Por Manuel Castelo Araldi. Ilustración: Gustavo Cimadoro
La Expo Empleo Joven 2017 se realizó los días 30 y 31 de mayo la Ciudad de Buenos Aires. Reunió, en un solo día, a 175.000 jóvenes de entre 18 y 29 años y alcanzó un total de 430.000 inscritos que compitieron por 10.000 puestos de trabajo.
El mega anunciado evento se realizó en el Pabellón Amarillo del predio La Rural, en Palermo, recibió postulantes de todos los barrios de la ciudad y decenas de localidades bonaerenses, y fue organizada por la Dirección General Políticas de Juventud -que depende de la Vicejefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires-. Por eso Diego Santilli, vicejefe de Gobierno porteño, la promocionó con el eslogan: “Tu próximo empleo te está esperando”. No obstante, si cotejamos la frase con los números, en el mejor de los casos, apenas el 3% de los asistentes verá cumplirse esa promesa.
Desde el inicio, el evento fue un caos. Diez cuadras de pibes con camisa y zapatos luchaban por atravesar el único ingreso habilitado. Estar inscrito en el portal web –como había solicitado el gobierno porteño- era lo mismo que nada: nadie pedía acreditación.
Una vez dentro, con más de 200 empresas esparcidas en el predio por medio de coloridos stands, había que ingresar al portal web del evento para filtrar las búsquedas. Sin embargo, al consultar la clave de la red inalámbrica del evento, la respuesta era: “El wifi es solo para las empresas”. Hablar con gente de Recursos Humanos para exponer tus habilidades o dejarle una carpeta de trabajos tampoco era opción. Aquellos que llegaron con la ilusión de tener una entrevista laboral, y no pudieron integrar el reducido grupo que asistió a las charlas, tuvieron que conformarse con algunos clichés publicitarios.
Luego de recorrer todo el predio hasta encontrar una búsqueda que se ajuste su perfil, el postulante tenía dos opciones: depositar el currículum encima de otros cientos, o recibir un folleto con una dirección para subirlo a la web de la empresa. Era muy angustiante ver la cara de frustración de los jóvenes que se acercaban al stand de Zonajobs para buscar trabajo, y se encontraban con una promotora que les respondía: “Esto es solo presencia de marca. ¿Querés jugar un videojuego?”.
A pesar de todas las críticas que recibió la Expo Empleo Joven 2017, Fabián Pereyra, director general del ente organizador, declaró a la prensa que estaba muy contento porque el evento “superó las expectativas”. Además, el gobierno porteño destacó que creció en relación a los 50.000 convocados del año pasado y que el 70% de los asistentes ya tenía empleo, pero quería cambiarlo. En la previa, el vicejefe de gobierno le había declarado a la agencia oficial TELAM: “Que podamos contar con tantas oportunidades tiene que ver con el trabajo en equipo que venimos realizando con el sector privado”.Preguntémonos entonces: ¿Es un logro? ¿O refleja el nivel de desocupación juvenil y precarización laboral que azota al país?
Con el diario del lunes, es fácil comprender a los cientos de jóvenes que abandonaban el predio visiblemente fastidiados y frustrados, con las mochilas llenas de currículums y las manos repletas de folletería, y que al ver junto a los recién llegados, les gritaban “vuelvan a sus casas, es una estafa”. Aún así, la bronca de haber viajado varias horas en transporte público y las ganas de trabajar en un país con 32% de pobreza los mantenía ilusionados.
La Expo Empleo Joven 2017 se realizó los días 30 y 31 de mayo la Ciudad de Buenos Aires. Reunió, en un solo día, a 175.000 jóvenes de entre 18 y 29 años y alcanzó un total de 430.000 inscritos que compitieron por 10.000 puestos de trabajo.
El mega anunciado evento se realizó en el Pabellón Amarillo del predio La Rural, en Palermo, recibió postulantes de todos los barrios de la ciudad y decenas de localidades bonaerenses, y fue organizada por la Dirección General Políticas de Juventud -que depende de la Vicejefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires-. Por eso Diego Santilli, vicejefe de Gobierno porteño, la promocionó con el eslogan: “Tu próximo empleo te está esperando”. No obstante, si cotejamos la frase con los números, en el mejor de los casos, apenas el 3% de los asistentes verá cumplirse esa promesa.
Desde el inicio, el evento fue un caos. Diez cuadras de pibes con camisa y zapatos luchaban por atravesar el único ingreso habilitado. Estar inscrito en el portal web –como había solicitado el gobierno porteño- era lo mismo que nada: nadie pedía acreditación.
Una vez dentro, con más de 200 empresas esparcidas en el predio por medio de coloridos stands, había que ingresar al portal web del evento para filtrar las búsquedas. Sin embargo, al consultar la clave de la red inalámbrica del evento, la respuesta era: “El wifi es solo para las empresas”. Hablar con gente de Recursos Humanos para exponer tus habilidades o dejarle una carpeta de trabajos tampoco era opción. Aquellos que llegaron con la ilusión de tener una entrevista laboral, y no pudieron integrar el reducido grupo que asistió a las charlas, tuvieron que conformarse con algunos clichés publicitarios.
Luego de recorrer todo el predio hasta encontrar una búsqueda que se ajuste su perfil, el postulante tenía dos opciones: depositar el currículum encima de otros cientos, o recibir un folleto con una dirección para subirlo a la web de la empresa. Era muy angustiante ver la cara de frustración de los jóvenes que se acercaban al stand de Zonajobs para buscar trabajo, y se encontraban con una promotora que les respondía: “Esto es solo presencia de marca. ¿Querés jugar un videojuego?”.
A pesar de todas las críticas que recibió la Expo Empleo Joven 2017, Fabián Pereyra, director general del ente organizador, declaró a la prensa que estaba muy contento porque el evento “superó las expectativas”. Además, el gobierno porteño destacó que creció en relación a los 50.000 convocados del año pasado y que el 70% de los asistentes ya tenía empleo, pero quería cambiarlo. En la previa, el vicejefe de gobierno le había declarado a la agencia oficial TELAM: “Que podamos contar con tantas oportunidades tiene que ver con el trabajo en equipo que venimos realizando con el sector privado”.Preguntémonos entonces: ¿Es un logro? ¿O refleja el nivel de desocupación juvenil y precarización laboral que azota al país?
Con el diario del lunes, es fácil comprender a los cientos de jóvenes que abandonaban el predio visiblemente fastidiados y frustrados, con las mochilas llenas de currículums y las manos repletas de folletería, y que al ver junto a los recién llegados, les gritaban “vuelvan a sus casas, es una estafa”. Aún así, la bronca de haber viajado varias horas en transporte público y las ganas de trabajar en un país con 32% de pobreza los mantenía ilusionados.