Uno de los tantos pliegues que dejó la jornada represiva de ayer en el Congreso y alrededores, fue el repudio que sufrió el periodista quilmeño Manu Jove, quien tuvo que retirarse de la zona custodiado por la policía. Este hecho quizá sirva para volver a abordar un asunto central de la vertiginosa agenda política de nuestro país: el rol de las empresas de medios de comunicación en la disputa entre modelos de país.

Para los que lo conocimos hace poco tiempo, Jove resultó ser, de mínima, una sorpresa: en los estudios de TN, y en el horario central de las nueve de la noche, su voz representaba un contrapunto con el relato uniforme de los operadores de la señal con los que comparte panel. Ante discursos previsibles y remanidos, el joven aporta racionalidad, pone en duda estereotipos, deja flotando interrogantes. Eso, no mucho más, pero con Jony Viale a su lado, es un montón. Luego la sorpresa se tornó aún más significativa, cuando lo vimos ser parte de uno de los programas de Blender, que si bien, según se comenta, está financiado por empresarios que en lo ideológico están en las antípodas de los intereses del campo nacional y popular, cuenta con figuras como Rebord, un peso pesado de la comunicación digital, al que no podemos acusar de ser gorila, sino más bien lo contrario.

Este tal Jove, entonces, se encontraba en calidad de movilero, transmitiendo en directo para la señal TN, en la esquina de Callao y Rivadavia, centro neurálgico de la protesta de los jubilados e hinchas de fútbol de ayer miércoles 12 de marzo, y el clima ya estaba muy caldeado, porque había miles de policías en la zona, porque ya habían repartido gases y palos, porque estaba todo mal. Todo mal, sí. Y entonces un grupo de manifestantes comenzó a increparlo, a insultarlo, a gritarle que se las tome, y el tipo trato de calmarlos, de decirles che, yo no soy Débora Plager, Luis Majul o Cristina Pérez, soy casi uno de ustedes, pero tengo que trabajar, y me abrieron las puertas en TN, pero no hubo manera de contener el enojo. O sí: pero a la fuerza. Una docena de policías vestidos con jeans, zapatillas y chalecos de la PFA, lo acordonaron y llevaron a lo largo de Callao, hasta Hipólito Yrigoyen; en todo el trayecto –la fachada del Congreso, de punta a punta- los manifestantes insultaron y escupieron al joven periodista, a quien primero vimos contrariado, por sentirse incomprendido, y luego, resignado, triste. En el estudio de TN, los periodistas lloraban indignación “por los ataques de los violentos contra la prensa” y expresiones similares que tantas veces escuchamos cuando se trata de recriminaciones o insultos contra movileros de los medios hegemónicos de comunicación que lo largo de los años han sembrado mentiras y discursos de odio.

Mientras todo esto sucedía, la señal de noticias que le paga el sueldo Jove, en el zócalo de su pantalla, imprimía: “GRAVES INCIDENTES. Marcha de jubilados con el apoyo de barras, La Cámpora y la izquierda”. Y mantuvieron esa información falaz en pantalla durante por lo menos tres horas, alimentando así una versión manipulada de los hechos, tal como lo vienen haciendo de modo planificado y sostenido hace por lo menos quince años, cuando se produjo el conflicto entre el gobierno kirchnerista y la denominada Mesa de Enlace, en la que confluían las organizaciones patronales de la actividad agropecuaria.

Podríamos verter acá ríos de tinta para repasar la cantidad de operaciones y editoriales que el Grupo Clarín, a través de sus tentáculos informativos, con TN a la cabeza, realizó en contra del kirchnerismo a lo largo del tiempo, por cuestiones económicas (recuperación de los fondos previsionales, Ley de Medios, Fútbol para Todos) pero también por diferencias ideológicas y de disputa de poder, ya que nunca antes un gobierno democrático se les había plantado, nunca antes un gobierno democrático había desnudado frente a la sociedad sus intereses espurios. Y la respuesta fue impiadosa, y con maniobras desleales y mafiosas (ayer La Cámpora no marchó ni convocó pero durante horas pusieron su nombre en la pantalla porque así alimentan la mente envenenada de su audiencia). Un encumbrado editorialista y jefe de la sección política del diario, como Julio Blanck –ya fallecido, y autor del título de tapa “La crisis ya causó dos muertes-, asumió en una entrevista que desde el diario hacían periodismo de guerra.

Ese periodismo de guerra –el mismo que justificó el terrorismo de Estado y se robó la empresa Papel Prensa en una sesión de tortura- sembró mucha bronca e indignación en una buena parte de la población,  porque veían y sufrían durante las veinticuatro horas un ataque contra el gobierno que habían elegido en las urnas y que les estaba ofreciendo uno de los mejores pasajes de sus vidas en lo material y también en lo simbólico. Y Cristina. Solo con la campaña de estigmatización y persecución que le tiraron encima durante años a las dos veces presidenta de la Nación, alcanza para dimensionar el daño que viene haciendo el mismo grupo económico y comunicacional que hace unos días operó contra Milei para presionarlo, pero que luego de un arreglo entre las sombras, volvió a acomodarse y a hacer periodismo de guerra, como lo hizo en la cobertura periodística de la represión y cacería policial de ayer, o la tapa del diario de hoy: justifican el accionar violento del gobierno y demonizan a los manifestantes.

Recordemos, por si no está leyendo algún extranjero, que los jubilados de nuestro país, tal como sucedió con todos los gobiernos neoliberales, son una vez más la variable de ajuste económico. Como dijo Néstor Kirchner, estos personajes nefastos que gozan con el dolor ajeno, son fuertes con los débiles. Y los jubilados, porque somos un pueblo solidario, en la marcha de ayer recibieron el apoyo de miles de hinchas de fútbol –un fenómeno a analizar, bien argentino- y de otras miles de personas sueltas (y organizaciones de izquierda, sí, TN), porque solo ese hecho es injusto e indignante, pero aparte porque el gobierno de Milei está gobernando para una minoría y hambreando y desprotegiendo a las mayorías, aparte de hacer negocios, la actividad preferida de estos falsos defensores de libertad y la república (ayer voltearon una sesión en Diputados de manera irregular).

La PFA tuvo que custodiar al periodista de TN.

Entonces, Manu Jove, vos podés tener un perfil interesante, progresista en muchos sentidos, e incluso un buen profesional, que ya es un montón (esto se nota también en tu cuenta de Twitter), pero trabajas para TN. Ese es el problema, y por eso la bronca. Lo sabés, y si no queres que te repudien, o agredan, deberías rajar lo antes posible de esa cloaca. Sabemos que el gremio periodístico está no solo precarizado sino perseguido, y que los trabajadores del sector tienen que tener dos, tres o cuatro trabajos para llegar a fin de mes, pero Salí de ahí, Maravilla.