Por Fernando Latrille
Abel Furlán, conductor del sindicato industrial más importante del país, tendrá competencia en la seccional Campana-Zárate en las próximas elecciones que se desarrollarán del 2 al 4 de marzo de 2026. Ahí se elegirán las autoridades de las 54 seccionales de todo el país y luego llegará la votación para definir la nueva conducción nacional. Es probable que siga siendo el secretario general de su gremio. En su mandato, tuvo que lidiar con la cancha inclinada, que uno de los dueños, Paolo Rocca, pudo lograr una vez que asumió Milei como presidente, poniendo a uno de los suyos, como Julio Cordero en la Secretaría de Trabajo. Así y todo, el dirigente sindical se negó a firmar salarios a la baja y resistió el dilate de Rocca para desgastar su figura.
Cuenta con una trayectoria gremial de más veinte años dentro de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). Como tornero, teniendo apenas 19 años, pudo entrar a trabajar en la planta, luego de haber realizado una prueba. Su primer día de trabajo fue en dictadura. En la puerta de la empresa un teniente-coronel decía: “Los que estén de acuerdo en trabajar colóquense de este lado”. La dictadura del general Juan Carlos Onganía, autodenominada “Revolución Argentina”, se hacía sentir, intentando domesticar a la clase obrera. Así, el joven Abel Furlán comenzaba su primera jornada laboral. Los trabajadores peleaban por premio a la producción en Dalmine-Siderca, en Campana. Ese suceso dejó una marca en él: trabajo y lucha, formaban parte del núcleo obrero. En 1982 comenzó a militar activamente —como tantos otros— para lograr la vuelta de la democracia.
Por primera vez—en 1982—, les permitieron elegir representantes de los trabajadores. Recuerda que en aquel entonces la figura era “colaboradores”, no “delegados”. Fue la vuelta de la democracia en 1983, lo que permitió elegir delegados. Cuando Furlán comenzó a trabajar no estaba en sus planes ser representante gremial, todo surgió por el contexto. Participaba en asambleas para ver cómo se organizaba el movimiento obrero para la recuperación de la democracia, por encima de lo gremial. Desde chico le importó la política. Militó en el peronismo, pintando Luder-Bittel, la fórmula presidencial que llevó a Ítalo Luder como candidato del Partido Justicialista (PJ) en las elecciones de 1983, donde perdió la presidencia con Raúl Alfonsín (UCR).
De colaborador pasó a ser delegado, por la insistencia de sus pares en que debía continuar representándolos. Así, realizó toda una carrera en la UOM.
Furlán tiene 65 años. Casado, con seis hijos. Dos de ellos ya son profesionales médicos y un tercero dedicado a la aviación. El apodo de “Perro”, le fue dado a Abel por un amigo. Él jugaba al fútbol de 5. Y lo que necesitaban en su equipo era “un perro de presa marcando”. De ahí quedó el mote. Aquel “Perro” marcador en la cancha, que recibía el sobrenombre cuando apenas tenía entre 16 y 17 años, es hoy quien intenta marcar la línea que el empresariado quiere borrar con una reforma laboral, que es “el sometimiento pleno de los trabajadores”, como bien define en la entrevista con Revista Kranear.
- El rechazo que generó la intención de meter por la ventana una reforma laboral, hizo que la senadora Bullrich anunciara que se pasaba la discusión para febrero La insistencia con una reforma que intenta abolir derechos laborales, ¿a qué se debe?
A la pretensión de las grandes empresas, las multinacionales. Quieren un sometimiento de la clase trabajadora. No tengo dudas que ese es el objetivo principal. Hoy la Argentina no puede, por su historia, por lo que significó el peronismo, no puede no estar defendiendo el derecho a un trabajo digno con salario justo. Creo que estos tipos que han esperado mucho tiempo para encontrarse con una posibilidad como ésta. Eso hace de que hoy vean un escenario propicio. Es más, todo lo que está escrito en la Ley Bases, Ley Ómnibus, fue diseñado por los estudios jurídicos de las multinacionales. No creo que de todo eso que está escrito haya un renglón pensado por la cabeza del presidente, todo lo contrario.
- ¿Quiénes son los mandantes de esta reforma?
Techint es uno de ellos. Pero también hay otros sectores de poder que hace muchos años que quieren ver sometidos a los trabajadores porque les molesta que los obreros podamos discutir cuál es el valor de nuestra contraprestación; cuáles son las condiciones de trabajo a la cual nos pretenden someter. Eso les ha molestado siempre. Ese es el motivo principal. No es la primera vez que lo intentan. La última vez fue aquella con “la Banelco” a la cual hoy se parece mucho (refiere al escándalo de sobornos en el Senado, en el 2000, donde se investigaron pagos de coimas-sobornos a senadores para aprobar la Ley de Reforma Laboral 25.250, caso que llevó a la renuncia del vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez. El caso se convirtió en símbolo de corrupción política en la era del gobierno de Fernando de la Rúa, aquel que integró la hoy senadora de La Libertad Avanza, Patricia Bullrich). Si uno mira el comportamiento de algunos gobernadores, de algunos senadores y las contraprestaciones a cambio del voto que llevan adelante, se asemeja más a una “Banelco” que a tratar de estar pensando en una “modernización”, como llaman al proyecto de ley.

- ¿Qué planes de acción tiene la UOM para cuando en febrero se insista con la reforma?
Nosotros no tenemos dudas, lo hemos tratado en el Consejo Electivo que representa a nuestra organización. Estuvimos debatiendo y cuando éste proyecto de ley sea tratado nosotros nos vamos declarar en contra y vamos a movilizar, porque todo lo que está contenido en ese proyecto de ley es todo pérdida para los trabajadores, pero también para el entramado productivo de la Argentina. Esa situación nos hace tomar una posición que es la de confrontación. Por eso les he dicho a los compañeros de la Confederación General del Trabajo (CGT) que cuando el proyecto de ley sea tratado nosotros lo vamos a confrontar. La historia muchas veces nos ha convocado a nosotros como trabajadores a estar resistiendo no solamente a la defensa de los derechos de los trabajadores sino a la defensa de la soberanía de nuestro país. Entendemos que en este momento también está en riesgo la soberanía. También está en riesgo un modelo productivo.
- A Paolo Rocca poco parece importarle que se avance en la destrucción del país industrial, realiza algunas quejas por la importación China, pero banca al gobierno. ¿Cómo definís la actitud de uno de los hombres más ricos de la Argentina, que tiene un poder político muy grande dentro del gobierno de Milei y que a pesar de las políticas anti-industriales del gobierno siga dando su apoyo?
Bueno, él tiene negocio global. Es cierto que la Argentina le sigue ofreciendo oportunidades de negocios. Está migrando a la cuestión energética desde hace un tiempo a esta parte. Pero él tiene negocios en toda América Latina y el modelo sindical argentino le molesta. Claramente le molesta. Le molesta que en sus fábricas tengamos que elegir cada 30 compañeros un delegado, les molesta que tengamos compañeros que cumplen la función de comisión interna y por supuesto, le molesta tenernos sentados a la hora de discutir condiciones de trabajo y salarios. Esa es una condición que él entiende debe estar con absoluta posibilidad de lo que puedan dar ellos y no lo que podamos exigir nosotros. Ellos consideran que el salario es lo que ellos pueden pagar y no lo que nosotros merecemos. Busca que los trabajadores estemos sometidos a su buena voluntad: “Te voy a pagar lo que yo considero vos mereces”.
Y en eso, nunca va a estar contemplado un salario justo para que el trabajador pueda pensar un proyecto de vida. Entonces, debiéramos estar naturalizando que el salario y la contraprestación a nuestro esfuerzo, ni siquiera garantice el plato de comida. Y ni siquiera pensar que nosotros merecemos esparcimiento, salud, educación, vestimenta. Todas esas cuestiones que en la vida del trabajador argentino fueron cuestiones centrales.
- En su queja, Rocca señala el problema de la importación China. Pareciera ser un fervoroso defensor de la política industrial pero, sin embargo —lo señalaste en varias oportunidades—, el grupo Techint fija precios por encima del mercado internacional, abusando de su posición dominante. ¿Cuánto de su conducta afecta al entramado productivo?
Tampoco se trata de ser inocentes. Lo que significa China hoy en la disputa de ver quién se queda con el trabajo calificado. Una de las grandes disputas entre Estados Unidos y China, es justamente esa. Pero, hay que mirar puertas para adentro cómo ha sido el comportamiento de las multinacionales, que es monopólico. Han establecido precios que han condicionado toda la cadena de valor. ¿Cuál es el secreto, qué es lo que se esconde ahí? Bueno, maximizar rentabilidad que no existe en otras partes del mundo. El grupo Techint tiene rentabilidad en nuestro país con sus negocios que no logra sostenerlo en ninguna parte del mundo. Su fórmula es salarios bajos con rentabilidad escandalosa. Por supuesto que el hecho de que tenga que competir con China significa que tenga que bajar sus precios, que tenga que moderarse y tenga que tener un comportamiento similar al que tiene en otras partes del mundo. Porque no es que en otras partes del mundo hace lo mismo que hace en Argentina. Solamente acá tiene ese comportamiento. En otras partes del mundo hay precios moderados que le permiten competir con quienes están en su rubro. En Argentina, al ser su injerencia monopólica, claramente impone un precio que después distorsiona toda la cadena de valor.
Entonces, cuando buscamos salario digno, por caso en la maquinaria agrícola, donde el hierro tiene un valor específico en toda su cadena, nos encontramos que nos dicen, no tenemos tanto margen. Porque en muchos casos—lo que se produce—, el insumo difundido, el acero, representa el 60% de ese producto. Cuando vamos a pedir mejores salarios el condicionamiento es enorme. Esa es una forma de condicionamiento de los salarios en Argentina. No solamente condiciona al salario la política económica que llevan adelante los gobiernos, sino que también lo condiciona cuánto se impone de valor a un insumo difundido, que es el inicio de toda una cadena de valor.
- En marzo hay elecciones en la UOM. ¿Qué te lleva a postularte por otro mandato? ¿Qué asegura tu presencia como líder de la UOM?
Tengo algunas cosas inconclusas todavía, de transformar a mi organización. Pretendo modernizarla, que mi organización pueda ir generando los recambios generacionales, para poder actualizarse y que todo ese cambio generacional que se dio en 2003 hasta la fecha con nuevas generaciones se produzca también en las comisiones directivas de las seccionales y eso también sea un paso para adelante. Nosotros sabemos que tenemos como principal dificultad la representatividad. Tenemos que partir de ese lugar. Conocer que tenemos un problema de esa naturaleza que no es patrimonio de la UOM, que les sucede a todas las organizaciones sindicales, pero también le sucede a la política, también le sucede a un club de fútbol o a una asociación de fomento. Argentina tiene un problema de representatividad. El mundo tal vez lo tenga. Insisto en que hay que comenzar a buscarle la vuelta a los problemas de representatividad para tratar acumular, de tener una organización que cada tenga mayor relación de fuerza a la hora de disputar intereses. Y a la hora también, de poder alzar la voz cuando la política no representa los intereses que nosotros queremos representar.
Aspiramos a que la Argentina se desarrolle desde su industria, dándole valor agregado a sus recursos naturales, donde hoy disponemos de 8 y 10 recursos naturales que van a ser la demanda no solamente de nuestra sociedad sino del mundo entero. Entonces, cómo no vamos a estar pensando en formar parte de la mesa de discusión con la necesidad de que a esos recursos no se los pueden llevar mansamente aquellos que manejan el poder a nivel global. Nosotros tenemos que estar viendo, y ahí tenemos una oportunidad de generar trabajo digno y salarios justos para nuestros trabajadores y nuestra sociedad. Cuando uno mira cómo han ocurrido las cosas en otros países centrales del mundo, son aquellos que han decidido industrializarse. Aspiro a que la Argentina definitivamente, podamos lograr un modelo productivo, porque contamos con los recursos naturales y tenemos los recursos humanos para poder llevarlo adelante.
Así también, como secretario general de la UOM, me he munido de equipos técnicos que están pensando diseñar un convenio colectivo de trabajo con una estructura distinta, con un escalafón distinto de categorías, que represente las tecnologías que hoy tenemos en nuestras fábricas, pero que también le de oportunidades a los trabajadores que adquieren un nuevo conocimiento, que se esfuerzan por tener y obtener esos conocimientos. Así poder tener un mejor salario desde una recategorización. Entiendo que en un nuevo mandato tenemos que ir por ahí.

- Te preocupaste al asumir en la formación política de los afiliados. ¿En que se ha avanzado?
Bueno, tengo a Mario Porta y a Carlos Tomada junto a un equipo de compañeros y compañeras que me están dando una mano enorme, tratando de llevar adelante el Instituto de Formación Político Sindical. Sin comprender qué significa la política en nuestras vidas y como herramienta de transformación de nuestras sociedades, es muy difícil que podamos pensar discutiendo desde algún lugar que tenga argumento y que tenga consistencia. No se puede estar discutiendo tomando decisiones desde la ignorancia. Nos va muy mal cuando así lo hacemos. Entonces, recorriendo el país, me he dado cuenta que tenemos una falencia de cuadros políticos-sindicales que no nos permiten por ahí pensar en llevar adelante una estrategia en común en virtud de las necesidades que hoy nos demandan nuestros compañeros. Que necesitamos mejor información, mejores cuadros políticos, para entender qué sucede en el mundo global en el que vivimos. Hoy no se puede tomar decisiones desde el lugar de la cotidianeidad donde se mueve uno. Hoy somos parte de IndustriALL, un sindicato a nivel global de la industria que nos permite tener conocimiento de lo que está sucediendo en otras partes del mundo para que a la hora de tomar decisiones no las tomemos mirándonos el ombligo, sino que la tomemos a partir de comprender de para qué lado va el mundo. Para nosotros eso es sumamente importante, es estratégico, es fundamental. Para eso, hay que tener cuadros que comprendan, que entiendan. las implicaciones económicas, sociales y políticas de este mundo en el que vivimos.
- “No hay solución gremial sin política”, expresaste en el congreso nacional de la UOM en 2024. ¿La vez cercana o lejana a la política que pueda rearmarse desde el peronismo para que en 2027 pueda haber política para la solución de lo gremial?
No sé si llamarla cercana o lejana. La veo desordenada. No nos podemos ordenar. No podemos encontrar cinco o seis puntos que nos unan y que nos marquen como punto de partida para el gran desafío que tiene nuestra sociedad para el siglo XXI. Ese desorden está caracterizado por un individualismo. No hay que perder de vista que han destruido los lazos sociales que nos constituyen como sociedad. Esos lazos solidarios es parte de lo que debemos recuperar. Sin solidaridad es imposible construir una sociedad justa, equitativa, igualitaria. La solidaridad hacía que tuviéramos siempre desde lo conceptual la idea de que el proyecto era colectivo, que toda la sociedad tenía la necesidad de aspirar a tener un proyecto de vida. El individualismo nos hizo creer que todo era a partir del esfuerzo de cada uno. Pensar en un proyecto que responda a la demanda de las mayorías populares, que contenga a los trabajadores, debe ser el objetivo. El peronismo tiene que recuperar su liderazgo a partir de poner en la centralidad a los trabajadores.