Por Laura Fuhrmann

Tres hombres -de distintas edades, características personales y recorridos diferentes- se refugian, luego de cometer un atraco, en una especie de edificio aparentemente abandonado, a la espera de un “contacto” que los ayude a salir de allí. Como en todo relato que transcurre en el encierro, durante un tiempo más o menos prolongado, las historias personales no tardarán en salir a la luz, y en Bullet Head (Paul Solet, Estados Unidos, 2017), sucede exactamente eso.

En momentos de reclusión obligada, conocer el funcionamiento de la psicología humana tal vez nos aporte alguna idea acerca de, justamente, lo que somos capaces de contar, de decir, de confesar, en tiempos en que el futuro es una incertidumbre permanente y sombría. Y, claro está, nuestro presente, sea cual fuere, no puede existir y ser vivido soslayando nuestro pasado, es decir, poco podemos entender del por qué estamos donde estamos sino revisamos, al menos, qué situaciones nos fueron llevando a ese lugar.

Es así que, apelando al recurso del flashback pero de una manera original, con un montaje verdaderamente ingenioso –“teatral” no sería un adjetivo inconveniente-, los espectadores iremos conociendo, por turno y sin apremio, el pasado del delincuente más viejo de los tres, quien cometió uno de sus primeros asaltos movido por el amor a su hija y el deseo de que la niña tuviera su ansiado regalo de navidad, la devoción que siente el hombre de mediana edad por los perros – relato enmarcado que cobrará un valor absoluto hacia el final- o la conmovedora historia del más chico de los tres, que explica, evidentemente, la relación de este personaje con las drogas.

Los actores, tres figuras conocidísimas – Antonio Banderas, John Malkovich y Adrien Brody- y una no tanto, desempeñan correctamente sus roles –como no podía ser de otra manera- y llevan adelante, con mucha altura, algunos diálogos verdaderamente tarantinescos. Por lo demás, la peli comete, es cierto, algunos excesos, en su afán de subrayar recursos cuya repetición constante se vuelve innecesaria y, tal vez, algo tediosa: la subjetiva del perro, por ejemplo, así como también el final del film, que resulta, tal vez, bastante previsible.

De todos modos, y mientras la plataforma de Netflix siga funcionando, aunque con menor calidad de definición, Bullet Head es una opción nada despreciable en estos días de aislamiento social y obligatorio.