Armar de nuevo
Las derrotas siempre son dolorosas. En cualquier época y distrito, y más todavía si los números son abultados. Y la bronca y el dolor perforan aún más el cuero si el oponente victorioso tiene las características de Milei y sus socios. Lo que para nosotros es tan claro, tan concluyente, para una buena parte de la sociedad no. El análisis de las razones de la derrota seguramente haya que hacerlo con la cabeza fresca, y las emociones sosegadas, y de ese diagnóstico saldrá la planificación de lo que sigue.
El peronismo tiene por delante un nuevo desafío: el 2027. Con un Congreso en el que ahora sí el oficialismo cuenta con un tercio propio, en ambas cámaras, con Cristina privada de su libertad en San José 1111, y Axel al frente de una provincia que ayer le dio la espalda, habrá que interpretar los anhelos, temores y ambiciones de una parte importante de la sociedad que ve en Milei una oportunidad de cambio, y en el reflejo de las caras más conocidas del campo nacional y popular, un pasado al que no quieren volver.
Es tan complejo el humor social que habrá que intentar descubrir por qué esa parte del electorado, que atraviesa todos los niveles socio económicos, no percibe como un problema que Estados Unidos nos maneje la economía, o mire para otro lado cuando el gobierno recibe denuncias de corrupción y sospechas de vínculos narcos, o cuando ataca al sector de la discapacidad, reprime a los jubilados, organiza asados para celebrar el despido de miles de estatales, o por el hecho de que millones de compatriotas no lleguen a fin de mes.
Los números son muy malos, y no tienen nada que ver con la expectativa previa a la elección, pero el peronismo sabe de derrotas y dolores: solo hace falta revisar la historia. Dos datos para acentuar lo de las derrotas electorales: no gana una elección intermedia desde 2005 y Macri, en 2017, ganó 41 a 37, mientras que Cristina perdió en provincia de Buenos Aires con Esteban Bullrich. Un año y medio después, el peronismo, con la decisión inesperada de que sea Alberto Fernández quien encabece la boleta del Frente de Todos, recuperó el gobierno.

En política no se pueden hacer análisis lineales o simplistas. Y en ese sentido, resulta ineludible marcar que hay que revisar las decisiones que se tomaron a contramano de Cristina, la principal líder de la oposición, y presidenta del Partido Justicialista, quien llegó al punto de exponer su voluntad de ser candidata por la tercera sección electoral, en televisión abierta, acelerando así los tiempos de su condena, con tal de hacer entender la necesidad de nacionalizar las elecciones, de romper así con una lógica de localismos que atomizan y le sacan fuerza al peronismo, y por el contrario, empoderan y potencian el rol de los intendentes.
¿No dio Cristina pruebas suficientes para que mínimamente su voz sea contemplada? La ambición de Axel por posicionarse y mostrar fuerza propia, junto a otros posibles factores, explican quizás la derrota en el bastión histórico del peronismo, y la pérdida de miles de votos en partidos bonaerenses claves en lo numérico. Sumamos diputados provinciales, eso sí. Pero la realidad es que era fundamental lograr aumentar la cantidad de bancas en el Congreso nacional.
Ajustemos fuerte los cinturones, porque ahora sí van por todo: reforma laboral, del sistema previsional, tributaria, más toma de deuda. La sociedad los habilitó.
También cabe mencionar que los factores que explican el batacazo de ayer de la Libertad Avanza son multicausales y que no podemos detenernos en una sola arista del escenario.
La intervención de Trump sin dudas fue determinante. No podemos subestimar su figura como líder mundial, incluso en términos aspiracionales de muchos de los votantes que delinearon esta derrota del peronismo, o esta victoria para el gobierno. Es fundamental dimensionar el peso que implica que el Presidente de Estados Unidos apoye tan abiertamente una gestión, y amenace con quitar esa ayuda en caso de que ganara un partido del signo contrario. De este modo, el miedo a la debacle, a que explote todo, que el dólar suba, que la economía se descontrole y la inflación se dispare, jugaron un rol preponderante. El descontrol de la economía que vivimos en los últimos largos meses del gobierno de Alberto Fernández está todavía muy fresco en la retina de los argentinos.
Lo cierto es que tampoco estamos en una coyuntura que deje margen para una devaluación. Es tal la descomposición social que un cimbronazo en el terreno económico hubiera implicado el sufrimiento de millones de argentinos.
Otro análisis que circula por estas horas es en torno a una lista poco atractiva, que incluso los propios miraban con recelo. Pareciera que hubo allí un intento más por mirar hacia adentro del peronismo, conformar y contentar a los distintos sectores, un poquito acá, un poquito por allá, sin escuchar y mirar para afuera.
¿Qué sería también escuchar? Quizás hay que ponerse de acuerdo en ese punto. ¿Qué implica esa demanda de escuchar al sujeto que el peronismo dice representar? No es una respuesta sencilla. Son máximas que se van gestando, que se lanzan en estos momentos donde el clima se pone espeso, donde hay que remar en aguas turbias y densas.
¿De qué hablamos cuando decimos que la dirigencia escuche a la militancia y al electorado? ¿Qué no están escuchando? ¿Quiénes? Porque el sujeto que el Peronismo históricamente representó, se transformó. Quizás ahí encontremos una posible salida. La sociedad no es la misma, cambiaron los valores, las necesidades. La pandemia hizo estragos en las subjetividades. El individualismo y el sálvese quién pueda arremetieron con mucha potencia. Ciertas ideas fuerza, troncales para el movimiento, hoy cobran nuevos sentidos, y es necesario interpretarlos.
Axel, los candidatos de Fuerza Patria, y Máximo, presidente del PJ Bonaerense, ayer a la noche, en La Plata.
Porque es evidente que la elección del 7 de septiembre en provincia de Buenos Aires reagrupó y activó al antiperonismo, pero ese análisis no puede alcanzar, es necesario pensar no sólo como el Peronismo tiene que volver a enamorar, a convertirse en una fuerza confiable donde la sociedad deposite sus esperanzas, sino también, dejar de ver en Milei únicamente una caricatura grotesca, o a su electorado como gente rota.
¿Qué está pudiendo interpretar Milei que el Peronismo no? ¿Y qué va a hacer la dirigencia ante esta situación?
Un dato a tener en cuenta es que en la elección nacional de ayer se produjo la participación más baja para elecciones legislativas desde el regreso de la democracia (67,9%). Es muy probable que haya que ir a buscar a esos votantes, persuadirlos, o mejor aún, enamorarlos, para traccionar así los votos que le faltan a Fuerza Patria.
Dos fotos dejó la noche de ayer: por un lado Máximo en La Plata, junto a Axel y los candidatos y candidatas de Fuerza Patria. Y por el otro, en el balcón de San José 1111, Cristina con Mariano Recalde, quien retuvo la banca por minoría en el Senado por CABA, junto con Itaí Hagman y Lucía Cámpora, en representación de los cuatro diputados que logró Fuerza Patria en el Congreso por el mismo distrito.
La militancia y los compañeros electos por Fuerza Patria, fueron a saludar a Cristina.
La elección en CABA fué muy buena (la mejor desde 1993). Se logró sumar una nueva banca en la Cámara de Diputados, y se obtuvieron más votos con relación a mayo, cuando la estrategia elegida fue llevar a un candidato cercano, aunque abiertamente radical, y “esconder” todo vestigio de identidad kirchnerista. En esta segunda campaña, los candidatos cabeza de lista eran abiertamente kirchneristas, cercanos a Cristina, y en ningún momento se intentó solapar eso.
En la foto, los cuatro saludan a una militancia que dejó el cuerpo en estas elecciones -en la campaña, en la fiscalización de la elección en cada una de las miles de escuelas del distrito-, y que sigue viendo en Cristina una dirigente con visión estratégica, que reconoce ahí una conducción, que es conciente del momento histórico que atravesamos, y que se acercó a San José 1111 para agradecerle su entrega. Que le hizo saber que acá estamos para armar de nuevo de cara al 27. Esa es la tarea.
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