Fotos: Emiliano Palacios (en Instagram, @emilianopalaciosph).

La entrevista se realiza en el despacho que Javier Andrade tiene en el tercer piso de la Legislatura porteña. La oficina está vacía y silenciosa, porque en la casa parlamentaria hay muy poca actividad. No suenan los teléfonos. Los ascensores están estacados en el mismo piso durante un buen rato. No se escuchan los pasos apretados en los pasillos y las áreas claves del edificio se sostienen con guardias mínimas. Las sesiones se realizan cada quince días, con la mayor parte de los y las legisladoras en sus casas, y lo mismo sucede con las comisiones de trabajo.

Pero Javier está en su despacho. En parte porque es un hombre que trabaja mucho, y la tarea legislativa del bloque del Frente de Todos (FDT) no cesó, más bien lo contrario, ya que se presentaron decenas de proyectos para que el Estado porteño atienda la crisis por la pandemia, pero aparte porque La Cámpora, la organización en la que milita y en la que integra la Mesa Política del distrito, está realizando un arduo trabajo de contención social en los barrios, en especial, por medio del despliegue de un centenar de ollas populares, todos los fines de semana.

Retratos y símbolos de referentes de los organismos de derechos humanos, los pueblos originarios, el peronismo, Néstor y Cristina Kirchner y su familia decoran la pared más amplia de su despacho. El día está despejado y el sol ingresa por el balcón de la calle Hipólito Yrigoyen. No se puede tomar mate, pero sí un vaso de agua fresca.

Qué análisis hacés sobre el debate que se generó en relación a la quita de recursos que Nación decidió realizarle a la Ciudad.

En principio, digo que está mal planteado, no es una quita de recursos sino una distribución más justa de los recursos. Es una mejor distribución de un presidente que gobierna de cara al país y no a la Ciudad de Buenos Aires, como lo hizo Mauricio Macri, quien por decreto le sumó un par de puntos a la coparticipación de la CABA. Además, esta medida ya había sido anticipada en el inicio del gobierno de Alberto. El problema fue la coparticipación mal distribuida, casi duplicando el monto necesario para que la Ciudad recibiese la transferencia de la Policía Federal.

¿Qué se le dice al vecino de la Ciudad de Buenos Aires qué piensa qué el gobierno nacional le está metiendo la mano en el bolsillo?

Como sucede en los grandes centros urbanos, el nivel de incidencia de los medios de comunicación es muy ostensible. Cuando salió Rodríguez Larreta a plantear la situación fue una suerte de cadena nacional. La realidad es que estamos hablando de una ciudad muy rica, con un presupuesto que claramente podría resolver las necesidades de todos los habitantes de la Ciudad.

Hoy en la Ciudad contamos con un presupuesto cercano a los 500 mil millones de pesos, y vemos que las prioridades del gobierno porteño no son ni la educación ni la salud pública, y sí el marketing, la consultoría y la pauta publicitaria, que claramente terminan de consolidar el blindaje mediático del que goza Larreta. No se trata de la falta de dinero, sino de una definición política.

Nosotros vemos que el gasto de Salud desde que lo recibió el Pro en 2007, era de 21% y hoy es el 15%. Lo mismo pasa con la Educación, que desde que asumió Macri como jefe de Gobierno, a la fecha, bajó 11 puntos de la torta total del presupuesto.

El país se construyó, en estos 200 años, con la mirada puesta en el puerto, fomentando el crecimiento de la Ciudad y desconociendo a las provincias. La mirada del conjunto, más federal, es una promesa de campaña del FDT, contrariamente a lo que pasó con Macri que no cumplió nada de lo que prometió.  Alberto Fernández está cumpliendo con las cosas que dijo y  eso es algo para poner de relieve porque se trata de ese contrato social entre lo que uno va a votar y lo que después hace quien lleva adelante la gestión.

En relación a la quita de recursos, recuerdo cuando Vargas Llosa le preguntó a Macri cómo sería su posible nuevo mandato, y el otro dijo “por el mismo camino, pero más rápido”. Eso es lo que hizo Larreta en la Ciudad: vendió y concesionó el doble de tierra pública que en los ocho años de Mauricio Macri, y creo que en esta mirada unitaria, de cómo asignar los recursos federales, tiene que ver eso. Todos afirmaron que Larreta, con esta disputa con la Nación, se lanzó a la presidencia de la República y en el primer hecho de ese lanzamiento, siguió defendiendo a Buenos Aires en desmedro del resto del país, tratando de concentrar aún más los recursos en la Ciudad.

Cuando estamos discutiendo, que algunos pibes no tienen conectividad, que no tiene su computadora, estamos discutiendo una definición política del Gobierno de la Ciudad. No pueden plantear la falta de recursos. Siempre que se decide una medida de gestión pública tiene que ver con una definición política. El presupuesto es una definición política. Que la Seguridad tenga el mismo presupuesto que la Salud, es una mirada y una definición política de la Ciudad. En la Ciudad no hay una política de empleo, por ejemplo. En todos estos años nunca se lanzó una política de empleo. La instancia institucional es una Subsecretaría de Empleo, al igual que a nivel nacional, cuando gobernaba Cambiemos, que degradaron los ministerio de Trabajo y Salud a secretarias; esto pone en evidencia una mirada política, y  por dónde camina el gobierno de Rodríguez Larreta.

Javier está en la casa legislativa desde 2007.

La Ciudad pareciera no tener una política de asistencia por el Covid19. Todo baja de Nación.

En el primer semestre de 2020, la Ciudad recibió, en materia de coparticipación, alrededor 47 mil millones de pesos, y por otro lado, con esa mirada federal que tiene el Gobierno nacional, y en el marco de la pandemia, asistió con el IFE y el ATP, aparte de la Tarjeta Alimentaria, entre otras herramientas. Todas estas medidas tuvieron una gran incidencia en todo el país, y también en la Ciudad de Buenos Aires. Del total de la ATP que se repartió en el país, el 30% fue para empresas y trabajadores que están en la Ciudad. Entonces, con datos claros y objetivos, no es verdad que la Nación le quita recursos a la Ciudad, porque la trata de la misma manera con la que atiende al resto de las provincias del país, con una mirada federal e integral. Es importante poner de relieve esto porque es una mentira que le sacaron plata del bolsillo a la Ciudad de Buenos Aires.

No existe un proyecto de Ciudad sin un proyecto de país, y uno de los grandes benefactores de eso fue Mauricio Macri, quién mientras gobernaba en la Ciudad, la gestión de Nación estaba en manos de Cristina. La macroeconomía que manejaba Nación hizo que funcionen los recursos de la Ciudad de Buenos Aires, en especial a través de los Ingresos Brutos, el principal recurso, entre el 50 y el 65% de lo recaudado por la Ciudad. Si el país está bien, hay trabajo, la gente gasta, todo eso en parte va a parar a ese impuesto. Los trabajadores del conurbano son el 50% de la masa laboral de la Capital Federal, o sea que son tres millones de personas todos los días ingresan a la Ciudad, y gasta y consumen acá.

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Andrade está en la legislatura porteña desde 2007. Fue asesor, jefe de despacho, y también secretario de Coordinación de la casa durante cuatro años. Lo conocen y respetan todos. Es un hombre convicciones firmes, y también de diálogo. Conoce al dedillo el arte de hacer política. En 2015 fue elegido legislador por el Frente para la Victoria, un espacio que en 2017 pasó a ser Unidad Ciudadana. El año pasado comenzó a transitar su segundo mandato, ahora en representación del FDT, hasta 2023. Es el vicepresidente del bloque y miembro de las comisiones de Salud y Planeamiento urbano.

En los cinco años que lleva como diputado, presentó más de 400 proyectos, y es coautor de más de 700. Uno de ellos propone crear una inmobiliaria estatal y cobrarle un impuesto a las viviendas ociosas, otro, que los promotores de salud que hacen una tarea esencial en las villas porteñas, sean incorporados de manera permanente a los equipos territoriales de los centros de salud que dependen del gobierno porteño. También tuvo un rol activo en el debate que se realizó el año pasado sobre los códigos de Edificación y de Planeamiento Urbano que sancionó el oficialismo, y calentó motores para otra discusión, ligada también al tipo de ciudad que los porteños y porteñas tendrán en las próximas dos décadas, por lo menos: el nuevo plano urbano ambiental.

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Javier es vicepresidente del bloque del Frente de Todos (17 integrantes) y parte de la Mesa Política de La Cámpora Ciudad de Buenos Aires.

En las últimas elecciones el FDT logró un 35 por ciento de los votos y se consolidó como la oposición a Larreta. ¿Crees que de cara al 2021, y teniendo en cuenta la presencia de nuestra militancia en todos los barrios, con la contención social que se está realizando a través de las ollas populares, el espacio seguirá creciendo en caudal de votos?

Me parece fundamental el rol que están jugando hoy las organizaciones políticas y sociales que conforman el Frente de Todos, y otros sectores también, como la iglesia y otros espacios de la sociedad civil. El Programa Detectar no hubiese funcionado si las organizaciones no se hubiesen puesto a la cabeza de la búsqueda de los contactos estrechos.

Las organizaciones son claves para cubrir las deficiencias del Estado, en general, y en particular, el que conduce Horacio Rodríguez Larreta. Por ejemplo en relación a la atención que se brinda desde el sistema de salud, desfinanciado a lo largo de los años de su gestión. El 20 por ciento de los porteños y porteñas se atiende en el sistema de salud público local, y si se hace un recorte en el sur de la Ciudad, ese porcentaje supera el 44 por ciento.

Son las mismas organizaciones las que están asistiendo con un plato de comida a quienes lo necesitan, en su mayoría pobladores de villas, asentamientos y complejos habitacionales, pero también se asiste a sectores medios, por medio de un trabajo que comenzó durante el gobierno de Macri con las personas en situación de calle, que hoy como organización, solo La Cámpora, acá en la Ciudad, supera las 60 mil raciones de comida por mes.

En ese sentido tenemos un desafío muy grande, porque hay ahí un sujeto social – le pide perdón a los y las sociólogas si está utilizando un término que no corresponde- que se acerca a la unidad básica por necesidad, porque claramente tiene problemas económicos, y nosotros tenemos que ver cómo ponemos en valor esa solidaridad que ejercemos con las ollas populares y comenzamos a tejer redes, fomentar la participación y la organización popular, que en definitiva son instancias para mejorar las condiciones de vida en los barrios.

Tenemos que ser un instrumento para que esos vecinos y vecinas comprendan que la política es una herramienta con la que cuentan aquellos que no son poderosos para modificar la realidad. Y no hablamos de militantes, pero sí, como dijo Cristina, apelamos al concepto de ciudadanía responsable, ya que es el compromiso el que hace la diferencia, de cara al objetivo mayor, que es por ejemplo acá en la Ciudad de Buenos Aires, poder vivir bien, y esto no es mejor o peor que otro, sino que todos podamos vivir bien.

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Andrade: "Como dice García Linera, antes era la toma del poder, ahora es la construcción de mayorías".

Javier creció en una familia peronista y es hijo de un militante de la JP de los 70; tiene un tío desaparecido, hermano de su madre. En los ochenta, siendo un adolescente, fue testigo de la lenta reconstrucción del peronismo, luego de la dictadura cívico-militar y el exilio. A finales de los noventa militó junto a su hermano Martín en el área de Formación de la Federación de Tierra y Vivienda que conducía el dirigente social y matancero Luis D’Elia. En paralelo se sumó a los escraches que organizaban las y los H.I.J.O.S, hacia finales de la década, cuando el país sucumbía ante la impunidad de los genocidas. También junto a un grupo de compañeros y compañeras conformaron el espacio G.A.R.R.A. y le acercaron  a Taty Almeida una propuesta política cultural para colaborar con Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.

Fue con G.A.R.R.A que en 2007 se sumaron al flamante espacio político Generación por la Emancipación Nacional (GEN), en el que confluyeron unos doscientos jóvenes que provenían de experiencias de militancia territorial, los derechos humanos, la universidad y la cultura. A su vez, esa agrupación, un año después, se sumó a La Cámpora, la organización juvenil que nació al calor del mandato y la obra de gobierno de Néstor Kirchner.

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Hace unos días se cumplieron diez años del acto en el Luna Park, cuando la juventud kirchnerista se lanzó como un actor de la política nacional, y también seis años del acto de La Cámpora en Argentinos Juniors, en el que habló Máximo Kirchner. ¿Qué motivaciones o expectativas crees que tienen hoy los pibes y pibas que se suman a la militancia?

Estoy en la organización desde el primer momento, cuando Néstor vino a poner en valor el rol de la juventud en la política. Su objetivo era ese: que exista una construcción política y territorial de la juventud. Y creo que lo logramos.

Para aquellos que somos hijos de la generación que militó en los setenta, creo que la posibilidad de haber participado de manera activa de este proceso, de este héroe colectivo, que incluye a nuestros viejos, e incluso para más atrás, la política es el camino que elegimos para toda la vida y que nos puede encontrar en la unidad básica, en la universidad o en Estado ocupando un rol institucional.

Hoy me encuentro con mi hija, que tiene 16 años, y mis sobrinas, que son militantes de La Cámpora Secundarios, y para mí eso es un orgullo. A la mañana, hace un rato, mi hija me contó que a propósito del nuevo aniversario de La noche de los lápices, tuvieron un encuentro federal –y virtual- y lo lindo que había sido ponerse en contacto con pares de Mendoza, Jujuy, y entonces como dijo Cristina en un plenario de los secundarios, creo que en 2017, en Lanús, el mejor lugar para los pibes y las pibas es la política, porque como dije antes, la política es la herramienta con la que cuentan quienes no forman parte del poder real.

Luego de del genocidio del 76, y la destrucción estructural con el neoliberalismo de Menem y la Alianza que derivaron en la crisis del 2001, Néstor y Cristina volvieron a poner en valor la práctica política como instrumento de transformación. Y eso significó un gran avance en materia de batalla cultural, que se expresó por ejemplo en los masivos festejos del Bicentenario, con los que se realizó una resignificación de la historia, y de un modo federal, con la presencia de líderes populares de la región.

¿Crees que la recuperación de la política también explica por lo menos en parte que el campo nacional y popular haya ganado las elecciones en primera vuelta luego de los cuatro años de Macri?

Totalmente. Fue un hecho inédito no solo para la región, sino en comparación con la historia de nuestro país, luego de que Perón estuviese exiliado y proscripto dieciocho años para poder volver a la Argentina, y Rosas y San Martín muriesen lejos de su Patria.

El que tenga alguna contradicción acerca del rumbo actual de los acontecimientos, le sugiero que revea ese video de veinte minutos en el que Cristina decide bajar su candidatura y ofrecerle el lugar a Alberto, en un gesto de humildad notable, para volver al gobierno cuatro años después de haberse ido con una plaza reventada de pueblo.

Como dice García Linera, antes era la toma del poder, ahora es la construcción de mayorías. La idea frentista del peronismo siempre estuvo consolidada, y hoy tenemos un gobierno de coalición en el que se equilibran los mecanismos para llevar adelante la mejor gestión de gobierno, teniendo en cuenta la pandemia de Macri y la actual.  Ahora todos esperamos que llegue la vacuna para empezar a construir el país que necesitamos, para todos y todas.