Piensa el ladrón que todos son de su condición.
(Miguel de Cervantes Saavedra)


Por Gustavo Abrevaya

El Grupo Juramento no es, en su origen, un grupo literario. Ante todo es un grupo de amigotes escritores que nos reuníamos antes de la pandemia en un café, muy literario, de Cabildo y Juramento, a charlar de libros, escritores, editoriales.

Podría interrogarse por la razón para nominarnos con la Avenida Juramento y no con la Avenida Cabildo. Algo de una promesa se puede leer entrelíneas.

Todos largamente editados y en plena efervescencia creativa.

El Noir es lo que convoca, lo que le da un tono festivo, esa lengua de bajos fondos, de interés por el delito. Uno lee para ver qué hay del otro lado, cómo se regula el mundo cuando la ley no mira, cuando todo ocurre entre sombras. Y es de eso que escribimos, de lo que no se debe pero que se puede con el sencillo trámite de no convalidar el límite que, nos han dicho, es infranqueable. Lo que se ve es que esa línea está acribillada y que, quizás, ni siquiera exista. Pero lo fuerte no es que ocurra.

Desde Caín, alguien desmiente su crimen. Es interesante subrayar que él mata a Abel a espaldas de Dios, que no se entera, y cuando dirige su mirada a la escena del crimen, al no ver a su hijo dilecto, le pregunta qué ha hecho con su hermano. Dios no sabe lo que acaba de ocurrir y pregunta al sospechoso, eso es algo notable, Dios tiene bordes, hay cosas que ocurren a sus espaldas, y puede no estar en donde ocurren. Es decir, hay lugares donde Dios no está.

¿Qué habrá allí donde Dios no esta? Impresiona la idea del ser omnisciente y omnipresente que sin embargo no lo sabe todo no ocupa todos los espacios. Hay algo mas grande que Dios y sería el lugar donde está. Ante su pregunta, Caín se encoge de hombros y afirma que él no es el guardián de su hermano. Allí están el primer crimen, el primer desaparecido, la primera investigación y el primer asesino que miente al interrogador. La ley no está asegurada, no hay garantías, esto es lo que se lee en la Biblia.

Escena primordial que se reiterará a lo largo de la historia, de la que el Noir es parte indisoluble. Y lo que impresiona es ver que el crimen no es algo marginal sino que se entroniza en el poder y dirige las vidas de los demás, a la vista de los representantes de Dios que continúan sin ver lo que importa. Hemos tenido un presidente nieto de un Capo Mafia calabrés. El delito entronizado repartiendo admoniciones sobre la corrupción y las mafias. Lo del epígrafe.

Sobre esto, sobre una ley que no es garantía, sobre una policía que no cumple, porque no puede o porque no quiere, o porque es parte del problema y no de la solución, con su función de hacer cumplir la ley escrita, sobre la comprobación de que no hay quién de certezas, sobre las caras oficiales del bien que suelen ser las peores, y sobre las caras oficiales del mal que suelen ser inocentes, comprensibles y a veces necesarias, sobre esa dialéctica del dinero y el crimen que atraviesa la sociedad en toda su extensión.

Sobre todo eso escribimos.

Y los escritores queremos publicar. Siempre. Eso es así, queremos ser leídos.

En la película Amadeus, Mozart, en sus horas finales, es asistido por Salieri para terminar su, acaso, más gloriosa obra, el Requiem. Salieri toma notas, escucha la música que el agónico Mozart le va dictando. Y la escuchamos con él, personajes y público nos extasiamos con esa belleza que fluye gloriosa. El momento es de una magia irrepetible. Eso es lo que quieren los artistas, esa penetración en el alma del que escucha, lee o mira. Uno da lo mejor de sí. Cuanto más honesto es el autor más segura es esa aseveración.

La primera idea, pero no la única, fue publicar un libro. Eso creció, se agregaron tres irrepetibles colegas de Argentina y, rápido, desde España, gracias a la gestión de José Luis Muñoz, se sumaron los autores notables que conforman este excepcional libro de aquí y de allá. El lector sabrá qué lugar indican los adverbios.

Una mirada al delito, a la marginalidad, al abuso, al terror, a las traiciones, a la ética pataleando por sobrevivir en escenarios disímiles, con la reiteración estos fenómenos en los escenarios que cada autor eligió.

El libro se llamó Juramento Negro.

Este año se publicará en España por el GrupoTierra Trivium y en Argentina por la Editorial Evaristo.

Estamos felices con este producto. Es un libro poderoso y un gran arranque del Grupo Juramento y de los autores involucrados. Acá y allá brillan nombres y escritores excepcionales, y encontrarlos juntos parece un pase de magia.

Grupo Juramento: Guillermo Orsi, Oscar Tabernise, Eduardo Goldman, Daniel Sorín, José María Gatti, Miguel Gaya, Gustavo Abrevaya

Autores invitados (del lado de acá): Luis Gusmán, Juan Sasturain, Raúl Argemí

Autores españoles (del lado de allá): José Luis Muñoz, Andreu Martín, Lluna Vicens, Paco Gomez Escribano, Fernando Ugeda Calabuig, Susana Hernandez, Sebastian Benassar.

El Juramento resultó ser Negro, como era de esperar.

Promesa cumplida.