A tono con lo que viene sucediendo en las otras esferas del quehacer nacional, el deporte más popular de los argentinos comienza a retomar un viejo camino. En el que transitó siempre. Del que salvo una vez, durante el kirchnerismo, se había corrido. Nos habíamos animado a entenderlo como un derecho, y no un privilegio. Pero ahora la realidad política, social y económica del país, cambió. Ya lo sabemos.
Las empresas televisivas de cable lanzaron durante la segunda semana de julio las promociones para ver la llamada "Superliga", un campeonato argentino que comenzará el próximo 18 de agosto. Se trata de la primera huella visible del final de Fútbol Para Todos (FPT), una política pública que garantizaba la emisión por la televisión abierta de todos los partidos de la primera división. De esa manera, dentro de unos días, buena parte de los millones de argentinos que disfrutaban de este acontecimiento en sus casas, ya no lo podrán hacer.
El empresario Fernando Marín fue el encargado de vaciar el FPT y entregárselo a los grupos privados. Uno de los mecanismos fue quitarle los encuentros más importantes a la televisión pública. Durante su gestión a cargo del FPT despidió a profesionales “identificados” con el kirchnerismo, prohibió insólitamente ciertas expresiones en el lenguaje al plantel periodístico y jugó decididamente a favor de la destrucción del fútbol gratuito. En el mismo sentido, Fernando de Andreis, secretario general de la Presidencia (de la que dependía FPT), fue el encargado de presionar a la dirigencia deportiva y hacer lobby para romper el contrato con el Estado.
El empresario Fernando Marín alguna vez presidió el Racing Club de la ciudad de Avellaneda.
La rescisión contractual del Estado nacional con la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), en febrero de 2017, abrió la puerta para que las empresas privadas se hagan de los derechos de transmisión. La compulsa, que no estuvo exenta del presiones de todo tipo y prácticas poco claras, dio como resultado la adjudicación para Fox-Turner, que prevalecieron sobre las empresas ESPN y MediaPro. El acuerdo es por cinco años, con la opción de extenderlo a otros cinco. La negociación se hizo a cambio de un pago inicial de 1.200 millones de dólares y 3.200 millones por temporada.
Fernando De Andreis está a cargo de la secretaría general de la Presidencia.
La diada Fox-Turner no es la única favorecida. Otro de los grandes ganadores es, sin ninguna duda, el Grupo Clarín. A través de Cablevisión se asegura la venta del producto gracias a su posición dominante en el mercado. Además, Cablevisión es la única operadora que no permite acceder al fútbol con el abono básico; se deberá adquirir el servicio de Alta Definición (HD). Por otra parte, TyC Sports, en la que el mismo grupo tiene acciones, le producirá la transmisión de los partidos en vivo a Fox. Ambas empresas se dividirán los catorce partidos de la jornada.
El derecho del poder
La prepotencia del Gobierno nacional y la complicidad venal de las corporaciones no reparan en la ilegalidad de esta situación. El Artículo 77 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (26.522) establece que el PEN debe garantizar, entre otras cuestiones, la emisión de acontecimientos deportivos en directo y en forma gratuita para todo el país. De esta manera, se incumple, una vez más, con un punto importante de una normativa que fue votada en el parlamento y apoyada por amplios sectores de la ciudadanía.
El falso argumento de que el “fútbol nunca fue gratis”, esgrimido por comunicadores a sueldo de los sectores dominantes, se desploma ante los hechos. De ahora en más no se podrá ver los partidos por canales de aire, ni por el sistema de Televisión Digital Terrestre (TDA), ni por internet. Sólo se tendrá acceso si se está suscripto a un operador de cable. El costo de los abonos varía de acuerdo a la empresa contratada, pero su valor entre oscila entre los 940 y 1.398 pesos.
Con Macri, la televisación del fútbol vuelve a ser un negocio para los privados.
Si bien Turner-Fox no anunciaron un abono extra por el servicio, se especula que después de las elecciones se tome una decisión al respecto. La hipótesis más fuerte es que se deba abonar un plus que no será menor a 300 pesos.
Otra de las falacias que sostuvo el periodismo rancio durante la vigencia del FPT, era que el dinero invertido en el fútbol podría estar destinado a la obra pública, etc. En realidad, las partidas correspondientes a la publicidad obligatoria eran destinadas para garantizar la gratuidad del fútbol. Lo que erogaba el Estado para tener los derechos de transmisión históricamente se lo gastó en publicidad a través de los distintos medios de comunicación. En el presupuesto que se está ejecutando en el presente año la pauta oficial está estipulada en más de 2.000 millones de pesos, una cifra muy superior a lo que se venía erogando desde el 2009 por los derechos del fútbol.
El programa Fútbol para Todos nació en 2009 con la transmisión de todos los partidos de Primera División, y fue anunciado por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en el predio de Ezeiza de la AFA, junto al también entonces director técnico de la selección nacional de fútbo, Diego Maradona, entre otras personalidades.
El FPT significó un durísimo golpe para las finanzas del Grupo Clarín. Y un gol de arco en arco en materia política.
A través de esta iniciativa los cuarenta millones de argentinos tuvieron la posibilidad de ver todos los partidos de la fecha, sin ningún tipo de restricción. La Televisión Digital Abierta (TDA) hizo posible que el 85 % de la población pudieran acceder gratuitamente al derecho de consumir de modo gratuito el deporte más popular del país, en todas las ciudades y pueblo, de norte a sur, de este a oeste. En 2011 se adquirieron los derechos de la B Nacional, y sus partidos fueron transmitidos en su mayoría por la señal Deportv, un canal deportivo estatal. Fue también ese año en el que se lanzó el programa "Deportes para todos", que preveía la transmisión gratuita de cualquier evento deportivo en el que compitiese un seleccionado nacional (en instancias decisivas). Así fue que millones de compatriotas pudimos disfrutar de eventos deportivos de relevancia internacional, siempre por la televisión pública que, por otro lado, ganó en profesionalismo y audiencia.
A partir de agosto de 2017 el fútbol dejará de ser gratuito para todos los argentinos. Desde ese entonces, dejará de ser un derecho, para convertirse, como siempre ha sido -salvo durante la etapa kirchnerista-, un privilegio.