Por Federico Bondarovsky
Desde hace algunos meses los columnistas del tradicional diario La Nación vienen dando ciertas precisiones sobre un fantasma que recorre la Provincia de Buenos Aires: la figura de Cristina y su eventual triunfo electoral en territorio bonaerense. Los mismos dan cuenta de que CFK y Unidad Ciudadana representan un freno a las políticas de ajuste económico del gobierno de Mauricio Macri.
El primero de ellos en expresarse en este sentido fue Eduardo Fidanza, Director de la Consultora Poliarquía: “Un fantasma recorre las élites argentinas: la posibilidad de que Cristina Kirchner se presente en las elecciones de la provincia de Buenos Aires y las gane. Ese escenario provoca pánico en el establishment“. Es decir que para los únicos beneficiados por la actual política económica y la fabulosa transferencia de ingresos que realizó Cambiemos hay una sola candidatura que pone en riesgo el programa económico de defensa de los intereses de la clase dominante.
Los empresarios del círculo rojo ven a CFK y a su posible triunfo electoral como un obstáculo para implementar el programa económico que necesitan para consolidar el patrón de distribución de los ingresos, en perjuicio del conjunto de los trabajadores y trabajadoras, con el que aspiran a recuperar la mano de obra barata que tuvieron durante décadas en la Argentina. En este sentido, el columnista de La Nación Francisco Olivera afirma: “Los empresarios imaginan que una Cristina Kirchner ganadora no sólo se convertirá rápidamente en la líder del peronismo, sino que bloqueará cualquier medida impopular necesaria para la economía”.
Cristina representa hoy no sólo un malestar contra las políticas de ajuste y un medio a partir del cual canalizar el descontento, sino también la posibilidad real de ponerle un límite al gobierno ante el avance sobre los derechos e intereses de sectores mayoritarios de la sociedad que se vieron perjudicados por la actual política económica. El único resultado que el gobierno va a escuchar y que expresa un freno a su excluyente programa de gobierno, es un triunfo de CFK en la provincia de Buenos Aires. No lo decimos sólo nosotros sino también el columnista estrella del diario la Nación Joaquín Morales Sola: “Un triunfo de Cristina en la provincia de Buenos Aires, aunque fuere por un punto, frenaría en seco el programa político y económico de Macri”. Clarito como el agua. No hay otro modo para frenar el ajuste. Todos los caminos para ponerle un límite al gobierno conducen a CFK senadora 2017.
La política argentina está atravesada por distintas complejidades, pero tiene una constante que se mantiene a lo largo de la historia y que se expresa en la gran disputa por dos proyectos de país en pugna. Así lo manifiesta el gran Raúl Scalabrini Ortiz: “No debemos olvidar en ningún momento, cualesquiera sean las diferencias de apreciación, que las opciones que nos ofrece la vida política argentina son limitadas. No se trata de optar entre el general Perón y el arcángel San Miguel. Se trata de optar entre el general Perón y Federico Pinedo”. En esta coyuntura, se pone de relieve la necesidad de votar en defensa propia, sin por eso tener que admirar a CFK, sino más bien lo que ella representa: frenar a Macri. O sea, frenar la reforma laboral, el endeudamiento, los despidos, el tarifazo, el aumento de la edad jubilatoria y el ajuste sobre los derechos de los sectores más vulnerados.
Algo de esto anda olfateando el dirigente camionero Pablo Moyano, que primero afirmó que “si Macri gana las elecciones el gobierno va a profundizar el ajuste” y que al tiempito dijo que “la mayoría de los trabajadores van a optar entre Cristina o Massa”. Si bien su afirmación es un tanto tibia en cuanto a erigir a CFK como la opción contra el ajuste macrista, y lo cierto es que en este contexto nunca haría una afirmación de ese calibre, no deja de ser un mensaje claro de parte de un sector del movimiento obrero de cara a la etapa que se avecina. En este sentido es indispensable que la construcción de la nueva mayoría ciudadana no se reduzca sólo a la expresión política de frenar el ajuste, sino también de volver a representar a ciertos sectores de los trabajadores organizados que por múltiples razones y circunstancias históricas se alejaron del gobierno popular.
La reconstrucción de los puentes con el movimiento obrero organizado es indispensable. En este aspecto se nota una autocrítica de parte de CFK, al respetar el tradicional cupo de representación obrera del peronismo e incorporar a dirigentes sindicales en las listas de Unidad Ciudadana que tienen una trayectoria intachable en defensa de los intereses de los trabajadores y trabajadoras.
Por último, siguiendo con la tan mentada autocrítica, aquellos que afirmaban que Cristina era incapaz de reinventarse deberían observar con mayor atención la campaña que está realizando. Una campaña abocada a la cercanía con la gente y sus problemas, manteniéndose como hizo siempre, lejos de las entrevistas y los set televisivos. Si CFK gana la contienda electoral en las PASO se convertiría en la primera candidata no oficialista que triunfa en una elección sin conceder entrevistas de campaña a los grandes medios de comunicación. Un hecho realmente inédito en la etapa que vivimos donde la imagen y las empresas de medios de comunicación marcan la agenda política.
Desde hace algunos meses los columnistas del tradicional diario La Nación vienen dando ciertas precisiones sobre un fantasma que recorre la Provincia de Buenos Aires: la figura de Cristina y su eventual triunfo electoral en territorio bonaerense. Los mismos dan cuenta de que CFK y Unidad Ciudadana representan un freno a las políticas de ajuste económico del gobierno de Mauricio Macri.
El primero de ellos en expresarse en este sentido fue Eduardo Fidanza, Director de la Consultora Poliarquía: “Un fantasma recorre las élites argentinas: la posibilidad de que Cristina Kirchner se presente en las elecciones de la provincia de Buenos Aires y las gane. Ese escenario provoca pánico en el establishment“. Es decir que para los únicos beneficiados por la actual política económica y la fabulosa transferencia de ingresos que realizó Cambiemos hay una sola candidatura que pone en riesgo el programa económico de defensa de los intereses de la clase dominante.
Los empresarios del círculo rojo ven a CFK y a su posible triunfo electoral como un obstáculo para implementar el programa económico que necesitan para consolidar el patrón de distribución de los ingresos, en perjuicio del conjunto de los trabajadores y trabajadoras, con el que aspiran a recuperar la mano de obra barata que tuvieron durante décadas en la Argentina. En este sentido, el columnista de La Nación Francisco Olivera afirma: “Los empresarios imaginan que una Cristina Kirchner ganadora no sólo se convertirá rápidamente en la líder del peronismo, sino que bloqueará cualquier medida impopular necesaria para la economía”.
Cristina representa hoy no sólo un malestar contra las políticas de ajuste y un medio a partir del cual canalizar el descontento, sino también la posibilidad real de ponerle un límite al gobierno ante el avance sobre los derechos e intereses de sectores mayoritarios de la sociedad que se vieron perjudicados por la actual política económica. El único resultado que el gobierno va a escuchar y que expresa un freno a su excluyente programa de gobierno, es un triunfo de CFK en la provincia de Buenos Aires. No lo decimos sólo nosotros sino también el columnista estrella del diario la Nación Joaquín Morales Sola: “Un triunfo de Cristina en la provincia de Buenos Aires, aunque fuere por un punto, frenaría en seco el programa político y económico de Macri”. Clarito como el agua. No hay otro modo para frenar el ajuste. Todos los caminos para ponerle un límite al gobierno conducen a CFK senadora 2017.
La política argentina está atravesada por distintas complejidades, pero tiene una constante que se mantiene a lo largo de la historia y que se expresa en la gran disputa por dos proyectos de país en pugna. Así lo manifiesta el gran Raúl Scalabrini Ortiz: “No debemos olvidar en ningún momento, cualesquiera sean las diferencias de apreciación, que las opciones que nos ofrece la vida política argentina son limitadas. No se trata de optar entre el general Perón y el arcángel San Miguel. Se trata de optar entre el general Perón y Federico Pinedo”. En esta coyuntura, se pone de relieve la necesidad de votar en defensa propia, sin por eso tener que admirar a CFK, sino más bien lo que ella representa: frenar a Macri. O sea, frenar la reforma laboral, el endeudamiento, los despidos, el tarifazo, el aumento de la edad jubilatoria y el ajuste sobre los derechos de los sectores más vulnerados.
Algo de esto anda olfateando el dirigente camionero Pablo Moyano, que primero afirmó que “si Macri gana las elecciones el gobierno va a profundizar el ajuste” y que al tiempito dijo que “la mayoría de los trabajadores van a optar entre Cristina o Massa”. Si bien su afirmación es un tanto tibia en cuanto a erigir a CFK como la opción contra el ajuste macrista, y lo cierto es que en este contexto nunca haría una afirmación de ese calibre, no deja de ser un mensaje claro de parte de un sector del movimiento obrero de cara a la etapa que se avecina. En este sentido es indispensable que la construcción de la nueva mayoría ciudadana no se reduzca sólo a la expresión política de frenar el ajuste, sino también de volver a representar a ciertos sectores de los trabajadores organizados que por múltiples razones y circunstancias históricas se alejaron del gobierno popular.
La reconstrucción de los puentes con el movimiento obrero organizado es indispensable. En este aspecto se nota una autocrítica de parte de CFK, al respetar el tradicional cupo de representación obrera del peronismo e incorporar a dirigentes sindicales en las listas de Unidad Ciudadana que tienen una trayectoria intachable en defensa de los intereses de los trabajadores y trabajadoras.
Por último, siguiendo con la tan mentada autocrítica, aquellos que afirmaban que Cristina era incapaz de reinventarse deberían observar con mayor atención la campaña que está realizando. Una campaña abocada a la cercanía con la gente y sus problemas, manteniéndose como hizo siempre, lejos de las entrevistas y los set televisivos. Si CFK gana la contienda electoral en las PASO se convertiría en la primera candidata no oficialista que triunfa en una elección sin conceder entrevistas de campaña a los grandes medios de comunicación. Un hecho realmente inédito en la etapa que vivimos donde la imagen y las empresas de medios de comunicación marcan la agenda política.