Por Oslvado Jara
El gobierno de Cambiemos asumió hace quince meses. Es momento de realizar un balance de lo hecho en el área deportiva. La designación de Carlos Javier Mac Allister al frente de la Secretaría de Deporte, Recreación y Educación Física abrió un panorama con perspectivas muy distintas al que había dejado planteado el kirchnerismo. El análisis y aporte de datos lo haremos a través de una serie de notas. En esta primera entrega, analizaremos el concepto ideológico de la conducción, los principales rasgos del Plan Estratégico 2016-2020 y los programas implementados. Asimismo, puntearemos el desmantelamiento de proyectos de contenido social.
A diferencia de otras etapas, la conducción deportiva estatal recibió un área con recursos, con infraestructura y material humano. Legó un presupuesto de 1.000 millones de pesos con todas las facultades para ejecutarlo. Recibió el Ente Nacional de Alto Rendimiento (ENARD) consolidado y en pleno funcionamiento. Decidieron sostener a la secretaría de Estado como órgano rector, desconociendo de ese modo la actualización de la Ley del Deporte, que prevé la creación de un nuevo ente, el Instituto Nacional del Deporte y la Actividad Física. Se optó por una gestión alejada de las Organizaciones Libres del Pueblo, fundamentales para la democratización de la actividad.
Características generales de la gestión
Carlos Mac Allister es admirador confeso del modelo deportivo español. Antes de su asunción como funcionario viajó a ese país para observar su funcionamiento. Según su creencia se trata de uno de los más exitosos del mundo.
El modelo español es un sistema mixto entre el sector público y privado. Su órgano rector es el Consejo Superior de Deportes, dependiente del Ministerio de Educación y Ciencia. Actúa en coordinación con Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, así como con asociaciones deportivas. En la estructura del modelo español no existen los clubes de barrio sino que son los Ayuntamientos los que cumplen la función de desarrollar la actividad en el territorio. Tiene una Ley del Deporte que acompaña esta planificación contemplando todos los ámbitos, desde el amateur hasta el profesional.
A pesar de su admiración no se puede afirmar que Mac Allister copia de manera fiel el modelo español. Sea por tratarse de distintas realidades, o por el convencimiento de adaptarlo parcialmente, sólo toma la idea de apoyar su política en el ámbito educativo. En efecto, al igual que en aquel país la secretaría depende del Ministerio de Educación; durante gran parte del kirchnerismo dependió de Desarrollo Social. La vinculación entre deporte y educación tiene fundamento en la institución escolar como plataforma para ampliar la base de deportistas.
Una de las apuestas es la promoción de la actividad física y deportiva por medio de la jornada extendida. Desde la secretaría se puso énfasis en el proyecto “La escuela sale a la escuela”, que prevé en una primera etapa su implementación en 72 municipios del país. Se anunció la inversión de 90 millones de pesos para su puesta en funcionamiento. Tiene como objetivo que llegue, como mínimo, al 30% del total de las escuelas argentinas.
La promesa de consolidarse desde el ámbito educativo incluye un proyecto que contempla el estudio de los diseños curriculares de educación física en todos los niveles. La finalidad es realizar un mapa nacional permanente para establecer un diagnóstico de la situación general.
Otra de las iniciativas que señalan como importante es el “Programa integral de deporte”, que planea la creación de 1.600 “Escuelas de iniciación deportiva” para la formación de niños y jóvenes. Este proyecto es acompañado por otros (centros de tecnificación, centros regionales, centros de alto rendimiento) que constituyen los escalones hacia el deporte de elite.
Hasta el momento, no existen datos concretos sobre el cumplimiento de todos estos objetivos.
En cuanto a lo estratégico, la secretaría desarticuló la planificación de la gestión anterior, cuya esencia era la implementación de tres ejes concretos; deporte social, desarrollo deportivo y deporte federado y de representación nacional. El análisis del Plan Estratégico 2016-2020 arroja como resultado una suerte de diáspora de programas, donde cuesta visualizar su articulación. Dicho plan está dividido en doce áreas que incluyen programas referidos a la formación educativa, a competencias comunitarias, al deporte de base, al deporte federado, al desarrollo deportivo, a los atletas con capacidades especiales, al sector de la tercera edad, al deporte y la salud, a las instituciones deportivas y a la ciencia aplicada a este ámbito.
Sin dejar de contemplar las distintas manifestaciones, el plan no se caracteriza por la transversalidad. Si bien existen conexiones entre algunos programas da la sensación que cada área es una suerte de compartimento estanco. En la reformulación de la política deportiva perdieron relevancia expresiones con contenido masivo y popular.
El desmantelamiento del área social
Resulta evidente el desmantelamiento de iniciativas vinculadas al Deporte Social. Se dio de baja a experiencias que tenían un importante impacto en sectores de menores recursos, quebrando de ese modo un punto nodal de la política deportiva del kirchnerismo. No es casual que se hayan eliminado programas dirigidos a franjas vulnerables como pueblos originarios, internos de unidades carcelarias, menores en rehabilitación o habitantes de los barrios de emergencia.
La primera medida controvertida fue la eliminación de programas que se venían desarrollando de modo satisfactorio. Si se tiene en cuenta el Plan Nacional de Deporte Social (2010), se puede afirmar que los emprendimientos en esta área fueron reducidos de modo manifiesto. Uno de ellos es el programa Líderes Deportivos, destinado a la formación de jóvenes entre 18 y 24 años de sesenta y cinco barrios humildes del país. Esta decisión provocó la pérdida de ciento veinte fuentes de trabajo, además de la merma de derechos de una importante franja social. Desde la secretaría se adujo que el cierre se debe a que no es una iniciativa "ligada a Deportes, sino a Desarrollo Social".
El Cenard funciona en el barrio porteño de Núñez.
En cuanto a los Juegos Nacionales Evita se produjo una modificación al disputarse las finales en sedes diferentes. Mientras que la juventud lo hizo en la ciudad de Mar del Plata los adultos mayores fueron a Córdoba. El total de participantes fue de alrededor de 900 personas, cifra menor con respecto a años anteriores.
También eliminaron el Observatorio Nacional del Deporte (ONDAF), organismo dedicado a realizar estadísticas, elaborar informes, concientizar y promover iniciativas para desarrollar la actividad. Fue creado en 2014 y, entre otras cuestiones de relevancia, tuvo participación en la actualización de la Ley del Deporte. A pesar de su indudable valor, Mac Allister le dio de baja. En declaraciones a la prensa señaló que carece de sentido porque es reemplazable por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Afirmó que los fondos para sostener su funcionamiento ahora “se destinan al deporte”.
Síntesis
La Secretaría tomó la conducción de la actividad con una mirada completamente distinta a la del kirchnerismo. Desarticuló la planificación orientada en círculos concéntricos (Deporte Social-Desarrollo Deportivo-Representación Nacional) e ideó una estrategia caracterizada por su poca transversalidad. Tiene a la escuela como pilar de su política pero, al mismo tiempo, le dedica una importancia relativa a los clubes y desmonta programas destinados a los sectores más vulnerables. Dio de baja a iniciativas que apuntaban a garantizar el derecho al deporte y la actividad física en barrios humildes, poblaciones carcelarias y pueblos originarios, entre otros. No las reemplazó por ninguna similar, resultando evidente el alejamiento del Estado en los sectores con mayores necesidades.
La gestión Mac Allister se está caracterizando por una política alejada de una cultura deportiva inclusiva. Toma rasgos del modelo español, país que tiene uno de los mayores índices de sedentarismo de Europa. Aplica un paradigma que no propicia instancias democratizadoras ni, mucho menos, populares. Todo lo contrario, responde a una planificación que no tiene en cuenta a franjas sensibles de la comunidad.
El gobierno de Cambiemos asumió hace quince meses. Es momento de realizar un balance de lo hecho en el área deportiva. La designación de Carlos Javier Mac Allister al frente de la Secretaría de Deporte, Recreación y Educación Física abrió un panorama con perspectivas muy distintas al que había dejado planteado el kirchnerismo. El análisis y aporte de datos lo haremos a través de una serie de notas. En esta primera entrega, analizaremos el concepto ideológico de la conducción, los principales rasgos del Plan Estratégico 2016-2020 y los programas implementados. Asimismo, puntearemos el desmantelamiento de proyectos de contenido social.
A diferencia de otras etapas, la conducción deportiva estatal recibió un área con recursos, con infraestructura y material humano. Legó un presupuesto de 1.000 millones de pesos con todas las facultades para ejecutarlo. Recibió el Ente Nacional de Alto Rendimiento (ENARD) consolidado y en pleno funcionamiento. Decidieron sostener a la secretaría de Estado como órgano rector, desconociendo de ese modo la actualización de la Ley del Deporte, que prevé la creación de un nuevo ente, el Instituto Nacional del Deporte y la Actividad Física. Se optó por una gestión alejada de las Organizaciones Libres del Pueblo, fundamentales para la democratización de la actividad.
Características generales de la gestión
Carlos Mac Allister es admirador confeso del modelo deportivo español. Antes de su asunción como funcionario viajó a ese país para observar su funcionamiento. Según su creencia se trata de uno de los más exitosos del mundo.
El modelo español es un sistema mixto entre el sector público y privado. Su órgano rector es el Consejo Superior de Deportes, dependiente del Ministerio de Educación y Ciencia. Actúa en coordinación con Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, así como con asociaciones deportivas. En la estructura del modelo español no existen los clubes de barrio sino que son los Ayuntamientos los que cumplen la función de desarrollar la actividad en el territorio. Tiene una Ley del Deporte que acompaña esta planificación contemplando todos los ámbitos, desde el amateur hasta el profesional.
A pesar de su admiración no se puede afirmar que Mac Allister copia de manera fiel el modelo español. Sea por tratarse de distintas realidades, o por el convencimiento de adaptarlo parcialmente, sólo toma la idea de apoyar su política en el ámbito educativo. En efecto, al igual que en aquel país la secretaría depende del Ministerio de Educación; durante gran parte del kirchnerismo dependió de Desarrollo Social. La vinculación entre deporte y educación tiene fundamento en la institución escolar como plataforma para ampliar la base de deportistas.
Una de las apuestas es la promoción de la actividad física y deportiva por medio de la jornada extendida. Desde la secretaría se puso énfasis en el proyecto “La escuela sale a la escuela”, que prevé en una primera etapa su implementación en 72 municipios del país. Se anunció la inversión de 90 millones de pesos para su puesta en funcionamiento. Tiene como objetivo que llegue, como mínimo, al 30% del total de las escuelas argentinas.
La promesa de consolidarse desde el ámbito educativo incluye un proyecto que contempla el estudio de los diseños curriculares de educación física en todos los niveles. La finalidad es realizar un mapa nacional permanente para establecer un diagnóstico de la situación general.
Otra de las iniciativas que señalan como importante es el “Programa integral de deporte”, que planea la creación de 1.600 “Escuelas de iniciación deportiva” para la formación de niños y jóvenes. Este proyecto es acompañado por otros (centros de tecnificación, centros regionales, centros de alto rendimiento) que constituyen los escalones hacia el deporte de elite.
Hasta el momento, no existen datos concretos sobre el cumplimiento de todos estos objetivos.
En cuanto a lo estratégico, la secretaría desarticuló la planificación de la gestión anterior, cuya esencia era la implementación de tres ejes concretos; deporte social, desarrollo deportivo y deporte federado y de representación nacional. El análisis del Plan Estratégico 2016-2020 arroja como resultado una suerte de diáspora de programas, donde cuesta visualizar su articulación. Dicho plan está dividido en doce áreas que incluyen programas referidos a la formación educativa, a competencias comunitarias, al deporte de base, al deporte federado, al desarrollo deportivo, a los atletas con capacidades especiales, al sector de la tercera edad, al deporte y la salud, a las instituciones deportivas y a la ciencia aplicada a este ámbito.
Sin dejar de contemplar las distintas manifestaciones, el plan no se caracteriza por la transversalidad. Si bien existen conexiones entre algunos programas da la sensación que cada área es una suerte de compartimento estanco. En la reformulación de la política deportiva perdieron relevancia expresiones con contenido masivo y popular.
El desmantelamiento del área social
Resulta evidente el desmantelamiento de iniciativas vinculadas al Deporte Social. Se dio de baja a experiencias que tenían un importante impacto en sectores de menores recursos, quebrando de ese modo un punto nodal de la política deportiva del kirchnerismo. No es casual que se hayan eliminado programas dirigidos a franjas vulnerables como pueblos originarios, internos de unidades carcelarias, menores en rehabilitación o habitantes de los barrios de emergencia.
La primera medida controvertida fue la eliminación de programas que se venían desarrollando de modo satisfactorio. Si se tiene en cuenta el Plan Nacional de Deporte Social (2010), se puede afirmar que los emprendimientos en esta área fueron reducidos de modo manifiesto. Uno de ellos es el programa Líderes Deportivos, destinado a la formación de jóvenes entre 18 y 24 años de sesenta y cinco barrios humildes del país. Esta decisión provocó la pérdida de ciento veinte fuentes de trabajo, además de la merma de derechos de una importante franja social. Desde la secretaría se adujo que el cierre se debe a que no es una iniciativa "ligada a Deportes, sino a Desarrollo Social".
El Cenard funciona en el barrio porteño de Núñez.
En cuanto a los Juegos Nacionales Evita se produjo una modificación al disputarse las finales en sedes diferentes. Mientras que la juventud lo hizo en la ciudad de Mar del Plata los adultos mayores fueron a Córdoba. El total de participantes fue de alrededor de 900 personas, cifra menor con respecto a años anteriores.
También eliminaron el Observatorio Nacional del Deporte (ONDAF), organismo dedicado a realizar estadísticas, elaborar informes, concientizar y promover iniciativas para desarrollar la actividad. Fue creado en 2014 y, entre otras cuestiones de relevancia, tuvo participación en la actualización de la Ley del Deporte. A pesar de su indudable valor, Mac Allister le dio de baja. En declaraciones a la prensa señaló que carece de sentido porque es reemplazable por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Afirmó que los fondos para sostener su funcionamiento ahora “se destinan al deporte”.
Síntesis
La Secretaría tomó la conducción de la actividad con una mirada completamente distinta a la del kirchnerismo. Desarticuló la planificación orientada en círculos concéntricos (Deporte Social-Desarrollo Deportivo-Representación Nacional) e ideó una estrategia caracterizada por su poca transversalidad. Tiene a la escuela como pilar de su política pero, al mismo tiempo, le dedica una importancia relativa a los clubes y desmonta programas destinados a los sectores más vulnerables. Dio de baja a iniciativas que apuntaban a garantizar el derecho al deporte y la actividad física en barrios humildes, poblaciones carcelarias y pueblos originarios, entre otros. No las reemplazó por ninguna similar, resultando evidente el alejamiento del Estado en los sectores con mayores necesidades.
La gestión Mac Allister se está caracterizando por una política alejada de una cultura deportiva inclusiva. Toma rasgos del modelo español, país que tiene uno de los mayores índices de sedentarismo de Europa. Aplica un paradigma que no propicia instancias democratizadoras ni, mucho menos, populares. Todo lo contrario, responde a una planificación que no tiene en cuenta a franjas sensibles de la comunidad.