Once corchazos ponen en jaque la vida de Leo, un pibe chorro que antes de chorro fue pibe. Flor, novia enamorada y narradora, es estudiante universitaria gracias a una beca "Padre Mugica". La intensa relación entre estos dos jóvenes villeros que mezcla, a la vez, ternura y furia, se impone en el centro de la trama, mientras la marginalidad acecha a miles de trabajadores en una villa de Buenos Aires.
El autor hace hincapié en la relación entre estos dos adolescentes y al contexto en la que se traba. Allí, una reflexión social –casi una denuncia– aparece, solapada, como en toda novela negra.
Estamos ante un policial clásico en su versión latinoamericana, donde el héroe nunca podría ser un policía o un juez siempre que se intente la verosimilitud del relato. Y “La Mala” lo intenta y lo consigue. Es Flor quien, casi en soledad, se encargará de la pesquisa, probándose la pilcha de justiciera. Una justiciera imperfecta que no cejará hasta encontrar la verdad.
El otro gran eje de la historia es el crimen y la indagación sobre qué pasó, quién lo hizo y por qué. José Pablo Feinmann ha dicho: “En la novela negra el criminal es apenas un emergente de la turbia moral capitalista”. En este sentido, el criminal de “La Mala” lo es. Claramente.
Los fierros, el narco y la corrupción policial fungen como actores necesarios de este thriller urbano cuyo vértigo no cesa ni siquiera con el demoledor final.
El escritor Demian Konfino, conocedor de la realidad villera como pocos, ha escrito cuatro libros, tres de los cuales refieren a la temática villera. En esta oportunidad, ha escogido el género negro para narrar los días y las noches de miles de seres humanos que habitan las villas argentinas y que no alcanzan a vencer su contexto. El resultado, la historia de una sociedad, en un momento determinado, contada desde sus márgenes, desde sus crímenes más ocultos.
Estamos ante una novela necesaria y urgente. Publicada por Ediciones CICCUS.
El autor hace hincapié en la relación entre estos dos adolescentes y al contexto en la que se traba. Allí, una reflexión social –casi una denuncia– aparece, solapada, como en toda novela negra.
Estamos ante un policial clásico en su versión latinoamericana, donde el héroe nunca podría ser un policía o un juez siempre que se intente la verosimilitud del relato. Y “La Mala” lo intenta y lo consigue. Es Flor quien, casi en soledad, se encargará de la pesquisa, probándose la pilcha de justiciera. Una justiciera imperfecta que no cejará hasta encontrar la verdad.
El otro gran eje de la historia es el crimen y la indagación sobre qué pasó, quién lo hizo y por qué. José Pablo Feinmann ha dicho: “En la novela negra el criminal es apenas un emergente de la turbia moral capitalista”. En este sentido, el criminal de “La Mala” lo es. Claramente.
Los fierros, el narco y la corrupción policial fungen como actores necesarios de este thriller urbano cuyo vértigo no cesa ni siquiera con el demoledor final.
El escritor Demian Konfino, conocedor de la realidad villera como pocos, ha escrito cuatro libros, tres de los cuales refieren a la temática villera. En esta oportunidad, ha escogido el género negro para narrar los días y las noches de miles de seres humanos que habitan las villas argentinas y que no alcanzan a vencer su contexto. El resultado, la historia de una sociedad, en un momento determinado, contada desde sus márgenes, desde sus crímenes más ocultos.
Estamos ante una novela necesaria y urgente. Publicada por Ediciones CICCUS.