Por Claudio Funes

El título de la nota quedó estampado en las paredes del Cabildo durante la multitudinaria concentración que colmó el centro porteño, a un mes de la desaparición de Santiago Maldonado. Según la Televisión Pública y la Policía de la Ciudad, esa pintada y los disturbios que se produjeron durante la desconcentración, fueron obra de sectores organizados que buscan el caos y la anarquía para dañar al Gobierno nacional. Pero hay que decirlo: que está marcha iba a ser infiltrada por servicios de inteligencia y policías de civil estaba más cantado que el tema “Despacito” de Tomas Fonzi, y más anunciada que la Reforma Laboral que impulsa la alianza gobernante Cambiemos.

¿Qué quiere decir esto? Sencillo: el Gobierno necesitaba cerrar esta semana con la foto que más le gusta: el caos generado por quienes se resisten al Cambio, enfrentados por las fuerzas del orden que conduce la idónea, honesta y sensible Patricia Bullrich. Se podría plantear, también, Civilización o Barbarie. Para lograr esto, no hace falta una estrategia de ingeniería alemana. Solamente necesitas montar un gran operativo "preventivo" y conseguir un grupo de infiltrados que generen los incidentes. El resto viene solo. Los medios hacen lo suyo mientras la Policía de Larreta monta una coreografía digna del teatro San Martín frente a una plaza desierta, mientras unos pocos supuestos manifestantes gritan y corren en dirección a la 9 de Julio rompiendo carteles y contenedores a su paso.



Lamentablemente, todo esto termina generando una sensación de violencia que no es real, mientras la Policía es utilizada para deslegitimar un reclamo muy urgente y masivo, cuando en realidad deberían estar cuidando a los vecinos y no montando un show en el centro porteño. La próxima vez, en vez de Macri hetero, usen patriarcal o macho, como para disimular un poco.