La noticia cuenta que la Policía Bonaerense detuvo a un poderoso dirigente sindical y político de la zona sur del conurbano, acusado de encabezar una red de prostitución infantil. Se trata de Daniel Zisuela, concejal del Frente Renovador (FR) y secretario general del sindicato de los Gastronómicos en el distrito, que aparte presidió del club Argentino de Quilmes. La investigación está a cargo de la Unidad Fiscal N° 1 de Berazategui y el Juzgado de Garantías N° 4.

Lo que no cuenta la noticia es que este hombre de 56 años, que hasta estas horas presidía el bloque del FR, y que estaba cumpliendo su segundo mandato luego de ingresar al Consejo en 2013, simboliza o representa una de las tantas alianzas espurias que la política cierra para llevar agua para su molino, ya sean votos, contratos o la posibilidad de seguir ampliando la red de alianzas.

La Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA) está a cargo, hace muchos años, y con mano de fierro, del caudillo Luis Barrionuevo, que entre otros pergaminos, hace solo unos meses, fue el encargado de encabezar la intervención del Partido Justicialista por supuestas irregularidades que nunca fueron comprobadas, y que tuvo todos los condimentos de la clásica operación política y judicial de Cambiemos para amedrentar y domesticar a la oposición. Es también, por supuesto, el marido de una de las referentes del Frente Renovador: Graciela Camaño.

La imagen pública de Sergio Massa, líder del FR, dista mucho de la del sindicalista y concejal ahora detenido y señalado por el dedo moral de todos los medios de comunicación. El primero viste traje y corbata, está peinado por un estilista y entrenado por un equipo interdisciplinario para moverse como pez en el agua en los estudios de televisión, en los encuentros de las cámaras empresarias y los cócteles de las embajadas. El otro, en cambio, se come las eses, tiene vínculos estrechos con la runfla del distrito, maneja personalmente sus negocios delictivos, y no necesita asesores para moverse con toda la naturalidad del mundo por la tribuna de un club del ascenso o el quincho o salón de actos de la quinta del sindicato.

Eso sí: ambos viven en costosísimas propiedades y tienen una enorme fortuna. Pero no solo eso: forman parte del mismo espacio político. Zisuela era el jefe del bloque del FR, y no uno más. Aparte es el referente del sindicato de los gastronómicos en toda la zona sur del conurbano. Podemos presuponer como muy improbable que el bien predispuesto y siempre preocupado por la salud republicana y las buenas costumbres, Sergio Massa, no supiese quién es este hombre, cuáles eran sus actividades, antecedentes, relaciones, ya que tributa a su fuerza política desde hace cinco años. Lo mismo podemos decir de Barrionuevo, aunque el ex candidato a gobernador de Catamarca, y quemador serial de urnas, en realidad se parece y mucho a su compañero de sindicato.

El FR, rápido de reflejos, se despegó del acusado de prostituir a menores de edad, y le soltó la mano. Los grandes medios de comunicación replicaron la noticia casi de inmediato, sin ofrecer otra información que la policial. Tampoco publicaron grandilocuentes columnas de opinión, claro. ¿Qué hubiese sucedido si el edil bonaerense fuese un aliado del kirchnerismo? Nos lo podemos imaginar. Con mucho menos, e incluso con noticias falsas, el Partido Mediático ha causado un daño por ahora irreversible.

Y otra pregunta: ¿Es probable que un legislador o legisladora del campo nacional y popular, en cualquier municipio del país, sea un delincuente con las características de Zisuela, o del intendente de Paraná, Entre Ríos, de Cambiemos, acusado de narcotráfico? Puede ser, sí. Debe haber alguno/a a lo largo de la historia. Pero es bastante retorcida la posibilidad, ya que en general los hombres y mujeres están atravesados por una serie de valores que nada tienen que con la comisión de delitos en beneficio personal (otro tema son los llamados “casos de corrupción”) y sí con la militancia política a lo largo de toda la vida a favor de un ideario que pregona un país más libre y más justo.

La construcción del sistema de alianzas, dependiendo de la fuerza política, y del tiempo histórico, tiene unos u otros límites. Para el massismo, el límite es Cristina Kirchner, a la que desde hace varios años intentan endilgarle delitos por ahora incomprobables, “el populismo”, “el pasado”, “la corrupción”, pero no un hombre que maneja una red de prostitución infantil, o la regional de un sindicato conducido por otro delincuente mayor -y al que probablemente haya tenido que tributar, como corresponder en toda estructura mafiosa y piramidal-, y que vive en una mansión fastuosa, no por haber trabajado por un salario mínimo en una confitería, sino por estar al frente de una asociación ilícita que recauda millones de pesos vaya a saber uno desde hace cuánto tempo.

Las alianzas se realizan por convicción, conveniencia o ambas. En el caso del FR, parece ser que solo lo hicieron por conveniencia. ¿Pagarán un costo político ante la sociedad?