Por Juan Rousseau
Mañana domingo 2 de octubre se celebrará una de las elecciones más importantes para América Latina. En ella se pondrán en juego dos proyectos de país diametralmente opuestos. Y es justamente por esa razón que el resultado de las elecciones cambiará sustancialmente el futuro de Brasil. Sumado a ello, la contienda también es fundamental en términos regionales ya que Brasil es la mayor economía regional, de modo que, las decisiones que allí se tomen tienen consecuencias insoslayables. Además de la importancia en términos económicos, Brasil vive una coyuntura política particular en el plano político-social. Los últimos años estuvieron marcados por un alto grado de tensión que pusieron en cuestión normas y valores básicos de la convivencia democrática.
Es evidente que por momentos las tensiones sobrepasaron la capacidad del sistema institucional de poder canalizarlas. El último periodo de gobierno del PT ha sido interrumpido por un proceso de destitución que separó a la ex-presidenta Dilma Rouseff en agosto de 2016. Ello significó, sin lugar a dudas, un quiebre en la democracia brasileña. Luego de ello, la política seguida por su sucesor, Michel Temer, se resume en el llamado documento “Puente para el futuro” que para agravar más la situación fue confeccionado antes de que el impeachment a Rouseff se haga efectivo. El contenido del documento era comenzar con un proceso de privatización de empresas públicas, ajustar el gasto y aplicar una reforma laboral que flexibilice el mercado de trabajo. En 2018 Lula Da Silva fue condenado a prisión en una sentencia dictada por el Juez Sergio Moro, en una clara maniobra de lawfare que lo inhabilitó para presentarse a las elecciones presidenciales. En ese contexto, con el principal líder popular fuera de la contienda y con Temer sin posibilidades electorales, Jair Bolsonaro accedió a la presidencia (55.13%) tras derrotar en la segunda vuelta al candidato del PT Fernando Haddad (44.87%), quien este año irá como candidato por el PT a la gobernación de San Pablo.
Bajo el mandato de Bolsonaro lo que primó fue la perspectiva neoliberal de la economía y conservadora de la sociedad. Esta diferencia es central para comprender cuál es el proyecto de país qué piensa Bolsonaro y por qué ello es peligroso para la democracia. Su propuesta electoral hace énfasis en recuperar los valores que son tradicionales en la sociedad: Dios, Patria y Familia, Vida y Libertad. De hecho, eso es lo que le permitiría a la sociedad brasileña, según su concepción, recuperar la “cohesión social” amenazada por los sectores de izquierda.
Un análisis significativo en torno a los principios del Bolsonarismo lo realizó la antropóloga Isalbel Kalil. En su estudio reveló cuáles eran los elementos que priman en el discurso de sus seguidores en base a entrevistas efectuadas durante las manifestaciones. Los que mas aparecieron fueron: anti-comunismo, antipetismo, antiizquierda, anticorrupcion, antifeminismo, antiaborto, anti-homosezxuales, antiaborto, antisistema y antipartido (1) . Más allá de la oposición al PT, válida en todo sistema democratico, hay dos elementos tan llamativos como peligrosos. Por un lado, la resistencia a la conquista de derechos por parte de los movimientos sociales como el feminismo o la comunidad LGTB. Por otro lado, el desacuerdo con el sistema político y de partidos. Esto no solo es riesgoso en el marco de la elección sino también para el futuro de la vida pública de Brasil.
Teniendo en cuenta estas consideraciones se pueden entender en qué marco se dan los constantes cuestionamientos que el presidente ha hecho contra el sistema electoral (TSE) y el sistema judicial. Sumado a ello, no faltaron las declaraciones poniendo en duda el reconocimiento del resultado electoral. Es decir, forman parte de su sistema de ideas, no son cuestiones coyunturales. Un último aspecto del caso Bolsonaro es su estrecha relación con los militares. En lo que va de su gobierno, los militares que ocupan cargos en el gobierno han ido aumentando considerablemente. El personal militar asignado a cargos civiles en el gobierno federal pasó de 3.515 en 2019 a 6.157 en 2020 (2) . Pero no solo crecieron en cantidad sino que además ocupan cargos cada vez más importantes y estratégicos en la gestión. Eso implica necesariamente mayor poder e influencia en el manejo de los resortes del Estado, incluido el proceso electoral.
En el plano económico, las políticas neoliberales tomaron mucha más fuerza y consistencia tanto en el discurso como en la acción. Pero lo importante es remarcar que la propuesta para 2023-2026 plantea profundizar los ejes sobre los que se desarrolló su primera gestión. Es decir, achicar las áreas de influencia del Estado, “sacarle a la población el peso del Estado de sus hombros” (3) y continuar con el plan de desestatización que contribuye a la política de ajuste del gasto público. Pero la coyuntura y la gran distancia electoral obligan a Bolsonaro a incumplir esos principios económicos.
Fundamentalmente porque si bien la macroeconómica tiende a mostrar un mejoramiento en las variables, los sectores populares no están viendo mejoras en sus condiciones de vida y ello obligó a su ministro de Economía ha incumplir con la política del techo del gasto (4) e inyectar dinero en la economía. Específicamente aplicando un paquete de medidas como el aumento del Auxilio brasil, Auxilio gas y Alimenta brasil. Otro ejemplo es el programa de renta y oportunidades lanzado por el gobierno durante el mes de marzo. Este último, incluye un programa de simplificación del microcrédito digital para emprendedores que busca dar acceso a emprendedores populares sin antecedentes de respaldo crediticio en el sistema financiero. Una segunda medida, habilita Retiro Extraordinario FGTS, que permite a los trabajadores con cuentas vinculadas retirar hasta R $1.000 de sus cuentas hasta el 15 de diciembre de 2022. Y por último, el Decreto N° 10.999 prevé el adelanto a abril-junio un pago extra a los jubilados que habitualmente se hace a fin de año (5).
Pese a los esfuerzos por acortar la distancia, la situación continúa siendo desfavorable para el candidato del PL, las encuestas de la tercera semana de septiembre arrojan una intención de voto del 34% contra 45% del ex presidente Lula Da Silva. Ese resultado no alcanzaría para definir la elección (se necesita la mitad más uno de los votos) y el 30 de octubre se tendría que ir a una segunda vuelta. El escenario es bastante similar en cuanto a que Lula sigue manteniendo la victoria (51% vs 39%) pero habrá que prestar atención a la escalada de la violencia política y el cuestionamiento por parte de Bolsonaro hacia la legitimidad de los resultados. No obstante, las enormes movilizaciones en torno a cada región que visita Lula, sumado al “voto oculto” por el temor a manifestarse públicamente en favor de Lula, pueden darnos la esperanza de un triunfo en primera vuelta que no pueden captar las encuestas.
Por el lado del ex presidente Lula da Silva (PT) es importante destacar que ha construido una coalición que incorporó a diversos sectores que tienen en común la idea de defender la democracia. La propuesta tiene como idea central “la reconstrucción y transformación de Brasil”. Para el Partido de los Trabajadores eso significa volver a poner en marcha un plan de gobierno que recomponga la situación de los sectores más afectados por las políticas económicas de Bolsonaro. De hecho, no es casualidad que, entre los mas pobres, los negros, las mujeres , los jovenes y la comunida LGTB, Lula tenga amplios margenes de diferencia en la intencion de voto. En este esquema se enfatiza la necesidad de recuperar el rol del Estado como un actor central que pueda regular la actividad económica. En ese sentido, también el PT plantea la necesidad de recuperar las empresas públicas estratégicas que permitan sostener políticas soberanas de desarrollo.
Pero lo central del plan de gobierno es “volver a poner a los pobres y a los trabajadores en el presupuesto, para ello es necesario revocar el techo del gasto” (6). Aquí está la principal diferencia entre los proyectos políticos en juego, es decir, un gobierno que se ocupe de que las mejoras económicas lleguen a todo el pueblo brasileño y que la distribución del ingreso no quede librada al azar. De hecho, la pobreza en 2021 se disparó a valores históricos, según un estudio de la Fundación Getulio Vargas en base a la encuesta de hogares (PNADC), el porcentaje de pobres teniendo como referencia la línea de 497 reales ascendió de 26,05 en 2019 a 29,62% en 2021. Otro indicador que muestra el deterioro en las condiciones de vida es el aumento del hambre. La Encuesta Nacional sobre Inseguridad Alimentaria en el Contexto de la Pandemia realizada por la Red Pennsan muestra que, en 2022, 33,1 millones de personas no tienen qué comer. Este número representa alrededor del 16% de la población y coloca al país en un nivel equivalente al de la década de 1990 (7).
La victoria de Lula representará un triunfo para los gobiernos nacionales y populares en la región. En ese sentido, se abren interesantes perspectivas para poder delinear una estrategia regional frente a un panorama global cada vez más complejo. Revitalizar la UNASUR será una tarea primordial, como también la complementación económica en torno al Mercosur y el rol protagónico de la CELAC, sobre todo por la presencia y articulación conjunta con el México de López Obrador.
Cabe señalar que tanto el contexto nacional como internacional difieren sustancialmente de la primera década de los 2000. El triunfo de Lula significa la posibilidad concreta de que el pueblo brasileño recupere los niveles de vida que supo conquistar bajo los gobiernos del PT. De esta manera, la alianza democrática tiene el desafío de comprender y actuar en la particularidad de este momento histórico. Lo que se pondrá a prueba, en una hipotética victoria, es la capacidad del gobierno de interpretar las nuevas demandas populares, sosteniendo la esencia de lo que fue la experiencia de los anteriores gobiernos del PT. Esto implica repensar y rediseñar políticas públicas que respondan al nuevo contexto global, en el cual la relación bilateral con Argentina será fundamental.
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1) https://sxpolitics.org/who-are-jair-bolsonaros-voters-and-what-they-believe/19224
2) https://fpabramo.org.br/observabr/wp-content/uploads/sites/9/2021/05/Cadernos-Reforma-Administrativa-20-V4.pdf
3) https://static.poder360.com.br/2022/08/plano-de-governo-bolsonaro-preliminar.pdf
4) El techo del gasto es una limitación constitucional al crecimiento del gasto del gobierno brasileño por 20 años, llegando a los tres poderes del Estado, además de la Fiscalía Federal y la Defensoría Pública. El gasto e inversión pública fue limitado al nivel del año anterior, únicamente ajustados por inflación. En resumen, el crecimiento real de gasto año a año no puede superar el 0%. Esta medida fue implementada bajo la enmienda constitucional Nº 95 del 15 de diciembre de 2016.
5) https://www.gov.br/trabalho-e-previdencia/pt-br/noticias-e-conteudo/2023institucionais/lancado-programa-renda-e-oportunidade
6) https://www.programajuntospelobrasil.com.br/diretrizes/
7) https://pesquisassan.net.br/2o-inquerito-nacional-sobre-inseguranca-alimentar-no-contexto-da-pandemia-da-covid-19-no-brasil/