Nativo de la ciudad de Mar del Plata, Diego Velázquez es uno de los actores más versátiles y talentosos de nuestro medio. Protagonista de nuestros escenarios, plataformas de streaming y pantallas de cine, coloca su oficio al servicio de expresiones artísticas que lo estimulen. En la maravillosa “Escritor Fracasado” le pone el cuerpo a un grandioso texto de Roberto Arlt, un autor a quien ya abordara en la serie “Los Siete Locos y los Lanzallamas”, y de quien destaca sus cualidades anticipatorias, así como la virtud de encontrar belleza dónde supuestamente no la hay. Haciendo gala de un fenomenal magnetismo, en la obra actualmente exhibida en Teatro Picadero, el actor se coloca bajo la piel de un ser sumido en el propio vacío de su existencia, y sabe a qué herramientas recurrir para transitar la oscuridad de un personaje barnizado con brillo. En la siguiente charla junto a Revista Kranear, Diego desnuda la esencia arltiana, al tiempo que repasa algunos de sus últimos trabajos, entre los cuales destacan sus exquisitas composiciones en la serie “Santa Evita” y en la película “Casi Muerta”.

 - Contanos acerca del proceso de adaptación teatral sobre el texto original. ¿Cómo trabajaste en conjunto con Marilú?

Primero hice una adaptación yo, que fue la que le mandé a Marilú. Luego hicimos juntos una adaptación más en los ensayos, ya probando el texto con la acción, priorizando que la acción pudiera hacer que el texto se escuche, que la atención del público se mantenga y pueda entenderlo, ya que la escritura de Arlt es bastante florida, y una cosa es leerlo, y otra escucharlo.

- ¿Qué sensaciones te produjo ponerle voz por primera vez a Roberto Arlt? 

No fue la primera vez que decía textos de Arlt, por suerte. Ya había hecho el personaje de Erdosain en la serie “Los Siete Locos y Los Lanzallamas” (NdR: para la TV Pública, en 2015, con dirección de Fernando Spiner y Ana Piterberg. Luego, protagonizó la película “Erdosain”, estrenada en 2020). Pero este es un texto mucho más largo, y en vivo. Le voy encontrando sentidos nuevos todo el tiempo.

- ¿Cómo definirías a la figura de Arlt y el lugar que ocupa dentro de nuestra literatura?

No sé. Para mí es un autor con el que tengo un vínculo muy fuerte, porque lo leí muy temprano, digamos. Ni bien llegué a vivir a Buenos Aires, a los veinte años, ponele. Y me caló profundo. Todo su universo existencial y la belleza de su manera al describirla me atraparon desde un primer momento. Creo que no es tan conocido como tendría que serlo. Eso fue una sorpresa para mí, yo pensé que era un imprescindible, un indispensable de nuestra literatura, pero mucha gente me preguntaba de qué era la serie, sobre qué era. Y estamos hablando de sus novelas más famosas. Así que eso me sorprendió para mal.

- ¿Cuál considerás es su principal virtud para retratar de modo tan preciso la realidad artística y social de su tiempo?

Creo que él era alguien que habitaba su tiempo con mucha precisión. Que podía ver la realidad con perspectiva de futuro. Por eso, muchas de las cosas que escribió sobre lo que sucedería con el país y cuál sería el destino hacia el que se dirigía la humanidad en su época, son tan acertadas que parecen echas por un adivino.

- ¿Cuál estimás que es la característica principal de la poética arltiana?

No sé si sabría elegirla. Creo que hay un acuerdo de que cierta oscuridad y tortura en sus personajes son su marca distintiva. pero también tiene otras cosas. Tiene humor, inocencia y belleza. Encontrar belleza donde supuestamente no la hay, podría ser una de las cosas que más me atraen.

- ¿De qué modo influyeron tu anterior trabajo para la TV“Los Siete Locos” y Los Lanzallamas” en tu personaje de “Escritor Fracasado”?

Yo venía de hacer la serie, y fue allí donde encontré el texto de “Escritor Fracasado”. Ya había transitado el personaje más arltiano posible en esas grabaciones. La propuesta con Marilú era un poco escaparle al cliché del personaje oscuro y torturado. Darle un barniz de brillo. No hacer el típico personaje arltiano, sino hacer de su oscuridad, algo que no quiere que se vea, que trata de ocultar. Por supuesto que ‘El Escritor’ también es un personaje oscuro, pero que tiene otro vínculo con esa oscuridad, tiene otras herramientas para transitarla.

- Esta es una obra que interpela fuertemente al público. ¿Cómo experimentás la ruptura de la cuarta pared?

Básicamente no hay cuarta pared. Desde la entrada del publico yo estoy ahí. Mirándolos. Conversando. Empezando a armar el vínculo que me va a sostener durante toda la obra: la relación que establece el Escritor con el público que lo está escuchando. Esto vuelve a la obra una experiencia de un presente muy rotundo, y para actuar es sumamente gratificante y vertiginoso.

- Si para un escritor no existe peor miedo que enfrentar el bloqueo creativo de la página en blanco, ¿cuál sería el equivalente en tu caso como actor?

No tener trabajo.

- ¿Qué que maniata las libertades creativas de un artista?

Las exigencias del mercado.

- ¿Cuál debería ser, a tu criterio, el rol del artista en la sociedad?

El de poder poetizar. Alguien que ayuda a hacer la vida menos dolorosa. No en el sentido de olvidarse de la realidad, sino alguien que te invita a comprenderla de otra manera. Alguien que te comparte sus propias preguntas. Que te invita a hacerte las tuyas propias. A desestabilizarte. Como hacia Arlt, encontrando belleza en la oscuridad, en la oscuridad que tenemos todos.

- ¿Cuánto tiempo te llevó lograr hacer de tu arte tu modo de vida?

No sabría muy bien ni cuál es mi arte, ni si rotundamente es mi modo de vida. Creo que el arte no es de nadie, es algo que pasa en el medio entre el que hace y el otro con el que la comparte. Tengo un oficio, sí, que trato que esté al servicio de expresiones artísticas que me interesan. Pero es una tarea ardua la poder encontrar esos proyectos. Si la pregunta es si vivo de actuar, sí. Pero tampoco hace tanto; hace unos doce años que vivo de lo que me pagan por actuar y que la actuación me paga el alquiler.

- El éxito y el fracaso del escritor son variables comunes de asimilar a las generales del ámbito artístico. ¿Cómo lo vivís en lo personal?

El éxito y el fracaso son términos comerciales. Cuanto más alejado de eso se encuentre el arte, más fiel a su naturaleza se va a mantener.

- ¿Lees las críticas sobre tus trabajos?

Sí.

- Cumplís un rol fundamental en “Santa Evita”, encarnando al personaje del periodista de ficción que va tras la pista del cuerpo de Eva. ¿Cómo lo compusiste? ¿En qué te inspiraste?

A pesar de ser un personaje inspirado en la figura de Tomas Eloy Martínez (NdR: la serie “Santa Evita”, basada en el libro homónimo del escritor, se estrenó en Star+, durante 2022), no fui por ese lado. Me tocaba jugar una especie de periodista-investigador en los setenta. Un tipo de personaje que el cine mostró mucho en películas memorables de aquella época que me gustan mucho. Jugué un poco eso, algo más primario de actuación. Cómo si estuviera en “Todos los Hombres del Presidente” (NdR: película norteamericana de 1976, dirigida por Alan J. Pakula). Jugué mi propia fantasía cinematográfica del investigador metido en una intriga política.

- La película “Casi Muerta”, dirigida por Fernán Mirás, se convirtió en uno de los grandes estrenos del cine nacional del año. ¿El humor nos salva, incluso, a la hora de hacerle frente a lo impostergable?

Si, es necesario reírse, y divertirse, y llorar también. Todo junto.

- Para finalizar, ¿cuáles son tus próximos proyectos?

Ahora entro en las últimas funciones tanto de “Escritor Fracasado” (NdR: los miércoles de septiembre, en Teatro Picadero) como de “Fantasmatic” (NdR: los domingos, en El Portón de Sánchez). Y de ahí nos vamos de gira por algunas ciudades europeas con la última obra de Mariano Pensotti, que se llama justamente “La Obra”, que todavía no se vio acá en Argentina. Y esperando el estreno de las películas “El Agrónomo”, ópera prima de Martin Turnes, y de “Hombre Muerto”, de Andres Tambornino.