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Argentina, gas y después: soberanía energética en juego.

A partir de la decisión de YPF de instalar una planta de Gas Licuado en Río Negro, y no en Bahía Blanca, Buenos Aires, en detrimento del gobierno de Kicillof, Enrique Aurelli presenta la compleja trama de intereses, desafíos y oportunidades que rodean al sector del gas en Argentina, con un enfoque crítico, y coloca en primer plano los intereses nacionales y el bienestar general.

4 de Agosto de 2024

Por Enrique M. Aurelli

Introducción
1.1 Un poco de historia: ¿Cómo llegamos hasta acá?

La historia del gas en Argentina es una de altibajos, marcada por períodos de autosuficiencia y crisis. Desde el descubrimiento de los primeros yacimientos en la década de 1940 hasta la actualidad, el país ha experimentado una montaña rusa de políticas energéticas que han moldeado su panorama actual.

En la década de 1990, la privatización neoliberal realizada por el Menemismo de YPF y la desregulación del mercado energético prometían un supuesto futuro brillante para el sector. Sin embargo, la crisis de 2001 autoinfringida por el gobierno del consenso de Washington  y sus políticas llevaron a una disminución en las inversiones por parte del sector privado y, consecuentemente, en la producción necesario para el desarrollo del país.

La nacionalización parcial (51%) de YPF en 2012 fue una jugada fuerte de tinte soberanista por el gobierno de CFK de revertir esta tendencia, con resultados mixtos. El descubrimiento y desarrollo de Vaca Muerta, una de las formaciones de shale gas más grandes del mundo, trajo nuevas esperanzas y nuevos desafíos.

1.2 Contexto y relevancia de la información para la población

En la actualidad, el gas natural representa aproximadamente el 50% de la matriz energética argentina, siendo crucial para la generación eléctrica, la industria y el consumo residencial. La capacidad del país para gestionar eficientemente este recurso tiene implicaciones directas en la economía nacional, su desarrollo industrial, el bienestar de la población y la soberanía energética.

El desarrollo de proyectos de Gas Natural Licuado (GNL) y regasificación no es solo una cuestión técnica, sino que tiene profundas implicaciones geopolíticas, económicas y sociales. La forma en que Argentina maneje estos recursos determinará su posición en el mercado energético global y su capacidad para garantizar el abastecimiento interno.

Para el ciudadano común, esto se traduce en la estabilidad de los precios de la energía, la seguridad del suministro en invierno y la creación de empleos en el sector. Además, la gestión soberana de estos recursos podría significar mayores ingresos para el Estado, que podrían destinarse a programas sociales y de desarrollo.

En el contexto global de transición energética y crisis climática, la estrategia que adopte Argentina respecto a sus recursos gasíferos también tendrá un impacto significativo en su huella de carbono y en su capacidad para cumplir con los compromisos internacionales impuestos por las potencias contaminadoras de reducción de emisiones.

Este artículo busca evidenciar la trama  compleja de intereses, desafíos y oportunidades que rodean al sector del gas en Argentina, con un enfoque crítico que ponga en primer plano los intereses nacionales y el bienestar de la población.

Qué se ha escrito sobre el tema
2.1. Conceptos clave

Para comprender la situación actual del gas en Argentina, es fundamental familiarizarse con algunos conceptos clave:

Gas Natural Licuado (GNL): Es gas natural que ha sido procesado para ser transportado en forma líquida, ocupando 1/600 del volumen que ocupa en su forma gaseosa.

Regasificación: Proceso por el cual el GNL vuelve a su estado gaseoso para su distribución y uso.

FLNG (Floating Liquefied Natural Gas): Instalaciones flotantes para la producción, licuefacción y almacenamiento de gas natural.

FSRU (Floating Storage and Regasification Unit): Buques especializados que pueden almacenar y regasificar el GNL.

Vaca Muerta: Formación geológica ubicada en la cuenca neuquina, con enormes reservas de shale gas y shale oil.

2.2. Antecedentes legislativos en el sector energético específico en la historia de Argentina

La legislación energética en Argentina ha pasado por varias etapas cruciales:

Ley 17.319 de Hidrocarburos (1967): Estableció el marco regulatorio básico para la exploración y explotación de hidrocarburos.

Ley 24.076 (1992): Marco Regulatorio de la Industria del Gas Natural, que privatizó Gas del Estado y creó el Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS).

Ley 26.741 (2012): Declaró de interés público nacional el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos y expropió el 51% de las acciones de YPF.

Ley 27.007 (2014): Modificó la Ley de Hidrocarburos, introduciendo incentivos para la explotación no convencional, crucial para el desarrollo de Vaca Muerta.

Ley 27.640 (2021): Régimen de Promoción de Inversiones en la Industria Hidrocarburífera, buscando incentivar la producción y exportación de hidrocarburos.

La evolución de estas leyes refleja los vaivenes en la política energética argentina, oscilando entre modelos de mayor intervención estatal y otros más orientados al mercado. Sin embargo, una constante ha sido la búsqueda del autoabastecimiento energético, aunque con diferentes enfoques y resultados.

Sabemos por lo acontecido hasta la actualidad que estas leyes han tendido a favorecer a grandes corporaciones oligarquícas, tanto nacionales como extranjeras,  en detrimento de los intereses nacionales a mediano y largo plazo.

Por otro lado, los defensores de la entrega sostienen que han sido necesarias para atraer las inversiones requeridas para desarrollar el sector.

El debate actual se centra en cómo equilibrar la necesidad de inversión extranjera y tecnología con la protección de los recursos naturales y la soberanía energética.

La propuesta de Ley de Bases 2024, especialmente su capítulo RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones), ha reavivado estas discusiones, generando preocupaciones sobre la entrega de recursos estratégicos a intereses foráneos.

En este contexto, el desarrollo de proyectos de GNL y regasificación se presenta como una oportunidad para na Argentina, si no estuviera la derecha empleada del imperialismo gobernado, y de posicionarse en el mercado energético global. Sin embargo, plantea desafíos en términos de inversión, tecnología y control soberano de los recursos.

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