A mediados de diciembre de 2017 se realizó el II Torneo Nacional Homenaje a los Rugbiers Desaparecidos (II TNHRD), en La Plata, en memoria de los rugbiers desaparecidos, en el marco de una iniciativa que una comisión, encabezada por la investigadora y militante de derechos humanos, Carola Ochoa, está recorriendo el país.
Desde diciembre de 2015, la Alianza Cambiemos encabeza una política de derechos humanos que contradice el paradigma de memoria, verdad y justicia construido durante la últimas décadas por los organismos de derechos humanos, y en especial, durante la gestión del gobierno anterior, que edificó una serie de políticas públicas al respecto. El fallido intento de aplicar el 2x1 a genocidas, la demora en los juicios por la verdad y la prisión domiciliaria a torturadores y asesinos de la última dictadura cívico-militar, el negacionismo permanente y la idea de que los derechos humanos son un curro, son algunas de la muestras de la mirada que los actuales gobernantes tienen en relación al tema. Sin dudas hay un cambio de época. Por eso II TNHRD resultó ser un acontecimiento de gran importancia para mantener viva la lucha y la memoria colectiva.
La jornada se realizó en el Colegio Nacional de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y contó con la participación de agrupaciones de derechos humanos, familiares de desaparecidos, artistas, comunicadores e intelectuales. No se pudo realizar un encuentro de rubgby, como se deseaba, debido a una serie dificultades.
El encuentro contó con la presencia de representantes de algunos de los clubes de todo el país que tienen jugadores desaparecidos. Dijeron presente los familiares de Gabriel Dunayevich (Club Central Buenos Aires), Pablo Córdoba (Club Regatas Bella Vista), Antonio Garbarino(EuskalEchea), Joaquín Alberto Luque (Club Manuel Belgrano),y Juan Ramón Vargas (Goya RC).
La joven sanjuanina ya recorrió varias provincias.
Durante el encuentro se compartieron distintos pliegues de las convicciones y los valores solidarios que tenían aquellos deportistas comprometidos con su tiempo. Hubo relatos conmovedores, como el caso de Olimpia Vargas, hermana de Juan Ramón. “A Juan le gustaba leer muchísimo. Desde muy chico se juntaba con todos, era muy amiguero. En la secundaria formó con otros compañeros la UES (Unión de Estudiantes Secundarios) y tenía activa participación. Practicaba todo lo que sea deportes, fútbol, vóley y, por supuesto, rugby. Era muy deportista. Una excelente persona”.
Martín Sharples también compartió un emotivo relato. A mediados de los noventa perdió parte de una pierna a raíz de un accidente y debió dejar de jugar al rugby. Sin embargo, debido a su tesón volvió a participar de un equipo de San Vicente. “En mi debut, mandé a hacer una camiseta con el nombre de los treintaiún rugbiers desparecidos. Hoy sabemos que son 127”, contó emocionado.
Por su parte, el periodista Rodolfo Montenegro recordó a Antonio Grabarino, su amigo y compañero de equipo. “Era un tipo solidario, compañero, y también era un tipo crítico. Tenía compromiso”, refiriéndose los valores del rugbier.
Todos los rugbiers tenían un punto en común: su compromiso con la realidad del país.
Del encuentro también participó el artista estadounidense Brian Carlson, quien expuso “Aparecidos del rugby”, una muestra que retrata a los deportistas desaparecidos, como así también a los integrantes de Ciervos Pampas Rugby, el primer club de rugby que promueve la diversidad sexual.
Carola Ochoa -sanjuanina- se encomendó recorrer clubes de todo el país divulgando la vida y obra de estos deportistas que creían y luchaban por una sociedad mejor. Gracias a su intenso trabajo investigativo se contabilizan ciento veintisiete rugbiers desaparecidos. "Fue una jornada muy movilizante por todo lo que transmitieron familiares y amigos. Con esta sabiduría nos trasladaron cuáles eran las preocupaciones de estos 127 muchachos, cuáles eran sus sueños”, declaró.
El encuentro se realizó en la UNLP.
La próxima edición tendrá lugar en diciembre del próximo año en la ciudad de Rosario. La tarea militante por la memoria colectiva no se detiene ya que existen otras historias aún no conocidas que esperan ser recuperadas. “Ellos amaban la vida, por eso jamás hubieran preferido morir. A ellos le quitaron la vida y eso es lo que más duele. Amaban la música, el deporte, el arte. Tenían sus parejas, esposas, novias, amigos. Tenían miles de actividades durante el día y uno no se imagina cómo podían hacerlas, ya que también iban a las villas, participaban de encuentros políticos", resumió Ochoa.