Sumemos el 29 de noviembre a los efemérides del campo nacional y popular como el Día del 3 a 0. Tiene que tener un lugar en el acerbo histórico de la lucha de nuestro pueblo. No fue uno, sino tres goles. Todos al ángulo. Uno a la mañana, otro durante las primeras horas de la tarde y el tercero ya cuando comenzaba a caer el sol, y este último en su propio chiquero: los lúgubres tribunales federales de Comodoro Py.
Algunos presentaron la jura de Cristina como el comienzo de la vuelta de un gobierno popular a la Casa Rosada. No nos atrevemos a tanto. Pero sí afirmamos, con los pelos de los brazos todavía erizados, que su ingreso a la sobria cámara de senadores del Congreso nacional, no solo significa el comienzo de su cuarta etapa institucional de su carrera, sino también, una nueva conmoción del tablero político nacional. Ya nada será igual con su figura allí adentro. Mauricio Macri no la quería allí. Héctor Magnetto tampoco. Gabriela Michetti, menos. A Miguel Ángel Pichetto, ni justicia. Consciente de todos estos elementos, la líder de Unidad Ciudadana, mientras dio los pasos -en inmensa soledad- hacia el estrado, y más aún al pronunciar la única palabra que le exigió la ceremonia, lució su cara más sarcástica.
Se inicia el cuarto período institucional CFK.
Solo un rato después, decenas de coloridas y ruidosas columnas de organizaciones sindicales, políticas y sociales comenzaron a llegar a la Plaza de los Dos Congresos desde las avenidas De Mayo, Entre Ríos y Callao, aparte de las calles Rivadavia e Hipólito Yrigoyen, entre otras, para ponerle un marco multitudinario a un acto que simboliza, en términos políticos, el debut de una multisectorial sindical opositora que lo dejó bien en claro tanto en el palco como en el asfalto: le van a dar pelea al Gobierno, no como la burocracia sindical que hoy se expresa, de modo lastimoso, en la conducción de la CGT.
Trescientos mil asistentes calcularon los organizadores.
Con el docente y flamante diputado nacional Hugo Yasky y el represente de la combativa Corriente Federal de Trabajadores, el bancario y radical Sergio Palazzo, más el áspero camionero Pablo Moyano, y el devaluado Pablo Michelli en el fondo de la cola, los trabajadores y desocupados nucleados en las dos CTA y los sindicatos de la corriente, parieron un armado que no está dispuesto a bajarse los pantalones frente a la omnipotencia de los patrones de estancia como Macri, Bullrich, Garavano, Peña y Dietrich. Siempre fueron sus enemigos de clase. Y hoy, más que nunca. Los medios de comunicación dominantes y cómplices del saqueo económico y la persecución política, ningunearon el acontecimiento. Por eso el gol vale oro. El hecho se produjo, y lo saben los propios y los ajenos. Dos a cero.
El tercer episodio que la militancia del movimiento nacional celebró el miércoles 29 fue la sentencia del tercer tramo de la mega causa ESMA. 29 condenas perpetuas, entre ellas, las de los monstruos más conocidos, como Alfredo Astiz, Jorge 'Tigre' Acosta y Ricardo Cavallo. El resto, entre diez y quince años de cárcel común. Hubo alguna absolución, pero ahora pasa de largo. Tampoco importa que las grandes empresas de medios y sus comunicadores a sueldo hayan minimizado semejante hecho histórico, puesto de relieve en otras latitudes del planeta. Los sobrevivientes del horror, los familiares de las víctimas, los organismos de derechos humanos, las organizaciones populares, tienen la certeza de que luego de tantos años de lucha, y de la mano de la decisión política de los gobiernos kirchneristas, la justicia argentina - con jueces y tribunales ordinarios- está condenando a los responsables de haber cometido crímenes contra la humanidad.
Se trató del juicio de Lesa Humanidad más importante de la historia. Crédito (también la de la portada): Natalia Bordesio.
El ex 'Ángel Rubio' y cobarde homicida de Astiz, en su alegato, dijo que la investigación judicial del caso Maldonado debía recaer sobre los mapuches, y no la Gendarmería. Un calco de la postura de la ministra de Seguridad de la Nación, la mentirosa serial, Patricia Bullrich.
El jueves 30 llegó la respuesta del macrismo. Aprietes y extorsión de la mano del brazo judicial. Mafia. La Cámara Federal confirmó un procesamiento de Cristina, en la causa “Los Sauces”, en la que se la acusa de liderar una asociación ilícita. Un rato antes, el vice del club Independiente de Avellaneda, dirigido por la familia Moyano, fue detenido por “sus nexos con la barra brava del club”. Los portales de noticias enseguida llenaron sus pantallas con las noticias. Pero el partido ya estaba ganado. Tres a cero. Buscalas al ángulo, Peña.