Hace unos días se terminaron de disputar las finales de los Juegos Nacionales Evita 2017, bajo una preocupante novedad que transforma su sentido original, ya que se decidió el desdoblamiento de las finales, que se disputaron en tres fechas y escenarios diferentes.
La primera de ellas fue la modalidad convencional, realizada en Mar del Plata desde el 9 al 14 de octubre. La competencia de los adultos tuvo lugar en la provincia de San Juan a mediados de noviembre, mientras que la de atletas adaptados terminó hace unos días.Esta modalidad ya fue ensayada el año pasado cuando los adultos disputaron la parte final en la provincia de Córdoba.
En la edición convencional disputada este año en Mar del Plata, el secretario de Deportes, Carlos Mac Allister, sostuvo que se trató de “los mejores Juegos Nacionales Evita de la historia”. En los planes de la Secretaría está continuar con la idea de descentralizar las finales. Un ejemplo de ello es que ya se tiene pensado que los adultos jueguen en la ciudad de Bariloche en 2018.
La gestión Cambiemos quiere desdoblar las finales de los Juegos.
La postura tomada por la Secretaría de Deportes casi no tiene críticas. El funcionariado y un sector del periodismo señalan el acierto de la medida, ya que según su perspectiva, es una originalidad llevar las finales a todo el país, porque de ese modo se estaría “federalizando” el certamen. Sin embargo, esta nueva modalidad modifica de modo sustancial la esencia de los juegos. Más allá de las cuestiones económicas que pudieron haber influido en esta decisión –financiamiento conjunto con las provincias-, el desdoblamiento de las finales, desvirtúa el espíritu histórico de la competencia.
La integración como valor fundamental
La concepción liberal del deporte desconoce –y evade- fundamentos básicos de una democracia participativa. Los Campeonatos Evita ejemplifican de la mejor manera la generación de derechos transversales a todos los argentinos. Esta competencia quitó a lo largo del tiempo las fronteras de clase y produjo una composición identitaria que trasciende lo deportivo.
Los juegos tomaron un fuertísimo impulso durante los gobiernos kirchneristas.
Cada etapa histórica construye y sostiene sus propias formas de constituir derechos. A pesar de las interrupciones producto de los golpes de Estado, o la implementación de políticas liberales, los juegos Evita son reivindicatorios de la cultura popular. La integración ha sido y es un valor fundamental. Pero hoy las autoridades deciden darle otro matiz.
Los Evita son todo lo contrario a una diáspora
La realización conjunta de las tres modalidades es significativa; es un fenómeno que trasciende lo meramente deportivo pues en un mismo lugar y al mismo tiempo se congregan delegaciones de todas las provincias del país, de todas las disciplinas y, fundamentalmente, de todas las edades. El hecho de que una delegación provincial completa se encuentre alojada en un mismo hotel, con las mismas condiciones, sintetiza este sentido de comunión y pertenencia.
Chicos y grandes se integran en los juegos. No existen las fronteras económicas ni sociales.
Para el participante de estos juegos es fundamental reconocer la importancia de que el deportista prevalece más allá de cualquier capacidad física e intelectual. La confluencia de edades y potencialidades enriquece los valores del ser humano, más alá de su propia condición. Separar a deportistas convencionales, adaptados y adultos mayores responde a la concepción individualista y neoliberal de los años noventa. En este punto, es preocupante que dirigentes de una procedencia distinta a la derecha no advierta la situación.
Un poco de historia
Los Campeonatos Evita nacieron en octubre de 1948. Inicialmente se trató de una competencia de fútbol centrada en el área metropolitana. Con el correr de los años se incorporaron deportes y se fue extendiendo a todo el país. Fue interrumpido por la dictadura de 1955 sin ser reemplazado por otra de la misma magnitud. En la década del setenta, con la vuelta del peronismo se inició nuevamente esta competencia, volviendo en la década del noventa. En 2001 se reedito por iniciativa de un puñado de provincias peronistas. A partir del gobierno de Néstor Kirchner se federalizó y contó con el apoyo del Estado Nacional. En 2008 fue instituido mediante la ley 26.462. Durante estos años se disputaban las competencias en las tres modalidades: convencional, deporte adaptado y adultos mayores, en un mismo tiempo y espacio.
Cristina siempre se definió como una evitista. En lo discursivo y en los hechos.
Los Juegos Nacionales Evita tienen un sentido masivo, popular e integrador. Forma parte de la cultura de los pueblos, reivindicatorio de la verdadera democracia. Escindir la competencia en sus instancias finales no es un hecho menor. Forma parte de la concepción liberal de un gobierno que no es capaz de comprender los valores de una cultura física –y no física- inclusiva.