Hablar de Enrique Raúl Pesoa, más conocido como Quique Pesoa, es hablar de la radio. Juega en primera A con colegas como Héctor Larrea, Antonio Carrizo y Cacho Fontana, nombres que conforman la elite de la radio en la Argentina.

Quique es locutor, músico y periodista, y un pensador y crítico de la realidad política y social de nuestro país. Amante de la lectura como estilo de vida, está instalado en su estudio-hogar en San Marcos Sierras, Córdoba, donde conduce los sábados de 10 a 13 horas su histórico programa “El Desconcierto” (eldesconcierto.com.ar).

Datos curiosos de Pesoa: estudio cuatro años de arquitectura que le sirvieron para hacer los planos de sus propia Hostería “La Merced”, también estudió dos años de medina, y en una ocasión, hablando con Rene Favaloro, le preguntó sobre la arteria pulmonar y el reconocido médico lo quedó mirando sorprendido. Con los años logró ordenar su múltiple personalidad para conformar un estilo único en los medios.

Aparte, hablar con Quique Pesoa no solo es hablar con un prócer del éter, sino también me remite a mi infancia, cuando lo escuchábamos en casa, con mi padre, todas las tardes. Fue uno de los primeros en usar computadora en la radio, la llamaba “Dorita, la computa-dorita”. Hoy, a la distancia, pienso en la magia de la radio de la que tanto se habla.

¿Hasta cuándo va a seguir agonizando la radio, teniendo en cuenta que la dieron por muerta tantas veces?
Creo que no hay que especular con la muerte de nada, solo hay transformaciones a las que nos resistimos. Si nos pusiésemos mas blanditos respecto de los cambios los podríamos disfrutar. Hay una natural resistencia a desaprender cosas del pasado y aprender algunas nuevas. Pero hay que resistirse a este anclaje en el tiempo, no está bien, no nos hace crecer aquello de todo tiempo pasado fue mejor. Lejos de ser un ejemplo de nada, yo llegué a San Marcos Sierras en enero de 2004. Conocía y disfrutaba de este lugar desde mucho tiempo atrás. Lo primero que hice fue poner en funcionamiento mi estudio de grabación y radio. Ya en 2005, estaba haciendo El Desconcierto vía streaming. Esta palabra, streaming, en aquella época, parecía una marca de sábanas. Yo no era un adelantado en estas materias pero sí un curioso inclaudicable. Al poco tiempo tuve mas de cien radios que o retransmitían en directo, creo que iba los domingos, o bien bajaban el programa y lo emitían en horarios que a cada uno convenía. ¿Cómo era esto de tener una radio sin antenas y con un alcance tremendo, ya que esas radios que repetían estaban diseminadas por todo el territorio? Hay que sacrificar los deseos de fama y trascendencia mediática. Estás comunicándote con gente de diferentes trazos culturales, lugares, tonadas, quereres y pareceres. Esto es maravilloso. Ahora no necesitás torre, dipolos, transmisor, transporte de señales, estudios, racks, etc. Toda esa parafernalia ha quedado un tanto obsoleta. Tanto es así que en algún momento del pasado compré todo eso y nunca lo usé. En realidad, la instalación de esos equipos pasó a ser algo simbólico. Como no uso nada de eso, decidí donarlo a un museo que está en La Falda, Córdoba, porque ellos sí necesitan esa simbología para proteger ese bien público que siempre está acechado por los emprendimientos inmobiliarios. Cuando no.

¿Qué te parecen las cámaras en los programas de radio?
Al menos para mí, es irrelevante. También lo es en los talk show permanentes de los canales. Tipitos y tipitas sentados a un mueble con forma de arco frente a las camaras, hablando. Sienten la obligación de poner al aire algún informe que justifique la presencia de la imagen. Pero si no fuese por esto estarían haciendo un programa de radio, así de simple y de económica producción.

Te acaban de echar de Radio Nacional, por unos dichos que cayeron mal a los directivos de la emisora pública. Vos dijiste que fuiste víctima de fuego amigo, que el feminismo apuntó contra vos o que tal vez te rajaron por hablar mal del gobierno. ¿Cuál es tu conclusión?
Bueno, he ido pasando por diferentes conclusiones. Creo que la conducción de la radio aprovechó ese entredicho con algunas directoras, seguramente empuadas por algún personaje non sancto, para argüir la imposibilidad de la continuidad del programa Estudio País que se emitía los sábados de 10 a 13. Con el tiempo comencé a sospechar que no se trataba de algo relacionado con el feminismo. No hablé nada en contra del gobierno. Pero siempre mantengo un espíritu crítico y soy de establecer mas dudas que certezas porque creo que eso nos ayuda a pensar un poco mas sin encerrarnos en creencias, fanatismos, unilateralidades, etc. Lo que creo es que están necesitando en un año preelectoral alguien mas comprometido con la causa oficial. Encima, la grieta interna del peronismo está presente también en Nacional como si esta fuese un ministerio. Hay una puja permanente entre cristinismo y albertismo. La estupidéz ejemplificada perfectamente en esta situación.

Hoy que ya seguramente pasó el dolor que generó lo sucedido, ¿seguís con dudas respecto a las razones de tu salida de la radio?
No, ya está… no tiene sentido llorar sobre la leche derramada. Vamopalante y armemos nuevas ideas o recuperemos algunas buenas del pasado. Me hizo reír un amigo del alma cuando le dije que no iba mas Estudio País. Bueno, musitó, al final vas a estar sin laburo como la mayor parte de los veranos de tu vida. Tiene razón en esto y este ejercicio hace que se relativicen estos sucesos. Siempre hay un programa por delante. Siempre. Me ofreció el director pasar el programa a la FM Folklórica. Se positivamente que la intención es ir haciéndote a un lao como chiripá pa miar, hasta que te desaparecen, esto sin menospreciar a la FM. Así que dije que no, que antes de que ellos le produzcan una lenta agonía, yo prefería terminarlo rápidamente y dejar un dulce recuerdo de Estudio País y del cabezón Badía.

Tu programa El Desconcierto, se nota que está hecho a pulmón, muy genuino, de manera independiente.
Si, claro, es todo lo independiente que se puede. Los términos absolutos yo, personalmente, siempre tiendo a relativizarlos. El Desconcierto depende únicamente de nosotros. La pléyade de columnistas importantes que hay, lo hace por puro placer de hacerlo. No hay dineros de por medio. Creo, en mi caso, claro, que lo tomo como una devolución a la radio de todo lo que la radio me dio a lo largo y a lo ancho de mi vida. No se si alcanza pero algo es algo.

Es difícil hacer un tipo de programa así en Buenos Aires, ya que siempre tenés que transar algo. ¿Allá también es así?
No, la idea de transar aparece cuando necesitás financiamiento para hacer un programa de lo que fuere. Inclusive hay diferentes formas y profundidades de transa. No todo es horrible y deshonesto. Recuerdo una charla con Eduardo Aliverti en la que el me confesó que prefería negociar, por ejemplo, con AutopistasPonele, no poder denunciar cuestiones de esa empresa, pero tener la libertad, con ese apoyo, de hablar sin tapujos de las cuatrocientas situaciones distintas que a diario se presentan. No si está bien pedirle a los demás, supuestas honestidades que uno no tendría. Por otra parte sigo relativizando estos conceptos. En una ciudad como Buenos Aires, también se puede hacer El Desconcierto. Se puede desde cualquier parte.

Teniendo en cuenta que el programa también se puede escuchar en Spotify, ¿cómo te llevas con la tecnología, teniendo en cuenta que siempre te manejaste desde tu estudio?
Siempre curioso. Pero no se puede estar en todo. Manejo bien mi estudio, puedo operarme yo mismo, construyo mis propias mesas y mis racks, armo el cableado correspondiente, entiendo el manejo de algunas aplicaciones como el Adobe Audition o el Protools para realizar ediciones, pero menos mal que el amor de mi vida, Leda Berlusconi, se encarga de todo lo que tiene que ver con las redes y sus sistemas. De eso conozco muy poco.

Soles contar que venís de un “peronismo familiar”, ya que tu padre era muy peronista. ¿Qué análisis haces del peronismo que ejercieron Menem, Néstor y Cristina y ahora Alberto Fernández?
Si claro, vengo de aquel peronismo de la justicia social (?) la independencia económica (?) y la soberanía política (?). Si repaso de esta suerte, me doy cuenta de que son todos valores perdidos en algún pasado. Hemos naturalizado la injusticia que significa un páis con hambre justamente por la dependencia que sufrimos que, a la vez, impide que exista soberanía política. Ser peronista hoy en día, es adscribir a algun sector de la grieta. En ese sentido, no cuenten conmigo.

¿Qué crees que puede llegar a suceder con el gobierno de cara a los dos años que le quedan de mandato, teniendo en cuenta el reciente acuerdo con el FMI?
No creo que pase nada. Seguiremos empeorando nuestra situación social como venimos haciéndolo en los últimos años. La pandemia también nos aleccionó en esto de estar solos y encerrados. Algunos se apalancan en la última marcha del 24 de Marzo. Si hacemos cuentas, se trata de una mínima expresión del pueblo argentino. La derecha avanza sobre los terrenos que vamos dejando libres. Volverán las oscuras golondrinas. Y así seguiremos. Por mas que con cierto optimismo veamos a las juventudes con alguna capacidad de reacción.

En el marco de la conmemoración de los cuarenta años del inicio de la Guerra de Malvinas, ¿dónde se pueden ver las entrevistas que estuviste haciendo por estas horas?, y otra: ¿Si hubiésemos ganado la guerra, cómo se recordarían hoy los hechos?
Hice unas treinta entrevistas a distintas personas, con diferencias de enfoques, actividades, representatividades sociales, etc. Ninguno fue capáz de realizar una autocrítica social de las reacciones a posteriori de la derrota. Ninguno/a. Somo casi futboleros. Vamos a jugar un mundial donde interviene un sinnúmero de equipos de diferentes países. Ganamos y festejamos con locura. Salimos segundos sobre cuarenta equipos y rápidamente lo olvidamos cual si fuese una derrota ominosa. Así nos pasó con Malvinas. Hubo, después de la guerra, una desmalvinización que partió del propio cuerpo social. Mejor olvidemos esto. El tema de la soberanía no termina con Malvinas. Hay un sinnúmero de huecos en nuestra existencia como país. No podemos llegar al lago Escondido. Se habló de Vicentín y se olvidó rápidamente. Se habla de lo que esas empresas extranjeras decidieron llamar Hidrovía y que en realidad es el Río Paraná. Los puertos cercanos a Rosario que nadie controla a través de los cuales se drena en negro buena parte de lo que debería volver a la gente. En fin, a veces, me canso de repasar derrotas. Ignoro aún en qué medio se podrán ver las entrevistas.

¿Cómo es eso que te fuiste a recorrer Sudamérica en motocicleta, cual Che Guevara?
Lejos estoy de esa comparación. Me subí a una moto por primera vez en mi vida a los sesenta y pico largos. Me gustó esa aventura. A la vuelta devolví la moto que Luciano De Gatica, amigo de Luján, Bs As, me había prestado y compre una Yamaha Virago 750 hermosa con la que realicé un viaje a Florianópolis, Brasil. Luego, comprendiendo que ya estaba, que ya había concretado esta aventura pendiente y pensando en esto de dejar ir algunas cuestiones de esta vida, la vendí. Sin dolores, sin extrañezas, agradeciéndole la oportunidad de conocer de visu e in situ le maravilla de subirse a una moto y hacer un viaje aventurero.

¿Qué hay de cierto con eso que dicen que los mejores salamines son de Colonia Caroya?
Es posible, aunque alguna vez, en el pasado, en algún programa de radio en el que trabajaba gente de distintos lugares del país, hicimos una especie de concurso y cata de salamines. Vinieron los de Caroya, los de Mercedes pcia de Bs. As., los de Villa General Belgrano, Córdoba, los de la familia Torres de Monje, pcia de Santa Fe. Creo que nunca supimos determinar cuáles eran los mejores porque todo fue acompañado por algunos vinos deliciosos.

Cuenta de Instragram de Quique Pesoa: https://www.instagram.com/quique_pesoa/