Acompañado por Claudio Ambrosoni, titular de la ENACOM, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, el jefe de Gabinete de Ministros, Santiago Cafiero, anunció que Argentina comenzó las pruebas de las tecnologías de quinta generación para la agilización de las conexiones y la incorporación de la inteligencia artificial a la producción.
De esta manera, ya son cinco los anuncios importantes que se realizaron en materia de desarrollo tecnológico y telecomunicaciones desde que asumió Alberto Fernández, que exponen un panorama bastante claro sobre el rumbo que desea seguir el Gobierno nacional y que la Jefatura de Ministros tomó como desafío propio.
Son varios los motivos por los que esta área se convirtió en un sector estratégico para el desarrollo nacional y de ello da cuenta la presencia, además de las tres autoridades ya mencionadas, de la secretaria de Innovación Pública, Micaela Sánchez Malcolm, y de los embajadores de Suecia y de Finlandia, Kirsi Vanamo Santacruz y Anders Carlsson.
Intentaré delinear las diversas áreas a las que afecta la incorporación de las tecnologías ligadas a las telecomunicaciones y la inteligencia artificial, tomando breves fragmentos de lo dicho por Cafiero, Massa y Ambrosoni, en un ejercicio que los profesionales de la comunicación suelen llamar “análisis discursivo”.
Santiago Cafiero señaló que “disminuir la brecha digital es un mandato de nuestro presidente que tenemos que asumir todos y todas” y que “la red 5G va a aumentar las capacidades que se van a brindar a la gestión de lo público”.
La primera definición está ligada a una cuestión ampliamente conocida y que ha tomado mayor notoriedad durante la pandemia: el acceso a la comunicación digital no solo es indispensable para que cada joven de cada región pueda integrarse comunitariamente sino además para la educación de esos jóvenes. La falta de acceso a los dispositivos y a la conexión digital demostró durante el 2020 cómo quienes tienen vulnerados estos derechos tienen menores posibilidades de acceder a la educación que el resto de los jóvenes.
La segunda definición es menos discutida, pero es una de las políticas en las que más ha trabajado la gestión actual de la Jefatura de Gabinete y que habrá sido una característica específica de la misma cuando cambie de manos: la modernización del Estado. Poco se sabe de esto, porque la transparencia no vende a menos que se pervierta, pero desde que comenzó el gobierno de Alberto Fernández se ha facilitado el acceso a los procesos de licitación y compras del Estado, se han publicado los organigramas y las contrataciones de los funcionarios públicos, las rendiciones de cuentas se están alineando progresivamente con los estándares internacionales, la identificación y segmentación de la población por parte del Estado (sobretodo a partir del IFE) están más desarrolladas, etc.
Todo esto y una cuestión más, de suma importancia para el gobierno, hacen a la modernización del Estado: la digitalización de la economía. El Gobierno nacional está convencido de que el crecimiento en la utilización de billeteras digitales y medios como MercadoPago pueden convertirse en una oportunidad para disminuir la presión sobre el circulante que se produce en la demanda sobre los bancos y cajeros para cobrar haberes y asignaciones familiares, entre otros beneficios de la economía digital. Para ello, para acceder al crédito internacional con tasas más favorables y otras cuestiones, la tecnología digital es una herramienta fundamental para el Estado.
Por su parte, Sergio Massa señaló que “la tecnología y el conocimiento han cambiado el significado de las cosas y las formas de vida cotidiana, lo cual les impone a las empresas inversión intensiva y renovación”, mientras que Claudio Ambrosoni, explicó: “El año pasado, establecimos la conectividad como servicio público esencial y desde ahí empezamos a caminar una ruta para darle al futuro de nuestro país toda la importancia que se merece (...) El 4G y 5G van a convivir mientras el futuro llega. Nos va a permitir estudiar mejor, tener una mejor industrialización y gestionar y gobernar mejor”.
Los términos claves expresados por ambos dirigentes del Frente Renovador son la inversión para la renovación del capital de las empresas y la industrialización.
A lo largo del siglo XX, en tiempos de peronismo y modernidad, las fronteras entre la tecnología, las telecomunicaciones y la industrialización estaban más definidas. No es que no tuvieran relación entre sí, pero la primera crecía en razón directa de la innovación producida por la industria bélica y la guerra, las telecomunicaciones estaban supeditadas al desarrollo de la radiodifusión y la tecnología industrial había dado el gran salto cualitativo, no tanto a partir del desarrollo de las herramientas o la maquinaria, sino de la organización de la producción como el fordismo y el taylorismo.
Desde que comenzó el proceso de digitalización mundial (que bien puede tener también su origen en la industria de la guerra), las fronteras entre estas tres áreas son más difusas. El desarrollo de las telecomunicaciones impacta de lleno en la innovación tecnológica de las industrias y por lo tanto en su calidad productiva, en tanto que la incorporación de tecnología e instrumentación de políticas focalizadas en cada sector, podría disminuir los costos financieros de las empresas, aumentar la eficacia en la distribución de los bienes, etc.
La tecnología aplicada de las telecomunicaciones es igual de importante para la incorporación de un niño al entramado social como para que una empresa aumente su competitividad; para que un Estado agilice el pago de los haberes como para que disminuyan los precios de los bienes que circulan. Los términos desiguales del intercambio entre países desarrollados y países en desarrollo se mide, más que nunca, por la capacidad de incorporar tecnología que tengan tanto el sector privado como el sector público de una nación.
Por estos motivos, aunque pase desapercibido para los analistas de medios, hay un trabajo coordinado que se evidencia entre la Jefatura de Gabinete, el ENACOM, el Ministerio de Desarrollo Productivo, la Secretaría de Innovación Pública, la Secretaría de Asuntos Estratégicos, las empresas ARSAT e INVAP y el Ministerio de Ciencia y Tecnología.
El Gobierno nacional puede sentar las bases para alcanzar el desarrollo tecnológico que le permitiría a la Nación incluso aliviar las constantes crisis de balance de pagos a través del aumento de las exportaciones de sectores estratégicos como de la exportación de servicios de telecomunicaciones.