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“El contrato social tiene el desafío de atar las demandas”

El analista político Nahuel Sosa conversó con Kranear sobre la campaña electoral, el rol de Cambiemos luego de la derrota y los desafíos que tiene el Frente de Todos para gobernar la Argentina y hacerle frente a las tensiones que atraviesa la región.

4 de Noviembre de 2019



Sosa es un sociólogo recibido en la UBA y co-director del Centro de Formación y Pensamiento GENERA, que junto a otros espacios forman Agenda Argentina, un colectivo de trescientos intelectuales que aportan ideas al nuevo escenario político, social y cultural que se abre en la Argentina luego del triunfo del Frente de Todos. En una conversación con Kranear, arriesgó algunas definiciones.

¿Qué te parecieron las campañas de Macri y Fernández?

Macri se refugió en algo que viene haciendo Cambiemos ante el fracaso económico, que es refugiarse en un discurso cultural, hablándole al voto duro. En cambio Alberto logró hablarle no solo al que lo había votado sino que logró afianzar con otros sectores.

¿Cómo queda el espacio de Cambiemos después de las elecciones?

La reacción de Macri desde las PASO es consolidar poder y disputar liderazgo. En Cambiemos podemos ver dos polos, uno ligado a Larreta Cornejo y Vidal; y el otro donde están Marco Peña, Macri y Duran Barba. Cuando uno tiene una derrota lo primero que hay que ver es como se procesa la derrota y en el bunker de Cambiemos vimos distintas formas de procesarla.

¿Y qué notaste?

Lo que se derrotó fue la filosofía política de Durán Barba, ya que ellos apostaban a una elección donde el algoritmo, la Big Data, el uso de determinadas tecnologías le ganen a la política. Los algoritmos predicen determinadas conductas o comportamientos pero los pueblos irrumpen y se le dijo basta a una forma de hacer política. Se derrotó a una idea duranbarbeana de transformar la bronca en odio.

¿Se ganó una batalla cultural?

Cambiemos construyó lo que los sociólogos denominamos otredad negativa, esto es cuando al otro lo asociamos con atributos negativos creando estereotipos que desembocan en un hostigamiento simbólico y físico. Por ejemplo el choriplanero, el vago, el que no se esfuerza. En una sociedad frustrada, porque no se lograban cumplir con las metas económicas, se instala el miedo a terminar como Venezuela, pero poco a poco eso fue fracasando.

¿Alberto Fernández se va a encontrar un escenario complicado?

Los primeros ciento ochenta días hay que resolver el hambre y las cuestiones económicas, que la canasta básica deje de estar a precios dolarizados. Hay un acuerdo social con la Unión Industrial Argentina (UIA), la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), y también están las demandas de los nuevos emergentes que son las luchas feministas y las luchas por el medio ambiente. Antes los reclamos por las jornadas laborales eran luchas de primera, y a las manifestaciones relacionadas al medio ambiente se las asociaba con reclamos de segunda. Pero hoy en día en estas sociedades del siglo XXI no hay luchas de primera o de segunda.

¿Será importante el pacto social para poder construir un gobierno nacional y popular?

El contrato social como lo definió Cristina en CLACSO, y que Alberto lo tomó como acuerdo social, tiene el desafío de atar las demandas. Estamos en sociedades hiperfragmentadas, y me parece que el gran desafío es hablarle al todo pero también hablarle a la parte. Reivindicar la individualidad para combatir al individualismo. La individualidad como lo íntimo, en un proyecto popular el deseo tiene que tener un lugar en la política.

Se trata de un gran desafío.

El desafío es transformar el triunfo político en un triunfo cultural; vos podes ganar una elección pero eso no significa que tus valores sean los que predominen. Le paso a Cambiemos con su mirada sobre los Derechos Humanos y el retroceso con el 2x1, no predomino porque en la sociedad está muy arraigada el juicio y castigo a los militares. Las luchas que predominan son las luchas a largo plazo, tenemos que recuperar los valores de la sensibilidad, de la democracia y de la participación ciudadana.

El Frente de Todos es un espacio heterogéneo con muchas miradas,  ¿cómo crees que van a convivir?

Hay que aspirar a tener un frente que tenga distintas corrientes, como el uruguayo –el Frente Amplio-, que esté integrado por un cúmulo de protagonistas que permita constituirse a largo plazo. García Linera habla de tensiones creativas, las cuales el considera que son saludables porque le dan dinamismo a las tensiones, y eso permite que el bloque avance y no tenga retrocesos.

A nivel regional, ¿qué panorama se va a encontrar Alberto Fernández?

Garcia Linera también habla de oleadas, que es mejor que el término ciclos. La idea de ciclos supone objetos pasivos donde viene un período conservador y parece que tenemos que quedarnos de brazos cruzados hasta que termine y venga un bloque populista. La primera oleada fue en los comienzos del siglo XXI con Cristina, Néstor, Chávez y Lula, y ahora me parece que estamos en un momento de transición, un año en disputa donde están dadas las condiciones para que haya una segunda oleada.

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