Texto: Osky Russo. Fotos y video: CCP
El lugar elegido fue el Espacio Memoria y Derechos Humanos (Ex Esma). Apenas con un pie adentro comienza un recorrido de imágenes muy dolorosas que te interpelan, te ponen de frente al horror y te piden que no olvides nunca que fue el principal centro clandestino de detenciones, tortura y desapariciones del país en los años de la dictadura cívico-militar de 1976. Conectarse con esa textualidad, con los principios de la memoria, la verdad y la justicia es la primera intención de los organizadores del “(Nac_&_Doc) Primer Festival de Cine Documental Popular”, una iniciativa de la Corriente de Comunicadores Populares (CCP).
El sábado 9 de noviembre a las 10 horas, la organización formada por periodistas, comunicadores, artistas y divulgadores en medios alternativos de todo el país, dio comienzo al festival con un objetivo claro: valorizar y difundir el cine documental como otra herramienta de democratización de la información popular. “Este espacio se creó también para romper el cerco mediático de los grandes relatos hegemónicos, y disponer de una nueva plataforma para presentar proyectos”, señaló Santiago Barrios, de La Resistencia Noticias.
Las proyecciones se realizaron en la Casa de la Militancia de la Agrupación H.I.J.O.S.
Para llegar a la sala de exposiciones hubo que caminar por un par de calles del predio e ingresar a la Casa de la Militancia de H.I.J.O.S. Minutos antes de las 11 horas, el último en llegar cerró el portón. Unas 20 personas participaron del primer documental: Escuela Bomba, dolor y lucha en Moreno (2019) producida por el departamento de educación de la Universidad Nacional de Lujan (UNLU), con guion y dirección de Juan Mascaró.
En 68 minutos, los realizadores cuentan cómo sucedieron los hechos que provocaron la muerte de Sandra Colomano y Rubén Rodríguez, vicedirectora y auxiliar de la Escuela Nº 49 de Moreno. El 2 de agosto de 2018 ambos fallecieron en su lugar de trabajo como consecuencia de la explosión de una garrafa que sufría una pérdida de gas. La negligencia de las autoridades provinciales y las fallas de seguridad, muestran con crudeza la ausencia del Estado bonaerense en territorios de población vulnerable. El documental tenía pactado el estreno para el día 9 de agosto de 2019 en el cine Goumont, pero las autoridades del Instituto del Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), no lo permitieron. Los realizadores lo entendieron como un acto de censura. Finalmente fue estrenado el 9 de agosto de 2019 en el Centro Cultural de la Cooperación, y hoy está disponible en internet.
El objetivo de los organizadores, a través del festival, es darle impulso al cine documental.
Los documentales que se presentaron durante la tarde contaron con la presencia de sus realizadores.
Diego Gachassín director y guionista de Pabellón 4 (2017), sostuvo que “estamos en la época de auge del cine documental”, y agregó que, si bien es un fenómeno mundial, el rol del Canal Encuentro fue central, “se pudo trabajar muy bien, de manera profesional con una mirada muy exigente, y eso permitió que se crearan asociaciones de documentalistas que potenciaron al género y sus producciones”.
El documental fue estrenado el 20 de noviembre de 2017, y aborda la problemática de los presos del pabellón 4 unidad 23 de la cárcel de máxima seguridad de Florencio Varela, considerados peligrosos por su violencia extrema. El abogado y escritor Alberto Sarlo lleva adelante un proyecto que involucra a 52 presos del pabellón que los convoca una vez a la semana a estudiar filosofía, literatura y practicar boxeo. Sin golpes bajos, logra interpelar el prejuicio dominante y demonizador sobre el derecho que tienen los presos de reinsertarse en la sociedad.
A las 13.40 h comenzó a rodar el tercer trabajo: Milagro, La Película (2016). En 80 minutos el audiovisual dirigido por Martín “Grifo” Adorno y Cynthia García, cuenta la persecución que Milagro Sala, la principal líder indígena de Jujuy, comenzó a sufrir de parte del gobernador radical y aliado de Macri, Gerardo Morales. “Yo quería estar acá, llegué hoy a La Plata desde Santa Cruz, y me vine para acá, no podía faltar”, reconoció Adorno. “Hay que seguir creando textualidades y dar cuenta del tiempo complejo que estamos viviendo”, definió, y agregó que “el neoliberalismo causará insomnio, pero los sueños son otra cosa”. El guion lo comparte con Cynthia García y Jorge Gil. La música la aportó Peteco Carabajal.
Durante el encuentro, se produjo un fructífero ida y vuelta entre los realizadores y el público.
A las 15.10 fue el turno de Militantes (2019), dirigido por Martín Jáuregui, en la que se refleja la vida de militantes destacados de la vida política argentina. Del ciclo de entrevistas se seleccionó el dedicado a Hebe de Bonafini. La entrevista dura 65 minutos, y logra un testimonio histórico. Dijo el director: “Arrancó el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, al que fui invitado, pero yo quiero estar acá”. No pudo evitar emocionarse, y agregó que no importaba si eran muchos o pocos, ésta era una apuesta para mostrar cine documental. Y remató con una frase que le salió del alma: “¿cómo no voy a estar acá? si mi vida está atravesada por este género”.
Finalmente, a las 16.30 comenzó a rodar Lawfare in the backyard/La guerra judicial en Latinoamerica (2019), dirigida por Leandro Carvalho, que indaga sobre el rol de la justicia en el proceso político, la persecución a líderes opositores a través de las prisiones preventivas, y la destrucción mediática de su imagen pública con noticias falsas. El documental dura 70 minutos. Al referirse a las fuentes que motivaron la realización, el director dijo citó a la escuela de documentalismo social o cine del tercer mundo, producido en la década del 60. Y resaltó que ese cine era clandestino, peligroso, perseguido. “Recordemos que Raymundo Gleyzer que está desaparecido, Pino Solanas que se tuvo que ir del país, es un género jugado y comprometido con lo social, lo popular”, concluyó.
Cine documental para narrar los retrocesos que produjo el macrismo al frente del gobierno.
Ya se había pasado el horario de cierre, pero todos los participantes querían seguir indagando en el mundo documental, en la sensibilidad que se debe tener, en los temas a elegir, etc. Todos los expositores dejaron en claro su pasión por el género desde diferentes enfoques.
Martín Jáuregui se refirió a los “muchos jóvenes que están haciendo un esfuerzo enorme para hacer un documental, y los medios hegemónicos no le dan ni bola” y señaló que “el documentalista está en estado latente, con el ojo afilado para encontrar el material, y cuando lo descubre revela un problema que nos implica a todos”. Por último compartió una definición que despeja el carácter de “documental popular”: “hacer un documental es una forma de rebeldía a la comunicación establecida porque se busca que las cosas se vean desde el punto de vista más real posible, y eso siempre se logra como fruto del trabajo colectivo”.
Cuando volvió a hacerse cargo del micrófono, Carvalho respiró hondo, miró a la audiencia y dijo: “Veinte meses tardé para terminarlo, comenzamos algunos pocos temas sueltos, casi ningún punto de contacto, luego se fueron organizando las ideas y las acciones”. Recordó el rol central que jugó Gino Lonfredo, un argentino que vivía en California, apasionado de los documentales, sobretodo los prohibidos en nuestro país. “El los colocaba en las universidades que tenía llegada”, resaltó. Gino tomó contacto con Leandro por medio de la Universidad de Quilmes para hacerle llegar su interés en mostrar el documental en distintas universidades. “La academia nos dijo que el tema era de su interés porque está fuera de su área de competencia, pero bienvenido porque el documental estaba perforando barreras antidemocráticas”, concluyó.
Faltaba un cierre, que llegó de la mano de Grifo Adorno: “Las predisposiciones se construyen, arman organización, crean sentido, motivaciones, crean espacios como estos, que proponen una nueva capacidad de lectura, y es el camino para volver a tomar la iniciativa, que se nos perdió solo por un rato”, y demuestró así “que los sueños son otra cosa”.