con fuerza en los últimos días, al punto de llamar la atención de un grupo de intelectuales con Beatriz Sarlo a la cabeza que enviaron una carta pública en defensa de la institución, se confirmaron ayer, con 240 telegramas firmados por la actual dirección. Los despidos afectaron diversas áreas (…) donde en los últimos años se organizaron muestras, conferencias, presentaciones, publicaciones y hasta conciertos. En estricto ‘off the record’, varias fuentes de la biblioteca contaron ayer a ‘La Nación’ que el perfil al que apuntaría Alberto Manguel, director designado que asumirá en julio próximo, tiene que ver más con lo técnico que con lo cultural.

En medio de escenas dramáticas que incluyeron llantos y gritos de indignación de los despedidos yde muchos de sus compañeros, durante todo el día, las autoridades llamaron por teléfono a cada uno de los 240 empleados para anunciarles su desvinculación. La tensión provocó desmayos y crisis de nervios, por lo que dos ambulancias tuvieron que acercarse al edificio de Agüero y Las Heras para asistir a los afectados, entre ellos la directora técnica bibliotecológica Elsa Rapetti, que fue retirada en silla de ruedas. Entre los cesanteados figuran su hijo y su nuera embarazada, contaron a ‘La Nación’ varios empleados. Hasta ElsaBarber, directora interina hasta que asuma Manguel, sufrió una ‘descompensación’ cuando el personal comenzó a exigir los nombres de quienes serían desvinculados. Desde las 9 sonaban los internos para notificar los despidos, que fueron anunciados por orden alfabético. Muchos empleados se fueron del edificio a la espera de que les llegara (o no) el anuncio. En la plaza seca que bordea la biblioteca, se vivieron las escenas más dramáticas: gente llorando, desconcertada, porque no entendían por qué los echaban” (Diario La Nación. 23/3/2016).

“Gente llorando, desconcertada….”. Doy fe.

El listado de despedidos no guardaba lógica alguna. Allí se amontonaban en su angustia, empleados con más de diez años de servicio, con otros que habían entrado poco tiempo atrás. Así mismo, gente trabajadora y cumplidora, con algunos “ñoquis” perfectamente conocidos e identificables, fáciles de individualizar y separar si se quería hacer un acto de estricta justicia. Mujeres embarazadas y otros trabajadores que eran sostén único de familia. Discapacitados pero aptos para un trabajo administrativo con jóvenes intelectuales –con carreras universitarias a punto de concluir- que habían conseguido su primer trabajo estatal luego de pasar con éxito una prueba de suficiencia por parte de la gestión anterior, aquella concluida en diciembre de 2015. Pibes que se habían puesto de novios o en pareja, y que se habían conocido en este ámbito de trabajo y ahora ambos estaban por ser despedidos y quedarse así, sin un solo ingreso económico. Todos estos seres, estas personas, estas almas, igualadas por el miedo a perder su trabajo.

Como jefe del Departamento de Canje y Donaciones encontré a algunos de quienes eran empleados a mi cargo en esa situación arbitraria de echarlos sin un motivo valedero.

Manguel y el ministro de Cultura, Pablo Avelluto, quién publicamente contó que su golpe de Estado preferido era el de 1955.

Un caso. Despidieron a la joven Lucía Cataldi porque hacía poco que había ingresado a trabajar en la Biblioteca Nacional. O sea que, según la mirada oficial, era sospechosa de haber sido favorecida con un nombramiento por parte de las autoridades salientes. La realidad era completamente distinta. Yo oportunamente, sugerí su contratación debido a que sus conocimientos exhaustivos de inglés (Traductora Pública Nacional) y de francés (vivió con sus padres de niña en París) me solucionaban un problema en mi Departamento. Hasta que ella entró, los libros escritos en inglés y francés, recibidos en carácter de donación por particulares que habían atesorado con el tiempo valiosas bibliotecas, no podían registrarse y disponerse a consideración de lectores e investigadores, porque no había una bibliotecaria con conocimientos profundos de ambos idiomas para llevar adelante ese trabajo específico. Con Cataldi pude ir revirtiendo esa carencia hasta que la echaron. Logré cambiar la decisión luego de explicar su “métier” y la reincorporaron a regañadientes.

Otro caso. Ernesto Facundo Pastrana, ingresado a la Biblioteca Nacional en marzo de 2009. Un joven que siempre desarrolló sus tareas con encomio y eficiencia, lo que le había permitido al momento del conflicto –también lo echaron- estar al frente del Departamento de Canje (bajo mi órbita); canje de publicaciones que la Biblioteca Nacional desarrollaba con exactamente 152 instituciones nacionales e internacionales. Es decir, la totalidad del trabajo desarrollado en esta área era resorte exclusivo de él, siempre con mi supervisación, y lo efectuaba en forma altamente satisfactoria.

Pastrana además era estudiante universitario por duplicado. Había finalizado con éxito su carrera de Periodismo y le faltaban tres materias para recibirse como Licenciado en Filosofía. También había publicado su primer libro de poesía “El cantar del Hombre Nuevo” con el cual se adjudicó el “Primer Premio en el XXXI Certamen Internacional de Poesía y Narrativa Breve-Homenaje a Oliverio Girondo 2015”. Si hago mención a estos logros personales es porque amalgaman y combinan perfectamente con la tarea que desarrollaba en Canje ya que como es de esperar, yo debía poner al frente del sector a una persona con una sólida cultura personal.

Cuando consulté las razones que esgrimieron para despedirlo nadie sabía porque y tímidamente esbozaron que la causa se debía a que “faltaba mucho”. Lógicamente, él faltaba lo necesario al tomarse los días por estudio que le correspondían por convenio laboral; es decir que esos días estaban justificados de antemano. Lo concreto es que pude torcer la obtusa decisión gerencial y fue reincorporado al poco tiempo gracias a la ayuda, también brindada, por sus compañeros agremiados en la Unión Personal de la Nación (UPCN).

Las protestas contra la política persecutoria de Manguel y Avelluto se repitieron en cada acto público de los funcionarios.

Ya que estoy con el tema gerencial no quiero olvidarme de un hecho grave que fue poco conocido o directamente soslayado, al no dársele la importancia y la gravedad que tuvo.

Con el gobierno de Cambiemos vinieron en la parte contable y administrativa dos funcionarios: Marcos Padilla y Gabriel Arancibia, que llevaron a cabo la tarea de “orden” y “racionalización” que comenzó con el despido de la gente ya comentado y la reacción de los damnificados por la medida. En ese contexto, fue patético ver a ambos personajes, en aquellos días de furia generada por sus propias decisiones, al terminar la jornada laboral y ya entrada la noche –se quedaban hasta tarde- , retirarse de la Biblioteca Nacional (en fila india, callados y subrepticiamente), custodiados por policías armados de civil que los depositaban en un coche con el motor en marcha que los esperaba afuera. Actuaban como un grupo de tareas. Se iban por el portón de la calle Austria, segundo subsuelo, por el mismo lugar donde todos los días cuando baja el sol se saca la basura y los descartables. Este procedimiento lo vi “in situ” ya que uno de mis depósitos de libros recibidos del exterior –y donde se hacía un primer expurgue elemental, seguido de clasificación y ordenamiento- estaba ubicado en esa línea de entrada y salida y yo también me quedaba después de hora para adelantar trabajo del día siguiente.

Es decir que no se falta a la verdad si se dice que con esta gestión y en aquella circunstancia apuntada, se avasalló con la fuerza bruta el sagrado ámbito cultural e intelectual que debe primar en nuestra Biblioteca Nacional. Allí, los libros no tienen nada que hacer al lado de armas de fuego.

Pero claro, estos oscuros administrativos escoltados hasta la salida, solo copiaban –sabiendo o ignorando- procedimientos que el propio Manguel ponía en práctica:

“Alberto Manguel comenzó a trabajar en la Biblioteca Nacional éste miércoles. Llegó con dos custodios de traje. El jueves y el viernes, subió la apuesta y fue con dos gendarmes de uniforme. Uno pasó el día en la puerta de la dirección, el otro en la entradaprincipal del edificio. Ambos llevaban el arma a lavista, colgada del cinturón. Los empleados más viejos dela casa recordaron que desde la dictadura que no se veían armas entre los bibliotecarios”. (Diario Página 12. Pirulo de tapa. 26/6/2016).

La resistencia
Dos meses antes –principios de abril de 2016- se dio a conocer una solicitada, donde más de 400 intelectuales del mundo respaldaban la tarea que había cumplido hasta el año anterior la Biblioteca Nacional y se inquietaban por los despidos (una cuarta parte del total de la planta) y el rol de Manguel en la coyuntura. Entre los firmantes que nunca recibieron respuesta del interpelado, estaban: el Premio Nobel de Literatura John Maxwell Coetzee, Elena Poniatowska, Paco Ignacio Taibo, Alain Badiou y Marc Augé. Del mismo modo, Jacques Ranciere, Toni Negri, Diana Quatrocchi-Woisson, Luisa Futoransky, Miguel Ángel Estrella, Jorge Alemán y Roberto Fernández Retamar, entre tantos otros notables. Todos ellos dejaron claro que:

“Los despidos son parte de una política de restricción de las tareas del Estado. Para la Biblioteca Nacional esto significa el menoscabo de sus oficios y de su misión. El daño causado a la cultura y a la vida institucional puede ser enorme (…) Queremos manifestarnos en favor de la Biblioteca Nacional y sus tareas de preservación, estímulo a la producción cultural, custodia de la memoria impresa y libertad de pensamiento, desafíos que no puede asumir sin sus trabajadores (…) La Biblioteca Nacional ha sido gravemente castigada por el gobierno argentino”. (Diario Página 12. 6/4/2016).

Para los y las funcionarias de Cambiemos, todo es un negocio.

Paralelamente a estos acontecimientos, Alberto Manguel fue invitado por las autoridades de la Feria del Libro a dar el discurso inaugural a la misma en su nueva edición anual 2018. El 21 de abril, en tanto hablaba para un público selecto y europeizante, fascinado por este intelectual que vivió tantos años en el “primer mundo”; un conjunto de artistas, académicos, profesores, docentes y trabajadores de la cultura mostraban carteles en contra de los despidos arbitrarios y con consignas que lo denunciaban a futuro: “No a la Biblioteca offshore”, “La Biblioteca Nacional no es un negocio”. Manguel en ningún momento reaccionó, pero lamentablemente el grueso de nuestra sociedad de intelectuales, tampoco.

Uno de los concurrentes a la protesta dijo en relación al impertérrito ejecutivo entrante:

“No hay forma de hacerte cargo de un organismo si no te hacés cargo de sus trabajadores, ya sea para despedirlos o para negar esos despidos”.(Diario Página 12. 22/4/2016).

Así es como este argentino por accidente, que vivió en Israel hasta los 7 años, luego se nacionalizó canadiense.

“Me enamoré de Canadá, cuando conocí ese país porque por primera vez vi que la democracia era posible. Había vivido en la Argentina del primer gobierno de Perón, en la Francia de 1968, en los últimos años de la dictadura de Franco; Canadá me mostró que la democracia no pertenecía a la literatura fantástica”.(Diario La Nación. 30/4/2016).

En la misma nota periodística, que firma Hugo Beccacece en el matutino de los Mitre, puede leerse:

“Sobre la Argentina se le preguntó a Manguel que le diría a su familia y a sus amigos acerca del país cuando regresara a Canadá. Y este contestó con rica ambigüedad: Les diré que la Argentina tiene los mejores ñoquis del mundo”.(Diario La Nación. 30/4/2016).

Manguel fue designado a fines de 2015. Algún colaborador suyo dejó una cartita pegada en los ascensores de la Biblioteca Nacional deseándoles a todos y desde el más allá, un feliz Año Nuevo. Recién asumió su cargo físicamente en junio del año siguiente.

Mi situación personal
Lo que sigue, lo que voy a contar ahora, es mi relación personal con el nuevo director de la Biblioteca Nacional.

Tuvimos un par de charlas en su despacho. La primera común a cada uno de los Jefes de Departamento que iban de uno en uno a hacerse conocer. A contar sobre lo actuado hasta el presente y a escuchar de su propia palabra las directivas por venir. Conmigo fue aséptico y distante, pero amable y respetuoso a la vez. Creo que le sorprendió saber que yo había entrado a trabajar a la Biblioteca Nacional en la primavera del año 1993 y que hasta ese presente había sido titular del Departamento de Canje y Donaciones,durante más de veinte años. Un legajo intachable avalaba mi accionar al frente del sector a mi cargo, que comenzó solamente como Canje, luego sumó el rubro Donaciones y más tarde Depósito Legal y hasta algunas adquisiciones puntuales. Es decir, las diferentes autoridades que pasaron por la institución en todos esos años confiaron en mí y me sumaron responsabilidades y reconocimientos.

Baschetti es uno de los investigadores más importantes de nuestro país. Crédito foto: Revista Zoom.

Manguel, me dijo de tener una segunda reunión a la semana siguiente. Me fui con la idea de que algo diferente iba a pasar. En su rostro enigmático que yo vi parecido por su mirada al de Paul Singer, el de los fondos buitres, imaginé que lo que estaba por venir no era precisamente rutinario.

Nos juntamos nuevamente. Ya estábamos en el mes de julio de 2016. Sin muchos preámbulos de su parte me dijo que me quería en otro sector de la Biblioteca Nacional ya que sabía de mis escritos, mis libros, mis charlas y conferencias y fundamentalmente de mis investigaciones sobre la historia nacional contemporánea en general y sobre el peronismo en particular. Implícitamente el ofrecimiento llevaba aparejado que dejara libre el cargo que ostentaba hasta la fecha. Rápida y mentalmente me hice una composición de lugar. Su oferta era también una decisión que él ya había tomado. No me cabía ninguna duda al respecto. Por otro lado yo sabía que venían tiempos nuevos en la Biblioteca Nacional y que mi manera de actuar al frente del sector a mi cargo, en cuanto a políticas institucionales a implementar, iba a chocar más temprano que tarde con esta gestión de CEOS que tenían una mirada totalmente monetaria de la cosa pública y de su administración cultural. También me dije que tantos años al frente del área acarreaban en mí, un inevitable desgaste que sería más pronunciado en poco tiempo. Y por último reflexioné, que el nuevo director tenía toda la autoridad y el derecho a cambiar lo que creía conveniente y necesario.

Acepté el cambio de funciones. Pasaba a ser investigador de la Biblioteca Nacional. Con propiedad, el cargo era Investigador sobre el Peronismo en la Biblioteca Nacional. Nada descabellado si se tiene en cuenta que esa doctrina e ideología nacional y popular cumplía 70 años ininterrumpidos en la vida social y política argentina a partir de su nacimiento, el 17 de octubre de 1945.

Entendible la puesta en funciones, si se sabe que permanentemente acudían a la Biblioteca Nacional, estudiantes, investigadores e historiadores buscando material sobre Peronismo y eran remitidos a mi oficina del cuarto piso, por los referencistas y consultores bibliotecarios empleados en nuestra institución, que conocían acerca de mi especialidad histórica. En tal sentido, pocos saben que luego de la Revolución Mexicana acaecida a fines de la primera década del siglo XX, el segundo tema más tratado para confeccionar tesis de grado en relación a América latina, a nivel mundial, es el Peronismo. El escritor y colega Daniel Sorín –también investigador de Biblioteca Nacional- recuperó, clasificó y me hizo llegar 38 trabajos de ese tipo en solamente un mes de búsqueda.

También pensaba que el cargo a ocupar era coherente con el reconocimiento ocurrido un 20 de agosto de 2008:

Honorable Cámara de Diputados de la Nación. “Declarar de interés de la Honorable Cámara la obra del escritor e investigador Roberto Baschetti, por su aporte a la recuperación de la memoria histórica”. Número de expediente 2330-D-2008 del 15/05/2008. Proyecto aprobado por resolución el 20/08/2008.

Y que se condice con este otro logro, recibido con posterioridad, el 3 de diciembre de 2015:
“El historiador, escritor, sociólogo e investigador Roberto Baschetti” recibe el reconocimiento como Personalidad Destacada de la Ciudad de Buenos Aires, “por su aporte a la recuperación de la memoria histórica y política de nuestro país”. (Fue otorgado por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires).

En esa misma charla de aceptación que tuve con Manguel me pasó algo que en el momento no calibré en toda su dimensión. Llevaba conmigo un recorte del diario platense “El Día”, de fecha 14 de agosto de 1952. El título de la nota era “Se despidió del Jefe del Estado el embajador argentino en Israel” y la misma estaba acompañada por una foto donde estaban sonrientes y tomados del brazo, Juan Perón y Pablo Manguel. Este último, padre de los hermanos Alberto y Juan Domingo Manguel, era un fervoroso peronista, que iba a abrir y hacerse cargo diplomáticamente de la embajada argentina en Tel Aviv, ya que nuestro presidente había reconocido al Estado judío rápidamente al independizarse del colonialismo británico.

Alberto Manguel, desconocía la existencia de esa nota que le mostré. Se la dejé de recuerdo. Para mí, con tener una fotocopia de la misma me bastaba y sobraba. Él miró fijo el recorte de papel con la figura de su padre, mantuvo silencio por segundos y luego con voz entrecortada y ceremoniosa a la vez, en tanto doblaba y guardaba aquel pequeño trozo de diario, me dijo: “Yo conocí a Eva Perón”.

Imaginé el prolegómeno de una situación a relatar que echara luz sobre algún hecho desconocido de la vida de ella. Algo que él lo hubiera vivido o que su padre le hubiese contado posteriormente.

Hay que recordar que la primera dama argentina de aquella época se había reunido en Buenos Aires, el 4 de abril de 1951, nada menos que con el Ministro Plenipotenciario de Israel (Jacobo Tsur) y con Golda Meir, luego dama de hierro de aquel Estado. O tener presente que una parte importante de la comunidad judía en la Argentina de aquellos años, durante el gobierno peronista, precisamente por iniciativa de Pablo Manguel, había conformado la Organización Israelita Argentina (OIA), el 20 de agosto de 1948, llevando como aditamento “Agrupación Peronista”, como manera de expresar la satisfacción de millares de trabajadores judíos y descendientes de judíos en nuestro territorio nacional que se sentían representados por las conquistas sociales del primer peronismo, tomando así distancia dela organización judía oficial, más proclive a un juego acomodaticio con los gobiernos de turno.

Pero mi expectativa al relato por venir, dejó rápidamente paso a la incredulidad. Así fue que Manguel hijo me contó que era muy pequeño y que justo al pasar por la puerta de su hogar del lado de adentro (o sea que ya estaba en su casa jugando y correteando), escuchó que tocaban el timbre y se abalanzó a abrir aunque tenía prohibido hacerlo por obvias razones de seguridad. Su sorpresa, mayúscula, fue que se encontró cara a cara con una mujer que le preguntó si estaba su madre y pasó. Era Evita.

Me dijo entonces que “esa mujer” solía irse con su madre de compras inclusive al interior o exterior de nuestro país y no volvían por días. Eso, solamente eso, expresó. La mujer más importante que dio la historia argentina en más de 200 años de existencia, reducida a esa anécdota banal. Parece que al autor de “Una historia natural de la curiosidad” precisamente, no le quedó registrada la misma en algún pliegue de su mente. Sobre todo teniendo en cuenta que fue esa misma mujer quien le brindó derechos civiles,como el voto,a todas las argentinas, que luchó a brazo partido contra la oligarquía vernácula, que marcó a fuego a traidores y obsecuentes de su propio partido, que creó y organizó la mayor fundación de obra social que existió en estas tierras, que pasó a la historia como el mayor mito popular, y fue y es venerada y santificada por los pobres, marginados y humildes de nuestra patria, hasta hoy en día. Eso sin agregar, que una generación de jóvenes revolucionarios en los años ’70, la levantó como ejemplo de entrega y lucha contra el sistema de dominación reinante en aquella época.

En 2017, Baschetti presentó uno de sus últimos trabajos en el Instituto Patria.

Vuelvo a la reunión que tuvimos ambos. A su fin, Manguel me acompañó hasta la puerta de su despacho, llamó a su secretaria y le ordenó armar una entrevista para la semana siguiente, nuevamente entre nosotros dos y a la que debía sumarse el Licenciado Roberto Casazza a cargo por entonces del equipo de investigadores de la Biblioteca Nacional. La idea era darle un marco institucional dentro de una normativa vigente a mis nuevas funciones y asegurar la logística del caso (nuevo habitat, computadora, escritorio, teléfono, etc.)

Pasaron una semana, diez días, veinte, dos meses. Y nunca se llevó a cabo la reunión. Cuando llamaba por el interno a Dirección para saber que ocurría, la secretaria siempre tenía un argumento a mano. Decidí no llamar más. Y queda claro que aquella reunión tripartita que debía llevarse a cabo con el Director nunca se hizo debido a la falta de voluntad manifiesta por parte de este.

Gracias a la responsabilidad –no exenta de bondad- de la gerente bibliotecaria Elsa Rapetti (ya citada anteriormente) y de su excelente equipo de colaboradoras a cargo, que obviamente me conocían de décadas atrás, pude instalarme en un escritorio del sexto piso y comenzar mi tarea investigativa sobre el peronismo en soledad absoluta. A través de un memo que nunca me contestó, le hice saber al Director que líneas de trabajo e investigación sobre el tema iba a llevar adelante. Paralelamente a esta tarea, comencé y finalicé otra. De forma minuciosa y ordenada expliqué, interioricé y allané cualquier inconveniente que pudiera surgir en su tarea, a la persona que me iba a reemplazar en la jefatura de Canje y Donaciones, una licenciada contratada de afuera por la nueva gestión (Mónica Gluck). Ella y el propio Director (de manera casual, me lo crucé en un ascensor del edificio) me agradecieron la predisposición y buena voluntad que puse de manifiesto en esa tarea, labor que yo consideraba me correspondía realizar con total responsabilidad y ética de mí parte.

Al poco tiempo otro desgraciado hecho a nivel nacional y que tuvo repercusión en todo el país también dejó un sabor desagradable en la Biblioteca Nacional.

El 1° de agosto de 2017, el joven artesano Santiago Maldonado sumó su voz y su acción defendiendo al milenario pueblo mapuche de la agresión que las grandes corporaciones multinacionales hacen sobre sus escuálidos poblados, sus ricas tierras y sus creencias ancestrales en nuestra patria. Se había cortado la ruta para llamar la atención de los medios. La respuesta de la Gendarmería Nacional fue desalojarlos de allí y entrar con pistolas y escopetas a la zona donde por ley no pueden hacerlo. De resultas de ello los resistentes fueron perseguidos hasta la orilla del Río Chubut, sito a una distancia de 80 kilómetros de la ciudad sureña de Esquel. Allí se perdió todo rastro de Maldonado. Había fundadas sospechas de que había sido secuestrado con vida y “desaparecido” por las fuerzas militares. Una gran parte de la sociedad argentina se mostró sensible y preocupada por la suerte del muchacho. La historia de 30 mil compatriotas secuestrados y desaparecidos por la última dictadura cívico-militar que padecimos (1976-1983), sobrevolaba sobre el imaginario colectivo con muchísima fuerza. Millones de argentinos se movilizaron bajo la consigna “¿Dónde está Santiago Maldonado?”.

Los delegados gremiales de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) en la Biblioteca Nacional, colocaron una pancarta de considerables dimensiones, con esa frase, en el quinto piso donde funciona la Sala de Lectores y arriban los visitantes en busca de textos y libros. Una acción solidaria y humana más, de las miles que huboen pos del objetivo de recuperarlo con vida.

Inmensa fue la sorpresa de los empleados del organismo estatal y circunstanciales lectores, cuando el señor Marcos Padilla “hombre del riñón” de Alberto Manguel como se desprende de lo relatado hasta ahora, se apersonó en el lugar con un par de trabajadores de maestranza del organismo e hizo retirar y destruir el cartel de marras. Hasta el día de hoy el episodio Santiago Maldonado está en veremos. Luego de estar el cuerpo del muchacho sin aparecer durante 78 días, apareció sin vida en un bajo del río donde presumiblemente se ahogó, pero que había sido revisado más de una vez antes, sin resultados positivos. Pasado un año del hecho, el juez que lleva la causa no cambio la carátula de la causa, pese a la presión gubernamental (sigue como “desaparición forzada”), menos que menos cerró la misma aún y hay fundadas sospechas de serias irregularidades en la investigación de lo sucedido al darse a conocer lo que asevera un nuevo perito.

Pero el verdadero mazazo me vino de golpe, sin aviso previo, como suele suceder en estos casos. El mismo día (20 de octubre de 2016) que por la noche, en un salón de actos porteño, yo recibía en reconocimiento, el Premio a la Cultura Arturo Jauretche, simbolizado en un busto mediano de madera y bronce, con la efigie de dicho pensador nacional; antes, por la tarde, en la gerencia administrativa de la Biblioteca, y en la persona de Gabriel Arancibia, me comunicaban que habían dispuesto mi pase a jubilación obligatoria.

Solamente habían pasado tres meses del ofrecimiento que en persona me había efectuado Alberto Manguely yo había aceptado. ¿Cinismo, burocracia estatal, desacoples directivos, improvisación, grieta política? Nunca sabré la respuesta exacta. Lo concreto es que un mes más tarde, el 24 de noviembre de 2016, llegaba un telegrama a casa remitido desde Agüero 2502. Conmociona cuando se lee: “Se lo intima para que inicie el trámite jubilatorio…”. Desilusiona, decepciona definitivamente ver, que la única parte manuscrita del telegrama está reservada a la firma –puño y letra- de “Alberto Manguel. Director. Biblioteca Nacional”.
Hay gente que escribe lindo pero vuela bajito.

La portada de uno de los tantos trabajos editoriales que realizó Baschetti sobre la obsesión de su vida: el peronismo.

Post scriptum
Hoy ya estoy en mi casa definitivamente, jubilado, y sigo trabajando en mi especialidad investigativa, dando charlas y conferencias. Ayudando a jóvenes investigadores a buscar material histórico.

En el mes de julio de 2018 se hizo pública la renuncia al cargo que ostentaba Manguel en la Biblioteca Nacional. Invocó razones de salud. También creo que pensó que era mejor -precisamente para “su salud”-, tomar distancia de Mauricio Macri (que lo nombró en el cargo), al transitarahora éste gobierno, una debacle total y siendo abiertamente monitoreado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se sabe, ordenará despidos masivos en la función pública. Manguel no quiere quedar “pegado” a esa mala experiencia por segunda vez. Pero ya es tarde.

Pasará a la historia, por haber sido el Director de la Biblioteca Nacional, bajo un gobierno derechista, oligárquico y antipopular que en todas y cada una de sus medidas ha beneficiado solamente a ricos y poderosos. Un gobierno que para mayo de este año (2018), desde su llegada en diciembre de 2015, tomó deuda por casi 143 mil millones de dólares y en el mismo período facilitó la fuga de 88 mil millones de dólares. Y sigue creciendo. Actualmente la cifra de esa deuda ya está en 160 mil millones de dólares; en dos años de su gobierno la subió un 35%. Y todo este desaguisado económico –armado a propósito- lo pagarán una vez más nuestros hijos y nuestros nietos.

Y en lo que a la gestión bibliotecaria de Alberto Manguel se refiere, basta releer lo que la periodista Silvina Friera dio a conocer oportunamente:

“Hay algunos escritores que tempranamente comprenden la expresión ‘hacer buena letra’, actuar en forma adecuada de cara al mundo, a fin de hacer méritos y lograr, paso a paso, siempre bajo la sombra de la relación que mantuvo con Jorge Luis Borges –de quien fue lector varias veces a la semana entre 1964 y 1968-, posicionarse en la vidriera de los que pugnan por conquistar un puñado de premios considerados prestigiosos. La Biblioteca Nacional Mariano Moreno, el cargo que aceptó, aunque tardó más de seis meses en asumir y nunca se hizo responsable de los trabajadores despedidos, es un escalón más en ese camino (…) De los méritos que hizo como funcionario de gobierno de Cambiemos nada se escribe en los grandes medios de comunicación internacionales. Todo se resume a una escueta línea: que ha sido nombrado director de la Biblioteca Nacional en diciembre de 2015, el mismo cargo que desempeñó Borges desde 1955 a 1973. La política de ajuste y despidos que Manguel avaló desde la distancia, antes de asumir, o el hecho de celebrar que los privados, filántropos o fundaciones compren manuscritos o bibliotecas para donarlos a la Biblioteca, cuando el esfuerzo principal tiene que realizarlo el Estado, seestrella contra la tentativa de preservar una imagen de autor sin mácula”. (Diario Página 12. 30/5/2017).

Súmesele a este diagnóstico, una construcción totalmente innecesaria en el tercer piso de la Biblioteca Nacional -propiciada por Manguel- donde ordenó levantar entre otros, su propio despacho y el de su asesor económico Marcos Padilla. (Estando los existentes para ambos cargos hasta ese momento en perfectas condiciones de uso). Se gastaron 15 millones de pesos (535.714 dólares estadounidenses). Oficinas que vale recordar aún no se terminaron de pagar y el Director –la suya- ya la abandonó definitivamente.Inaudito. Pienso en todo lo que se puede hacer con esa cifra, si hubiera sido direccionada a las necesidades bibliotecarias concretas que perduran.

Y ya que estamos hablando de dinero, ahora Manguel, seguramente podrá ocupar parte de su tiempo en solucionar el conflicto que desde hace varios años tiene con las autoridades fiscales francesas que le reclaman cuantiosos impuestos nunca pagados en su mansión de la bucólica Mondion-Chatelleraultdans la Vienne, en donde preservasu valiosa biblioteca con más de 30.000 textos.

A continuación, va un listado completo de mis antecedentes laborales y de los libros editados de mi autoría hasta el día de la fecha. Con el único fin de ilustrar a quienes leerán esta nota y no saben de mi trayectoria.

2016. Julio. Integrante del Centro de Investigadores de la Biblioteca Nacional. (Experto en Peronismo).
2015. Octubre. Curador de la muestra “La incesante publicística. Folletos del primer Peronismo (1945-1955)” en la Biblioteca Nacional.
2014. Octubre. Fundador e integrante de la Editorial Jironesdemivida.
2012. Elegido por sus pares historiadores, para ser Integrante de la Comisión Asesora del Cuerpo Académico del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano “Manuel Dorrego”.
2010-2011. Integrante del equipo de producción de Nueva Dirección de Cultura-Equipos de Difusión para la muestra “Homenaje al Pensamiento y al Compromiso Nacional” desplegada en el Palais de Glace en marzo de 2011.
2010. Productor del archivo digital del Centro de Documentación de la Memoria y la Identidad Peronista auspiciado por la Secretaría de Cultura del Partido Justicialista de la Ciudad de Buenos Aires.
2009. Mayo. Curador de la muestra “Libros, signos y calles. De 1955 al Cordobazo” exhibida en los jardines de la Biblioteca Nacional de la República Argentina.
2005. Junio. Curador de la muestra “Evita. Una vida. Una historia. Un mito”, exhibida por el Gobierno de Chubut en la ciudad de Rawson.
2004. Octubre. A cargo del texto-guía museológico para una muestra sobre Eva Perón en Los Angeles, EE.UU. a pedido del “Museo Evita” de Capital Federal.
2003. Mayo. Curador de la muestra “Evita. Una vida. Una historia. Un mito”, exhibida por la Biblioteca Nacional en la ciudad de Rio Gallegos, provincia de Santa Cruz.
2003. Mayo. Asesor socio-histórico de la muestra “Homenaje a Leopoldo Marechal. El ascenso por la belleza” en la Biblioteca Nacional.
2003. Abril. A cargo del nuevo Departamento de “Adquisiciones e Intercambio Bibliotecario” en la Biblioteca Nacional.
2003. Abril. Curador de la muestra “Malvinas y la Unidad Iberoamericana” organizada por la Biblioteca Nacional y la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur.
2003. Curador de la mega muestra “Evita. Una vida. Una historia. Un mito” organizada por la Biblioteca Nacional, durante los meses de enero y febrero en Mar del Plata; en marzo en la ciudad de San Juan, abril en Rufino, provincia de Santa Fe y en mayo en la localidad sureña de Santa Cruz.
2002. Curador de la muestra “Dorrego: una pasión argentina” organizada por la Biblioteca Nacional y el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”.
2002. Curador de la mega muestra “Evita. Una vida. Una historia. Un mito” organizada por la Biblioteca Nacional en el mes de julio y luego llevada a Corrientes y Rosario, en los meses de octubre y noviembre, respectivamente.
2001. Co/Curador de la exposición “Arturo Frondizi. 1428 días de desarrollo en democracia” organizada por la Fundación Centro de Estudios Presidente Arturo Frondizi y la Biblioteca Nacional.
2001. Jurado del concurso de cuentos denominado “Cuentos para leer en el subte” organizado por Metrovías y la Biblioteca Nacional.
2000. Jurado de la “Primera Olimpíada Nacional de Lectura”, organizada por el Ministerio de Educación de la Nación, la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares y la Biblioteca Nacional.
1998 - 2001. Integrante Fundador y Director del C.I.BI.NA. (Centro de Investigaciones de la Biblioteca Nacional)
1998 – 2000. Coordinador de Servicios de la Plaza del Lector – Biblioteca Nacional.
1997 – 1999. Investigador del Instituto Nacional Juan Domingo Perón de Estudios e Investigaciones Históricas, Sociales y Políticas.
1997. Integrante de la Comisión Peronista de Homenaje al Che Guevara.
1995. Muestra sobre Rodolfo Walsh en la Biblioteca Nacional bajo mi responsabilidad. Libros, revistas y objetos se exponen en vitrinas con tal motivo. Inauguración: 24-3-95
1994 – 1998. Jefe del Servicio de Canje y Donaciones de la Biblioteca Nacional.
1993. Fundador e Integrante del Servicio de Canje y Donaciones de la Biblioteca Nacional.
1991 – 1992. Coordinador de textos y datos estadísticos en las enciclopedias de Editorial Oriente.
1990 – 1992. Coordinador de catálogos temáticos sobre esoterismo y astrología en una editorial especializada
1989 – 1990. Asesor de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares. (CONABIP).
1972 – 1978. Integrante del Departamento de Relaciones Públicas de la Editorial Universitaria de Buenos Aires. (EUDEBA).

Libros Editados de mi Autoría
2017. Eva Perón. Acción de gobierno y mito popular. BsAs. Jironesdemivida, 231 págs.
2016. Peronistas que estudian. De los libros de lectura a la lectura de la realidad. BsAs. Jironesdemivida, 245 págs.
2015. Documentos 1978-1980. Del Mundial a la contraofensiva. Vol. I. La Plata. De la Campana, 224 págs.
2015. Documentos 1978-1980. Del Mundial a la contraofensiva. Vol. II. La Plata. De la Campana, 256 págs.
2015. La incesante publicística. Folletos del Primer Peronismo (1945-1955). CABA. Biblioteca Nacional. Catálogo. 184 págs.
2015. La plaza de Perón. Testimonios del 45. CABA. Ediciones Capiango/Peronismo Militante, 302 págs.
2015. Mujeres son las nuestras. Fotografías inéditas 1946-1983. BsAs. Jironesdemivida, 182 págs. (En colaboración con Nora Patrich y Facundo Carman).
2015. Mundo Peronista. BsAs. Jironesdemivida, 170 págs. (En colaboración con Carlos Piñeiro Iñiguez).
2015. Tercer Mundo y Tercera Posición. Desde sus orígenes hasta nuestros días. BsAs. Jironesdemivida, 724 págs.
2014. Francisco “Paco” Urondo. De la poesía al combate. Neuquén. Educo (Editorial Universitaria de la Universidad Nacional del Comahue), 180 págs.
2013. La violencia oligárquica antiperonista entre 1951 y 1964. Su consecuencia directa.BsAs. Corregidor, 173 págs.
2013. Lo que el viento (no) se llevó. Efémeras, volantes y panfletos peronistas (1945-1983).BsAs. Pueblo Heredero, 187 págs.
2012. El alma de la patria. El peronismo y su lucha revolucionaria. Neuquén. Educo – Editorial Universitaria. Universidad Nacional del Comahue, 439 págs.
2011. Documentos 1976-1977. Volumen II. “Resistir es vencer”. La Plata. De la Campana, 320 págs.
2009. La clase obrera peronista. Vol. 1. La Plata. De la Campana, 320 págs.
2009. La clase obrera peronista. Vol. 2. La Plata. De la Campana, 256 págs.
2009. 49. La Constitución. BsAs. Biblioteca Nacional de la República Argentina, 36 págs. (Sobre la Constitución Nacional de 1949, a 60 años de su promulgación).
2008. Juan Domingo Perón. Índice bibliográfico. Obras completas. BsAs. Fundación Pro Universidad de la Producción y del Trabajo – Fundación universidad a Distancia “Hernandarias”, 364 págs.
2007. Presencia textual del peronismo. BsAs. Ediciones Biblioteca Nacional, 79 págs.
2007. Indización de la revista “Hechos e Ideas”.BsAs. Ediciones Biblioteca Nacional, 182 págs.
2007. La memoria de los de abajo. Hombres y mujeres del peronismo revolucionario 1945-2007. Vol. 1. La Plata. De la Campana, 352 págs.
2007. La memoria de los de abajo. Hombres y mujeres del peronismo revolucionario 1945-2007. Vol. 2. La Plata. De la Campana, 352 págs.
2004. Documentos 1970-1973. Vol. I. De la guerrilla peronista al gobierno popular. La Plata. De la Campana, 319 págs. (Primera reimpresión en dos tomos)
2001. Documentos 1976-1977. Golpe militar y resistencia popular. La Plata. De la Campana, 445 págs.
2001. Borges textual. Textos polémicos. Buenos Aires. Sudestada. 16 págs.
2000. Campana de palo. Antología de poemas, relatos y canciones de 35 años de lucha 1955 – 1990. La Plata. Editorial de la Campana, 255 págs.
1999. Documentos 1973 – 1976. Vol. II. De la ruptura al golpe. La Plata. Editorial de la Campana, 603 págs.
1999. John William Cooke: una historia de vida y lucha. Págs. 12-26 en “Cooke, de vuelta. (El gran descartado de la historia argentina)”. Miguel Mazzeo (comp). BsAs. Ediciones La Rosa Blindada.
1998. Documentos de la resistencia peronista, 1955 – 1970. La Plata. Editorial de la Campana, 739 págs. (Reedición ampliada).
1997. De Perón al Che. Encuentros y desencuentros entre el peronismo y la izquierda: 1945 – 1967. Págs. 241-281 en “Che el argentino”. M.J. Gaggero y otros. Bs.As. Ediciones de mano en mano.
1996. Documentos 1973 – 1976. Vol. I. De Cámpora a la ruptura. La Plata. Editorial de la Campana, 694 págs.
1995. Documentos 1970-1973. De la guerrilla peronista al gobierno popular. La Plata. Editorial de la Campana, 639 págs.
1994. Rodolfo Walsh, vivo. BsAs. Ediciones de la Flor, 390 págs.
1988. Documentos de la resistencia peronista 1955 – 1970. BsAs. Puntosur, 446 págs.

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