“La ciudad se resiste a caer, la ciudad está llena de milicianos y civiles, que aunque cansados, mantienen una determinación firme”.

Ernest Hemingway (1936, Hotel Florida, Madrid).

 

Crónicas de una guerra

Las campanas doblaban por ellos. ¿Cuántos anónimos, hombres y mujeres dieron el pellejo en las calles españolas? ¿Cuántos hermosos personajes dan cuenta del amor, la pasión, la entrega de miles, y también el horror y la masacre, en un acontecimiento que fue la antesala de la segunda Guerra Mundial?

Aviones de la Alemania nazi bombardeando ciudades, la Italia fascista de Mussolini cargando contra un ejército irregular formado por milicianos, que tomaban trenes en Mieres, que se armaban en la barriada de Cuatro Caminos en Madrid, o que en cada valle asturiano se jugaban la parada, contra un Ejército formado, regular y ya constituido.

John Dos Passos, Ernest Hemingway, George Orwell, Antonio Machado, Federico García Lorca, y argentinos como Roberto Arlt que viajó a Europa de cronista, y los versos poéticos de Raúl González Tuñón, son parte de la scrónicas de un conflicto que aún no está saldado, que divide a la España actual, incluso el Partido Vox utiliza el revisionismo de derecha para justificar el accionar golpista y asesino del generalisímo Francisco Franco y la derecha española.

“Los cafés no se vacían y en cada esquina se escuchan debates sobre el futuro de España. Aquí la Guerra no solo se pelea con armas, sino con ideas”, escribe mientras apura el vaso de un vermouth, con un plato de aceitunas en el Hotel Majestic en Cataluña, uno de los grandes narradores norteamericanos, Ernest Hemingway. También fanático de la tauromaquia y de los vinos madrileños que solía degustar en Taberna La Venencia, donde servían los mejores vinos de Jeréz. Un café o vermouth solía tomar en Café Gijón, un ámbito de tertulias donde se reunían escritores, artistas y corresponsales, para brindar un debate efervescente sobre la guerra, la política y la cultura española.

“La Puerta de mi cuarto está abierta, se escucha el tiroteo de enfrente (…) tiros de fúsil toda la noche. Tabletea la ametralladora”, escribe el norteamericano en el Hotel Florida de Madrid, en su novela Por quién doblan las Campanas (1940). Y además deja la frase acerca de la existencia humana: “Nadie es todo de un lado y nada del otro”, en relación a las contradicciones que había en el bando de las izquierdas.

Contexto histórico y político

Sería largo de explicar y escapa a este trabajo brindar el contexto y el estado de España de manera completa, que conduce a la Guerra civil Española, pero vale tener en cuenta algunos puntos para comprender el conflicto armado. Problemas políticos, en cuanto a la configuración de gobierno y desequilibrios regionales y urbanos generaron un cóctel que derivó en una guerra civil entre 1936-1939, que bañó de sangre el territorio español.

El sangriento dictador Francisco Franco.

En términos políticos, España era una Monarquía Constitucional, estaba lejos de ser una República; un intento fallido se había dado en 1873-1874, con la que se instaló la primera República. Tengamos en cuenta que la España que conquista América era una conjunción de reinos, Castilla, Aragón (que contaba con los reinos de Cataluña, Valencia, Islas Baleares), Navarra, Portugal y Granada, que era un reino musulmán (ocupada la región sur por los árabes), Andalucía. Esto sucedió hasta enero de 1492, poco antes que Cristóbal Colón salga a tentar a la suerte con sus carabelas. Es decir que la protoespaña eran reinos que se iban uniendo por coacción a la fuerza, y esto a futuro va a impactar en la unificación del Estado-Nación español.

La victoria de la coalición de izquierdas y la instalación de la Segunda República en abril de 1931, provocó incluso que Alfonso XIII dejara el trono, en una elección que se tomó como un plebiscito entre Monarquía o República. En un país latifundista, monárquico y católico marca un hito casi sin precedentes y venciendo al bloque de derechas, unido electoralmente en la Confederación de Derechas Autónomas (CEDA).

La izquierda que gana el gobierno abre las cárceles y libera a los presos políticos, plantea reformas agrarias, pone en discusión los beneficios del clero, en un país de fuertísima tradición católica, y en una España latifundista plantea una Ley de Arriendo, para bajar el precio de los mismos, y favorecer a los productores contra los dueños de la tierra.

La coalición de izquierdas estaba integrada con líderes como Francisco Largo Caballero de la Unión General de Trabajadores (UGT), sindicalista y marxista. Manuel Cordero por el Partido Socialista, Juan Andrade del Partido de Unificación Marxista (POUM), y Manuel Azaña, el Presidente de la República Española de 1936 a 1939. Se trataba de un espacio transversal y amplio.

El Estado español es un rompecabezas armado a la fuerza, una serie de coronas que se unen de acuerdo al contexto pero sin pensar en la amalgama de un Estado-Nación. El nacionalismo catalán de tradición política anarcosindicalista, y con rebeldía contra los reyes de Castilla, bakuninista, produce el levantamiento de 1909. El nacionalismo vasco, de clara tendencia separatista, que se express contra el centralismo franquista, que produce el golpe. La region de Asturias, socialistas de la Unión General del Trabajo (UGT).

En términos agrarios es una España latifundista con un proletariado explotado, y a nivel urbano, barrios pobres, trabajadores mal pagos, existen insurrecciones en Madrid y Sevilla, donde se producen seis semanas de huelga. Los sectores populares sufren la explotación en los trabajos en las minas y en las fábricas, el proletariado es explotado y mal pago. Cuando los militares y los grupos de derechas interrumpen el orden constitucional, ya no había tiempo, ni vuelta atrás.

Hemingway en un pueblito español, durante la guerra civil.

La antesala de la Segunda Guerra Mundial

El gobierno de coalición de izquierdas, el Frente Popular, que gobernó entre 1931 y 1936, fue asediado por las fuerzas de derechas; el 15 de julio de 1936, un avión militar que provenía el protectorado de Melilla en Marruecos, aterriza en las Isla Canarias, comandado por Francisco Franco con intenciones de realizar un golpe militar. Los militares toman oficinas públicas y encarcelan políticos, y a las 14 horas del 18 de julio, una parte de la guarnición de Sevilla se subleva contra el gobierno central. La guerra está declarada, se formarán las brigadas internacionales y cada barriada será una trinchera republicana.

Tres años de guerra, un territorio semidestruido, un millón de pérdidas humanas, exiliados e infraestructura, puentes y caminos derruidos marcarán los años de hambre española. Columnas de milicias amateurs combatirán contra el ejército español, alemanes e italianos. La Rusia stalinista aboga en principio por la defensa republicana, aunque Joseph Stalin, vislumbra en el ejército irregular su propia caída, por ello, tras el primer año la URSS y el Partido Comunista forman un comité burocrático, pero evita apoyar e inmiscuirse en el teatro de operaciones a favor de los republicanos.

Por ello, para Hemingway, la dignidad está en los campos de batalla, no en los hoteles que se alojan los soviéticos para la rosca política.

La transversalidad del Frente Popular era amplia y las distintas expresiones de izquierda van a tener disidencias: el Partido Obrero Español, el Socialista, el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), de tendencia anarcosindicalista.

Las diferencias pueden verse claramente en el film “Tierra y Libertad” del británico Ken Loach, que por estas horas está cumpliendo treinta años.

¿Hay algo más gráfico que la escena de tiros mutuos en la terraza, entre la izquierda misma, y ambos se acusan de arruinar el proceso revolucionario? La derecha, como sucede históricamente se une, a tal punto que mezcla liberales y conservadores; estos últimos son los carlistas, partidarios de Carlos María de Isidro, fuertemente católicos y adeptos a una monarquía tradicional. Estaban en contra de la línea borbónica liberal, sucedida tras la muerte de Fernando VII. Estos representaban el liberalismo español, no muy adeptos a las tradiciones, sí a las libertades políticas y públicas, aunque horrorizados por la izquierda.

Liberales y conservadores estuvieron enfrentados durante el siglo XIX, pero sin  embargo se coaligaron por temor a lo rojo; el elemento que falta es la falange española, militares y civiles franquistas, que toman el ejército como restaurador del orden perdido.

Abascal, Milei y el neorevisionismo de derechas

Como en la España negacionista y profranquista, en la Argentina hay un sector de derechas ahora libertario negacionista, quienes sostienen que “no fueron 30.000”, un argumento prodictadura, con el que los militares y civiles desaparecedores  exigen que la lista de detenidos-desparecidos la brinden las víctimas. Conocemos el accionar represivo y los centros de detención , cuyas acciones fueron clandestinas. Lo que convierte a la muletilla “no fueron 30.000” en una verdadera canallada. El propio Milei expresó el último 27 de mayo: “¿Usted puede construir algo sobre una mentira? (…) sino admiten que no fueron 30.000 no se puede discutir”.

En España un partido reivindica el golpe de Estado y los asesinatos, los enterrados N.N en fosas comunes, y hacen apología militar de aquella época; hablamos de Vox. La ultraderecha que tiene como referente a Santiago Abascal, muy cercano a Javier Milei.

Abascal, en el 90º aniversario de la fundación de la segunda República Española, culpabilizó a la izquierda: “Fue un régimen criminal controlado por socialistas y comunistas que llevó a España a la Guerra civil”.

En la lobotomía que aplican al genocidio sucedido, el diputado Manuel Mariscal, alegó en el Congreso español que gracias a las redes sociales están descubriendo que “el franquismo no fue una etapa oscura sino de reconstrucción y progreso”, (Cadena Ser, 26-11-24).  En una de las sesiones del parlamento, en mayo pasado, los congresales de la comunidad valenciana de Vox se opusieron a una ayuda estatal a los fusilados de la represión franquista. (El País, 8-5-25). Abascal expresó acerca de la defensa que realizó Pedro Sánchez del gobierno socialista derrocado en 1936: “Quieren rebobinar la historia para ganar la guerra civil e implantar una república comunista y antiespañola” (Vox.com, 16-09-22).

La izquierda no desencadenó la guerra civil; el ejército aliado al fascismo destruyó ciudades enteras, asesinó miles de opositores y trabajadores de izquierda, y detuvieron a otros miles; el régimen franquista contó con una policía secreta que arrestó y torturó y también persiguió a partidos políticos y sindicalistas, prohibieron huelgas y censuraron a la prensa.

Como vemos la discusión sobre la guerra civil no está saldada. El historiador e investigador argentino Alejandro Cattaruza, docente en la Universidad Nacional de Rosario, y en la Universidad de Buenos Aires, menciona en varios de sus trabajos los usos políticos del pasado, para construir un relato identitario. La historia, según Cattaruzza, es una herramienta del presente, y desde esta actualidad nos preguntamos sobre el pasado.

La intención de un historiador es reconstruir la historia colectiva. Pero en definitiva Estados y partidos buscan construir relatos históricos que sostengan su autoridad.

A 89 años de la guerra civil española, Vox demoniza a la izquierda republicana tanto como el mileísmo a las organizaciones armadas frente al Proceso de Reorganización Nacional, en el período 1976-1983.

Milei y Villarruel, negacionistas del terrorismo de Estado argentino.

Parafraseando a Miguel de Unamuno, en su discurso de la Universidad de Salamanca, en octubre de 1936, aún pululan los necrófilos, de manera insensata gritando ¡Viva la muerte! En aquella oportunidad lo expresó por los falangistas y la derecha que avalaba el golpe.

Pareciera que Vox, en España, y los reivindicadores del terrorismo de Estado argentino, vuelven a gritar, en cada 24 de marzo, o  15 de julio en España. Camino al aniversario 90, una parte significativa de España se resiste a olvidar.