Gracias, Néstor. Fuerza, Cristina. Esa fue la consigna que quizá mejor sintetizó una jornada única, de esas que dejan una marca para siempre, y que rememoramos una y otra vez, los 27 de octubre, al repasar imágenes y vivencias de aquel desgarro colectivo, que hoy cumple diez años. Cuando estuvimos frente a Cristina, le deseamos a los gritos y con los ojos inundados de tristeza, que tuviese fuerza, que siguiese adelante, que la íbamos a acompañar.
Néstor, antes de partir, venia pidiendo que la dirigencia no la deje sola en su pelea contra los poderes reales. La llamó, por su valentía, Presidenta Coraje. Llamó, una y otra vez, a acompañarla, a cuidarla.
Con cada uno de aquellos gritos, expresiones de apoyo, besos lanzados con las manos, reconocimiento en forma de susurro, abrazos, llantos desconsolados, quebrados, ofrendas, consignas, cánticos, que el pueblo le entregó en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos, Cristina debe haber juntado mucha fuerza, ya que unas cuarenta y ocho horas después de finalizada la despedida, gracias también a su propia entereza y voluntad, le puso el cuerpo al último tramo de su primer gobierno.
Durante su segundo mandato fue una topadora. Siempre para adelante, y en beneficio del pueblo y los intereses de la Nación. Los dos hitos más importantes quizá sean la recuperación de YPF y el lanzamiento del Arsat-1.
Durante aquellos años, un parte de la dirigencia, y en especial la militancia, la acompañaron a cada uno de sus actos, presentaciones e inauguraciones. Los 1 de marzo, para la apertura de sesiones, los 25 de mayo y otras fechas patrias, los 10 de diciembre. En todos los casos, hablamos de miles de personas. Luego llegaron los Patios Militantes, un hito en la historia entre Cristina y la juventud.
La juventud ocupó un rol central en ese acompañamiento, y parte de esos cuadros políticos por primera vez ocuparon cargos en organismos del Estado nacional.
La demostración más contundente de acompañamiento y lealtad se produjo la noche del 9 de diciembre de 2015. La Plaza de Mayo reventó de pueblo. El discurso fue memorable, para encuadrar. Se trató de un hecho político inédito y conmovedor
Luego llegó abril de 2016, y el acompañamiento, frente a los tribunales federales de Comodoro Py, cuando comenzaron a perseguirla con el dispositivo conocido como Lawfare, o la Guerra Jurídica. Fueron tiempos aciagos, de mucha angustia, porque el macrismo, ahora a cargo del poder público, quería destruirla.
Ella, mientras tanto, comenzó a reorganizar al campo nacional y popular en el Instituto Patria.
En 2017 la militancia y su electorado la acompañaron al acto de lanzamiento de Unidad Ciudadana, en la cancha de Arsenal, su nuevo armado político, y también a los actos de campaña, en la provincia de Buenos Aires, para las elecciones de medio término, que la convertirían en senadora. Cómo olvidar el acto en Racing, multitudinario, colorido, festivo.
En el 2018 se la vio por primera vez en su banca, donde dio discursos que sirven para la formación política de cualquier militante. La justicia federal, mientras tanto, tiraba para todos lados prisiones preventivas y los grandes medios publicaban fotos en sus portadas con el rostro de sus víctimas, esposados, en pijamas, con cascos, para promover así el linchamiento social de una parte de la sociedad.
En 2019, Cristina lanzó Sinceramente, y volvimos a hacerle compañía, a estar cerca suyo, en muchos actos. Ella ya había lanzado la campaña electoral de cara a las presidenciales. Un tiempo después nos enteraríamos que el candidato del campo nacional sería Alberto.
Luego el pueblo recuperó el gobierno y el peronismo, el poder público. Cristina fue la gran hacedora. En el acto de los festejos por la victoria popular, el 10 de diciembre, y una vez más en la Plaza de Mayo, Cristina le hizo a Alberto una transferencia de sus votos, de millones de voluntades, presentes en gran parte ahí abajo del escenario, en un océano de banderas, piel y transpiración, y le dijo que podía contar con ellos y ellas, el pueblo, siempre y cuando gobernarse pensando en sus intereses, y no en las tapas del periodismo de guerra.
En eso estamos, Néstor, ojalá pudieses escucharnos, vernos. Estamos dando pelea. Cristina hoy preside el Senado, conduce al kirchnerismo y es una pieza clave del gobierno. No la dejamos sola, la cuidamos, viste. Ahí está, firme. Ayer lo dijo en una carta: al poder real no le molestan las formas, sino el fondo. Por eso hacen oposición irresponsable, por eso el periodismo de guerra, por eso las causas judiciales. No se la bancan. Señal de que vamos bien. Quedate tranquilo, no está sola, la vamos a acompañar y cuidar por siempre.