“El Negro” Atilio Hipólito López nació en Córdoba el 9 de septiembre de 1929. Las necesidades económicas familiares hicieron que solo pudiera cumplir con el ciclo escolar primario, y luego fue a trabajar de lo que fuera: cadete mecánico, repartidor de diarios, chofer de colectivos.

Obrero peronista, fue militante de la Resistencia a todas las dictaduras cívico-militares posteriores a 1955. Dirigió en Córdoba la primera huelga general contra el fusilador Aramburu. Ya para todos sus compañeros era para entonces “El Atilio”.

Fue congresal en el histórico Plenario Gremial en la localidad de La Falda, Córdoba, en 1957, un encuentro nacional de las delegaciones regionales de la Confederación General del Trabajo (CGT) y las 62 Organizaciones Peronistas, que se realizó en un marco de resistencia y lucha contra el opresor de clase y las proscripciones. Allí fue que se definió un verdadero programa obrero, un auténtico programa de gobierno a tener en cuenta, claramente anti-oligárquico y anti-imperialista, enmarcado en las grandes banderas históricas del peronismo, conformando así un aporte del movimiento obrero argentino en la lucha por la liberación nacional y social de la Patria.

La participación de Atilio en el plenario fue preponderante.

De su extenso enunciado resalto algunas de las medidas propuestas:

- Control estatal del comercio exterior sobre las bases de la forma de un monopolio estatal. 

- Liquidación de los monopolios extranjeros de importación y exportación. 

- Control centralizado del crédito por parte del Estado, adecuándolo a un plan de desarrollo integral de la economía con vistas a los intereses de los trabajadores. 

- Programa agrario, sintetizado en mecanización del agro, expropiación del latifundio y extensión del cooperativismo agrario, en procura de que la tierra sea de quien la trabaja. 

- Control obrero de la producción y distribución de la riqueza nacional, mediante la participación efectiva de los trabajadores. 

- Participación en la dirección de las empresas privadas y públicas, asegurando en cada caso, el sentido social de la riqueza. 

- Fortalecimiento del Estado Nacional Popular, tendiente a lograr la destrucción de los sectores oligárquicos antinacionales y sus aliados extranjeros y teniendo presente que la clase trabajadora es la única fuerza argentina que representa en sus intereses los anhelos del país mismo, a lo que agrega su unidad de planteamientos de lucha y fortaleza. 

- Solidaridad de la clase trabajadora con las luchas de liberación nacional de los pueblos oprimidos.

Atilio también participó en la confección de varios documentos históricos del peronismo combativo: Huerta Grande (1962); 62 Organizaciones de Pie junto a Perón (1965); CGT de los Argentinos (1968); la declaración de los gremios peronistas combativos (1972) y el de la unidad de la Juventud Peronista en ese mismo año.

En el Plenario de Huerta Grande –Córdoba- se dio a conocer un programa revolucionario de 10 puntos. Menciono algunos de ellos:

- Nacionalizar todos los bancos y establecer un sistema bancario estatal y centralizado.

- Implantar el control estatal sobre el comercio exterior.

- Nacionalizar los sectores claves de nuestra economía: siderurgia, electricidad, petróleo y frigoríficos.

- Desconocer los compromisos financieros del país firmados a espaldas del pueblo. 

- Expropiar a la oligarquía terrateniente sin ningún tipo de compensación.

- Implantar el control obrero sobre la producción.

- Planificar el esfuerzo productivo en función de los intereses de la Nación y del Pueblo Argentino, fijando líneas de prioridades y estableciendo topes mínimos y máximos de producción.

El Cordobazo, encabezado por gremios y estudiantes contra la dictadura de Onaganía.

Atilio López, desde la Unión Transportistas Automotor (UTA), junto a Elpidio Torres (SMATA) y Agustín Tosco (Luz y Fuerza), fueron las tres vertientes ideológicas obreras que confluyeron en El Cordobazo, aquella pueblada que comenzó a resquebrajar al Onganiato (gobierno de facto del general Juan Carlos Onganía).  Atilio fue un organizador y militante activo de aquella gesta popular de 1969.

La dictadura militar del general Alejandro Agustín Lanusse ordenó su captura en octubre de 1972, a pedido de la Cámara Federal, por estar acusado de la ejecución de un paro en protesta por el alza del costo de la vida, la desocupación, la vigencia de las leyes represivas y el repudio por la vigencia de la fecha del 25 de agosto como tope para que los candidatos a presidente residan en el país.

“El Atilio” fue Secretario General de la UTA cordobesa, y titular de la CGT, también de Córdoba.

En las elecciones del 15 de abril de 1973 (segunda vuelta), Atilio fue vicegobernador electo de su provincia por la fórmula peronista del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI), acompañando al gobernador, Dr. Ricardo Obregón Cano. Ambos asumieron el 25 de mayo del mismo año.

Frente a las masas que lo aclamaban, “El Atilio” concluyó su discurso improvisado con estas palabras:

“Me debo a mi pueblo, me debo al Peronismo, me debo a Perón, pero me debo a la clase obrera, fundamentalmente. Y esa clase obrera a la par de nuestra vieja guardia peronista, a la par de esta maravillosa juventud que ha llenado las cárceles del país por luchar por la liberación, en que tantos jóvenes han regado generosamente con su sangre las calles de la patria, lo menos que podemos hacer los hombres que vamos a cumplir funciones de gobierno, es cumplir con esta generación, por el bienestar y la felicidad de todo el pueblo argentino. ¡Viva la Patria! ¡Viva Perón!”.

Una revuelta orquestada por la derecha peronista y elementos residuales del ejército y la policía, los desalojó del gobierno provincial el 27 de febrero de 1974.

El lunes 16 de septiembre de ese mismo y nefasto año, fue secuestrado en Buenos Aires y asesinado en Capilla del Señor por la Triple A, conjuntamente con el ex subsecretario de Economía de Córdoba, contador Juan José Varas. Como muestra del ensañamiento evidenciado, alrededor de los dos cuerpos se contabilizaron 132 cápsulas 9 mm. y 3 cartuchos de escopeta Itaka.

Afiche del peronismo revolucionario.

El sepelio de Atilio López en su Córdoba natal fue un acto político de reconocimiento a un militante que dio todo por la liberación nacional y social de nuestra Patria. Envuelto en los colores nacionales y con un banderín de Montoneros, su féretro cruzó la ciudad mediterránea hacia su última morada.

Cabe acotar que, en la ciudad de Villa Mercedes, San Luis por ordenanza Nº 1362-o, del 20 de agosto de 2002, hay una calle con su nombre.

Así mismo, la CGT cordobesa, en este lunes 16 de septiembre pasado –a 40 años de su asesinato-, brindó un homenaje a su histórico secretario general con un evento cultural que incluyó una placa recordatoria colocada en el edificio cegetista sito en calle Vélez Sarsfield 137, ciudad de Córdoba Capital.