Crédito foto: La Nación.
El fervor popular que nos caracteriza, que nos identifica como movimiento social y político, luego de ocho meses de encierro, se desparramó con todo su fuerza por el centro de la Ciudad de Buenos Aires y otros puntos del país. Había mucha falta de ganar la calle y expresar un grito colectivo, ahogado desde hace varios meses por la imposibilidad de juntarnos para mostrar nuestro apoyo a un gobierno que viene siendo atacado de manera brutal por los poderes fácticos de nuestro país y un sector minoritario de nuestro país, pero con mucha prensa.
El entusiasmo y la pasión tuvieron forma una caravana de camiones, autos, motos, bicicletas y camionetas. Fueron miles las personas las que se metieron en sus coches para circular por la ciudad y contarle al mundo que apoyan con todas sus fuerzas a Alberto y Cristina. No alcanzó el llamado oficial a celebrar desde casa, con el encuentro virtual organizado en el sitio web 75octubres.com
La excusa fue el 17 de octubre, el efeméride de mayor peso simbólico del peronismo, pero podría haber sido otra fecha o acontecimiento. Quizá en diez días, con el décimo aniversario del pase a la inmortalidad de Néstor Kirchner, se repita el apoyo en la calle.
Quizá no hubiese hecho falta realizar una demostración de fuerza, si Juntos por el Cambio y los medios masivos de comunicación no estuviesen jugando con fuego con sus discursos de odio y violencia política, en el Congreso, en los estudios de televisión, en las redes sociales y también en la calle.
En los últimos meses, de manera irresponsable, los sectores más reaccionarios de la sociedad, vomitaron todo tipo de barbaridades, insultos y amenazas en contra del gobierno y en especial contra Cristina Kirchner, la mujer y dirigente con mayor caudal electoral del país y estigmatizada, difamada y perseguida por haber cometido el pecado de gobernar para las mayorías, sin claudicar ni una sola vez. Aparte, le pegaron a algunos periodistas y destrozaron un móvil de C5N.
Se trata de sectores que también expresan un profundo rechazo por la convivencia democrática y las reglas del juego de las instituciones. Una vez más hay que hablar de actitudes destituyentes, periodismo de guerra e intentos de golpe blando.
Por eso es tan importante, en este contexto, que se revalide la unidad del peronismo, bajo la conducción de Alberto, de la mano de los y las gobernadoras, los y las intendentas, el movimiento obrero, los movimientos sociales, los espacios políticos que conforman el Frente de Todos, y el pueblo, en la calle, movilizado, en este caso, arriba de los coches que coparon durante varias horas los centros urbanos, con la alegría y el entusiasmo de siempre, sin rencor ni odio.
Al gobierno le hacía falta, y le viene muy bien, la apasionada y colorida muestra de apoyo popular que ya hizo historia en este nuevo aniversario del Día de la Lealtad.
El fervor popular que nos caracteriza, que nos identifica como movimiento social y político, luego de ocho meses de encierro, se desparramó con todo su fuerza por el centro de la Ciudad de Buenos Aires y otros puntos del país. Había mucha falta de ganar la calle y expresar un grito colectivo, ahogado desde hace varios meses por la imposibilidad de juntarnos para mostrar nuestro apoyo a un gobierno que viene siendo atacado de manera brutal por los poderes fácticos de nuestro país y un sector minoritario de nuestro país, pero con mucha prensa.
El entusiasmo y la pasión tuvieron forma una caravana de camiones, autos, motos, bicicletas y camionetas. Fueron miles las personas las que se metieron en sus coches para circular por la ciudad y contarle al mundo que apoyan con todas sus fuerzas a Alberto y Cristina. No alcanzó el llamado oficial a celebrar desde casa, con el encuentro virtual organizado en el sitio web 75octubres.com
La excusa fue el 17 de octubre, el efeméride de mayor peso simbólico del peronismo, pero podría haber sido otra fecha o acontecimiento. Quizá en diez días, con el décimo aniversario del pase a la inmortalidad de Néstor Kirchner, se repita el apoyo en la calle.
Quizá no hubiese hecho falta realizar una demostración de fuerza, si Juntos por el Cambio y los medios masivos de comunicación no estuviesen jugando con fuego con sus discursos de odio y violencia política, en el Congreso, en los estudios de televisión, en las redes sociales y también en la calle.
En los últimos meses, de manera irresponsable, los sectores más reaccionarios de la sociedad, vomitaron todo tipo de barbaridades, insultos y amenazas en contra del gobierno y en especial contra Cristina Kirchner, la mujer y dirigente con mayor caudal electoral del país y estigmatizada, difamada y perseguida por haber cometido el pecado de gobernar para las mayorías, sin claudicar ni una sola vez. Aparte, le pegaron a algunos periodistas y destrozaron un móvil de C5N.
Se trata de sectores que también expresan un profundo rechazo por la convivencia democrática y las reglas del juego de las instituciones. Una vez más hay que hablar de actitudes destituyentes, periodismo de guerra e intentos de golpe blando.
Por eso es tan importante, en este contexto, que se revalide la unidad del peronismo, bajo la conducción de Alberto, de la mano de los y las gobernadoras, los y las intendentas, el movimiento obrero, los movimientos sociales, los espacios políticos que conforman el Frente de Todos, y el pueblo, en la calle, movilizado, en este caso, arriba de los coches que coparon durante varias horas los centros urbanos, con la alegría y el entusiasmo de siempre, sin rencor ni odio.
Al gobierno le hacía falta, y le viene muy bien, la apasionada y colorida muestra de apoyo popular que ya hizo historia en este nuevo aniversario del Día de la Lealtad.