El mega DNU y la Ley Ómnibus abren decenas, ciento de frentes, y uno no puede olvidarse del video que se filtró durante el gobierno de Alberto, en el que Federico Sturzenegger, en los Estados Unidos, confiesa ante algunos compinches que la táctica para avanzar con una medida neurálgica es tirar en la agenda muchos temas en simultáneo, para marear, mantener ocupados y espantados a la oposición – léase peronismo- , y meter la estocada cuando todo el mundo está distraído.
En la Cámara de Diputados, luego de tres días de debate, el oficialismo aprobó -en general- la ley pomposa y altaneramente denominada Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, con el apoyo de los bloques colaboracionistas del PRO y el radicalismo, aparte de otros actores parlamentarios menores. Todo el tratamiento parlamentario fue bochornoso; primero en el plenario de comisiones y luego en la cámara baja, en especial, porque el dictamen de mayoría que se puso a consideración del cuerpo de diputados sufrió modificaciones a lo largo de la tres jornadas, producto de las negociones espurias que los libertarios realizaron con sus aliados para conseguir la aprobación general del enorme paquete de normas, todas regresivas en materia de derechos y que ponen en venta los recursos naturales de nuestros país y las empresas públicas, aparte de otorgarle facultades extraordinarias a un presidente que está muy mal de la cabeza y que se mostró dispuesto a todo con tal de cumplir los compromisos que cerró con el poder económico local y extranjero.
Los diputados y diputadas debatieron sin el texto del dictamen. Un escándalo.
El escándalo es histórico por lo inédito y por lo insólito, un tratamiento parlamentario nunca visto, no solo por las desprolijidades, irregularidades, compra de voluntades en un hotel primero y en un departamento de Recoleta después, operaciones de prensa, aprietes de parte de integrantes del oficialismo y del mismo presidente de la Nación, incluso unos minutos antes del cierre del debate a cargo de los jefes de los bloques, sino también, por el desconocimiento de la práctica legislativa, que entorpeció y ensució el proceso, e intervenciones chabacanas y desprovistas de cualquier tipo de argumento respetable, por ejemplo, del jefe de la bancada de La Libertad Avanza, Oscar Zago, o los referentes del PRO y los radicales, que apostaron una vez más a hacer antikirchnerismo, en lugar de abordar las virtudes del proyecto de ley.
Son crueles, porque vigencia del DNU y el avance de la ley Ómnibus –aún cuando en el debate parlamentario haya sufrido recortes y limitaciones- implican la venta de los recursos naturales y públicos de nuestro país, aparte de la pérdida de muchos derechos ciudadanos, y todo para qué: para favorecer al poder económico.
Afuera, en la plaza Congreso, la ministra Bullrich desplegó un operativo de seguridad desmesurado y costosísimo, a pesar de que no hay plata, fiel a su estilo castrense y antipueblo. Un operativo diseñado para amedrentar, meter miedo, y reprimir, como sucedió a lo largo de las tres jornadas, pero en especial, la segunda y tercera noche de protestas: los trabajadores de prensa fueron el blanco principal de las fuerzas federales, quienes los identificaron, les dispararon balas de goma, los persiguieron y detuvieron. Hay que ir muy para atrás en el tiempo para encontrarse con una lista de 25 periodistas detenidos en una manifestación en el espacio público. Aparte, se le pegó a jubilados y a diputados y diputadas de la Nación; también se detuvo a manifestantes a un par de cuadras del Congreso, en modo cacería. Se trata de escenas represivas de la protesta social que hay que ir a buscar a los aciagos días del gobierno de Cambiemos, o más atrás, en otro proceso neoliberal, a finales de los 90 y el 2001; la prensa hegemónica, cómplice, calla y ningunea todo este retroceso y violación flagrante de derechos. Aparte, a muchos de los detenidos les armaron causas judiciales que atentan contra el Estado de Derecho. Los fiscales porteños, o federales, brillan por su ausencia: no hubo uno que saliese a jugar, a decir algo, a intervenir con la herramienta judicial.
Las fuerzas federales reprimieron las tres noches.
En simultáneo, ocurrieron muchos otros hechos que vale la pena destacar acá. Por ejemplo, la Cámara Argentina de la Construcción emitió un comunicado para anunciar que el sector se declara en estado de emergencia por la paralización de la obra pública que efectivizó el gobierno de los libertarios. Ahora, 1.400 empresas y 200.000 puestos de trabajo están en riesgo. Dos apostillas: Fantino debería cumplir la promesa que le hizo en campaña, y en su programa, a Katopodis, y salir a pelearlo a Milei por esta decisión, que muestra no solo un profundo desconocimiento de la importancia que tienen las políticas de desarrollo de infraestructura para el crecimiento del país y la generación de puestos de trabajo, sino también, un desapego total con la realidad de las mayorías. Otra vez la crueldad.
El irónico y altanero vocero presidencial Manuel Adorni, ex empleado de La Nación +, que la juega de puritano, de austero, de republicano, fue noticia ya no por sus conferencias de prensa, sino porque su hermano fue contratado por el Ministerio de Defensa, a cargo del radical Petri -que hasta hace unos días estaba cruzando la cordillera arriba de una mula para homenajear a San Martín- por un sueldo que supera los 2 millones de pesos mensuales. Los mismos que hablaban pestes de la casta y los privilegios de la política. Cínicos y crueles.
Subió otra vez la nafta, y desde que asumió Milei, acumula un aumento de más del 150 por ciento.
Hace unas horas Milei intervino el sistema de medios públicos por medio de un decreto. Tomaron la decisión 'con el fin de definir su conducción y contribuir a optimizar la eficacia y eficiencia'. Palabras del manual neoliberal, palabras cobardes, porque la intención es callar voces y hacer negocios con dispositivo comunicacional de excelencia. El interventor es empleado del Grupo América. Hace unos días también intervinieron el ENACOM, organismo que regula las telecomunicaciones. Mismo verso, misma crueldad.
Pettovello increpa a los referentes de las organizaciones sociales.
Para completar el escenario de terror al que nos llevaron en tan solo un mes y medio, el jueves 1 de febrero al mediodía, y en el marco de una protesta de algunas organizaciones nucleadas en la UTEP por la falta de alimentos que sufren los comedores y merenderos de todo país desde que asumió el nuevo gobierno, se produjo una escena que sintetizó el desconocimiento que tiene el gobierno de Milei en relación a la gestión de las políticas sociales, y también, su crueldad, con toda su crudeza.
La ministra Sandra Pettovello se apersonó en la protesta, con el arrojo de la dueña de una estancia, y le espetó a los referentes de las organizaciones, con el dedo índice levantado, que solo recibirá a la gente que tuviese hambre; luego dio media vuelta y se sentó en una mesita, en los jardines de las oficinas de Capital Humano, en la aristocrática zona de Juncal y Carlos Pellegrini, a esperar que apareciesen los hambrientos, y anotarles el nombre y DNI.
Los antecedentes de la señora indican que estudió periodismo en la Universidad de Belgrano y Ciencias para la Familia en la Universidad Austral. Fue vicepresidenta de la Ucede de Alvaro Alsogaray, y su primer cargo público es el actual, nada menos que al frente de un mega ministerio que absorbió las ex carteras de Cultura, Educación, Desarrollo Social y Trabajo. Debe conocer a los pobres por la tele y algún documental, no los debe haber tratado nunca salvo a través de sus prejuicios de clase, y ahora habrá que ver qué sucede con su provocadora invitación. La protesta, por otro lado, terminó reprimida con gas pimienta.
Cruel y perversa.
No podemos olvidarnos que Leonardo Sosa, uno de los jóvenes fundadores de la agrupación Revolución Federal que realizó actos violentos frente a la Casa Rosada, durante el gobierno del Frente de Todos, y que fue procesado por un juez federal por estar sospechado de instigar y tener una relación directa con el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner, estuvo en el Congreso durante una de las jornada de tratamiento del proyecto de Ley Ómnibus, en una clara demostración de poder e impunidad de quienes hoy gobiernan el país, también instigadores de la violencia política que hoy impera en el país.
¿Como llegamos a un escenario tan espantoso de retrocesos en materia de derechos y entrega de recursos y soberanía, represión, un programa económico de pulverización de los salarios y empobrecimiento generalizado, aparte de funcionarios cínicos y sin corazón? La respuesta anida en los resultados de la elección. La otra pregunta que hoy nos hacemos es porque hay tanta apatía ante semejante realidad Quizá la respuesta también esté en los resultados de las elecciones, cuyo ganador fue un espacio político nuevo y disruptivo con que emergió de la tele y las redes pero que hizo gancho con una parte del subsuelo de la patria, y con una narrativa anti política.
Habrá que esperar un poco más, levantar y abrazar al nuevo tendal de heridos y enfurecidos, y tratar de organizar una nueva representación política, pensando en una nueva etapa. Enfrentamos a un gobierno violento, cínico y cruel: habrá que ser muy audaces.