Por Claudio Colombatti (psicoanalista)
Desde el psicoanálisis podemos analizar el fenómeno de la conciencia. Tenemos que tener en cuenta que sobre el estado de conciencia, se toman decisiones. Pero hay un recorrido antes de que algo se haga consciente.
Entre la percepción y la conciencia hay una serie de traducciones, o también podemos decir una serie de filtros. Lo que llega a la conciencia esta traducido o filtrado de distintas formas.
Acerca de esta cuestión podemos citar a Sigmun Freud en la carta 52 a Flies, Tomo I pag 274: “……De tiempo en tiempo nuestro material psíquico experimenta un reordenamiento, una retranscripción….”.
Es decir que lo que llega a la conciencia hace un recorrido, que podemos considerar una traducción de una traducción, de una traducción.
Al respecto, en su libro Estofa, Jean Michael Vaporau (psicoanalista y matemático consultado por Jaques Lacan, en temas de matemàtica) dice: “En la carta cincuenta y dos dirigida a Fliess, Freud traza un esquema en el que el aparato psíquico se constituye con traducciones sucesivas”.
Con lo cual, entre la percepción y la conciencia podemos decir que está el filtro.
Por lo tanto de lo que somos conscientes es del resultado de traducciones sucesivas que hacen a una interpretación de lo real.
Para cualquiera de nosotros la nieve es una nieve.
Los esquimales en cambio diferencian cinco tipos de nieve. Convertir el uno en cinco, es un trabajo de la formación e información cultural.
Ahí aparecen los factores culturales, los discursos de una época, e inclusive factores emocionales.
Lacan sostiene que el inconsciente es el discurso del Otro, con lo cual, la alienación resulta inevitable, aunque no implica un destino.
Nos movemos dentro de una época en la cual el sujeto pensante se está enfermando.
Basta de pensar. Basta de formación universitaria es el mensaje perverso de los medios hegemónicos.
La existencia misma se pone en riesgo a través de la forma de pensar.
La apuesta de cierto sector del poder es dificultar los mecanismos del pensamiento.
Una manera de obstruir el pensamiento analítico es valerse a manos del poder, de medios de comunicación que atormentan y con redes antisociales y hostiles que seducen con la adicción a entretenimientos embrutecedores.
Largas jornadas laborales, o varios trabajos extenuantes, para poder subsistir, no dejan margen para el desarrollo intelectual, recreativo y ni siquiera evaluar las condiciones propias y sociales en las que esta inmerso.
Estas son las condiciones actuales. La pregunta es: ¿así, podemos elegir?