Diego Carreño se dedica al teatro hace 25 años, aunque su pasión, desde que era un chico, fue el cine, y más específicamente, el humor. La remó, se frustró, volvió a insistir, y hoy vive un presente de satisfacción y reconocimiento. Junto a uno de sus maestros, Gabriel Wolf, están presentando “La lengua es un músculo, pero el lenguaje es un virus”, que va por la segunda temporada, con más de cincuenta funciones agotadas, y en la que Diego, aparte de ser el coautor, es el actor que le pone el cuerpo al unipersonal. Gabriel, por su parte, la dirige.
Como actor, Carreño tiene un largo recorrido en el ambiente underground del teatro, trabajó en muchas obras bajo la dirección de otro referente, Leo Maslíah, aparte de Claudio Martínez Bel y Julia Calvo. Por su parte, es autor de las comedias “Tan sólo un gesto”, “Digital Mambo” y “Hombres Delay” y fue elegido mejor actor por la obra “Hombres Delay” en el Festival de Humor Engrudo del Teatro Mandril en 2017, un trabajo que además fue nominación al premio Mejor obra en el mismo festival. Fue también premiado como mejor actor en el Festival Nacional de Teatro de Mar del Plata de 1998.
Kranear se comunico con él, por medio del correo electrónico, para charlar sobre La lengua es un músculo, el teatro como modo de vida, la comedia, el drama, el formato de la televisión para la actuación, el lenguaje inclusivo y la realidad del país, entre otros asuntos.
¿Me podrás explicar con palabras sencillas, si las hay, qué es un “dramaturgo”?
Para mí un dramaturgo es un contador de historias. Entiendo que tiene un montón de aristas el tema, pero es lo que me interesa a mí del asunto. Contar historias, nada más.
¿Cómo nace tu pasión por la actuación?
A través del cine. Fui un gran aficionado como espectador, y principalmente del humor: Pierre Richard, Jerry Lewis. Y también con la tevé, de chico: Pepe Biondi, Los Tres Chiflados… De ahí surge el interés, pero el amor al que haces referencia en tu pregunta creo que puede nacer sólo actuando, y si se me permite… en teatro.
¿Es verdad que es más difícil hacer reír que llorar?
Siempre me llama la atención esa pregunta, porque creo que apunta a si es más fácil hacer drama que comedia. A mí me resulta más fácil la comedia, y a otros el drama, pero si la pregunta es literal, ¡hacer llorar debe ser dificilísimo!
A pesar de que hace algunos años te dijeron que no servías para hacer humor, seguiste adelante y ahora tus funciones son a sala llena, ¿le tenes rencor con quien no te tuvo fe?
Nooooo, para nada. Igual me rechazaron en el ingreso a la (Escuela Metropolitana de Arte Dramático (ENAD) para la carrera de actuación, no fue que sentí que me decían que no servía para hacer humor, sino que no servía directamente para la actuación, lo cual es aún peor. Pero no, ese tipo de evaluaciones son muy subjetivas, no hay que darles mayor importancia.
¿Qué tanto te interesa recibir premios?
Bueno, se relaciona un poco con la respuesta anterior. También hay que entender que los premios son subjetivos. Por supuesto que me alegra recibirlos, pero no hay que darles mayor importancia, tampoco.
¿Qué hay de cierto en eso de que los humoristas son todo lo contrario en la vida privada?
Los que yo conozco mayormente son personas muy divertidas.
Hablemos de La lengua. ¿Por qué te centraste en William Burroughs para escribir esta obra partiendo de aquello que dijo una vez sobre que “El lenguaje es un virus“ y que los humanos no sabemos que estamos infectados?
La idea de la frase de Burroughs fue de Wolf, en realidad, y a mí me encantó. “El lenguaje es un virus” es una frase muy potente, no podía dejar de pensarla en letras grandes como título para la obra. Nosotros tratamos de centrarnos en la idea de que es un virus a través de lo que sucede con los modismos que utilizamos a diario, las frases que se ponen de moda, y los medios de comunicación que fomentan un poco todo eso.
¿Se viene una tercera temporada de La lengua…?
¡Ojalá! Si seguimos así, es muy probable.
¿Cómo te llevas con la televisión? ¿Y que opinas de la falta de ficción?
No voy nunca a castings porque me resultan insoportables. Hice muy poca tele, la verdad es que no me interesa para nada, salvo porque te coloca en otro plano, y obviamente te da cierta popularidad con la cual después podes motorizar tus obras de teatro. Supongo, no sé. Lo de la falta de ficción es una pena porque deja sin trabajo a mucha gente pero fundamentalmente porque le da lugar a esos programas de televisión horribles donde juntan a cuatro personas en un living a hablar pavadas, porque evidentemente es mucho más económico que hacer una novela o un unitario.
¿Y cómo te llevas con el lenguaje inclusivo?
Yo por una cuestión generacional me siento muy lejos de eso, y creo que lamentablemente y si se me permite una analogía matemática, el lenguaje inclusivo creo que no resta, aunque difícilmente sume, pero sin duda divide, porque fue adoptado casi como una cuestión política, y en este país tan adepto a la supuesta grieta que nos divide como sociedad, a veces pareciera que te pone de un lado o del otro.
Hablando de la actualidad, a pesar de la crisis económica que atraviesa el país, la mayoría de las salas de teatro están llenas, lo mismo que los restaurantes de la zona. ¿A que lo atribuís eso?
Supongo que debe haber cierto “boom” por las salidas (igual lo del teatro creo que no pasa en todas las salas) y que tiene que ver con una baja en los viajes al exterior, dado que muy poca gente puede viajar, el resto se queda y gasta acá. No tengo mucha idea yo de eso. También creo que las nuevas generaciones ya no pueden acceder ni siquiera a comprar un auto (ni hablar de un departamento) y tienen esta idea de gastar en salidas, dado que ahorrar acá no sirve de nada, si es que tenés la fortuna y la posibilidad de hacerlo.
¿Cómo ves al país de cara las próximas elecciones y la amenaza que hay a perder nuestros derechos?
Yo creo que estamos hablando de posibles próximos gobiernos de Milei, Bullrich o Massa, y de ese modo estamos ante un 100 por ciento de posibilidades de que sea un gobierno de derecha, sólo que algunos de ellos se encuentran más a la derecha que otros. Respecto de la pérdida de derechos no sabría qué decirte. Yo vivo en La Matanza, y si bien estamos a 30 minutos de CABA, te puedo garantizar que la vida acá es muy distinta a la que se puede tener en un barrio como Palermo o Colegiales. Y que a alguien que cree que ya ha perdido todos sus derechos es muy difícil hacerle entender que puede perder otros de los que no está pendiente de haber ganado.
¿Cómo sigue tu futuro, alguna nueva obra en mente?
Sí. El año que viene estreno una obra como director y autor, y estoy escribiendo otro unipersonal que va a ser un homenaje a Leo Maslíah.
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Sinopsis de la obra, que se presenta en El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA: el protagonista se encuentra en una casa de su familia, ubicada en la cima de un cerro, desde hace 24 años, trabajando en la tesis que le permitirá graduarse como filólogo, un Hombre de Letras, con la que intentará confirmar aquél planteo de William Burroughs del año 1966 en el que afirmaba que “el lenguaje es un virus”. Con esta premisa, el humor atravesará todo el espectáculo, por medio de elementos retóricos tales como la paradoja, la metáfora, la paronomasia y la dubitación.