Pablo Laurta fue detenido este domingo en un hotel de Gualeguaychú. Es el principal sospechoso del doble femicidio de su ex mujer y su ex suegra, Luna Giardina (24 años) y Mariel Zamudio (50 años). Laurta es uruguayo y tenía pedido de captura internacional de Interpol. Tiene una denuncia por violencia de género de hace tres años. También fue acusado de secuestrar a su hijo de 5 años, quien fue rescatado en el momento de la detención y puesto a resguardo por el Consejo Provincial del Niño, Adolescente y Familia (Copnaf).
Los investigadores sostienen que Laurta planeaba escapar hacia Uruguay, adonde vivía con Giardina y con su hijo Pedro. Luna Giardina había escapado junto a su hijo desde la localidad Buceo, en Montevideo, hacia Córdoba. La joven de 24 años lo había denunciado por intentar ahorcarla. Tenía un botón antipánico.
Por orden judicial, se allanó la habitación del hotel de Gualeguaychú adonde se escondía Laurta y encontraron un arma de fuego y celulares, entre otros objetos que ya forman parte de la investigación.
Laurta también es sospechoso de la desaparición del chofer que lo llevó de Montevideo a Córdoba. El conductor llamado Martín Palacios continúa desaparecido al cierre de esta nota. Su auto apareció incendiado en Córdoba.
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No hay lugar para la sorpresa. El caso Pablo Laurta es una expresión más del más alto machismo. Estamos frente al resultado de una ideología fascista. El machismo mata. Laurta es un militante activo de la misoginia y de los discursos de odio. Es fanático de Milei, Agustín Laje y Nicolás Márquez, los ideólogos antifeministas que asesoran al Presidente.
“Varones Unidos” se llama la agrupación fundada por Laurta. Esta agrupación que propaga discursos misóginos tiene apoyos políticos y mediáticos. Hay negocios alrededor de estas ideas asesinas.
Desde “Varones Unidos”, Laurta empezó una campaña de hostigamiento contra la madre de su hijo hablando de las supuestas falsas denuncias que aíslan a los padres de los hijos. En los múltiples videos de sus intervenciones públicas, Laurta habla de “los derechos humanos de los varones”. En sus publicaciones, Luarta dice que las mujeres somos seres privilegiados frente a las instituciones y las elites y alienta a combatir esos privilegios incluso usando la fuerza. Desde la cuenta en X de “Varones Unidos” hizo apología del secuestro de niños y mujeres a la vista de todo el mundo.
En 2018, Pablo Luarta invitó a Uruguay a Agustín Laje y Nicolás Márquez a presentar “El libro negro de la nueva izquierda”. Hay imágenes en las redes sociales de ellos juntos, abrazados, en escenarios, mesas y fiestas. Laje y Márquez estaban al tanto de las ideas que propagaba Luarta. De hecho, se manifiestan en consonancia con esas ideas.
El 10 de septiembre pasado, desde la página “Varones Unidos”, Laurta publicó que su ex mujer y su ex suegra pretendían “encarcelarlo con falsas acusaciones, empujarlo al suicidio, exponer al maltrato físico y el abuso sexual a su propio hijo y hasta matarlo en un ejercicio de violencia vicaria”. Las mujeres fueron asesinadas. Es decir: el agitador misógino de las falsas denuncias de género presuntamente mató a su ex, a la madre de ella y secuestró a su hijo.
Ayer la red social X dio de baja la cuenta @VaronesUni2 cuando se visibilizó el caso en los medios de comunicación. Recién ayer. Tuvieron que morir dos mujeres más para que finalmente se investigue la cuenta. ¿Cuántas más redes de este estilo siguen online? Cada vez que denunciamos una de estas cuentas que incitan a la violencia contra las mujeres, desde X nos envían un mail que empieza diciendo “Tras revisar la información disponible, queremos comunicarte que la cuenta que denunciaste no incumplió nuestras políticas de seguridad”.
En Uruguay: Márquez y Laje, a la izquierda. Laurta, a la derecha.
No son sólo Laje y Márquez. El actual presidente, representando a la Argentina ante los ojos del mundo entero en el foro internacional de Davos, criminalizó, violentó y estigmatizó a los feminismos y al colectivo LGTBNBIQ+. En aquella oportunidad, Milei dijo que el feminismo es un “cáncer que hay que extirpar”.
La violencia física siempre está precedida por la violencia discursiva y simbólica. Los discursos de odio habilitan acciones. Tienen consecuencias en la vida real. Esos discursos de odio se convirtieron en ideología de Estado. Milei convirtió el negacionismo de la violencia de género en política de Estado. Su gobierno desmanteló las políticas de prevención y asistencia.
El Presidente Milei insiste con eliminar la figura de femicidio del Código Penal. El verdadero objetivo es garantizar la impunidad. Más que nunca necesitamos políticas públicas para que podamos vivir una vida libre de violencias. La violencia machista existe. La violencia machista mata.
Nos matan todos los días. En Argentina, una mujer es asesinada cada 36 horas. Casi siempre nos mata un conocido, muchas veces una ex pareja. En la última semana ya van ocho femicidios. Ser mujer en este país es no saber si volvés viva a tu casa. Ser mujer en este país también es no saber si salís viva de tu casa. Quien niega esta situación, es cómplice. ¿La culpa siempre es de una? Incluso frente a un femicidio, hay quienes consideran que la mujer asesinada volvió loco al tipo. Lo dicen sin vergüenza. Si una no denuncia y te matan, es tu culpa. Si te fuiste, denunciaste y te matan, también es tu culpa porque volviste loco al tipo. La narrativa de las falsas denuncias por violencia de género no sólo desalienta a denunciar abusos sino que envalentona a los femicidas.
Pablo Laurta, seguidor libertario fan de Milei, llenó horas y horas de programas radiales, televisivos y de streaming para expresar sus ideas misóginas. Lo llamaban para que “cuente la otra campana”. Sus intervenciones públicas fueron tantas que hasta llegó a participar del Parlamento Uruguayo para manifestarse, por ejemplo, contra la ley de violencia de género en Uruguay.
¿De qué otra campana están hablando? Insistimos: Nos están matando.
Las actuales ideologías de ultra derecha están alimentando la violencia asesina.
No es batalla cultural, es violencia manifiesta.
El machismo mata.
Avanza el machismo porque avanza la extrema derecha.