Juan Manuel de Rosas
(Buenos Aires, 30 de marzo de 1793 – Southampton, Inglaterra, 14 de marzo de 1877)
Realizó una defensa insoslayable de la soberanía nacional frente a las pretensiones del poder imperial y el cipayismo de los entreguistas locales. Gobernó dos veces la provincia de Buenos Aires y estuvo al frente de la Confederación Argentina durante más de veinte años.
Demonizado por la pluma de la historiografía liberal conservadora, se convirtió en la encarnación misma de la barbarie al legitimar su poder en el apoyo de la peonada rural, los gauchos y los negros, y por promover la protección de las economías locales mediante la Ley de Aduana.
Las potencias extranjeras, aliadas con los grupos aristocráticos unitarios, intentaron una y otra vez invadir el territorio nacional, hasta que toparon con las cadenas de la Vuelta de Obligado y los cañones federales. Murió en el exilio, habiendo "sostenido el honor de la República", como diría San Martín, "ante las pretensiones de los extranjeros que tentaban de humillarla".