Peronismo

Alfio: cristiano y peronista

Alfio Chiocca transitó, durante su infancia, el primer peronismo, y hace unos meses fue a donar a C5N un puñado de pertenencias para los damnificados de las inundaciones en Bahía Blanca. Juan Martín Grigera lo fue a ver a su casa, hace unos días, y lo entrevistó con motivo de los 80 años del 17 de octubre, fecha fundacional para el peronismo. “Si sos solidario, humanista, sos peronista”, dice.

16 de Octubre de 2025

Por Juan Martín Grigera

Alfio Chiocca nunca pensó en ser famoso, mucho menos que su cara estuviera en los medios y en las redes, y que su frase fuera utilizada por la militancia como demostración clara de lo que representa el Movimiento Popular más grande de la Argentina, que hoy celebra los 80 años del acontecimiento fundacional de su identidad.

Cuando este personaje se acercó a la puerta de C5N con una bolsita de supermercado para donar lo poco que tenía para ayudar a quienes habían sufrido el temporal en Bahía Blanca, y eran abandonados a su suerte por un Gobierno Nacional cruel e insensible, lo único que estaba haciendo era lo que practicó durante las más de ocho décadas de vida: ser solidario, sobre todo con los que menos tienen y más lo necesitan, y pensar en el prójimo antes que en sí mismo. En definitiva, y según sus propias palabras: ser Cristiano y Peronista.

En este nuevo 17 de octubre, en el que los Peronistas celebramos el Día de la Lealtad, lealtad a Perón, a sus ideas, a la Compañera Evita, al Movimiento Nacional, a la posibilidad de construir una Sociedad Justa, Libre y Soberana, me pareció oportuno rendirle un pequeño homenaje a nuestro querido Alfio y en él, la representación de millones de Compañeros y Compañeras que caminaron juntos por las rutas de esta querida y bendita Patria.

Lo visité en su departamento de Chacarita, me abrió la puerta como se le abre la puerta a un Compañero y me contó su vida a lo largo de toda una mañana. Acá la comparto con ustedes.

¿Dónde y cuándo naciste Alfio?

A.C.: Bueno, en 1937 nazco, nieto de inmigrantes tanto de un lado como del otro, materno y paterno. Eran, por parte de mi padre, piamonteses y por parte de mi madre, eran napolitanos. Así que chorreaba esa sangre italiana y tuco. Eso era lo que había mamado en esa época. Laburantes ellos, llegaron en 1896, fin del siglo. Tanto uno como otro inmigrante, eh, laburadores, las dos familias de madre y padre, todas grandes familias, Siete hijos por un lado, la otra también siete hijos por el otro. Era bien de lo tano, viste, de tener grandes familias y vivían, yo les digo ahora esas casas conventillo que eran, eh, PH como lo llamen, pero estaban acá en el barrio de Palermo. Eran laburantes, todos tenían sus fabriquitas, la parte de mi padre son pioneros, se afincaron en Mar de Plata. Mar del Palta en el año 1920. Hubo un tío mío que tenía uno de los más grandes hoteles de Mar de Plata, El Hotel Roma. Este, que yo todavía me acuerdo conocí, cuando era todavía de la elite, porque Mar de Plata hasta los años 40, iba nada más que la gente que “olía”. Cuando cambió la mano, es lógico, cuando llegaba el peronismo, los sindicatos, sobre todo, la incorporación de los sindicatos a la hotelería.

Tenías 8/9 años, que recuerdos tenés de aquel 17/10/1945?  ¿Se hablaba de política en tu casa? ¿Que se decía?

A.C.: No, vos sabes que, te voy a decir algo, la única que hablaba de política era mi mama, mi vieja, mi vieja era peronista, quería mucho a  Eva Perón, mi viejo, después te voy a decir que hacía, ahí adentro esta la tijera era sastre, camisero, todas camisas de medida, le hizo camisa a Carlos Gardel, famoso, pero mi viejo era como te diría, incluso conmigo mismo yo varias veces lo critique, era muy alejado de la realidades, era su personalidad, en cambio mi vieja tenía la tanada encima, hacia todo ella.

Alfio recibió a Martín en su casa de Chacarita.


¿Cómo fue vivir la niñez y la adolescencia en ese primer Peronismo?

A.C.: En ese entonces, a ver, Perón nos integraba de una manera, cómo decirlo, no que nos compraba, pero nos daba.  Yo por ejemplo, yo y muchos compañeros recibimos la primera pelota de futbol, año 45-47, ropa deportiva, nos daba acceso, la pelota fue algo bárbaro, tengo la numero 5 de cuero, entonces qué pasaba, nos íbamos formando en el peronismo. Por ejemplo, el correo nos daba los paquetes con juguetes, entonces se va formando una mentalidad.  Yo soy peronista si a mí me da, me llevan a los mejores lugares sociales como fue, me dan lo que yo no tuve en mi vida como una pelota de futbol, jugábamos con las medias rotas de mi mama hecha pelota, entonces cómo no íbamos a ser peronistas, y ahí el barrio, en el colegio, se notaba, ya estaba el peronismo integrado, pero donde es para mí se transforma todo, sobre todo vuelvo ahora al porque soy marplatense, es decir mi vida con mi familia fue más marplatense que argentina, Mar del Plata cambia, fundamentalmente, sabes cuándo? Con el sindicalismo, las obras sociales, Perón, Chapadmalal, todos esos lugares y los hoteles y mis tíos todos vivían de eso, era espectacular, el auge, año 45 hasta el 54, mar del plata fue mar del plata, de oro y este yo también viví, mucho tiempo ahí, toda mi familia.

Sobre el barrio

Prácticamente toda mi infancia y hasta mi adolescencia viví en el Palermo Viejo. Mi calle era Mario Bravo que le decían la calle de los tres nombres, ¿sabes por qué? Empezó llamándose Sadi Carnot, después se llamó Esperanza y por último Mario Bravo. Mi barrio empezaba la calle Córdoba y Mario Bravo hasta la calle Soler. Eran cuatro o cinco cuadras. Que es el barrio...la esencia. Le decían el gueto, convivíamos cinco o seis nacionalidades. Era increíble. Había españoles, el gallego del almacén, el cafetero. Como estaba cerca el abasto había mucho italiano, verdulero.

Para que se entienda cómo era vivir en esa época te cuento una anécdota. Un día me ve el Dr. Ivanisevich y me dice “vos tenés conjuntivitis, andá a tu casa”. Me mandó con el chofer a la farmacia a comprarme unas gotas porque efectivamente yo tenía conjuntivitis. ¿Te das cuenta a donde llegaba lo social del peronismo? Un ministro incorporado ahí con la gente.

¿Cómo fue tu educación?

A.C.: Mi primario estaba ahí nomás, en Cabrera y Mario Bravo. Tuve un gran Maestro se llamaba Pichot, y tal es así que después de muchos años me emociono, que un día voy a la escuela de nuevo y vivía ahí, en el colegio número 13. Ese mismo maestro fue el que me incorporó en el secundario. Un colegio salesiano de la calle Solís 252, que era el comercial. Lo que tenía de extraordinario era que estaban dedicados a la juventud. Don Bosco estaba dedicado a los jóvenes y yo me sentí muy bien con ellos me ayudaron mucho, y ahí también encontré la llave a muchas cosas.

Estando en el colegio de Don Bosco yo tenía un profesor de gimnasia mayor del ejército, el Mayor Lullo, un tipazo me ve en mí aptitudes físicas, yo era un atleta, un pequeño atleta. Corría en ese entonces el año 53, 54. Por orden del gobierno de Perón, se había pedido que alumnos de colegios se incorporen a una sociedad que estaba vedada para nosotros. Fue un golpe buenísimo desde lo social que venía de Perón. Los pibes del secundario que se metan. Me dieron la oportunidad de ingresar al CUBA, Club Universitario Buenos Aires, a GEBA, Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. Eran los dos clubes más importantes, muy elitistas.

¿Que nos podés contar de Evita y de su muerte?

A.C.: Muy querida en mi barrio.  Pero caminabas cinco cuadras y cuando llegabas a Coronel Díaz era odiada. Tal es así que cuando murió brindaban esos hijos de puta. Yo me acercaba a los balcones y estaban brindando por la muerte de Eva Perón. Yo lloré. Yo y todos mis amigos.

El 55 con sus bombardeos y el golpe te encuentran con 19 años, ¿que estabas haciendo? ¿Cómo lo viviste?

A.C.: Los bombardeos de la plaza yo los tenía a unas cuadras, el colegio estaba en congreso y el cura nos decía rajen a su casa que están bombardeando. Yo tuve amigos que en ese entonces se acostumbraba a hacer la conscripción en la policía, y justo un gran amigo mío, Bazán estaban en la policía el día de bombardeo, y contaba cosas crueles de lo que habían visto, pedazos que ellos creían que eran troncos quemados y eran individuos, las bombas que caían y mataron inocentes. Es el crimen de la historia, y lo que es peor, escaparon al Uruguay los hijos de puta. Eso quedó grabado en la historia, por lo menos en la mía y en la de muchos. Fueron asesinos y se escaparon, ¿mataron a cuantos del pueblo? Ese ómnibus con inocentes. Una época nefasta.

Contanos un poco como se vivió la vuelta de Perón.

A.C.: Yo iba a las manifestaciones, ya me integraba, nunca me metí en alguna institución directa, en ninguna agrupación, siempre fui de a pie, ¿sabes los actos que fui a Plaza de Mayo? Fui a Ezeiza con mi señora, nos cagaron a tiros, salíamos de San Isidro, no me olvido nunca la famosa avenida esa que va a Ezeiza, la Richieri, que en ese momento no era tan autopista. Cuatro millones de personas se habían movilizado, era impresionante, se esperaba la llegada de Perón, el famoso avión negro, habían copado la derecha del peronismo el palco, Osinde y toda su mafia, estaba Leonardo Favio. tengo un recuerdo, yo y mi señora habíamos ido con un grupito de San Isidro que éramos peronistas y fuimos varios y nos encontramos con que nos empezaron a cagar a tiros de un lado y del otro, eh, porque desde los arboles nos tiraban, desde el palco también, y no me olvido nunca de eso, la imagen 40 o 50 tipos agarrados, los Montoneros caminando y nosotros tirados en una zanja con mi señora, sentíamos los tiros, no te digo que nos pasaban pero los sentíamos arriba de la cabeza, ¿y sabes quién estaba con nosotros? Lito Nebbia. Cuando nos fuimos, lo hicimos todos juntos, pero la pasamos fiero, y Perón terminó en la base de Morón.

¿Que fue para vos la muerte del General?

A.C.: La muerte de Perón, que no me olvido nunca, con la cureña, como se llamaba, cuando lo llevaban por la Avenida de Mayo, no me olvido nunca, estaban los soldados que se desmayaban. La emoción de ver la llegada a Congreso de Perón, donde lo velaban, era algo inigualable. Yo ni legué, no pude llegar a verlo. Participé, pero porque era algo impresionante. Y sí, el barrio estaba muy triste porque ese Palermo viejo era muy peronista, toda gente laburante.

¿Cómo la pasaste en las distintas dictaduras?

A.C.: Perseguido. Perseguido sería la palabra, pero me sentía que no actuaba libremente yo. Tal vez así yo vivía en unos monoblocs de San Isidro, y en esa época sentíamos la patrulla. Yo digo que me vienen a buscar a mí. Pero el temor existía, viste. El temor existía. Mi señora muy comprometida con el peronismo. Ella trabajaba en el hospital San Isidro. Y un día, que no sé cómo, pobrecita, se salvó la vida. Iba a Tucumán, porque tenía unos terrenos y mi negrita era de allá. Yo la dejo en el ferrocarril, ahí en Retiro, y la pescan. ¿Cómo se salvó? No sé. Para colmo, le encuentran con un bisturí, pero ella era enfermera. Se salvó, era la época que te hacían desaparecer. A mí más de una vez también. Vivíamos, te vuelvo a decir, en San Isidro, frente al colegio Segundo Fernández. Pero, a la noche yo todo cagado porque sentíamos que las patrullas bajaban y golpeaban. Terrible. Era la época más terrible de mi vida.

Sobre el Menemismo

A.C.: Te lo digo en una palabra: desastre. Lo único bueno que hizo, y lo digo por una cuestión personal, fue el Régimen de Promoción Industrial en algunas Provincias muy pobres, en mi caso particular lo vi en la San Luis de los Rodríguez Saa.

Sobre la irrupción de Néstor y Cristina

A.C.: Fue lo mejor que tuvo el peronismo para mí. Néstor, que es el artífice, y Cristina, que  mamó. Ese era un peronismo humanista, más consustanciado con las cosas de populares. Otra vez del pueblo, más renovador, más luchador contra los grandes intereses, los monopolios. Yo no me olvido nunca cuando llegó Kirchner y le dijo bajen esos cuadros. Ahí te están mostrando lo que era, ¿eh?

¿Que me podés decir de Kicillof?

A.C.: Hoy es la salida. Dentro de lo que hay, la salida. Porque lo noto peronista, no desviado, hizo una gobernación extraordinaria. Es mi punto de vista.

¿Cómo ves el Peronismo de acá en más?

A.C.: Perón decía que el peronismo, al ser movimiento, es un péndulo. Yo quisiera que ese péndulo quede un poquito más agarradito a la izquierda. Así que...entonces yo me quedo con un peronismo de izquierda, pero siempre Peronista. Es la realidad. Es decir, el peronismo más combativo, el peronismo no cipayo.

¿Qué es el Peronismo para vos?

A.C.: Solidaridad. Para mí, el peronista que no es solidario, no es peronista, o que lo sos por conveniencia, por eso yo me baso mucho en mi religión católica también. Si sos solidario, sos peronista, sos humanista, todas esas cositas van juntas. Mirá, acá está lo que yo te dije, son mis tres pilares. La Biblia, la Constitución Nacional y la Doctrina Nacional Peronista. Sobre estas tres cosas, construí mi vida. Las leía, las dejaba, las cuestionaba, porque a veces cuestioné muchas cosas, pero esos fueron mis tres bastones, eran lo que me mantenía. Tengo 88 años y hace 88 años que soy peronista.

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Los tres pilares de Alfio.

Hoy cumple 80 años un Movimiento que pone al hombre en el centro, pero no al hombre aislado, sino constituyéndolo en la categoría PUEBLO, que tiene una coincidencia fundamental con el Cristianismo por la importancia que ambos le otorgan a los pobres.

El Padre Mugica, el Papa Francisco y tantos otros sacerdotes nos enseñaron que el amor al prójimo y la felicidad del Pueblo son el hilo conductor que une de forma inseparable al Cristianismo con el Peronismo.

Alfio me recibió, apenas entré a su casa, con lo que él llama sus tres pilares, y cuya foto, junto con la del Compañero, ilustran esta nota. 

Al finalizar la entrevista pareciera que hay un error temporal en su última respuesta, ya que si estamos celebrando los 80 años de Peronismo, como puede una persona ser Peronista desde hace 88 años. No hay error. Los valores humanos que encierra la Doctrina Peronista son anteriores a ella misma y son aquellos por lo que tantos han dado su vida y honrado su muerte. Para nosotros los Peronistas todo se hace en pos del bien de la Patria, que es la felicidad de sus hijos y la grandeza nacional.

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