Foto portada: Charo Larigoistia
La mañana está espléndida, llena de luz, y apenas bajamos del auto, Leo y Charo se miran y sonríen: saben que tendrán la mejor foto del mural que unos metros más adelante se expande frente a nuestros ojos. Lo observamos durante unos segundos, en silencio. El trabajo es formidable. Enseguida aparece Maxi, militante matancero de La Cámpora, y nuestro contacto en el barrio. Luego de los saludos, Leo saca de su mochila varias copias de la foto que capturó aquel 7 de enero, hace casi 25 años. Están en papel obra y son de tamaño A3. Extiende una copia frente a nosotros.
- ¿Por qué crees que la foto se ganó un lugar en la historia?
- La imagen tiene mucha fuerza porque se ven muchos detalles. Éste está tirando agua, por ejemplo. Los de al lado se están cagando de risa, trepados a la tarima de los parlantes. La están pasando bien, se están divirtiendo, lo vieron salir a Néstor del escenario. Acá ves la pancarta de la CCC, y más allá el móvil de televisión – cuenta Leo.
- ¿Esto es cuando él llega o cuando se va?
- Cuando se va hacia el helicóptero. Fijate que está avanzando, pero lo tienen agarrado de los brazos, como a Tupac Amarú, porque acá se ve con Bachi. Y se quieren abrazar, pero no puede avanzar porque lo están tironeando.
- ¿No se habían visto todavía?
- Sí, pero acá se encuentran, porque el padre no estuvo en el escenario. Entonces se quieren dar un abrazo, y de hecho en una segunda foto se ve como que se abrazan, pero están atrapados como en un scrum; después a Néstor la seguridad se lo lleva al helicóptero.
Al otro día, 8 de enero de 2004, la foto de Leo ilustró la nota de tapa de Clarín.
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Era la primera vez en la historia que un presidente de la Nación pisaba una villa, y era ahí, en Villa Palito, un enorme caserío de chapa y madera nacido en una toma de tierras, en 1999, en la que vivían hacinadas miles de personas. Néstor se bajó del helicóptero, saludó a medio mundo y se dirigió hasta un pequeño palco en el que lo esperaba el organizador del acto: el intendente matancero Alberto Balestrini.
Entre el puñado de fotógrafos que llegaron a Palito para cubrir la actividad, estaba Leo Vaca. La locutora contaba el motivo del acto: la firma de contratos entre el Estado nacional y cooperativas de trabajo, conformadas por vecinos del barrio que cobraban el plan Jefes y Jefas de Hogar, para construir 360 viviendas.
Una de las fotos de la serie de que tomó Leo Vaca el 7 de enero de 2004: Kirchner se retira del acto.
“Vamos a avanzar sobre la problemática, es difícil, pero vamos a ir subiendo escalón por escalón, y vamos a sacar la Argentina adelante. Le pido a los argentinos que recuperemos la dignidad nacional, que recuperemos el orgullo de ser argentinos, que pensemos como pensemos, defendamos a esta Patria y a la gente que vive adentro, que entre todos recuperemos la alegría y la esperanza”, arengaba Néstor con los ojos saltones y los brazos en alto. “Pongámonos a trabajar, municipios, provincia, organizaciones sociales, que el gobierno nacional pondrá lo que haya que poner para generar las fuentes de trabajo que los argentinos se merecen”.
Vaca, acomodado al pie del palco, rodeado de pibes y pibas en cuero y camisetas de fútbol, disparaba su cámara digital una y otra vez. El aire caliente de Palito estaba impregnado de polvo, pero también de un júbilo inédito: aplausos, vivas y cánticos motivados por un presidente efusivo que despertaba entusiasmo e ilusión. Se llamaba Kirchner, era peronista y le decían Pingüino.
Fue mientras regresaba a la nave que Néstor identificó al Padre Bachi, una figura del barrio indispensable para contener el desamparo y hacer de la solidaridad un hecho efectivo. Al santacruceño se le ilumina la cara, y abre los brazos como si estuviese por abrazarse con un viejo amigo, en la tribuna de Racing, luego de un gol importante. Y es ahí, en ese preciso instante, que Leo Vaca dispara una nueva foto, y hace historia.
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Leo Vaca y Charo Larigoistia se conocieron en Infojus Noticias, una agencia estatal de noticias jurídicas, creada en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos en 2013. Su primer director fue Cristian Alarcón, y para emprender la tarea se rodeó de un grupo de profesionales de primer nivel. Al poco tiempo de haberse lanzado, lograron fijar agenda y ser citados por la prensa tradicional.
En el auto, un rato antes de llegar a Palito, Leo habló de la agencia, y de Charo. “Ella era muy joven, de unos 20 años, y la recuerdo muy atenta a todo lo que sucedía en la agencia y en especial, en relación a la fotografía. Ella recién empezaba y me pedía que le oriente en algunos temas”.
Avanzábamos por la avenida Crovara, e íbamos dejando atrás galpones, talleres y comercios mayoristas, bajo las directivas del GPS del teléfono de Leo.
Charo, en el asiento del acompañante, se sonrojó con las palabras de Leo. Pasó un mate hacia atrás, y dijo: “yo era –sigo siendo, corrigió- muy tímida, y me costaba mucho preguntar, pero Leo me daba la confianza para que hable, pregunte, me saque la duda”.
La experiencia política de la agencia duró hasta que asumió Macri, a finales de 2015. Le bajaron la persiana, tal como intentarían hacer con Télam, por un único motivo: había que silenciar voces, aunque en lo discursivo se rasgasen las vestiduras en nombre del derecho a la información. Se terminaba así una experiencia gubernamental inédita en la región.
Leo y Charo tomarían distintos caminos laborales, y en ambos casos, seguirían sacando fotos.
Una de las fotos de la serie de que tomó Leo Vaca el 7 de enero de 2004: Kirchner en el palco junto a los vecinos y el piberío.
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Maxi tiene 38 años. Milita en La Cámpora desde 2011. En Palito lo conocen porque junto a sus compañeros y compañeras hacen trabajo territorial en el barrio.
- ¿Qué significa para vos, para ustedes, Villa Palito?
- Urbanizar un barrio como Palito fue muy significativo, porque se demostró que las cosas se pueden hacer. Para un vecino de La Matanza tener su casa propia, y en un barrio que tiene una plaza, un jardín, una escuela, un club, la parroquia, es muy importante. Que Néstor haya venido y dicho, allá en 2004, che, tiremos los caños que después el resto lo vemos, fue muy importante. Palito simboliza la política de urbanización de la década ganada, y en ese sentido, es un barrio emblema.
- ¿Por qué el Padre Bachi es tan querido acá en el barrio?
- Fue uno de los impulsores de la urbanización. Lo suyo viene de antes. Un tipo muy querido, muy respetado y que laburaba para el barrio, que lo caminaba todos los días, y que no paró ni en la pandemia, y por eso falleció.
Maxi, de espaldas al mural –pintado con aerosol, con la técnica del grafiti, y con una extensión aproximada de cinco metros de alto y diez de ancho- cuenta que Villa Palito significó el puntapié inicial para la urbanización de otros barrios humildes del municipio durante los gobiernos de Néstor y Cristina: Puerta de Hierro, San Petersburgo, 17 de Marzo.
Él milita en la Unidad Básica (UB) José de San Martín, en el barrio Villa Constructora, a unas quince cuadras de Palito, y junto a sus compañeros y compañeras pintaron alrededor de la plaza, hace poco tiempo, otros dos murales: uno de Néstor, y otro de los veteranos de Malvinas.
- ¿Hay mucho kirchnerismo en La Matanza?
- Olvidate. Nosotros venimos haciendo un laburo de conversar casa por casa, y acá, hasta el fondo del distrito, les decís Néstor y Cristina, y la gente literalmente se te pone a llorar. De acá viene esa frase, en las elecciones, de que hay que esperar los votos del fondo de La Matanza.
La primera UB (Unidad Básica) que inauguró La Cámpora en el distrito fue en 2011, en Ramos Mejía, y se llamó “Los mismos de siempre”. Hoy en La Matanza la organización tiene 28 unidades básicas.
Una de las fotos de la serie de que tomó Leo Vaca el 7 de enero de 2004: el polvo que levantó el helicóptero presidencial, los vecinos, el descampado.
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Leo nació, se crió y vive en La Plata. Trabajó como fotorreportero en Clarín durante 17 años. En 2013 agarró un retiro voluntario, pero en seguida lo convocaron para un proyecto que prometía crecimiento personal y victorias colectivas: Infojus Noticias. Dependía de la cartera de Justicia y Derechos Humanos de la Nación y su objetivo era cubrir los juicios por delitos de lesa humanidad, la agenda del movimiento de derechos humanos, la causa AMIA, temas de género y diversidad, y también los avances y políticas de un ministerio en expansión, con políticas públicas desplegadas en el territorio.
Contaba Leo mientras zigzagueamos por una zona de callecitas arboladas de San Justo por las que nos hizo ir el GPS: “Con Sergio Goya, que también trabajaba en Clarín, tuvimos la posibilidad de coordinar el área visual de una agencia que enseguida tuvo mucha fuerza e influencia en la agenda judicial, mediática y política, en gran parte, por la calidad de los profesionales que trabajaban ahí”.
Pero la experiencia duró hasta comenzó a gobernar la Alianza Cambiemos. Echaron a casi todo el plantel y desmantelaron la agencia. Leo, entonces, tuvo que reinventarse:
“Me puse a vender flores”, contó, entre risas.
Un tiempo después, Leo ganaría un reconocimiento internacional: el Premio Gabo (de la fundación del colombiano Gabriel García Márquez), el más prestigioso reconocimiento periodismo iberoamericano. Lo hizo en la categoría Foto por unas imágenes que captó en la masiva concentración del 3 de junio de 2017, con la consigna Ni una Menos. Durante la gestión de Horacio Pietragalla, la Secretaría de Derechos Humanos publicó un libro con una galería de fotos sobre las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
Charo ya conocía la historia, pero escuchaba con atención desde el asiento del acompañante. Y cebaba mate.
Fue en 2021 que a Leo lo convocaron para trabajar en la Agencia Télam. En 2024, el gobierno libertario hizo lo que no había logrado Cambiemos: desmantelarla, silenciarla. Leo sigue allí, pero no tiene tareas.
Maxi, Leo y Charo.
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- Todos los que se ven en la foto son vecinos de la Palito. Vienen y se miran, traen a los hijos, los nietos – arranca Cacho, un vecino vestido con ropa replica de Adidas, invitado en los días previos por Maxi para charlar con nosotros -. Este pibe por ejemplo ya falleció –y lo señala en la impresión que Vaca sostiene entre las manos-, ¿ podes creer que a veces viene su familia, unos banquitos y el mate, y se pasan un rato acá frente al mural para verlo?
- Miquea –el nieto de Chacho, de unos ocho años, con la remera de El Dibu Martínez, y una pelota bajo la suela- sabe que vivimos en una villa porque se lo contamos, si no, no tendría ni idea, ¿entendés?, y así como mi abuelos y mi viejo me hablaban de Perón y de Evita, nosotros le hablamos a él de Néstor y Cristina. Y otra cosa –levanta el índice, y también las cejas:- acá el último caudillo que tuvimos fue Alberto Balestrini, estuvo en el acto de la foto –y la ahora señala el mural - y fue uno de los gestores de la urbanización, cuando todavía no estaban ni conformadas las cooperativas. Aquel día Néstor dijo tiremos los caños, arranquemos y después resolvemos los papeles. Esa fue la que nos quedó a todos.
Francisco, otro vecino convocado por Maxi, también se suma a la ronda. Lleva una boina en la cabeza y lentes de armazón grueso. Debe por los setenta años.
- ¿Dónde estaba el descampado que se ve en la foto?
- Toda esta zona era campo –marca con el brazo hacia nuestra derecha, donde se extiende una manzana de casitas de una planta - y el helicóptero bajó ahí –y vuelve a señalar hacia ese sector.
- Yo vivía en una casa de cuatro por cuatro con cocina, comedor, baño, y living todo junto –retoma la palabra Cacho.
- ¿Acá en el barrio?
- Sí, acá. Yo me vine a los dos años de González Catán. Mi viejo era delegado de la Mercedes Benz, así que imagínate que de la cuna del peronismo, pero durante mi juventud no me reflejé con un gobierno. Esto era todo monte. Para que te des una idea, quince canchas de fútbol. Siempre soñé con que mis hijos tuviesen su casa propia.
- ¿Y donde estuvo la clave para que puedan avanzar con la urbanización?
- En la organizaron. Y ahí tuvo un rol clave el Padre Bachi, porque nos unió a lo que no nos hablábamos. El tipo fue un gestor bárbaro. Francisco vivía en la manzana siete y nosotros en la ocho, nos dividía una vereda. Cuando yo era pibito vendía pan casero por todo el barrio, y en esa época me encantaba ir a San Miguel del Monte con mi viejo y mis hermanos, en una estanciera. La ruta 3 era finita y tardábamos horas en llegar.
Cacho fue siempre muy futbolero, y en el barrio jugaba de arquero. Lo conocían todos. Desde ahí jugó muy fuerte como armador, conciliador, tendió puentes, acercó posiciones, calmó ánimos y se ganó una referencia.
Francisco, Cacho y los dos pibes. Todos peronistas.
En el barrio se respira fútbol. Miquea pelotea contra una parecita, mientras su abuelo cuenta que todos los 31 de diciembre, en el potrero del barrio, se produce un hecho muy conocido en la zona y expandido gracias a internet: el clásico entre Nueva Chicago y Almirante Brown. Un fenómeno barrial y social, único.
- ¿Vos estabas en una de las cooperativas que en ese momento se armaron para construir el barrio, ¿no? – le pregunta Maxi a Francisco.
- Sí, era parte de una de las cooperativas que armó el Padre Bachi en la capilla San José Obrero. Éramos todos vecinos, pero no nos conocíamos porque cada uno estaba en su tarea. Y en la cooperativa los llegué a conocer bien. Todo a partir de aquel enero que bajó Kirchner acá.
Cacho saluda a todos los que atraviesan la plaza para un lado u otro. Una de las vecinas es Amy, una señora que tiene atado el pelo con un pañuelo. Cacho le hace una seña para que se acerque, y el nieto que viene con ella enseguida se pone a jugar a la pelota con Miqueas. Ella tiene a su cargo un merendero.
“Hoy me arreglo con algo que baja el municipio y principalmente con lo que aportan los vecinos, siempre solidarios entre nosotros”, cuenta ella. Y Sebastián suma que en la capilla del barrio almuerzan todos los días unas mil personas. Está muy difícil la situación económica en el barrio.
Leo cruza la calle para ir a buscar agua caliente para el mate. Ya es mediodía, el sol se posó sobre nuestras cabezas, y es hora de pegar la vuelta. Sopla una brisa otoñal.
Al volver, Leo cuenta que la doña del quiosco también estuvo en el acto de Néstor. Le dejó una de las impresiones. “¿Vamos a hacer un par de fotos?”, propone, y junto al grupo, y Charo, caminan hacia el mural para lograr una de las fotos de la jornada.
Los chicos ya no pelotean, sino que juegan con Charo y su cámara de fotos: posan, se ríen, se cargan, y por último, lo mejor: sacan fotos y se miran en el visor.
Amy, abuela, madre, vecina y referente de un merendero con el que alimenta casi cien pibes por día.
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Cristina encabezó un acto en Villa Palito en 2012. Entregó las llaves simbólicas de dos de las más de mil unidades habitacionales que se construirían en el barrio durante su gobierno. Así se dejaba al 90 por ciento la urbanización e integración urbana del barrio, que pasó a contar con jardines de infantes, escuelas, una plaza, un polideportivo y hasta un taller para aprender oficios.
Cristina recordó a Néstor Kirchner cuando decía que había que tirar los caños de agua potable y después pedir autorización, y sostuvo que “siempre fue un irreverente, pero un irreverente con los poderosos y no con los débiles”.
Máximo Kirchner estuvo en el barrio en 2016 y 2018, en ambos casos para conmemorar el 27 de octubre, día en el que falleció Néstor, su padre. La segunda vez fue, además, para inaugurar el tinglado que hoy cubre el polideportivo y le permite a los vecinos del barrio realizar diferentes actividades sin preocuparse por el clima. Se había comprometido a construirlo en la visita del 2016. Los vecinos bautizaron al espacio como 2 de octubre, porque en esa fecha, en 1999, se realizó la primera toma de tierras en el barrio. En aquel acto, el actual diputado nacional dijo que tanto Néstor como Bachi "creían en la gente".
El sacerdote Basilicio Brítez, conocido por todo el pueblo matancero como “El padre Bachi”, falleció en septiembre de 2020 a causa del Covid-19.
En los días previos al 27 de octubre de 2020, a diez años de la muerte de Néstor, los y las militantes del Ateneo Néstor Kirchner, junto al grafitero y matancero Uasen, pintaron el mural con la foto icónica de Leo Vaca.
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“Leo fue muy importante para mi carrera, porque yo entré a Infojus Noticias a laburar con 21 años, era mi primera experiencia de trabajo como fotógrafa y sentía que no estaba la altura de lo que era la agencia y la experiencia que traían mis colegas”, cuenta Charo en el auto, de regreso a CABA, mientras avanzamos por la avenida Diego Armando Maradona, doble mano, entre camiones. “Se trató de una experiencia muy importante en mi desarrollo profesional porque para mí la fotografía es un oficio y el hecho de salir todos los días a cubrir una actividad y a tener que resolver desde algo fácil o más rebuscado, me dio el ejercicio y el oficio; y así es que uno va aprendiendo”.
Y es evidente que esa regla de oro para el oficio sigue siendo un norte para ella, porque no dudó en aceptar la invitación que la hizo Leo hace unos días atrás, luego del camarazo que un grupo grande de fotorreporteros y fotorreporteras realizaron en los alrededores del Congreso para solidarizarse con Pablo Grillo y condenar el accionar de Patricia Bullrich. Él le contó que iría al barrio a sacarles fotos al mural, y ahí estuvo. Acá está. Ceba más mate con el agua que nos dio la vecina de Palito, y cuenta:
“Leo fue muy solidario conmigo. No nos conocíamos y cuando yo volvía de una cobertura, él notaba que a mí me costaba y entonces se sentaba a ver los crudos conmigo y me decía acá podrías haber hecho esto o encuadrado así, y me aconsejaba y me ayudaba a editar, y para mí, todo eso era un montón. Más de una vez me puse a llorar porque sentía que lo mío no servía, y en el último tiempo, antes del cierre de la agencia, hice fotos que valieron las felicitaciones del director -que en ese momento era Martín Alé-. Leo fue un maestro para mí. Le tengo mucho cariño y estoy muy agradecida con él”.
Otro mural, en el ingreso al barrio: Diego y Cristina, el gol a los ingleses.
Se miran, se ríen, se hacen una caricia en el hombro. El reconocimiento es mutuo. La vuelta es más directa que la ida, y en pocos minutos estamos de nuevo en la General Paz.
Después de terminar el secundario, Charo se largó a estudiar una Licenciatura en Audiovisión en la Universidad Nacional de Lanús, pero no la terminó. Comenzó a militar en La Cámpora, y a ejercer allí su oficio. Después de la experiencia de Infojus, ingresó a trabajar a la Cámara de Diputados, junto a los compañeros y compañeras de la organización que habían accedido a una banca. También cubría los actos y las movilizaciones. Un día comenzó a sacarle fotos a Máximo (lo acompañó en 2016 y 2018 a Palito), y a partir de finales de 2018, a Cristina. “La amo”, dice. Y ahí sigue, militando con su mirada, su corazón y su cámara.
Me bajo del auto en el Barrio Boliviano, Liniers. Los sonidos de la primera hora de la tarde y los aromas se confunden en el aire. Leo, antes de despedirme, me regala una de las copias en papel obra de su foto, que desde 2020 también es mural. Y que dentro de unos días, también será parte de esta historia, en la que los protagonistas son dos fotógrafos, los Kirchner y el empuje y solidaridad de un barrio del corazón de La Matanza.
La foto que hizo historia, y que Leo recuperó, junto a toda la serie que hizo aquel 7 de enero de 2004, del archivo del Diario Clarín. Y algunas más de la serie completa: