”No me convence un artista sin ideología”
10 de Mayo de 2021
Texto: Ramiro Abrevaya y Mariano Abrevaya Dios. Diseño de portada: Ramiro AbrevayaYacaré Manso es un tipo generoso, de sonrisa y escucha amplia, que va por la vida siempre dispuesto a dar una mano o poner el cuerpo para una causa justa, política, social o ambiental, que no duda en engancharse con las propuestas artísticas colaborativas o de construcción colectiva que le acercan distintos colegas. Es un tipo querido y respetado, quizá uno de los capitales más nobles a los que se puede aspirar.
Raúl Martínez –así se llama- nació en Santo Tomé en 1982, Corrientes, pero está radicado en Buenos Aires hace más de veinte años. Editó seis discos, y aparte es productor y gestor cultural. Es un referente de la nueva canción litoraleña y también de la generación de músicos y músicas argentinas que tienen unos cuarenta años y que construyeron su carrera y prestigio de manera autogestiva.
En 1998 armó su primer conjunto, en Santo Tomé, La Joaquina, y hoy conduce el programa "Litorales" por Radio Nacional Folklórica. En el medio, tocó en todo el circuito de bares, boliches, teatros y espacios culturales de la escena independiente de la Ciudad de Buenos Aires, aparte de cantar y bailar en decenas de peñas folclóricas. Grabó y compartió escenario con artistas como León Gieco, Teresa Parodi, Javier Malosetti, Raly Barrionuevo, Ramón Ayala y Mariana Baraj.
Acoplandocielo (2017), Tornasol (2016), En Vivo ND Teatro (2014) y La Corriente (2013) son los nombres de los discos de Yacaré. Según cuenta, el Gauchito Gil es uno de sus más importantes aliados, aparte del sacrificio que le pone a todo lo que hace, y esto incluye haber vivido en situación de calle durante cuatro meses cuando aterrizó en la Capital Federal.
Fue guitarrista de punk, ska, reggae, pop, rock y dirigió la Escuela de Samba de la comparsa Marabú en su tierra colorada. Defendió los Esteros del Iberá y los recursos naturales de nuestro país; también las políticas de los gobiernos populares de los últimos años.
Mientras graba su nuevo disco "YacaRockNacional", una serie de versiones en chamamé de clásicos de nuestro rock, con invitados como Ricardo Mollo, Hilda Lizarazu, Loli Molina y Noelia Recalde, se hizo un rato para conversar con Kranear sobre su infancia en Corrientes, su llegada a Buenos Aires, su carrera profesional, los procesos creativos y el cruce entre arte y política, entre otros asuntos.
¿Cuál es tu primer recuerdo infantil que pienses que marcó tu camino musical?
El primero que se me viene a la mente, a los 4 años, últimos meses con mis padres conviviendo, mi viejo acordeonista chamamecero, me había regalado un mini-bandoneón, que aún conservo, ambos tocando en el living de la casa, y un segundo muy latente, ya viviendo en lo de mis abuelos maternos, en el patio de la casa rodeado de latas de dulce de batata, molestando al mediodía como si fuese una comparsa.
Contá un poco de tu primera vez en un escenario.
Mi primer escenario fue la escuela, en 4to grado me hacían cantar el himno en el salón de actos, luego con el Coro Polifónico Infantil que dirigía una profesora de canto que iba desde Posadas a Santo Tomé, con la cual tuve mis primeras clases de canto y una serie de presentaciones con dicha agrupación. Uno de los recuerdos más hermosos de mi infancia con la música. El carnaval de mi pueblo fue el escenario más imponente al cual pude asistir en mi adolescencia, formando parte de mi amada Comparsa Marabú, en la cual fui percusionista dos años, dirigí cuatro, y canté cinco años consecutivos.
De chico decidiste irte de Santo Tomé e instalarte en Capital Federal, con lo que significa ese choque de realidades. ¿Cuál fue tu norte, tu motivador, durante ese proceso de desarraigo?
Al principio tenía dos nortes: la música y la actuación. Siempre creí que era mejor actuando que haciendo música. Estudié actuación en varias oportunidades ya estando en la ciudad, luego me fui enfocando más en la música, el desarraigo hizo explotar la creatividad en mi poesía en mi música, lo cual con el paso del tiempo, la actuación fue quedando en un segundo plano hasta que la música todo se devoró. Estoy pensando en retomar la actuación y “kranear” un unipersonal. Mi referente y amigo Daniel Casablanca es mi gran motivador en ese sentido. Ojalá pueda despertar ese bufón que duerme en mí.
¿Cuándo sentiste que se profesionalizó tu carrera?
Creo que la salida de mi primer disco “La Corriente” fue el puntapié de todo esto, año 2013, luego Sony Music se interesó en el disco y lo terminó editando. Pensé que era algo groso, en cierto punto lo fue, pero terminó siendo una mierda en términos contractuales. La presentación del disco también fue clave, ya que se dio en un teatro al cual siempre había apuntado (ND TEATRO) y donde había ido a ver a más de un referente. Ese día, para mí, comenzó todo.
¿Se mezcla o no, públicamente, la política y el arte?
Claramente. No me convence un artista sin ideología. Seas del espacio político que seas, hay que manifestarse. La música es parte de nuestra vida, en cada paso que damos hacemos política, es imposible separar esas dos caras. Creo indispensable desde el arte poder aportar al pensamiento colectivo, a las luchas y desigualdades, a la conciencia ambiental. Si mi música no aportara en eso sería un infeliz, un “sin vida”.
En la mayoría de tus canciones se sienten las raíces de nuestro folklore. ¿Es una decisión consciente conservar esa esencia o sale naturalmente?
Fue una decisión consciente. Una vez nos hicieron una entrevista en la UNTREF: Ramón Ayala y Yacaré Manso, dos generaciones de la música del litoral. Ramón me regaló tres de sus discos, yo vivía en una pensión por Paraná y Corrientes, pleno centro porteño. Apenas llegué me escuché sus dos discos seguidos y en ese preciso momento mi música y mi poesía retomaron el paisaje del litoral, nuestra música, y fue un camino de ida, de ahí nació mi primer disco “La Corriente”
Desde la independencia es complejo administrar la “sábana corta” del presupuesto. Ante un escenario de necesidad de expresarte y compartir canciones nuevas, ¿pensás que es privativo grabar profesionalmente, o lo importante es editar canciones aunque no se produzca en grandes y costosos estudios? En síntesis: ¿Buena canción mata audio semi-pro?
Para mi hace un tiempo largo prevalece la canción, puede ser en un video con el celular o grabado en Home Studio. Ya no pierdo la cabeza por grabar en grandes estudios. Tenemos la suerte de que con el tiempo fuimos invirtiendo en equipos para poder hacer las cosas desde casa, sumado a eso trabajar con amigos especialista en audio quienes terminan de darle sonoridad a esas creaciones “caseras”.
Por ejemplo: yo grabo el 95% de las cosas en casa y mi hermano Víctor Volpi se encarga de mezclar (y a veces masterizar) todas las producciones que salen de “Manso Estudio”, y el resultado final es explosivo de todas formas. Lo importante es que suene. Si hay para afrontar gastos, le damos pa´delante, pero no le tengo miedo a subir una canción nueva a mis redes, grabadas con mi celular pedorro (risas).
¿Cómo vivís el proceso creativo, con qué tipo de emociones?
Soy un gurí recontra ansioso. De hecho estoy grabando en este preciso momento ¡dos discos a la vez! Uno de canciones nuevas/inéditas y otro que se llama “YacaRockNacional”, donde hay canciones del rock nacional versionadas al chamamé. Casualmente este disco de chamamé lo tengo desde 2017 entre los archivos. Este año lanzamos la primera versión junto Hilda Lizarazu, quien además de ponerle la voz me impulsó a reflotar este proyecto, dándome el visto bueno de la idea y el concepto. Tal es así que se terminó sumando Ricardo Mollo, uno de mis grandes referentes del rock, quien además desde su versión de “El Arriero” supieron inculcar el folklore al público más rockero. La emoción que me rodea siempre es la de la ansiedad por lanzarlo, la intriga de la respuesta de la gente.
¿Un consejo para evitar el bloqueo creativo?
Creo que hay que sentarse a buscar la canción. Me suele pasar de soñar con algo y sentir que ahí hay una canción. Para este nuevo disco hice cuatro canciones en base a sueños que venían de la mano con una historia y una melodía. Lo importante es buscar, bucear en cada sentir.
¿Cómo te trató el 2020 pandémico y de encierro a nivel creativo y laboral?
Dentro de todo le pude sacar algo positivo: fue un momento de muchísima creatividad y conexión con colegas de todos lados. Rescato el haber intercambiado canciones, experiencias y acciones solidarias muchas, en un momento histórico para la humanidad. Yo soy feliz estando cerca de los míos y de los que necesitan. Si bien en lo laboral con respecto a la música en vivo se nos complicó, supimos encontrar algunas variantes para generar el mango. De todas formas soy un inquieto y justo al comienzo de todo esto comencé a trabajar en Radio Nacional con un programa que se dedica a la difusión del nuevo cancionero del NEA, aunque terminamos difundiendo artistas de todo el país y países vecinos inclusive.
¿Proyectos 2021?
Dos discos. Radio. Viajes y recitales cuando se pueda.
Para el cierre vamos con un ida y vuelta sin respiro, vertiginoso, como te gusta a vos: L@s Nº1 de Yacaré.
EL/LA prócer del rock nacional: León y Charly.
EL/LA músic@: Mercedes Sosa.
LA banda: Divividos.
LA canción: Soy pan.
EL género musical: Folrock.
EL instrumento: Guitarra.
EL disco: El amor después del amor.
EL show que hayas visto: Roger Waters.
LA peli: El gran pez.
EL/LA escritor@: Alejandra Pizarnik.
El/LA president@ de Argentina: Cristina.
LA bebida sin alcohol: Jugo de naranjas.
LA bebida alcohólica: Wiscardo.
LA comida: Ñoquis a la bolognesa.
LA yerba: Primicia.
LA infusión: Jengibre y limón.
EL postre: Flan mixto.
LA ciudad: Buenos Aires.
LA Canción compuesta por Manso (no vale decir “La que está por venir”): De irme lejos.
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Cuenta de Instagram: https://www.instagram.com/yacaremanso_/
https://www.youtube.com/watch?v=X3BrKk_Lbdw
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