“Me ha tocado escribir toda la vida,
por temperamento, contra el poder establecido,
contra las costumbres, contra la Iglesia...
Me tocó asumir lo dramático. La felicidad se vive,
en vez de escribirse”
(Indio Solari, Recuerdos que mienten un poco, página 493)


Portada: Ramiro Abrevaya.

Eran más de las diez de la noche y ya estaba seguro de que no habría solución digital a la masiva demanda de ingresos al show, las masas tecleaban el F5 como si fueran empujones contra una valla en la cancha de Huracán, y no había lugar para esa gente toda junta. Se vino a la mente el fracaso de la convocatoria virtual del 17 de octubre del año pasado y supe que esto no tenía remedio a pesar de las buenas intenciones. Me acordé del último vivo del Indio, en 2017, en Olavarría, esa mezcla de amor con bronca, un acontecimiento sobre el que escribí acá: http://cosecharoja.org/jugaron-con-la-suerte/

Se hablaba de organizarlo mejor para otro día, parecía razonable. Pero el Indio es menos conservador que la media y por eso es un ídolo popular. Si no funciona el negocio tal como lo acordamos, se rompe el contrato y ponemos el show a disposición del público. Me voy corriendo a ver que escribe en mi pared la tribu de mi calle. Listo.

Siempre pagué las entradas para ver a los Redondos y al Indio y siempre se colaron miles de personas. Esto fue parecido, una salida mágica, ricotera. Si fuera macrista me daría bronca, pero soy peronista y me da orgullo aportar mi pago para que disfrutemos todas y todos. El derecho civil que se lo metan en el culo. YouTube se convirtió así en cualquier pueblo de la Argentina copada por la misa ricotera.

Y empezó la fiesta, grabada hace un par de semanas, antes de saber que este sábado nos encontraría en casa por las restricciones a la circulación en AMBA, sin saber en ese momento, cuando programaron semejante producción artística, que anoche iban a limpiar el alma de miles de personas preocupadas por la salud de nuestro pueblo, y encerradas para cuidarse.

Tampoco tenían forma de saber que si lo hubieran programado para hacerlo en vivo lo deberían haber suspendido porque un par de integrantes se agarraron el bicho. Así es el destino ricotero, se planifica como se puede y se realiza con una mística única.

La lista de temas parecía escrita por Fidel Castro en plena revolución cubana: un recorrido por los mejores tema de los Fundamentalistas, himnos ricoteros, un set de inéditos que fue como un video de nuestras vidas, la aparición de El Indio con su amada voz, casi despidiéndose y estrenando dos temas nuevos, vestido con un saco, por primera vez, en el medio tiraron Juguetes Perdidos y al final Ji Ji Ji, un fenómeno que produjo pogos solitarios con cuerpos mojados de lágrimas en reemplazo de la transpiración de los recitales.

No hay chance de que los adjetivos de las sensaciones que vivimos no suenen trillados. Esto suele pasar con el Indio. Las redes sociales sirvieron ayer para compartir las emociones que se escriben solas en nuestros cerebros mientras nos conmovemos frente a la pantalla. Porque la felicidad se vive, en vez de escribirse.


Acá se puede ver el show completo