Economía Política Historia

Del ser nacional a la independencia económica

El historiador quilmeño Matías Escot repasa la vida, obra e inquietudes literarias y políticas de uno de los referentes de la llamada corriente de pensamiento nacional. La dependencia económica de ayer es también la de hoy, con Caputo y Milei.

Raúl Ángel Toribio Scalabrini Ortiz había nacido en Corrientes, un 14 de Febrero de 1898, era hijo de un italiano entusiasta que estudiaba una mezcla de botánica, zoología, y mineralogía,-hoy lo llamaríamos Ciencias Naturales-; este hombre, Pedro Scalabrini, terminó dirigiendo el museo de la ciudad de Paraná. Ernestina Ortiz era su madre, oriunda de Entre Ríos, proveniente de una familia de vascos. Raúl, terminados sus estudios secundarios, viajó a Buenos Aires para estudiar Ingeniería; por las tardes comenzó a acercarse a un círculo de intelectuales, entre los que se encontraba el escritor Macedonio Fernández, tal vez un porteño por antonomasia, y que el mismo Scalabrini definiría como “el primer metafísico de Buenos Aires”. Estudioso de lo nacional comenzó a indagar sobre la estructura del país, y la soberanía económica, desde la deuda externa hasta la historia del desarrollo de los ferrocarriles y los intereses comerciales ingleses. Solía decir acerca de los sajones que “la deuda es ese caldo financiero que cocinan a fuego lento los ingleses”

La biblia de los porteños

Interesado por la política y la economía de su país, Raul fue hijo de tiempos violentos, la primera guerra en su juventud, y en su madurez el crack económico financiero de la bolsa de Wall Street, y el surgimiento de los nacionalismos virulentos y autoritarios- nazismo y fascismo-, que lo atravesaron. Es por ello que inicialmente tuvo un tono sociológico, y su primer texto tuvo que ver con la observación de la vida porteña.

En la década del 30, década de infamia, en términos políticos por el fraude electoral y la corrupción, una Argentina signada por la crisis de valores, expresada en algunos tangos testimoniales como el de Enrique Santos Discépolo en Yira Yira, que decía “Verás que todo es mentira, verás que nada es amor”, un poeta porteño del desencanto, del nihilismo, porque el mundo fue y será una porquería, (Cambalache, 1943), ni siquiera hay un mañana mejor, pero tampoco no hay nostalgia de del pasado. Al mundo le falta un tornillo (1934), decía otro tango social, en este caso de Enrique Cadícamo:

“Hoy no hay guita ni de asalto /y el puchero está tan alto/ que hay que usar el trampolín. / Si habrá crisis, bronca y hambre, / que el que compra diez de fiambre/ hoy se morfa hasta el piolín”.

Es en esta crisis material y espiritual que Scalabrini Ortiz construye la biblia porteña “El Hombre que está solo y espera”, escrito en 1931, y publicado en 1933, un texto en el que construye un arquetipo del ser porteño, y por qué no, argentino. Es el hombre de Corrientes y Esmeralda, en esta esquina te espera para contarte las costumbres, la ciudad, el lenguaje, amor, el desencuentro entre hombres y mujeres, y reflexionar sobre la aquiescencia porteña. Un análisis del argentino de la década del 30 y principios del 40, el gaucho a muerto, el ser metafísico está en aquella esquina porteña.

El ser de Corrientes y Esmeralda

Si realizamos trazos gruesos de algunos temas, en primer lugar se observa un rasgo de apoliticismo, y de pérdida de respeto de la sociedad, tanto a las instituciones como a las autoridades políticas. Recordemos que el libro es publicado en 1931, tras el primer golpe de Estado del ejército argentino contra el presidente radical Hipólito Yrigoyen. El apoliticismo está presente en el porteño con  las cosas del Estado, el “no te metas”, que no lo usa para cuestiones personales, sino en asuntos que deben ser causas de Estado, es la frase de la prudencia; aunque si se lo analiza con una mirada actual invita a la indiferencia, a “hacerse el bolu…”. Los vaivenes del Estado y lo público que los arregle otro, el porteño se emancipa de esta manera de la política, que no es un asunto personal sino de la administración de lo público.

La ciudad moderna atraviesa la metafísica y moldea al hombre porteño, como el piloto del caos, fiado más en la intuición y el pálpito que en los planes y la planificación de la vida. Además, asegura que “el azar es la brújula en la marejada porteña”. Ergo es un hombre de hacer amigos, pero individualista, porque así se forja en la subsistencia del día a día. En esta ciudad se nace hijo de estanciero millonario y tal vez se termina vendiendo autos a plazo fijo.

Y no es solo la ciudad, es el país que avanza a los tumbos y de azar en azar; por ello el hombre de Corrientes y Esmeralda confía en los pálpitos de última hora, más que en el raciocinio.

En cuanto a la vida amorosa, para hombres y mujeres el amor es una quimera, una ciudad que tiene 120.000 mujeres menos que hombres, la city porteña quebró el equilibrio sexual. “Buenos Aires no quería mujeres en la ciudad”, porque a aquellas de “bien” quedaron encerradas en la vida doméstica, y marital. A las que se dedicaban “a entregar caricias” en lupanares nocturnos, las persiguió la ley. La mojigatería hizo lo suyo, y las parejas se andaban besando a oscuras, lo que generaba cierta clandestinidad, de esta manera la distancia que se zanjó entre hombres y mujeres se tornó insalvable, y Buenos Aires se convirtió en una tragedia sexual. La Ciudad de Buenos Aires es otra, es una magalópolis, en el que conviven distintas clases sociales, inmigrantes, extranjeros y nativos, hay nuevos sujetos sociales, y entre ellos el ser porteño, que rescata el autor con una serie de características desplazando al mito gaucho, para exaltar un arquetipo de hombre urbano.

Un nacionalista mínimo

Scalabrini definió su nacionalismo para despegarse de lo autoritario que resultaba el nacionalismo alemán e italiano, como un nacionalismo mínimo, de sentimiento por su patria, y defensa de los intereses locales, ante el imperialismo. Fundamentalmente fue un pensador de la dominación que sufría la Argentina en manos anglosajonas; explicarla, detallarla fue motivo de su trabajo, realizando un recorrido histórico y siendo parte de su producción intelectual.

Hacia 1935 participó junto con Arturo Jauretche y Luis Dellepiane del grupo político, ala combativa de la UCR, la Fuerza de Orientación Radical de la Jóven Argentina (FORJA). Política Británica en el Río de la Plata fue publicado en 1940, previo a la llegada del peronismo.

¿Qué era la economía, para este ingeniero agrónomo? “La economía es un método de auscultación de los pueblos”, expresaba. Creía que observando la economía de un país, podíamos comprender cuál era su situación, cómo vivía el pueblo. Para el ingeniero, la economía contaba sobre las cosas materiales de la sociedad humana, decía Scalabrini.

Endeudar y fugar. De Martínez de Hoz a Javier Milei

El trabajo explicará la deuda externa, comenzando por aquel empréstito realizado por la Baring Brothers, casa inglesa en tiempos de Bernardino Rivadavia en 1824, para comprender que esta deuda, es la madre de los problemas nacionales. Pero, ¿Cuál es la operatoria que denuncia Scalabrini, en este caso de los ingleses?.

La deuda no era una relación meramente comercial, era un arma de dominación, cuyo único resultado visible era que el empréstito detenía el desarrollo del país, del y del pueblo. La ingeniería financiera estaba diseñada para que Argentina respondiera no con el dinero constante y sonante, sino con sus bienes, su renta, sus tierras y puertos, resignando sus vías comerciales marítimas a intermediarios ingleses. Otro mecanismo que desentraña Raúl Scalabrini Ortiz, es la maniobra de endeudamiento y fuga que realizó a lo largo de la historia económica el establishment local.

Además la emisión de deuda se colocaba en bancos londinenses, cuya colocación la hacían agentes intermediarios que cobraban comisiones- mecanismo que en este 2025 aún continúa existiendo. ¿Quiénes son las familias que cobran las comisiones para colocar la deuda?, es una pregunta muy pertinente.

Como en la actualidad el gabinete económico de Javier Milei, con Luis Caputo a la cabeza, la burguesía comercial porteña de aquel entonces aducía que era necesario contraer deuda en moneda extranjera para el desarrollo del país. Sin embargo en aquel entonces el capital que ingresó fue fugado y colocado en bancos extranjeros y obtener jugosos intereses como ganancia. Similar a lo acontecido durante el gobierno de Mauricio Macri, en 2018, tras recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI), y obtener un préstamo de 45 mil millones de dólares, sin contrapartida. ¿Qué obras relevantes de infraestructura se realizaron? Y otra vez Caputo, “el Messi de las finanzas”, como Presidente del Banco Central, para favorecer la fuga de capitales. De hecho pueden verse los diarios de aquel momento y el dólar pasó de 28 a 40 pesos y se fugaron 15 mil millones de dólares.

En esta distorsión de la economía los grupos dominantes encuentran un nuevo patrón de acumulación, práctica que comenzó durante el Ministerio de Economía de José Alfredo Martínez de Hoz, durante la última dictadura cívico- militar de 1976, y continuó como desarrollamos con Mauricio Macri; esta es la tesis del economista Eduardo Basualdo en su libro, Endeudar y Fugar (2018). Editorial Siglo XXI.

El modelo financista y timbero parece recrudecerse con Javier Milei no sólo divulgando nuevas formas de acumulación de tipo especulativas y no productivas como las blockchain, sino como partícipe necesario de un mecanismo de usura y estafa como sucedió en la Criptoestafa del viernes 14, que lo tiene imputado al propio Presidente por el fiscal Eduardo Taiano, del Juzgado Federal Nº 1 a cargo de la magistrada Servini de Cubría

En definitiva este autor del pensamiento nacional es necesario para desentrañar los mecanismos de dependencia, las cadenas que arrastra la Argentina, la bandera tan necesaria planteada como uno de los tres ejes centrales del peronismo, la independencia económica. Hay que recuperar la obra de Scalabrini Ortiz- (Historia de los Ferrocarriles Argentinos- 1943- es otro de sus grandes trabajos)  para comprender continuidades, el sometimiento al capital foráneo, que ingresen dólares a cambio de nuestra soberanía, porque el caldo cocido a fuego lento por los ingleses, hoy lo cocinan los estadounidenses, con una parte del buitrismo nativo.

author: Matías Escot

Matías Escot

Docente de Historia y aficionado a la literatura. Profesor en escuelas públicas y privadas. Creador del sitio web www.relatosdelsur.com. Participa del proyecto Pensar el Pasado en la Escuela del Futuro, en la Universidad Nacional de Quilmes.

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