Fotos: Paula Lobariñas.

Zaiat habla con la urgencia de quien entiende. Frunce el ceño y explica con simpleza pero también con contundencia el escenario político económico de la Argentina. Va y viene por la línea histórica que nos envuelve, sobrevolando las coyunturas particulares para marcar las continuidades y las rupturas en las tensiones de un país que define como “para pocos”.


No se detiene en el análisis de posibles errores, los señala rápidamente y sigue de largo. “Las sociedades son dinámicas”, dice. Al igual que la correlación de fuerzas, las alianzas, o la geopolítica, entre otras variables. Cada etapa implica redefinir las formas y las medidas. Lo central es volver a asumir el control político del Estado para tensionar hacia un proyecto popular.

El gobierno de Mauricio Macri inició su gestión con una megadevaluación que implicó una brutal transferencia de ingresos hacia los sectores de privilegio. ¿Quiénes ganan y quiénes pierden con esta medida?

Los ajustes violentos del tipo de cambio benefician a los sectores minoritarios concentrados del complejo agroexportador, al sistema financiero, y a los sectores económicos con una vocación dolarizadora de sus ganancias. Afecta a la mayoría de la población y fundamentalmente al trabajador y al jubilado, al pequeño comerciante, a los dueños de las pymes, porque lo que provoca la suba de dólar en este esquema -y lo que ya está provocando- es una violenta caída de las ventas.


La Argentina fue reconocida mundialmente en un momento por ser “el granero del mundo”. ¿Estamos volviendo a ese paradigma?


A.Z.: La megadevaluación, el tarifazo, la apertura importadora, o los despidos masivos, no son cosas aisladas. El macrismo tiene su proyecto político y para respaldarlo va implementando estas medidas. Es un proyecto que se basa en reconfigurar la economía argentina hacia el modelo agroindustrial exportador y sostener un nivel de desempleo elevado con el objetivo de disciplinar a los trabajadores, para bajar los costos laborales en dólares, o sea el salario. Sólo los sectores exportadores, que son minoritarios en la Argentina, tienen un costo laboral en dólares.

Entonces este es un país para pocos. Hay que analizarlo en términos históricos. Si no lo entendes desde ahí, quedas atrapado por la coyuntura y por las diferentes medidas que terminan confundiendo. Todo está entrelazado. Si uno hace el recorrido desde la Independencia hasta ahora, lo que ha predominado históricamente es esa tensión entre el gobierno de las elites (hoy redefinido como ceocracia) -que en cada etapa tuvo diferentes manifestaciones, alianzas locales y vínculos con el exterior- con los sectores populares.


Siempre que se intentó profundizar el modelo de industrialización, los gobiernos populares se encontraron con la dificultad histórica de que es el sector del agro el que aporta las divisas necesarias para la importación de bienes. Teniendo en cuenta la estructura de la economía argentina, ¿cuán importante es el apoyo de este sector?


En el ex post es fácil hacer el análisis. Todo desarrollo capitalista requiere de una burguesía dinámica, o de alianzas con sectores del capital. Sin ningún tipo de alianza, queda limitada la capacidad de ese desarrollo. Esto queda reflejado en los últimos años del gobierno de Cristina, en especial en la segunda etapa, a partir de que emergió con mucha más fuerza la restricción externa y que el contexto internacional comenzó a ser desfavorable. Respecto específicamente de la pregunta, esa es una de las grandes limitaciones para el desarrollo.


 ¿Cómo podría saldarse?


Con un proceso de industrialización que implique sustitución de importaciones. De acuerdo a la intensidad de las políticas que se implementen desde el Estado, disminuye la capacidad de extorsión de los dueños de los dólares, o sea el complejo agroexportador.


Vino la megadevaluación, liquidaron sus dólares pero después querían un tipo de cambio más alto, que es lo que están consiguiendo ahora. El macrismo tiene confianza y piensa que por la apertura a sus negocios no va a recibir extorsiones del poder económico, pero se equivoca.

Lo que logró el kirchnerismo es una convergencia de todos los intereses del poder económico, para combatirlo. Telefónica y Clarín combatían a la Ley de Medios. El complejo agroexportador se unió con los pequeños productores agropecuarios, y así podes hacer todo el recorrido…sector financiero, industrial, banca local, internacional.


Cuando gana el macrismo, se concreta el objetivo central del poder económico. Sacan a un gobierno nacional y popular. Ya en el gobierno, empezaron a divergir los intereses dentro de ese poder y a aparecer las tensiones dentro del capitalismo en la Argentina.


Los que predominen, van a ser, y en este caso hoy se ve, los dueños de los dólares. Hay un componente dolarizador muy fuerte en Argentina en los últimos 30 años que hace que el tipo de cambio sea la manifestación de la disputa de poder. El movimiento del tipo de cambio lo que refleja es una disputa de poder.


¿En el contexto actual, qué sentido cobra hoy el “cepo” que había impuesto la gestión de CFK y que fue tan criticado?


Es un mal llamado “cepo”. Es una política necesaria de administración del mercado de cambios y de acceso a la moneda extranjera. Si no tenes esa política, quienes te manejan el mercado de cambios son los dueños de los dólares y el sistema financiero, que es lo que está pasando ahora. Esto es profundamente perturbador de la estabilidad financiera y económica. En consecuencia, es un escenario desfavorable para los trabajadores, los jubilados, los pequeños comerciantes.



Antes de las elecciones, se filtraron unas imágenes de Melconian y otros economistas neoliberales hablándole a un grupo de empresarios durante una conferencia. Una frase que quedó resonando es “aquí no hay ideología, hay capitalismo, aquí hay sentido común y reglas del juego.” En primer lugar, ¿qué se esconde detrás de estos discursos? y ¿cómo entra acá el concepto de “anarcocapitalismo” que arroja Cristina en la ONU? 


La definición de que no hay ideología, es ideológica. Esconde lo que han sido, son y serán estos lobbistas del poder económico. Llamarlos “economistas” es demasiado benévolo. Esta idea de plantear “la economía es una sola” o “hay una sola interpretación y resolución de los fenómenos económicos”, va en línea con satisfacer los intereses del poder económico en sus diferentes vertientes.


Las últimas dos décadas, y con más énfasis en la última, la actual fase del capitalismo global está dominada por la lógica financiera. Esto significa que son las finanzas y los bancos los que van dictando las políticas económicas y las orientaciones de los gobiernos. Eso genera el “anarcocapitalismo”. Lo que quiere el sistema financiero es las “no reglas”, por eso son anarquistas, anarquistas del capitalismo. No quieren un Estado regulador, y así está funcionando el capitalismo en los últimos ocho años, en los que se está viendo lo profundamente perturbador de esta lógica. La economía mundial está en una profunda crisis que estalló en el 2008, y estamos trascurriendo el 2016 y tenemos una Europa estancada, a Estados Unidos que no arranca, una tasa de desempleo muy elevada, una concentración de la riqueza fenomenal, y un fortalecimiento de los responsables de la crisis, que es el sistema financiero.


¿Qué pasa en el plano de la ética con estos personajes que saben que las consecuencias directas de sus políticas son la pobreza, la indigencia, el desempleo?


¿Pero cómo definís “ética”? Ellos tienen una ética. La ética es sus negocios. No hay moral, en el sentido de una moral socialcristiana, o una definición de lo bueno y lo malo. Te vas a encontrar con la hipocresía de los voceros del sistema financiero, o de los sectores industriales vinculados con las finanzas, o los multimillonarios, que piensan que de esa forma el mundo está mejor. Cuando se reúnen en Davos no están viendo qué es lo que pasa con los pobres. En última instancia la economía es un espacio de disputa de poder en la que intervienen diferentes agentes y sujetos económicos. Estos sujetos, dependiendo de la relación de fuerza que tengan, pueden imponer sus intereses. Así funciona y así se va desarrollando. Además tienen intereses contrapuestos, y por eso la economía, el capital y el trabajo, siempre están en tensión. Puede ser menor, mayor, pero siempre en tensión. El capital lo que quiere es multiplicar su capital. Esta idea de tratar de autolimitarse o de autorregularse la expansión de sus propias riquezas, es un concepto idealista que no tiene un anclaje en la realidad. Tiene que haber proyecto político que asuma el control del Estado que pueda limitar la voracidad del capital.


¿Qué implica, económica y políticamente, el acuerdo con los fondos buitres en los términos de la oferta realizada por el gobierno? 


En realidad no hubo negociación, hubo una capitulación de la Argentina a la sentencia de Griesa. Lo que eso implica es el reinicio de un ciclo de endeudamiento creciente, a una velocidad increíble. Lo pueden hacer gracias a la política de desendeudamiento del kirchnerismo, que implicó un esfuerzo extraordinario de la sociedad. Las reservas son riquezas de todos los argentinos.


Cuando un país se endeuda tenes mayores compromisos a pagar a futuro, pero en el transcurso se te incrementan los intereses de esa deuda. Los podes pagar con más deuda o con recursos del presupuesto nacional. Cuando los gobiernos planifican el presupuesto, piensan en ajustar el gasto. ¿Qué gasto van a ajustar? Uno tiene que suponer, en función de la historia de gobiernos similares, que esta gestión va a ajustar gastos de inversión pública y que por consiguiente eso afecta a la población, por pérdida de trabajo. También el de seguridad social, tanto por el lado de jubilaciones, como de protección social.

Es el típico proceso que lleva a un país que se endeuda a quedar atrapado por los condicionamientos que establece el sistema financiero. En el 2001, antes del default los intereses de la deuda representaban casi el 15% del total del gasto, en el 2015, antes del gobierno de Macri, representaba el 2,5%. Entonces ahí es donde se ve afectada la población, en cómo se le reducen las prestaciones sociales, la inversión pública, la cobertura social, y obviamente también el empleo. Hay un deterioro de las condiciones sociolaborales por ese endeudamiento.


¿Dónde crees que falló el Kirchnerismo en materia económica?


Los procesos políticos, sociales y económicos no son de laboratorio. Ahora hay una realidad diferente, con un proyecto político de exclusión, de derecha. Cuando haya un eventual regreso merecerá hacer un análisis sobre qué hacer, porque las sociedades son dinámicas. Lo que se podría haber hecho en el 2007, 2013, 2015, en el 2020 ya no tendrá relevancia. En un futuro te vas a encontrar con unas matrices diferentes sobre cómo encarar el desarrollo económico de un país, una geopolítica diferente también.


En términos globales lo que se requiere son proyectos políticos con objetivos económicos e instrumentos para alcanzarlos y consolidar ese proyecto. En cada contexto histórico tenes que ir con ese encuadre, y construir las alianzas sociales y económicas que te sustenten el cumplimiento de esos objetivos.

Hay observaciones, obviamente. Creo que la política de administración del mercado de cambios fue mal explicada, fue arrebatada, se implementó de una forma improvisada, la política de sustitución de importaciones fue tardía, lo mismo que la vinculada al tema energético. Analizas y podes seguir. ¿Hoy para qué sirve? Mientras tanto tenes un gobierno que está haciendo tierra arrasada en diferentes aspectos.


En realidad lo que está en disputa son proyectos políticos. Proyectos de cómo construir el país. Qué tipo de país construir. La derecha no se cuestiona las medidas, no hay un cuestionamiento sobre qué hizo mal Cavallo, o Martínez de Hoz. Repiten y siguen haciendo lo mismo. ¿Por qué? Si eso fracasó. ¿Fracasó para quién? Para los sectores populares. Pero ellos tienen un proyecto político, desde 1810 hasta ahora, un proyecto de las elites, y entonces implementan las medidas en función de satisfacer los intereses de esas elites. No eludo los errores, pero hoy el debate y la interpelación tiene que ser a un proyecto político que es profundamente regresivo en términos de distribución del ingreso, que es concentrador de la riqueza , y que va afectar a los sectores medios, a los trabajadores, y a los jubilados.