
Forja: apuntes contra el colonialismo mileista
Un criollismo borgeano
No hay uno sino hay varios Borges, y uno de ellos es el criollista, cuando regresa de Europa y escribe poemas del bario de Palermo arrabalero y las calles y barriadas porteñas del 1900: recomendamos el poema Último sol en Villa Luro, entre las tantas joyas que componen la trilogía poética Fervor de Buenos Aires, Luna de en Frente y Cuadernos de San Martín).
Pero en 1926, Borges publica El Tamaño de mi Esperanza, un texto cargado de sentimiento nacional y de optimismo que comienza de la siguiente manera: “A los criollos les quiero hablar, a los hombres que en esta tierra se sienten vivir y morir, no a los que creen que el sol y la luna, están en Europa”. Queda clara la postura de un escritor bien argentino que rescata a la paisanada de tierra adentro. En otra cita que presenta filiación a la idea anteriormente expresada, pero en un libro posterior, alega;
“La tradición que para muchos es una traba, ha sido un instrumento venturoso para Jauretche. Le ha permitido realizar obra viva, obra que el tiempo cuidará de no preterir obra que merecerá, -yo lo creo-, la amistad de la guitarra y de los hombres”. Las palabras pertenecen al prólogo a Paso de los Libres, y texto poético de Arturo Jauretche, quien fue uno de 150 hombres que integraron la columna sublevada de Gregorio Pomar, un intento de sublevación de civiles radicales tras la muerte de Hipólito Yrigoyen, frente al gobierno conservador, y que realizaba fraude electoral, vulnerando el derecho de elegir, al que llamaban fraude patriótico.
Según el autor de El Aleph, en este libro existe un canto tan argentino como en José Hernández e Hilario Ascasubi, en rememorar la última patriada gauchesca, que une pluma de dos antagonistas políticos venideros, Arturo Jauretche, uno de los padres del pensamiento nacional, peronista y funcionario de Juan Domingo Perón, Jorge Luis Borges, futuro detractor y rival ideológico del peronismo, a tal punto de describirlo como “un aluvión zoológico”. Prologuista y prologado unidos en un texto. El levantamiento narrado en los versos fue violentamente sofocado para reinstalar el orden, los rebeldes eran degollados, y entre los muchos presos estaba el propio Arturo Jauretche. Esos cuatro días detenidos en Corrientes, conoció a los futuros protagonistas de esta historia.
Del sótano emerge la fuerza radical
En la tarde noche del 29 de junio de 1935 un puñado de jóvenes intelectuales y militantes se encontraban en un sótano de la calle Lavalle 1700, a pocas cuadras del Obelisco. Entre ellos estaban varios presos de aquella patriada de Pasos de los Libres encabezada por Roberto Bosch: Gabriel Del Mazo, Luis Dellepiane, Manuel Ortiz Pereyra, Juan Fleitas, Homero Mancione (Manzi), Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz.
Así, invocando los presupuestos del nacionalismo económico y el retorno de la fuerza radical a la soberanía popular, y con la intención de volver a representar, tras la deriva de muchos dirigentes a sectores conservadores al “partido del orden”, nace la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA).
El diagnóstico de la declaración de principios del movimiento resulta un puntapié para pensar la actualidad: se imagina si en defensa de la soberanía nacional expresáramos que se debe “reconquistar la soberanía económica en la Argentina y en todas las naciones latinoamericanas mediante la anulación de todos los contratos, tratados, leyes o sentencias, por los cuales se hayan reconocido concesiones a empresas extranjeras”, y se alega que “el país llegó a ser desembozadamente la factoría de los trust (monopolios), que pagaron el alzamiento del 6 de septiembre de 1930” (golpe de Estado cívico-militar, el primero de la Argentina, contra el presidente radical Hipólito Yrigoyen).
Arturo Jauretche.
Tampoco es concesivo con los dirigentes radicales: “hay una connivencia de falsos dirigentes propios con las fuerzas imperialistas”.
Soberanía, emancipación y endeudamiento son palabras que están en la jerga de esta muchachada que llega para renovar el vetusto escenario político en el marco de una década infame. Además, declaran que el radicalismo debía retornar a su fuerza original, realizar tácticas y luchas adecuadas, con el objetivo de realizar el destino nacional.
No era un movimiento sectario, y lo manifiesta en el último punto: FORJA “abría sus puertas a todos los argentinos que aspiran a invertir sus esfuerzos en la construcción de una Argentina grande y libre soñada por Hipólito Yrigoyen”. Finalmente, esta declaración de principios tiene un título sugerente y ¿tal vez actual?: “Somos una Argentina colonial: queremos ser una Argentina Libre”.
La delantera del pensamiento nacional
Era claro que el giro del Partido Radical y del país era conservador, por ello aquel movimiento intelectual, inquieto, con ideas, y conceptos claros y con voluntad de acción, tendrá un nivel de actividad política intensa en los tres años siguientes.
Scalabrini fue un cuadro político y analista técnico, y delineó la cuestión económica de manera aguda, certera y sagaz, para marcar el nivel de dependencia que existía con los británicos y con el capital foráneo en general. Si hay una explicación prístina, es a través de la producción de un texto fundamental para explicar la expoliación sufrida y avalada por sectores locales por parte del imperio inglés: Política Británica en el Río de la Plata (1943).
Arturo Martín Jauretche era el encargado de la narrativa política, el que comunicaba de manera precisa a los sectores medios y populares, y alcanzó una dimensión comunicacional y social para atravesar con sus textos al hombre y la mujer de a pie. Con un lenguaje dócil, desenfadado y efectista llegará luego el Manual de Zonceras Argentinas, y del grupo en aquellos años surge una experiencia que habría que replicar en la actualidad: “Cuadernos de Forja: documentos de discusión y debate”.
El fuego se había abierto y duraría una década crítica para el movimiento obrero, los sectores populares, signada por un diseño entreguista del capital nacional por ese sector cívico-militar que gobernaba la Nación.
Raul Scalabrini Ortíz.
Rigi, Colonialismo y Causa Nacional
FORJA fue parte de las ideas del país entreguerras que cambiaba su conformación social, y su urbanismo, por la llegada de la migración interna, compuesta por los cabecitas negras. Fueron la antesala de las ideas de soberanía política e independencia económica que tomará Juan Domingo Perón y serán parte de las banderas estratégicas del peronismo.
Respetando los contextos y no forzando marcos históricos, nos permitimos reguntar: ¿Tendremos legisladores que con sus votos han defeccionado la defensa de los intereses nacionales? ¿Existe en estos tiempos libertarios una connivencia de falsos dirigentes con fuerzas imperialistas? Impulsado por el equipo económico de Javier Milei, encabezado por Luis Caputo “el Messi de las finanzas” y secundado por Federico Sturzzenegger (autor del Blindaje en el 2001, gran estafa al país, y un robo no investigado por el Poder Judicial).
Una inquietud para reflexionar: ¿El Régimen de Incentivo para grandes inversiones (RIGI) votado por libertarios y ciertos falsos legisladores de la causa nacional y popular, resulta una entrega de nuestras riquezas a los capitales foráneos, cómo en la década infame beneficiábamos a los trust ingleses?
FORJA en 1940 rompió su organicidad con la UCR, y al año de la llegada al poder de Juan Domingo Perón, consideró su misión cumplida. Los forjistas no fueron hiperpopulares pero sí una minoría intensa. Algunos historiadores marcan que tuvieron 300 afiliados y 100 militantes. Lo válido es que este grupo de hombres formados en su militancia, en la resistencia, mediante sus intervenciones públicas, combatieron a la primera dictadura del siglo XX, y también a la conservadora casta política.
Jauretche, Scalabrini y los suyos desnudaron la dependencia colonial del país, y la explotación del trabajo nacional al servicio del capital extranjero.
A 90 años de su fundación, vale la pena recordar a hombres, contextos y pensar nuestro presente para construir una memoria colectiva que resuene e ilumine los días de esta patria.
Porque aún gritamos por una soberanía nacional, por un pueblo que quiere dejar de ser colonia, gritamos por militantes y dirigentes a la vanguardia de líneas ideológicas superadoras frente al conservadurismo y el autoritarismo ejercidos desde el poder económico y político del gobierno mileísta.
Por la lucha de ideas, en las calles, en la resistencia en las universidades, en las aulas, en lo sindicatos y por una discusión política interna sincera y sin golpes bajos; porque luchamos contra las fuerzas de una Argentina colonial, y deseamos una Argentina, libre, justa y soberana.
Por todo esto hacemos memoria y homenaje a FORJA, a casi un siglo de su fundación.
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