Por Analía Besada (docente del partido de Moreno)
Los docentes sabemos ya hace mucho que cuando un grupo de alumnos y familias decide faltar a clase, tenemos el aula vacía. ¿Qué reacción generará una falaz "habitabilidad" de las instituciones si empieza a ser "certificada" en Moreno? Además de, obvio, odio, lágrimas contenidas y de las otras, desesperación, acción.

Se estaría pretendiendo "dar" dicho rótulo ("habitable") a escuelas que presentan varios tipos de riesgo. ¿Cómo se define el "riesgo para la vida" de los pobres? ¿Hasta dónde llegan las restricciones que pretenden imponernos abriendo una escuela, por ejemplo, a la que se le indica que "no debe usar la electricidad"; hasta dónde llega la especulación con que nosotros mismos seamos nuestros verdugos?

Juegan con nuestro sentimiento de culpabilidad poniéndonos en el rol de decidir que nuestros hijos mueran. Como se ha dicho en asamblea de padres, ellos son "el tesoro más preciado"; he visto a una madre llorar en la puerta de la reunión de la UEGD de sólo imaginar que hagan volver a su hija a la escuela donde se descompuso del olor a gas que ella como madre no fue capaz de evitar y ni tan siquiera de reaccionar de modo acorde a la gravedad del hecho -el cual choca con nuestro sentido común, de que podemos confiar en maestros y escuelas.

Habría que sacar la palabra "escuela" de la lista de lo confiable, de la que la palabra "Estado" ya salió hace rato.

Si ocurre algo como un "paro de alumnos" a la escuela pública, tengamos en cuenta que la renuncia a un derecho -en este caso a la educación- jamás es voluntaria, es producto de una doble extorsión que hace el Estado con la vida de los más vulnerables: los niños y jóvenes de uno de los municipios más pobres de Buenos Aires. Si van a la escuela mueren o se enferman, si se quedan en la casa las condiciones distan de ser óptimas en los barrios -más considerando que el funcionamiento del Hospital de Moreno, que ya trabajaba en estado extremo de desfinanciamiento, llegó a su punto máximo: discontinuar o suspender las guardias pediátricas.

Conozco el significado de la palabra "genocidio" y no hay que usarlo sin motivo. Pero, digamos la verdad, ¿no hay una elección deliberada, un blanco, una intención atroz aquí? Además de la violencia individualizada en forma de amedrentamientos y tortura, también la colectiva mediante inventar palabras nuevas. Las escuelas "habilitadas" no indican que sean dignas. Pero las escuelas "habitables" pueden ser un riesgo para la vida en varios sentidos.

No sería un plan de obras lógico entonces el que nos ofrecerá el Gobierno provincial; sería aparentemente un intento de imponernos un plan de pobreza planificada y de que esta sea autolegitimada por la propia comunidad morenense.

La respuesta del pueblo empobrecido demuestra ser siempre más inteligente, más creativa, más inesperada. De "ellos", en cambio, ya se sabe todo. Excepto: ¿cuándo revelarán su idea (bastante obvia, que estaría "coming soon" como una película taquillera de las peores) de dar participación privada en el mantenimiento de las escuelas? ¿Serían donaciones, apadrinamientos...?, ¿De qué nos hablarán cuando oportunamente nos hayan ablandado el oído? ¿Será tras otra jornada de 7, 8, 10, 20 horas en la reunión del Comité? ¿Será cuando no nos dé la cabeza para elegir entre la nada del Estado, las empresas o la Iglesia?

¿Se imaginan?: "Auspicia esta escuela: la empresa que te explotará cuando seas adulto". No es un lema para la educación pública. Una vuelta atrás a antes de la ley 1.420 del siglo XIX tampoco parece una opción. Aunque si la googleás, Infobae te explica que, según "especialistas", no era laica. ¿Quién reescribirá la historia? ¿El punzón o la tiza?

Desde el origen "laica y pública" fueron dos lados de la misma cuestión, ¿tan sólo con la excusa de tener un aula podría marearnos, y ponernos un crucifijo o un mandala obligatorios a cada "espíritu"? Son muchos elementos para un solo debate, y la solución simple es escuelas dignas para todos. Cuando les den muchas vueltas al asunto, tengamos muy en cuenta que "Pública" no es sinónimo de "gratuita y de calidad", como ya los más observadores habrán percibido que nos hace decir Facebook con su sugerencia de texto (previo análisis de qué casillero ideológico ocupan nuestras publicaciones). "Educación pública" no es sólo una educación a la que no se paga, como tampoco los "bachilleratos populares" de ONGs fueron nunca "populares" por muy gratuitos que fuesen. "Pública" no es la educación "que no SEA paga"; pública es más bien la educación "Que No Se Apaga".

Retomemos la palabra "pública", reveamos la palabra "inclusiva" hoy, hagamos uso del lenguaje que merecemos como pueblo unido.