El Sindicato Argentino de Boleros (SAB) es una orquesta popular integrada por diecisiete músicos y músicas y dos bailarines, cuyo objetivo es rendir homenaje al bolero como género universal. Fusionan su elegancia y romanticismo con sonidos contemporáneos, y un repertorio que incluye boleros clásicos y modernos, baladas, cumbias y composiciones propias.
La agrupación celebrará sus primeros dos años presentándose por primera vez en el Konex el jueves 4 de diciembre a las 20h. La orquesta estará acompañada por invitadxs de lujo tales como Lula Bertoldi, Los Tabaleros, Alan Sutton y Sofía Viola. Kranear dialogó con Uriel Fernández, clarinetista y uno de los mentores del SAB, sobre los comienzos de la orquesta y su propuesta para el Konex.
El Sindicato nació en 2023. ¿Cómo empezó todo?
La idea surge en la primavera de 2023. Yo me había separado y Eugenio Demarchi —tecladista y cofundador del Sindicato— también. Nos conocíamos porque éramos familia: estábamos en pareja con dos hermanas, ambas madres de nuestras hijas, que son primas. Pasábamos mucho tiempo juntos, especialmente los miércoles, que eran días en los que solíamos salir a tomar algo.
Una noche, entre cervezas en un bar de La Plata, notamos que no había propuestas interesantes los miércoles y tiramos el chiste de armar un ciclo que se llame Amor de Miércoles. A los pocos días, ordenando mis vinilos, escuché un disco de La Sonora Santanera y pensé: “Es una orquesta de boleros lo que tenemos que armar”. Le escribí a Eugenio y nos embalamos enseguida.
En dos meses estábamos tocando. Definimos la formación, convocamos a músicos amigos, pedimos algunos arreglos iniciales y armamos un ciclo con clase de baile, orquesta en vivo y artistas invitados. El ciclo creció muchísimo más de lo que imaginábamos y hoy se volvió un espacio de refugio para mucha gente.
Antes de esto, ¿habían trabajado juntos?
Habíamos hecho algunas cosas sueltas: Eugenio grabó pianos para un documental que yo estaba haciendo, y alguna vez pensamos en armar un trío con otro amigo, pero nunca se concretó nada. Lo que sí teníamos era mucho cariño, confianza y años compartidos.
¿De dónde nace tu vínculo con el bolero?
Tengo dos recuerdos fuertes.
Uno es mi abuelo, que era pintor de casas pero amaba cantar valses y boleros. Él se grababa y yo tenía un cassette rojo suyo cantando Piel Canela. Ese cassette se perdió en una pelea familiar, pero la imagen quedó.
El otro momento es en 2015, cuando murió mi profesor de clarinete y su esposa me regaló su colección de discos: mil vinilos de música latinoamericana, con mucho bolero, jazz y folclore. Durante dos años escuché discos todos los días. Descubrí artistas que nunca había escuchado nombrar. Ahí me enamoré del género y me metí de lleno en sus orquestas y su historia.
Cuando armamos el proyecto tuve claro que no queríamos imitar una orquesta antigua ni hacer algo “glam” como Daniel Me Estás Matando. Queríamos un sonido propio, ecléctico, con bolero como eje pero permitiéndonos cumbias, baladas, bachatas y sones. El 70% del repertorio es bolero, pero siempre estamos en movimiento.

El 22 de octubre pasado, el sindicato participó de la celebración del cumpleaños de Estela de Carlotto.
¿Cómo convive toda esa mezcla?
En Amor de Miércoles, cada semana hay un artista invitado. Si viene alguien más tanguero, hacemos algo de tango. Si viene alguien del folclore, hacemos una chacarera o una zamba. Si viene alguien más rockero, vamos para ese lado.
La formación —guitarra, bajo, batería— nos permite movernos entre géneros. Además, tocamos muchísimo: cada miércoles incorporamos dos canciones nuevas. En dos años habremos tocado más de 120. Es un desafío permanente y un aprendizaje hermoso.
También hacemos versiones de boleros que traen invitadxs como por ejemplo Sofía Viola, Rochi Igarzábal o Mel Muñiz. Pasan por “la picadora” de la orquesta y quedan arreglos que después volvemos a usar.
¿Por qué creen que crecieron tan rápido?
Por el contexto. Desde finales de 2023 se instaló un modelo de sociedad muy individualista, y no lo vemos sólo en Argentina: pasa en el continente y en el mundo. Las derechas están dando una batalla cultural fuerte, con discursos de violencia, meritocracia y “sálvese quien pueda”.
Nuestra propuesta va para otro lado: encontrarte con otros, bailar con gente que no conocés, mirarte a la cara. Muchos artistas comparan nuestro espacio con Luna de Avellaneda. Tiene algo de barrio, de mística colectiva. Creo que eso explica por qué el proyecto encontró tanto acompañamiento.
Ahora se viene nuestra fecha más grande: el 4 de diciembre en el Patio del Konex, con Lula Bertoldi, Alan Sutton, Sofía Viola y Los Tabaleros. Es enorme para un grupo de 20 personas entre músicos, bailarines, producción, sonido y vestuario. Y la gente lo celebra porque siente esa comunidad.
¿Qué es para ustedes una “orquesta popular”?
Popular porque nuestra propuesta busca que la gente pueda venir aunque no tenga mucha plata. Tenemos precios accesibles para comer y para entrar, aun sabiendo que eso afecta la rentabilidad. Entendemos el contexto.
Popular también porque hacemos música popular y porque quienes integramos el Sindicato tenemos historias ligadas al trabajo comunitario, la educación pública, lo social. Hay músicos que trabajan en orquestas infantiles, otros en organismos de integración urbana. Ese recorrido se nota.
Y popular porque nuestra ideología es cooperativa y colectiva. No somos una orquesta partidaria, pero sí tenemos una posición respecto al mundo que queremos: cultura, educación pública, salud, solidaridad, trabajo comunitario. La gente nos agradece que digamos algo, incluso con sutileza.
¿Ese posicionamiento aparece en los shows?
Sí. Yo escribo textos, poemas, décimas. Suelo compartir uno cada miércoles. Empezó casi sin querer: una vez vino Juan Quintero —a quien quiero y admiro mucho— y después de esa noche leí por primera vez un texto. Desde entonces es un momento esperado del show. En el Konex también va a haber lectura y palabra. Forma parte de nuestra identidad.
El sindicato se largó a tocar hace dos años.
Son diecisiete músicos y dos bailarines. ¿Cómo se coordina una orquesta así?
Es difícil, pero nos ayuda tocar todas las semanas. Ese ritmo te obliga a resolver rápido y a trabajar mucho.
Eugenio lleva la dirección artística. Trabajamos por subgrupos: voces, base, cuerdas y vientos. Ensayamos por partes y después unificamos. Además, estamos grabando: ya tenemos un EP —un formato más corto que un álbum (LP) pero más extenso que un sencillo— de seis boleros tradicionales, estamos trabajando música propia y desarrollando lo audiovisual.
Lo más hermoso es la creación colectiva: compartir, filmar, grabar, buscar.
¿Con qué se va a encontrar la gente en el Konex?
Con el show más preparado que hicimos hasta ahora. Una lista muy pensada, los mejores momentos de cada uno, solos, cruces, cuatro invitadxs increíbles, técnica, iluminación, vestuario.
Va a ser una fiesta. Nos acompaña La Puta Ama, nuestra DJ, que anima y musicaliza los intervalos en el ciclo y también en otras fechas.
Es el cierre de año con lo mejor que logramos como grupo humano y artístico.
¿Qué les gustaría que el público se lleve de esa noche?
Que descubran que una “orquesta de boleros” no es lo que quizá imaginan. Nuestro show es muy ecléctico: por momentos rockero, por momentos más íntimo, con distintas sonoridades del bolero y de los géneros que lo rodean.
También que sientan la diversidad del público: hay gente mayor, muy joven, de 40, de todas las edades. Muchos llegan sin saber qué esperar y salen sorprendidos.
Queremos que se lleven esa mezcla, esa energía, esa comunidad.
El nombre “Sindicato Argentino de Boleros” es muy fuerte. ¿Por qué “Sindicato”?
El nombre apareció manejando, en un semáforo. Primero pensé en “Sindicato” como chiste: el sindicato de los corazones rotos. Muy cursi. Pero de golpe apareció completo: Sindicato Argentino de Boleros. Sonaba potente.
Creo que el nombre ayuda mucho: tiene algo de épica, de argentinidad, de lo sociocultural que implica un sindicato… pero llevado a una orquesta. Y el bolero tiene una historia enorme en Argentina.
Fue una linda idea y la cuidamos todo lo que podemos.

Notas
En su corta pero intensa trayectoria, el Sindicato Argentino de Boleros realizó una exitosa gira por la costa Atlántica y distintos distritos de la Provincia de Buenos Aires, como así también en la Ciudad de Buenos Aires, donde se destacan los espectáculos en el teatro Ópera de La Plata y de BsAs; el Centro Cultural Kirchner, Bebop Club, La Paz Arriba y un ciclo en Galpón B. Además, participaron en la reinauguración del Pasaje Dardo Rocha (show disponible en YouTube), fueron seleccionados para participar del Isoca Festival 2025 en San Cayetano, del Cierre de Teatro X la Identidad 2025, y de la inauguración del ciclo de Teatro Independiente 2024 en el Teatro Coliseo Podestá de La Plata.
La orquesta compartió escenario con artistas de lujo como Rochi Igarzábal, Lula Bertoldi (Eruca Sativa), Juan Falú, Charo Bogarín, El Plan de la Mariposa, Marcos Aramburu, Maggie Cullen, Daniela Herrero, G Sony, Chico Trujillo, An Espil, La Ferni, Sara Hebe, Los Tabaleros, Carmen Sánchez Viamonte, Luna Monti, Néstor Ameri (Jambao), Daniel Maza, Lucy Patané, Juli Laso, Sofía Viola, Juan Quintero, Los del Fuego, Martino Gesualdi, Julián Baglietto, Abril Olivera, Andando Descalzo, Luna Sujatovich, Sergio Pángaro, Mel Muñiz, Joaquín del Mundo, Noe Sinkunas, Flor Bobadilla, Black Rodríguez Méndez (La Delio Valdez), Paula Maffía, entre otras figuras.