Cultura Musikero

Setenta años en el inconciente colectivo

Carlos Alberto García Moreno es una parte fundamental del patrimonio cultural argentino. Con motivo de su cumpleaños, vale la pena repasar alguno de los puntos más relevantes de su vida y carrera artística, que arranca a los 13 años cuando se recibe de profesor de piano y solfeo.

Lo primero que escuché de Carlos Alberto García Moreno fue Sui Géneris, su primer banda, pero empecé por la última obra del dúo: “Adiós Sui Generis” (en realidad es el anteúltimo disco, ya que editaron “Sinfonía para adolescentes”, 25 años después), un disco doble, grabado en vivo en el Estadio Luna Park los días 5 y 6 de septiembre de 1975. Lo tenía en formato cassette: uno de tapa azul y el otro, amarilla.

Tener dos hermanos más grandes (uno era Pop y el otro Rock) me hizo descubrir muchísima música. Gracias a Pop llegué no solo a Charly, a The Beatles también y a Fito Páez entre otros, como a Madonna. A Charly también lo tenía muy presente en mi vida cotidiana porque mi padre se la pasaba diciendo que el músico era hermano mío, por la coincidencia en el apellido, pero que lo había echado de casa por “loco”.

Charly ha sido un verdugo de su propio pasado y un sobreviviente de sí mismo.

“De niño nunca me dio trabajo”, llegó a decir Carmen Moreno, su madre. La misma que por años se arrepintió de ese viaje que junto a su marido Carlos García Lange hicieran a Europa y dejaran al pequeño Carlitos al cuidado de su abuela materna y el sequito de niñeras y mucamas que la familia tenía en el Petit Hotel de la calle Moreno 65, en Caballito. Carlitos extrañó tanto a sus padres que le agarró vitíligo, un problema de pigmentación en la piel, provocado por la crisis nerviosa que le generó el desarraigo materno. Aquellas manchas blancas en el lado derecho, que tantos dolores de cabeza les produjo a sus padres, años después darían origen a su característico bigote bicolor. Siempre fue muy sensible, dijo alguna vez su madre Carmen.

A Charly le siguieron tres hermanos más: Enrique, Daniel y Josi (quien creó y produjo importantes ciclos de música para la televisión como La Cueva, Rocanrol y Volver Rock, convirtiéndose, junto a su hermano Daniel, en una importante difusora del rock nacional y documentando los más relevantes sucesos relacionados con su crecimiento. Enrique falleció tras un accidente de autos).

A los 13 años, en el conservatorio Thiband Piazzini, ya se había recibido de profesor de piano, teoría y solfeo, y con un promedio altísimo. Una profesora de inglés lo empezó a llamar “Charly”, y la transformación del niño que había nacido para la música ya empezaba a ponerse en marcha. Su profesora de piano lo había entrenado y disciplinado para ser concertista, pero con la irrupción de The Beatles, cambiaría todo para siempre.

Sin lugar a dudas la consagración de Charly García llegaría con Sui Generis. Por medio de la figura de Pierre Bayona -Pierre, el vitricida, la canción de Los Redondos está inspirada en aquel manager- logró en el 72 que Billy Bond, que por entonces era el productor artístico del sello Microfón, les tomara una prueba.

Sui Generis tuvo un parate tras el paso obligado de Charly por el Servicio Militar. Su madre Carmen le consiguió anfetaminas para que pudiera provocar fácilmente las palpitaciones y simular un problema cardiaco, pero cuando el efecto de las pastillas comenzaba a bajar, Charly sentía que se moría. Un día se recostó en la cama, buscó papel y lápiz y en diez minutos escribió la letra de “Canción para mi muerte”. Finalmente, consiguió la baja del servicio militar un mes y medio después, cuando se le ocurrió pasear por el Casino de Oficiales un cadáver arriba de una camilla, le diagnosticaron “neurosis histérica, personalidad esquizoide”.

"Único en su tipo" es el significado de Sui Generis en latín. El grupo fue mutando hasta llegar finalmente a dúo. Nito Mestre se encantaría de la voz, la guitarra y la flauta. Y Charly de la voz, piano, teclados, guitarra. Por la banda también pasarían músicos de la talla de Rinaldo Rafanelli, David Lebon y Claudio Gabis, entre otros.

El resto es historia conocida, Sui Generis se consolidó como uno de los grupos más importantes en la historia del rock argentino, con tres discos en su primera etapa: “Vida” (72) “Confesiones de invierno” (73) y “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones” (74). Tras algunas reuniones efímeras, en el 2000 editaron “Sinfonía para adolescentes”.

El 7 de diciembre de aquel año, Sui Generis volvió a presentarse en vivo con un show multitudinario la cancha de Boca, en el que tocaron más de 40 canciones, con invitados como Gustavo Cerati, Fito Páez, León Gieco, Mercedes Sosa y Pedro Aznar.

Después de aquel concierto, realizaron una gira por Uruguay, Montevideo y Santiago de Chile y los Estados Unidos. En enero de 2001, el dúo regresó a Buenos Aires y realizaron un show gratuito en Parque Sarmiento ante 150.000 personas (estuve ahí).

Tras la disolución de Sui Generis en el 75, Charly García emprendió un nuevo proyecto, en el que introdujo la novedad de contar con dos tecladistas simultáneos en escena. La banda en cuestión se llamaría: “La máquina de hacer pájaros”. Este grupo, como dijo Charly, pretendía ser “el Yes del subdesarrollo”. Se le reconocen influencias de Genesis, Camel, Pink Floyd, Focus, Steely Dan y Yes, por supuesto. Tuvo una escasa aceptación del público argentino durante su época de actividad —inicios de la dictadura de 1976-1983— y no fue hasta unos años después que alcanzó un verdadero reconocimiento.

Charly tenía todavía muchísimo más para dar. Y eso que ya había compuesto acaso de las mejores canciones del rock local. La dictadura cívico-militar estaba en su apogeo, y Charly y David Lebón se fueron a Búzios, Brasil, en 1978.

«...Cuando lo vi a Pedro pelar el bajo, se me cayó la mandíbula hasta la rodilla. Pensé: este pibe es muy bueno, es casi mejor que yo», decía en tono de broma David Lebón en una nota de Clarín del 3 de mayo de 1992. Pedro Aznar ni dudo la propuesta de Charly para incorporarse a la banda que se estaba formando en Brasil.

Luego se les uniría Oscar Moro, quien había sido baterista de La Máquina de Hacer Pájaros y, antes, del legendario grupo Los Gatos.

Serú Giran ya estaba listo para salir a las canchas, y romperla toda. Apodados «los Beatles criollos», Serú es el grupo que quedará seguramente en la mente de los más grandecitos como la “Súperbanda”, la que se bancó la dictadura y que les cantó en la cara y ellos ni cuenta se dieron. Con récords de ventas y espectadores, el grupo consiguió fusionar varios estilos, para alcanzar un sonido muy particular, característico de esa transición entre décadas.

La voz de David Lebon todavía hoy en día me sigue emocionando cuando lo escucho en “Parado en el medio de la vida” o en “Seminare”. Lo mismo que Pedro Aznar y su bajo, que te incrusta las notas en el corazón.

Charly produjo una obra que atraviesa por lo menos tres generaciones.


Oscar Moro falleció el 11 de julio de 2006, a los 58 años de edad, luego de formar parte de varias de las bandas de rock más importantes de la historia del país, como Los Gatos, Serú Girán y Riff, Moro fue un baterista versátil, que abordó numerosos géneros y estilos.


No hay desperdicios en la discografía de Serú: Serú Girán (1978), La grasa de las capitales (1979), Bicicleta (1980), Peperina (1981) y Serú '92(1992).

Charly García seguía en estado de gracia. Llega su etapa solista y la más prolífera sin dudas. En una trilogía consagratoria, editó: Yendo de la cama al living (1982), Clics modernos (1983) y Piano bar (1984), para convertir a Charly García en una figura aún más grande de lo que ya era.

Le siguieron otros discos igual de importantes y que han quedado en el inconsciente colectivo de todas y todos. Aunque hay que decirle debido a sus excesos, los últimos trabajos ya no tuvieron la repercusión de los primeros: Parte de la religión (1987), Cómo conseguir chicas (1989), Filosofía barata y zapatos de goma (1990), La hija de la lágrima (1994), Say no More (1996), El aguante (1998), Influencia (2002), Rock and Roll YO (2003), Kill Gil (2010), Random (2017).

Charly García inventó eso de ser una “estrella de rock”. Una vez contó que mientras él paseaba en limusina, en la Argentina desaparecían personas. En sus canciones reflejó momentos muy duros del país. Siempre tuvo la sutileza de decir lo que pensaba y criticar al poder de turno sin que propios y extraños se diesen cuenta. Me causa gracias escuchar canciones de músicos jóvenes de hoy en día decir que se fuman un porro y creen que eso es ser rebelde. Charly escribió desde “Alicia en el país”, hasta “Dinosaurios”, pasando por “Botas locas” o “Juan represión”, sin olvidar “Señor tijeras”, “Juan Mercado”, siempre poniendo el foco en la realidad del país.

Charly se fotografió con todos los mandatarios de la era democrática. Le puso el brazalete de “Say no more” al ex presidente Menem cuando fue a tocar a la Quinta de Olivos, un show que quedaría plasmado en el disco “Charly & Charly en vivo en Olivos”. Llegó a decir que no confiaba en Mauricio Macri porque brinda con agua. Y sobre Cristina afirmó que “no soy kirchnerista, pero Cristina me cae bien”.

García pasó por muchas comisarias, espacios de rehabilitación y clínicas psiquiátricas, aparte de dar un inolvidable salto al vacío desde un noveno piso en un hotel de Mendoza. Hasta que el ángel Ramón “Palito” Ortega se le cruzó por su camino y lo ayudó a mejorar su calidad de vida.

Tenemos Charly para rato.

Acá va la guía definitiva de sus mejores setenta canciones:

1) Inconsciente colectivo

2) Viernes 3 AM

3) Los dinosaurios

4) Yendo de la cama al living

5) Canción para mi muerte

6) Desarma y sangra

7) Nos siguen pegando abajo

8) Eiti-Leda

9) Promesas sobre el bidet

10) Rezo por vos

11) Confesiones de invierno

12) Cuando me empiece a quedar solo

13) Canción de Alicia en el país

14) No llores por mí, Argentina

15) El fantasma de Canterville

16) Demoliendo hoteles

17) Rasguña las piedras

18) Cerca de la revolución

19) Yo no quiero volverme tan loco

20) Pasajera en trance

21) No soy un extraño

22) Natalio Ruiz, el hombrecito del sombrero gris

23) No bombardeen Buenos Aires

24) Buscando un símbolo de paz

25) No me veras en el subte

26) Hablando a tu corazón

27) Seminare

28) Como mata el viento norte

29) Cinema verité

30) Hipercandombe

31) La grasa de las capitales

32) Tu vicio

33) Tango en segunda

34) No te dejes desanimar

35) Filosofía barata y zapatos de goma

36) No me dejan salir

37) Ojos de videotape

38) No voy en tren

39) Fanky

40) Para quien canto yo entonces

41) Raros peinado nuevos

42) Ah, te vi entre las luces

43) San francisco y el lobo

44) Quizás, porque

45) Perro andaluz

46) Instituciones

47) Cuchillos

48) Mientras miro las nuevas olas

49) Piano bar

50) Chipi Chipi

51) Por probar el vino y el agua salada

52) Bancate ese defecto

53) Peperina

54) El show de los muertos

55) No te animas a despegar

56) Siempre podes olvidar

57) Loco, ¿no te sobra una moneda?

58) Lunes otra vez

59) De mi

60) Asesíname

61) La sal no sala

62) Tú amor

63) Aprendizaje

64) Rap del exilio

65) Parte de la religión

66) Como me gustaría ser negro

67) Botas locas

68) Superhéroes

69) Solo un poquito no más

70) Estaba en llama cuando me acosté

author: Rodrigo García

Rodrigo García

Periodista especializado en Cultura y Rock Argentino.

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