La cartelera teatral porteña sigue renovándose, y en esta ocasión lo hace con una atractiva propuesta que podemos disfrutar los días sábados y domingos, en el Teatro UOM, en el barrio de Caballito. Bajo la dirección del prestigioso Manuel González Gil, y con protagónicos de Fabián Vena y Gabriel Rovito, “Rucci-Tosco: El Debate”, coloca en relevancia temáticas de alto contenido político que poseen impostergable actualidad, exponiendo las injusticias y desigualdades que continúan afectando el destino de los sectores más desfavorecidos.
Esta brillante pieza, perfectamente ambientada en un antiguo estudio de grabación, nos retrotrae hasta el año 1973, cuando el ámbito televisivo fue testigo de la confrontación intelectual e ideológica que llevaron adelante dos hombres pertenecientes a posturas contrapuestas. La histórica y polémica rivalidad alcanzó su punto culmine en el programa “Las Dos Campanas”, emitido por Canal 11, registrando picos de rating sin precedentes para los anales de la TV abierta local: el intenso intercambio de opiniones paralizó al país entero. De modo llamativo, casi nulo material audiovisual se conserva de aquella emisión; misteriosamente, la cinta original desapareció. No obstante, un inmenso referente teatral como González Gil se dispuso a recrear los hechos en compañía de un gran elenco.
Vena interpreta a Rucci.
Con gran acierto, la obra recientemente estrenada -en la sala Augusto T. Vandor- reproduce lo sucedido en los interiores de un estudio convertido en auténtico polvorín. Bajo la estricta vigilancia, el mencionado encuentro tuvo lugar en medio de una feroz interna sindical, apenas un mes antes de las elecciones presidenciales, las cuales tendrían lugar en marzo de 1973, durante un panorama dominado por sangrientos enfrentamientos en las calles, en sostenida escalada de violencia. A propósito de lo cual, a lo largo de los distintos segmentos que concatenan la entrevista, una pantalla ubicada en la escenografía reproduce la propaganda peronista en tiempos de campaña. En este sentido, se contextualiza respecto a las diversas facciones que componían el partido político más preponderante de nuestro país.
Gracias a un magnífico trabajo de caracterización y gestualidad corporal, Fabián Vena y Gabriel Rovito encuentran el exacto tono expresivo para brindar dos fabulosas performances actorales, dando carnadura a sendos símbolos de la militancia y la resistencia obrera. Por un lado, José Ignacio Rucci (Vena), emblemático líder de la CGT, peronista ortodoxo y referente de la burocracia sindical. Firmante del Pacto Social, se definía a sí mismo como un instrumento de lucha por la igualdad de derechos de los trabajadores. Fue a quien Juan Domingo Perón, según sus propias palabras, consideraba un hijo. Moriría a manos de la organización Montoneros, apenas seis meses después de la emisión del histórico programa. Por otro, Agustín Tosco (Rovito), figura que supo afirmarse como un destacado dirigente del gremio de Luz y Fuerza, de sólida inclinación marxista y uno de los principales partícipes del Cordobazo de 1969. Mantuvo una conflictiva relación con el peronismo y, al igual que su contendiente, fallecería de forma trágica y prematura, luego de sufrir un severo declive en su salud.
Rovito interpreta a Tosco.
Uno de los mayores méritos del presente ejercicio es colocarnos en el centro neurálgico de los acontecimientos. Una vez en marcha el debate, los periodistas harían lo de antemano esperable: formular preguntas que incomodan. Por su parte, los entrevistados contrarrestarían, exhibiendo mayúscula capacidad evasiva en los momentos más álgidos. Favorablemente, la obra consigue captar la atmósfera tensa que, tramo a tramo, se intensifica; no será ello en detrimento del respeto mutuo que primará: con máxima convicción y adultez, Rucci y Tosco expusieron las respectivas posturas de dos modelos de países contrapuestos. En pos de construir y conciliar mediante el diálogo, aún en sus insalvables diferencias, ejemplificaron una caballerosidad de infrecuente hallazgo en las futuras generaciones, donde la brecha de intolerancia y agresión se vuelve cada vez más pronunciada.
Vital engranaje de “El Debate” resulta su formidable elenco. En adición a los magníficos abordajes brindados por Vena y Rovito, cuatro excelentes actores cumplen roles fundamentales, interactuando, de modo permanente, con los intérpretes que se ubican bajo el foco de permanente atención. Miguel Core y Sebastián Dartayete encarnan a los periodistas Jorge Conti -quien desempeñó funciones de asesoría en la obra- y un muy joven Gerardo Sofovich. En tanto que, Joselo Bella y Enrique Dumont no solo personifican la labor de cameraman, sino que son los encargados de romper la cuarta pared y relatar al público los pormenores del suceso, colocando en contexto la profunda inestabilidad que atravesaba la sociedad argentina en el curso de una tumultuosa década.
Cincuenta años después, el acalorado cruce que acaparó las noticias se mantiene aún vigente, conformando una acertada pintura de un país inmerso en una época en extremo convulsa. Existen heridas aún abiertas en el tejido más frágil de nuestra identidad como nación que vuelven a “El Debate” profundamente necesaria. ¿Será que las cosas no han cambiado tanto? La discusión sigue abierta y ha sido llevada a escena con un sentido de compromiso digno de elogio.
Sigamos conectados. Recibí las notas por correo.