Por Maribel Ayala

Elsa Isabel Bornemann fue una autora argentina reconocida por sus cuentos para niñes y adolescentes. Durante la última dictadura militar su libro "Un elefante ocupa mucho espacio" fue censurado y hoy uno de sus cuentos, “El año verde”, toma un gran significado.

Se cierra un 2018 muy complicado y si algo hay que destacar es se trató de un año verde que aparte sembró verde para siempre.

Las mujeres paramos el país, tomamos las calles, nos revelamos, dijimos no, nos abrazamos, nos besamos, gritamos, dimos la teta en la calle, escrachamos abusadores y lloramos juntas. La fuerza del movimiento feminista se gestó en las calles y se desparramó por la Cordillera, por el Río de la Plata, por las Cataratas y la tierra roja y fue tan pero tan fuerte que llegó también a orillas europeas.
Argentina fue ejemplo de lucha, como ya es su tradición y las Locas del Pañuelo Verde recordamos de quién somo las nietas y tomamos las plazas para pedir por nuestra libertad.

La coyuntura política no ayuda, cada día amanecemos más pobres y con menos derechos, es verdad, pero si algo sabemos las mujeres es resurgir cual ave fénix y de la cenizas volver a brotar. Con el aborto fuera del closet, con la seguridad de no ceder y no callar más, con los y las docentes peleando cuerpo a cuerpo por defender la ESI, con la unión y la sororidad, con las mujeres, las travas, les trans y con todes aquelles que levantan la bandera del feminismo, tuvimos y tendremos de acá en más muchos años verdes.

La semilla está plantada, de la mano de todas las pibas que no volvieron nunca más a casa, esas que llevamos en carteles y nos dan fuerza para cambiar el mundo.

Le podemos reprochar muchas cosas al 2018 pero nunca a las pibas, nunca a la fuerza y los ovarios con los cuales nos paramos en frente de una sociedad machista y dijimos que no íbamos a seguir aguantando que decidan por nosotras, que nos violen, que nos maten y que crean que no podemos.

Las pibas podemos, por muchos más años verdes.