Entrevista: Mariano Abrevaya Dios. Modelo: E. Logian, estilismo Fidel Otaño Ezcurra, foto: Gladys Bialek.
Mientras algunos vomitan odio en el Obelisco y otros centros urbanos del país, poniendo en riesgo su salud y la de los demás, un grupo de escritoras y lectores, talleristas, artistas visuales, fotógrafos, diseñadores gráficos y otras disciplinas, decidieron lanzaron una revista cultural y digital, con el objetivo de darle circulación a textos de ficción, poesía, ensayos y algunos caprichos personales, no solo de autores y autoras con libros editados, sino también de autores nóveles; aparte, hacen reseñas de libros, entrevistas autores, editoras, poetas.
Se trata de un proyecto dedicado cien por ciento a la literatura, elaborado por profesionales que le ponen compromiso y pasión a lo que hacen, o por lo menos a aquellas tareas que les gusta hacer, como este nuevo proyecto que acaba de nacer.
Daniela Pasik es la directora editorial de la revista, a la que denominaron Digan sus elogios (DSE). Es periodista cultural, docente y autora de cuatro libros: uno de no ficción, una novela, un libro de cuentos y otro de poesía, aparte de editora, un oficio que ejerció en un par de medios gráficos. Antes de dedicarse a la escritura, el periodismo, hizo muchas otras actividades, y antes de eso, más atrás en el tiempo, quiso ser otras tantas. Nos confía que está muy a gusto con las letras, las notas, le edición, la lectura. Probablemente ya no cambiaría el oficio por otro. Hace algunos años decidió abrir un taller literario, y de ese semillero nació la revista, cuyo primer número se lanzó a principios de agosto.
Le hicimos algunas preguntas por correo electrónico.
Kranear: ¿Por qué Digan sus elogios y la elección de la palabra caprichos en la bajada?
Daniela Pasik: “La revista es un proyecto colectivo, y a ese colectivo le decimos la mafia positiva, que incluye a varias personas que participan o participaron del taller de narrativa Las Herramientas, que dicto desde 2013. No todes. Pero sí muches. En el taller yo propongo un formato de devolución para los textos que consta de decir un elogio, una pregunta y una duda para el texto. Es una adaptación a lo narrativo de un formato que en realidad inventó Diana Aisenberg, una artista visual re grosa y maestra hace décadas, una inspiración absoluta en su modo de trasmitir conocimientos. Y bueno, en la mesa del taller, pasa que alguien lee su texto, todes hacen un momento de silencio y yo suelo arengar así: "¡Digan sus elogios!", para que arranque la cosa. Cada fin de año con el taller hacemos un proyecto para sacar al mundo, que suelen ser fanzines (no siempre, pero en general). Y cuando pensábamos el título del fanzine 2019, alguien tiró “Digan sus elogios” y nos pareció gracioso y un buen autochiste”.
“Pero luego, cuando con alguna de esa gente, más otra gente que no es del taller decidimos hacer la revista, DIGAN SUS ELOGIOS cobró un sentido menos interno. Es un pedido de amorosidad directo y sin vueltas, con nada de histeria, que invita a pensar qué tiene de bueno algo que te ofrecen, y entonces es una sugerencia de que se sospeche positivamente de eso que te dan. En este caso la revista”.
“La bajada existe porque sentí que había que explicar un poco qué somos a primera vista. Es una revista cultural, pero no quería que se entendiera como algo de elite, onda "LA" revista cultural. Además hacerla, con todo lo que cuesta e implica, fue un capricho, en el sentido de darnos un gusto. Entonces sentimos que esa bajada completaba el pedido de amor del título con la explicación hacia qué”.
“La revista tiene secciones: Literatura, Reseñas y Entrevistas, que un poco se explican en sí mismas, y nos quedaba afuera el algo más, una suerte de juego conjunto que queríamos hacer en cada número, y entonces surgió la idea de la sección Caprichos, que siempre será una construcción coral de seis escritores/as (seis es la cantidad de artículos por número y lo consideramos nuestro número mágico), coordinada por algune de nosotres”.
“Y también por eso es que fue a la bajada. Y por eso es que E. Logian es, entre otras cosas, un caprichoso. Siempre entendiendo ‘capricho’ en su tercera acepción de diccionario: que se produce de forma aparentemente azarosa o arbitraria y puede resultar original o llamativo”.
En la sección Caprichos del primer número, que ya está subido a la web, se puede leer acerca de la relación entre los y las escritoras, y sus gatos, o gatas. La imagen se construye sola: mientras se escribe, el felino está echado a un costado, hace equilibro en la baranda del balcón, camina sobre el teclado para que el que escribe le acaricie el lomo.
Julián López, uno de los seis escritores invitados, arriesga sobre el asunto: “Si mi gata pudiera hablar diría: ‘Julián, eres el hombre más fascinante que he conocido y me has cautivado, como sabes, soy una gata simple y adoro adorarte, eres elegante y sexy. No he conocido a nadie como tú y te aseguro, conozco muy bien el medio de las gatas y sé que eres único, mi cielo’.
K: ¿Qué objetivo se propusieron cuando se juntaron para “kranear” y luego lanzar la nueva revista cultural?
DP: “DSE es una revista breve, sencilla. Eso queríamos y eso hicimos. Es sobre literatura, y alrededor de la literatura. Para todo el mundo. En el sentido de quien puede participar, sobre todo en la sección Literatura, porque la intención es dar espacio a nuevas voces, y a lo que queda siempre en la orilla. También con las reseñas que hacemos. Y a la hora de leerla, pretendemos lo mismo: que no deja a nadie afuera, en un Stephen King spirit. O sea: que tenga mordida para el que lee poco y/o no suele consumir revistas culturales, pero también para quien es más hevy reader y/o exige mucho”.
K: Qué tenía de especial, o particular, el taller literario Las herramientas.
DP: “Nada, jaja. O todo. ¿Yo?”, escribe Daniela, con una naturalidad que llega intacta a nuestra casilla de correo. “Es el taller que dicto y del que forma parte alguna gente de la mafia positiva, pero la revista no es un proyecto del taller. Lo trasciende. Y quienes participan en la revista, con trabajo puntual, o como invitades para ceder un cuento o poema, no son ni vienen del taller necesariamente”.
DSE tiene una versión en PDF, trimestral. En la web ya se puede descargar el primer número, ilustrado de punta a punta por la artista visual Paula Mariasch. Daniela adelanta que Cecilia Martínez Ruppel será la artista que ilustrará el segundo número. En la web, o sea la revista online, de esta manera, se irán acumulando los trabajos de las y los distintos ilustradores, dibujantes y diseñadores. “Espero que sean cientos, o decenas, bueno”, concede Daniela.
En la sección Literatura del primer número de DSE, hay poemas de Clara Muschetti y un relato de Estefanía Iñiguez. En Reseñas eligieron la última novela de Leo Oyola, Ultratumba, y la novela Estás muy callada hoy, de Ana navajas. Entrevistaron a la influenciadora Paz del Percio. En todas las secciones aparece la simpática caricatura con lentes de lectura, un cigarro humeante, negro, colgado de los labios, y pañuelo atado al cuello: E. Logian.
K: Los cuatro años de Macri se derramaron de alguna manera en la ficción de vuestros talleristas?
DP: “Los cuatro años de Macri fueron un infierno, en muchos sentidos. La revista surgió con Alberto asumido. Y como te decía, el taller y la revista son asuntos separados. Así que para responder eso, debería ser en mi versión solo tallerista. Y/o como docente en general. Y/o como escritora. Yo creo que un buen poema, cuento o novela siempre dice y devela una verdad, que no necesariamente tiene que ser la anécdota. Y los cuatro de años de Macri están re presentes en mucho de lo que se escribió en ese momento. En el taller y en toda la Argentina. A veces desde lo anecdótico, otras solo desde un sentimiento de tristeza o desazón o de rabia o de lo que sea que por ahí llevó a escribir algo que se trata de otra cosa. La verdad era el sentimiento. Aunque la anécdota se trate de otra cosa”.
K: ¿Qué se puede hacer desde la cultura en general, y la literatura en particular, con procesos políticos tan destructivos?
DP: “A título personal, y creo que es aplicable a toda área, no solo a la cultura, la respuesta ante un proceso político destructivo es organizarse, agruparse, agremiarse, no dejar de hacer cosas ni, por sobre todo, reclamar derechos. No acostumbrarse a lo malo. No normalizar la tristeza. Y saber que todas las paredes con las que se chocan un día las vamos a derribar. Nosotres o quienes nos sigan”.
K: ¿A quién estás leyendo? ¿Estás escribiendo?
DP: “Leo menos que antes desde el aislamiento porque me cuesta concentrarme. Igual soy de leer mucho, así que mi leo menos sigue siendo un mini caudal de lectura, pero leo más lento. Siempre leo cuentos, de todo tipo, para nutrir mis talleres. También leo cuentos de autoras y autores inéditos, para buscar para la revista. Además, leo por gusto eso que tengo en la mesita de luz antes de irme a dormir”.
“Mis últimos tres fueron: Traducción de la ruta, de Laura Wittner (Gog & Magog), una de mis poetas vivas actuales favoritas del mundo; una relectura de La hermana menor (Anagrama), de Mariana Enríquez, porque fui a buscar un dato y terminé atrapada otra vez en ese mundo de Silvina Ocampo que ella construye tan bien; y Pasaje al acto (Entropía), de Virginia Cosin, que terminé hace solo unas horas. Esta noche empiezo Las cuatro estaciones, de Stephen King, que lo encontré en una edición vieja con traducción no española (que no me gustan) y me tenté y lo compré como capricho de cuarentena”.
“Y escribir, así en este estado de encierro, me cuesta un montón. Escribo notas, más que nada, mis colaboraciones para Cultura de Clarín y la revista Brando. Eso me lleva bastante de toda mi pulsión de escritora. Tengo esperándome ahí en una carpeta una suerte de ensayo narrativo sobre criar sola. Y también tengo abandonados un grupo de cuentos que en realidad me di cuenta de que eran una novela, pero no encuentro ahora la energía para ensamblarlos. Y bueno, notas sueltas por todos lados, en cuadernos y azulejos de la cocina, que a veces pierdo o borro, pero si quedan en mi cabeza, se irán a alguna de esas cosas que espero retomar cuando se nos paseen pánico pandémico”.
El núcleo de la “mafia positiva” que lanzó la revista está conformado por el Consejo Editorial: Flora Otaño Ezcurra (que además es la jefa de redacción y editora de la web), Darío Sosa, María Miranda, Martín Gagliano, Mariana Armelín (que además escriben a veces reseñas y/o entrevistas,) y Daniela. Además cuentan con un equipo al que denominan “la mafia positiva extendida”, en el que están la jefa de arte, Gladys Bialek, la correctora Pamela Altieri y el joven de 17 años Fidel Otaño Ezcurra, que creó la imagen de E. Logian. “Luego está la ‘famiglia de la mafia positiva’, como una nave nodriza, que es un grupo de gente afín que colaboró y/o colabora en diversos sentidos, desde la gesta de la idea inicial hasta escribir eventualmente para la revista pasando por hacernos stikers de watsapp con Logian y demás cosas de amor y pilas”, cierra Daniela.
Daniela publicó las crónicas "Porno Nuestro: Crónicas de sexo y cine" (con Alejandra Cukar, Marea, 2014) y "Hacerse: El viaje de una mujer en busca de la cirugía perfecta" (Grijalbo, 2010); las ficciones "Historia de una chica que se enamoró de un pez" (micronovela, Funesiana, 2009) e "Inicio" (nouvelle, Editorial Universitaria Villa María, 2011); y los poemarios "Átomos" (Ediciones Tiramisú, 2010) y "Alucinada" (Modesto Rimba, 2017).
Mientras algunos vomitan odio en el Obelisco y otros centros urbanos del país, poniendo en riesgo su salud y la de los demás, un grupo de escritoras y lectores, talleristas, artistas visuales, fotógrafos, diseñadores gráficos y otras disciplinas, decidieron lanzaron una revista cultural y digital, con el objetivo de darle circulación a textos de ficción, poesía, ensayos y algunos caprichos personales, no solo de autores y autoras con libros editados, sino también de autores nóveles; aparte, hacen reseñas de libros, entrevistas autores, editoras, poetas.
Se trata de un proyecto dedicado cien por ciento a la literatura, elaborado por profesionales que le ponen compromiso y pasión a lo que hacen, o por lo menos a aquellas tareas que les gusta hacer, como este nuevo proyecto que acaba de nacer.
Daniela Pasik es la directora editorial de la revista, a la que denominaron Digan sus elogios (DSE). Es periodista cultural, docente y autora de cuatro libros: uno de no ficción, una novela, un libro de cuentos y otro de poesía, aparte de editora, un oficio que ejerció en un par de medios gráficos. Antes de dedicarse a la escritura, el periodismo, hizo muchas otras actividades, y antes de eso, más atrás en el tiempo, quiso ser otras tantas. Nos confía que está muy a gusto con las letras, las notas, le edición, la lectura. Probablemente ya no cambiaría el oficio por otro. Hace algunos años decidió abrir un taller literario, y de ese semillero nació la revista, cuyo primer número se lanzó a principios de agosto.
Le hicimos algunas preguntas por correo electrónico.
Kranear: ¿Por qué Digan sus elogios y la elección de la palabra caprichos en la bajada?
Daniela Pasik: “La revista es un proyecto colectivo, y a ese colectivo le decimos la mafia positiva, que incluye a varias personas que participan o participaron del taller de narrativa Las Herramientas, que dicto desde 2013. No todes. Pero sí muches. En el taller yo propongo un formato de devolución para los textos que consta de decir un elogio, una pregunta y una duda para el texto. Es una adaptación a lo narrativo de un formato que en realidad inventó Diana Aisenberg, una artista visual re grosa y maestra hace décadas, una inspiración absoluta en su modo de trasmitir conocimientos. Y bueno, en la mesa del taller, pasa que alguien lee su texto, todes hacen un momento de silencio y yo suelo arengar así: "¡Digan sus elogios!", para que arranque la cosa. Cada fin de año con el taller hacemos un proyecto para sacar al mundo, que suelen ser fanzines (no siempre, pero en general). Y cuando pensábamos el título del fanzine 2019, alguien tiró “Digan sus elogios” y nos pareció gracioso y un buen autochiste”.
“Pero luego, cuando con alguna de esa gente, más otra gente que no es del taller decidimos hacer la revista, DIGAN SUS ELOGIOS cobró un sentido menos interno. Es un pedido de amorosidad directo y sin vueltas, con nada de histeria, que invita a pensar qué tiene de bueno algo que te ofrecen, y entonces es una sugerencia de que se sospeche positivamente de eso que te dan. En este caso la revista”.
“La bajada existe porque sentí que había que explicar un poco qué somos a primera vista. Es una revista cultural, pero no quería que se entendiera como algo de elite, onda "LA" revista cultural. Además hacerla, con todo lo que cuesta e implica, fue un capricho, en el sentido de darnos un gusto. Entonces sentimos que esa bajada completaba el pedido de amor del título con la explicación hacia qué”.
“La revista tiene secciones: Literatura, Reseñas y Entrevistas, que un poco se explican en sí mismas, y nos quedaba afuera el algo más, una suerte de juego conjunto que queríamos hacer en cada número, y entonces surgió la idea de la sección Caprichos, que siempre será una construcción coral de seis escritores/as (seis es la cantidad de artículos por número y lo consideramos nuestro número mágico), coordinada por algune de nosotres”.
“Y también por eso es que fue a la bajada. Y por eso es que E. Logian es, entre otras cosas, un caprichoso. Siempre entendiendo ‘capricho’ en su tercera acepción de diccionario: que se produce de forma aparentemente azarosa o arbitraria y puede resultar original o llamativo”.
En la sección Caprichos del primer número, que ya está subido a la web, se puede leer acerca de la relación entre los y las escritoras, y sus gatos, o gatas. La imagen se construye sola: mientras se escribe, el felino está echado a un costado, hace equilibro en la baranda del balcón, camina sobre el teclado para que el que escribe le acaricie el lomo.
Julián López, uno de los seis escritores invitados, arriesga sobre el asunto: “Si mi gata pudiera hablar diría: ‘Julián, eres el hombre más fascinante que he conocido y me has cautivado, como sabes, soy una gata simple y adoro adorarte, eres elegante y sexy. No he conocido a nadie como tú y te aseguro, conozco muy bien el medio de las gatas y sé que eres único, mi cielo’.
K: ¿Qué objetivo se propusieron cuando se juntaron para “kranear” y luego lanzar la nueva revista cultural?
DP: “DSE es una revista breve, sencilla. Eso queríamos y eso hicimos. Es sobre literatura, y alrededor de la literatura. Para todo el mundo. En el sentido de quien puede participar, sobre todo en la sección Literatura, porque la intención es dar espacio a nuevas voces, y a lo que queda siempre en la orilla. También con las reseñas que hacemos. Y a la hora de leerla, pretendemos lo mismo: que no deja a nadie afuera, en un Stephen King spirit. O sea: que tenga mordida para el que lee poco y/o no suele consumir revistas culturales, pero también para quien es más hevy reader y/o exige mucho”.
K: Qué tenía de especial, o particular, el taller literario Las herramientas.
DP: “Nada, jaja. O todo. ¿Yo?”, escribe Daniela, con una naturalidad que llega intacta a nuestra casilla de correo. “Es el taller que dicto y del que forma parte alguna gente de la mafia positiva, pero la revista no es un proyecto del taller. Lo trasciende. Y quienes participan en la revista, con trabajo puntual, o como invitades para ceder un cuento o poema, no son ni vienen del taller necesariamente”.
DSE tiene una versión en PDF, trimestral. En la web ya se puede descargar el primer número, ilustrado de punta a punta por la artista visual Paula Mariasch. Daniela adelanta que Cecilia Martínez Ruppel será la artista que ilustrará el segundo número. En la web, o sea la revista online, de esta manera, se irán acumulando los trabajos de las y los distintos ilustradores, dibujantes y diseñadores. “Espero que sean cientos, o decenas, bueno”, concede Daniela.
En la sección Literatura del primer número de DSE, hay poemas de Clara Muschetti y un relato de Estefanía Iñiguez. En Reseñas eligieron la última novela de Leo Oyola, Ultratumba, y la novela Estás muy callada hoy, de Ana navajas. Entrevistaron a la influenciadora Paz del Percio. En todas las secciones aparece la simpática caricatura con lentes de lectura, un cigarro humeante, negro, colgado de los labios, y pañuelo atado al cuello: E. Logian.
K: Los cuatro años de Macri se derramaron de alguna manera en la ficción de vuestros talleristas?
DP: “Los cuatro años de Macri fueron un infierno, en muchos sentidos. La revista surgió con Alberto asumido. Y como te decía, el taller y la revista son asuntos separados. Así que para responder eso, debería ser en mi versión solo tallerista. Y/o como docente en general. Y/o como escritora. Yo creo que un buen poema, cuento o novela siempre dice y devela una verdad, que no necesariamente tiene que ser la anécdota. Y los cuatro de años de Macri están re presentes en mucho de lo que se escribió en ese momento. En el taller y en toda la Argentina. A veces desde lo anecdótico, otras solo desde un sentimiento de tristeza o desazón o de rabia o de lo que sea que por ahí llevó a escribir algo que se trata de otra cosa. La verdad era el sentimiento. Aunque la anécdota se trate de otra cosa”.
K: ¿Qué se puede hacer desde la cultura en general, y la literatura en particular, con procesos políticos tan destructivos?
DP: “A título personal, y creo que es aplicable a toda área, no solo a la cultura, la respuesta ante un proceso político destructivo es organizarse, agruparse, agremiarse, no dejar de hacer cosas ni, por sobre todo, reclamar derechos. No acostumbrarse a lo malo. No normalizar la tristeza. Y saber que todas las paredes con las que se chocan un día las vamos a derribar. Nosotres o quienes nos sigan”.
K: ¿A quién estás leyendo? ¿Estás escribiendo?
DP: “Leo menos que antes desde el aislamiento porque me cuesta concentrarme. Igual soy de leer mucho, así que mi leo menos sigue siendo un mini caudal de lectura, pero leo más lento. Siempre leo cuentos, de todo tipo, para nutrir mis talleres. También leo cuentos de autoras y autores inéditos, para buscar para la revista. Además, leo por gusto eso que tengo en la mesita de luz antes de irme a dormir”.
“Mis últimos tres fueron: Traducción de la ruta, de Laura Wittner (Gog & Magog), una de mis poetas vivas actuales favoritas del mundo; una relectura de La hermana menor (Anagrama), de Mariana Enríquez, porque fui a buscar un dato y terminé atrapada otra vez en ese mundo de Silvina Ocampo que ella construye tan bien; y Pasaje al acto (Entropía), de Virginia Cosin, que terminé hace solo unas horas. Esta noche empiezo Las cuatro estaciones, de Stephen King, que lo encontré en una edición vieja con traducción no española (que no me gustan) y me tenté y lo compré como capricho de cuarentena”.
“Y escribir, así en este estado de encierro, me cuesta un montón. Escribo notas, más que nada, mis colaboraciones para Cultura de Clarín y la revista Brando. Eso me lleva bastante de toda mi pulsión de escritora. Tengo esperándome ahí en una carpeta una suerte de ensayo narrativo sobre criar sola. Y también tengo abandonados un grupo de cuentos que en realidad me di cuenta de que eran una novela, pero no encuentro ahora la energía para ensamblarlos. Y bueno, notas sueltas por todos lados, en cuadernos y azulejos de la cocina, que a veces pierdo o borro, pero si quedan en mi cabeza, se irán a alguna de esas cosas que espero retomar cuando se nos paseen pánico pandémico”.
El núcleo de la “mafia positiva” que lanzó la revista está conformado por el Consejo Editorial: Flora Otaño Ezcurra (que además es la jefa de redacción y editora de la web), Darío Sosa, María Miranda, Martín Gagliano, Mariana Armelín (que además escriben a veces reseñas y/o entrevistas,) y Daniela. Además cuentan con un equipo al que denominan “la mafia positiva extendida”, en el que están la jefa de arte, Gladys Bialek, la correctora Pamela Altieri y el joven de 17 años Fidel Otaño Ezcurra, que creó la imagen de E. Logian. “Luego está la ‘famiglia de la mafia positiva’, como una nave nodriza, que es un grupo de gente afín que colaboró y/o colabora en diversos sentidos, desde la gesta de la idea inicial hasta escribir eventualmente para la revista pasando por hacernos stikers de watsapp con Logian y demás cosas de amor y pilas”, cierra Daniela.
Daniela publicó las crónicas "Porno Nuestro: Crónicas de sexo y cine" (con Alejandra Cukar, Marea, 2014) y "Hacerse: El viaje de una mujer en busca de la cirugía perfecta" (Grijalbo, 2010); las ficciones "Historia de una chica que se enamoró de un pez" (micronovela, Funesiana, 2009) e "Inicio" (nouvelle, Editorial Universitaria Villa María, 2011); y los poemarios "Átomos" (Ediciones Tiramisú, 2010) y "Alucinada" (Modesto Rimba, 2017).