Por Roberto Javie Bertellotti. Fotos: Prensa ATE.
¿Cómo caracterizan desde la Asociación de Trabajadores del Estado de la Seccional Capital la relación entre Sindicatos, Gobierno y Estado, antes y después del 10 de Diciembre de 2015?
Antes del 10 de diciembre nos sentíamos parte de un proyecto nacional y popular y la relación con el Estado era la de trabajar para fortalecer las políticas de inclusión sin perder el rol sindical que uno tenía. Del 10 de diciembre para acá lo que hubo es un cambio de paradigma muy grande. La relación cambia sustancialmente porque dejás de sentirte parte de un colectivo dentro de un proyecto nacional y popular, para empezar a ser una expresión netamente sindical en defensa corporativa de la fuente de laburo. Además, ves como el gobierno utiliza el Estado para someter a los trabajadores y al pueblo, y no para impartir derechos. Entonces la relación es una relación de tensión.
¿Qué caracterización hacen sobre los “Ñoquis” en el Estado?
La estigmatización que hace el gobierno sobre los trabajadores públicos es la base para llevar adelante un desguace y una reforma del Estado. Lamentablemente, en la República Argentina ya hubo varias situaciones en donde el neoliberalismo vino a romper el rol central que tiene el Estado como el órgano vector que imparte derechos para reemplazarlo por las leyes del mercado que son las que van a regir. En ese marco, lo que hizo el macrismo fue tratar de utilizar los medios de comunicación para instalar al empleado público como el demonio que genera gasto público y que es el material del cual uno puede prescindir, y de esa manera justificar la batería de despidos que hay. Nosotros lo que hicimos fue denunciar eso: empezar a discutir la centralidad del Estado como el órgano vector para impartir derechos y los estatales como polea de transmisión de esos derechos. Por eso venimos trabajando fuertemente para poder consolidar en la sociedad el rol que tiene el empleado público y la importancia que tiene desde todos los lugares, ya sea desde abrir la puerta de la escuela para recibir miles de pibes o estar en los hospitales, o aplicar la asignación universal, y que nosotros somos quienes lo aplicamos y lo ponemos en funcionamiento.
Si tenemos en cuenta los despidos por un lado y la creación de nuevos ministerios por otro, ¿es correcto hablar de un achicamiento del Estado o es más bien una reconfiguración?
Hay un achique del Estado porque lo que hacen es despojarlo de funciones centrales que tienen que ver con cómo vos te paras frente al otro. Si vos tenés hoy, en medio de una epidemia de dengue en todo el país, sesenta camiones de salud parados, lo que hay es un repliegue del Estado que deja desprotegida a la población. Más allá de que después ese gobierno pueda comprar cincuenta mil latitas de repelente y las reparta con los pibes que reparten los globos, lo que hizo fue replegar la posición del Estado como el que podría haber prevenido la situación de dengue y que podría, además, haber asistido a la población. No necesariamente te tienen que echar para que el Estado sea más chico; el Estado es más chico porque sus funciones son reemplazadas por una decisión política de dejar a la gente en una situación de abandono. Nosotros lo que venimos denunciando es eso. Por ejemplo, lo que pasó con –el programa de la cartera de Salud- “Cunita”, que es un derecho que tienen los niños por nacer. Dejó de existir y no está reemplazado por ningún otro derecho que sea de la misma calidad o de mayor calidad. Directamente perdés la posibilidad como argentino o como argentina de nacer y que el Estado te reciba con un ajuar, con un lugar donde dormir, con ropa. Eso es parte de lo que este gobierno hace.
¿Qué análisis hacen sobre la creación del Ministerio de Modernización?
Es la creación que hizo el macrismo para institucionalizar desde qué lugar ellos van a ir sacándole derechos a los trabajadores. Pierde rol el Ministerio de Trabajo, la Función Pública, y absorbe la relación con los gremios y los empleados.
¿Qué balance hacen del paro nacional del pasado 24 de febrero?
El paro fue fuerte. No se paró el Estado, esto es parte de una realidad, porque hay empleados públicos que no están encuadrados en ningún gremio o están encuadrados en otro gremio y no pudieron parar. Pero lo que fue muy fuerte fue la movilización en todo el país. La columna central que ingresó a la Plaza de Mayo fue muy grande y producto de eso también se destrabó parte del problema que había con los docentes. El Gobierno tomó nota de que había un pueblo movilizado. Hubo una apertura al dialogo en algunos sectores nacionales, así que el paro y la movilización la verdad que fueron buenos, fueron contundentes, fueron masivos, y hoy estamos tratando de ver cómo se va reencausando la situación en todos los organismos públicos.
La sensación de varios compañeros que participaron de la marcha fue que hubo unidad de acción pero no hay unidad de concepción entre las organizaciones que participaron. ¿Cuál es su opinión?
El problema acá es la matriz de pensamiento con la que uno parte. Vos hoy te podes enfrentar al neoliberalismo pero también es cierto que hay actores políticos sindicales que durante estos doce años lo que hicieron fue ser fusibles de la derecha, y tenemos que hacer todos un esfuerzo ahora para poder confluir en la calle. No nos da lo mismo a nosotros con quien marchemos y la realidad es que muchos de los que están hoy parándose frente a este gobierno fueron parte de la oposición a un gobierno nacional y popular, y tuvieron responsabilidades con la derrota de un proyecto nacional y popular. Pero bueno, nosotros hoy tenemos que ser muy amplios, abrazar a todos los compañeros, y tenemos que dar respuestas claras frente a la perdida de salario, y deberíamos todos poder abandonar un poco el marco primario desde donde uno se para poder dar respuestas claras a las demandas de los trabajadores.
¿Es posible, en ese sentido, la unidad del movimiento obrero?
Yo creo que sí. No creo que sea posible la unidad de las organizaciones porque está rodeada de mezquindades y de personalismos. Pero creo que así como el 17 de Octubre el pueblo estuvo en la calle, y el 19 y 20 de diciembre el pueblo estuvo en la calle, va a haber un día en donde todo el pueblo esté en la calle independientemente de lo que le pase a las organizaciones sociales, políticas y sindicales.
¿Cómo caracterizan desde la Asociación de Trabajadores del Estado de la Seccional Capital la relación entre Sindicatos, Gobierno y Estado, antes y después del 10 de Diciembre de 2015?
Antes del 10 de diciembre nos sentíamos parte de un proyecto nacional y popular y la relación con el Estado era la de trabajar para fortalecer las políticas de inclusión sin perder el rol sindical que uno tenía. Del 10 de diciembre para acá lo que hubo es un cambio de paradigma muy grande. La relación cambia sustancialmente porque dejás de sentirte parte de un colectivo dentro de un proyecto nacional y popular, para empezar a ser una expresión netamente sindical en defensa corporativa de la fuente de laburo. Además, ves como el gobierno utiliza el Estado para someter a los trabajadores y al pueblo, y no para impartir derechos. Entonces la relación es una relación de tensión.
¿Qué caracterización hacen sobre los “Ñoquis” en el Estado?
La estigmatización que hace el gobierno sobre los trabajadores públicos es la base para llevar adelante un desguace y una reforma del Estado. Lamentablemente, en la República Argentina ya hubo varias situaciones en donde el neoliberalismo vino a romper el rol central que tiene el Estado como el órgano vector que imparte derechos para reemplazarlo por las leyes del mercado que son las que van a regir. En ese marco, lo que hizo el macrismo fue tratar de utilizar los medios de comunicación para instalar al empleado público como el demonio que genera gasto público y que es el material del cual uno puede prescindir, y de esa manera justificar la batería de despidos que hay. Nosotros lo que hicimos fue denunciar eso: empezar a discutir la centralidad del Estado como el órgano vector para impartir derechos y los estatales como polea de transmisión de esos derechos. Por eso venimos trabajando fuertemente para poder consolidar en la sociedad el rol que tiene el empleado público y la importancia que tiene desde todos los lugares, ya sea desde abrir la puerta de la escuela para recibir miles de pibes o estar en los hospitales, o aplicar la asignación universal, y que nosotros somos quienes lo aplicamos y lo ponemos en funcionamiento.
Si tenemos en cuenta los despidos por un lado y la creación de nuevos ministerios por otro, ¿es correcto hablar de un achicamiento del Estado o es más bien una reconfiguración?
Hay un achique del Estado porque lo que hacen es despojarlo de funciones centrales que tienen que ver con cómo vos te paras frente al otro. Si vos tenés hoy, en medio de una epidemia de dengue en todo el país, sesenta camiones de salud parados, lo que hay es un repliegue del Estado que deja desprotegida a la población. Más allá de que después ese gobierno pueda comprar cincuenta mil latitas de repelente y las reparta con los pibes que reparten los globos, lo que hizo fue replegar la posición del Estado como el que podría haber prevenido la situación de dengue y que podría, además, haber asistido a la población. No necesariamente te tienen que echar para que el Estado sea más chico; el Estado es más chico porque sus funciones son reemplazadas por una decisión política de dejar a la gente en una situación de abandono. Nosotros lo que venimos denunciando es eso. Por ejemplo, lo que pasó con –el programa de la cartera de Salud- “Cunita”, que es un derecho que tienen los niños por nacer. Dejó de existir y no está reemplazado por ningún otro derecho que sea de la misma calidad o de mayor calidad. Directamente perdés la posibilidad como argentino o como argentina de nacer y que el Estado te reciba con un ajuar, con un lugar donde dormir, con ropa. Eso es parte de lo que este gobierno hace.
¿Qué análisis hacen sobre la creación del Ministerio de Modernización?
Es la creación que hizo el macrismo para institucionalizar desde qué lugar ellos van a ir sacándole derechos a los trabajadores. Pierde rol el Ministerio de Trabajo, la Función Pública, y absorbe la relación con los gremios y los empleados.
¿Qué balance hacen del paro nacional del pasado 24 de febrero?
El paro fue fuerte. No se paró el Estado, esto es parte de una realidad, porque hay empleados públicos que no están encuadrados en ningún gremio o están encuadrados en otro gremio y no pudieron parar. Pero lo que fue muy fuerte fue la movilización en todo el país. La columna central que ingresó a la Plaza de Mayo fue muy grande y producto de eso también se destrabó parte del problema que había con los docentes. El Gobierno tomó nota de que había un pueblo movilizado. Hubo una apertura al dialogo en algunos sectores nacionales, así que el paro y la movilización la verdad que fueron buenos, fueron contundentes, fueron masivos, y hoy estamos tratando de ver cómo se va reencausando la situación en todos los organismos públicos.
La sensación de varios compañeros que participaron de la marcha fue que hubo unidad de acción pero no hay unidad de concepción entre las organizaciones que participaron. ¿Cuál es su opinión?
El problema acá es la matriz de pensamiento con la que uno parte. Vos hoy te podes enfrentar al neoliberalismo pero también es cierto que hay actores políticos sindicales que durante estos doce años lo que hicieron fue ser fusibles de la derecha, y tenemos que hacer todos un esfuerzo ahora para poder confluir en la calle. No nos da lo mismo a nosotros con quien marchemos y la realidad es que muchos de los que están hoy parándose frente a este gobierno fueron parte de la oposición a un gobierno nacional y popular, y tuvieron responsabilidades con la derrota de un proyecto nacional y popular. Pero bueno, nosotros hoy tenemos que ser muy amplios, abrazar a todos los compañeros, y tenemos que dar respuestas claras frente a la perdida de salario, y deberíamos todos poder abandonar un poco el marco primario desde donde uno se para poder dar respuestas claras a las demandas de los trabajadores.
¿Es posible, en ese sentido, la unidad del movimiento obrero?
Yo creo que sí. No creo que sea posible la unidad de las organizaciones porque está rodeada de mezquindades y de personalismos. Pero creo que así como el 17 de Octubre el pueblo estuvo en la calle, y el 19 y 20 de diciembre el pueblo estuvo en la calle, va a haber un día en donde todo el pueblo esté en la calle independientemente de lo que le pase a las organizaciones sociales, políticas y sindicales.